Declaimer: todos los personajes han sido recogidos de la saga crepusculo y la historia de la cual me inspiro se queda bajo secreto ^^. Solo me e dedicado a modificar un poco la personalidad de cada personaje y profundizar en la historia original.
Reumen: "yo no quería vivir de este modo, nadie lo querría... pero he de admitir que empieza a gustarme esta vida"naufragos desde niños y afrontando los cambios de la vida solos, sin la ayuda de un adulto que les ayude a elegir y les prevenga de su futuro. Vivir según los instintos y las emociones.
Advertencia!: escenas fuertes de violencia en algunos capitulos (lemmons futuros pero apardatos de esta historia para poder mantenerse en "T")
Nota Autora: esta historia esta inspirada en la epoca victoriana, en el naufragio de unos niños entre 5 y 9 años que tienes que crecer en una isla desierta y convivir los unos con los otros (SÍ! se parece a una pelicula, en la cual me he inspirado para hacer esta historia, pero si alguien sabe cual es que no lo diga. Mantengamos el encanto =3) Espero que os guste y no me arranqueis los dedos por las faltas de ortografía! ^_^
La brisa marina me revolvía mis rizos castaños y me refrescaba del abrasador sol del medio día en alta mar. Observaba el horizonte esperando ver algo que cambiase un poco el aburrido viaje desde Inglaterra hasta San Francisco, del cual apenas llevábamos la mitad del recorrido.
Mi frente descansaba en la barandilla de madera carcomida cuando algo frío, viscoso y escurridizo se coló por el cuello de mi vestido. Salí corriendo y chillando por toda la cubierta pidiendo ayuda hasta que me encontré con Esme, la cocinera del barco, que me ayudó a sacarme el asqueroso bicho de mi espalada y me tranquilizó del susto.
Cuando volví a donde me encontraba antes del susto me encontré a un niño de apenas siete años, todo vestido de blanco y con el pelo cobrizo, tirado en el suelo muerto de risa con lagrimones en los ojos sin poder levantarse.
- ¿Por qué has hecho eso, estúpido? Yo nunca te hago nada y tu siempre me estas haciendo bromas pesadas! – dije aguantándome las lagrimas de la rabia.
- Es que a sido muy gracioso el grito que has metido! – dijo con dificultad a causa de la risa mientras se levantaba lleno de suciedad del suelo – y no me digas estúpido o tu mamá vendrá y te reñirá.
- Mi mamá no puede venir porque se fue al cielo, y de todas maneras te reñiría a ti por mal educado – dije roja por la rabia.
- Lo que tú diga… - me saco la lengua y se volvió a meter en el interior del barco. Odiaba a este chico. Edward Masen. Posiblemente el chico más desagradable y mal educado del mundo y me tocaba convivir con él.
Me llamo Isabella Marie Sawn y tengo 6 años. Me encuentro de camino a San Francisco desde Londres acompañando a mi tío Carlisle y a mi primo Edward en busca, de cómo dijo mi tío: una vida mejor en el nuevo territorio americano. Aunque no entendí muy bien eso supuse que ya no volvería a ver más Londres ni sus alrededores. Viajamos en un barco en el que hay más gente que también se dirige a San Francisco, la mayoría hombres mayores que huelen muy raro, pero también familias con niños con los que puedo jugar.
Antes de volver a entretenerme con el horizonte del mar una mujer cayó a mi lado tosiendo. Era la señora Cullen, la madre de Alice y Emmett, dos de los niños que viajaban en el barco. Cuando se levantó con dificultad tenía las manos y la boca manchadas de algo parecido al vomito, estaba muy pálida y temblaba de manera que parecía que tenía al demonio dentro. Después de eso todo fue muy rápido. Hubo dos casos más parecidos al de la señora Cullen y todos estaban muy nerviosos.
Mi tío, que era el capitán del barco, ordenó reunir a parte de la tripulación en su camarote, donde yo me encontraba escondida de Edward, para discutir de temas que no comprendí muy bien.
- Señores, la enfermedad que nos esta atacando se extiende rápido y no hay manera de frenarla. Ya son cinco enfermos de los cuales dos han fallecido. En estas condiciones no nos permitirán entrar en ningún puerto así que necesitamos soluciones – dijo mi tío en un tono tranquilo pero con cierta angustia.
- Propongo matar a los enfermos y echarlos al mar para que se lleven sus males con ellos – dijo una voz de uno de los hombres que olía raro y siempre estaba diciendo tacos.
- Eso no servirá de nada. – dijo otra voz que sonaba cansada y ronca – Por los síntomas se podría decir casi al cien por cien que nos enfrentamos a cólera, por lo que el virus seguirá en el barco después de deshacernos de los cuerpos…
- Propongo una solución, pero solo afectaría a una pequeña parte del barco. – dijo mi tío con el mismo tono de voz que antes, pero ahora se le notaba una pequeña nota de tristeza – Sacar a los niños y a las mujeres que quedan sanos y dejarlos en un bote a la deriva rezando para que corran mayor suerte que los que se queden en el barco…
Al día siguiente se nos reunió a los seis niños que quedábamos sanos, la señora Esme, los señores Hale, y el señor McCrow en cubierta. La incorporación de este último, marinero sin modales y borracho, se debió a que la mujer que tendría que ocupar su lugar en el bote empezó a vomitar el día antes y los marineros se echaron a suerte quien se salvaría de una muerte segura en el barco ocupado su lugar.
Ni Edward ni yo queríamos irnos y le pedimos a Carlisle que nos acompañase, pero el insistió que un buen capitán nunca abandona su barco.
- POR FAVOR! NO ME DEJES SOLO! NO ME ABANDONES COMO MAMÁ!– chillaba Edward con lo ojos hinchando y rojos. Desde que se enteró de que tendría que irse sin su padre el día antes no había parado de suplicarle y de llorar. Yo tampoco estaba mucho mejor. Mis padres murieron cuando yo apenas tenía tres años desde entonces Carlisle me cuidó como su hija a pesar de no tener parentesco alguno, ya que mis padres solo eran amigos suyos, sin embargo, yo lo consideraba como un padre y Edward un hermano mayor insoportable pero, a pesar de todo, un hermano.
Después de la pataleta de Edward consiguieron meterlo en el bote con el resto. Primero entraron los hermanos Cullen, lo cuales habían quedado huérfanos de madre y pronto quedarían también de padre ya que solo hacia temblar y vomitar, ambos tenían el rostro lleno de lagrimas secas y una mueca de dolor que resultaba imposible de creer en unos niños llenos de vida como aquellos; después subieron la familia Hale, una familia de dinero que había corrido la suerte de no contraer la enfermedad; a continuación, el señor McCrow, mujeriego, borracho y todos los adjetivos negativos que se le pueden atribuir a un marinero, el cual "ayudo" a subir al bote a la señora Esme para poder así meterle mano; y por último Edward y yo, que nos llevamos un copón de parte del borracho según él por lentos y lloricas. Nos acurrucucamos juntos a Esme con Alice y Emmett, en el otro extremo de donde se encontraba el borracho, mientras nos alejábamos del barco, despidiéndonos para siempre de la gente que queríamos…
¿Les gustó? ¿Sigo o mejor lo dejo ante de que vaya a peor?
No hay prologo por que no tendría sentido en esta historia asi que asi se queda.
Si os gusta intentaré acabarla y dejar a todos satisfechos ^^ Esperos sus comentarios, ya sean buenos (suben autoestima) o malos (me tiro por la ventana T_T).
Muxos besos! Benuki-shan =P
