La Boda
1 año después…
-Anthony, hijo, por favor abre la boquita.- dije por enésima vez a mi testarudo e inquieto hijo. Llevaba más de diez minutos tratando de hacerlo comer, en cambio Liz estaba muy tranquila comiendo en su silla. Tony empezó a jugar con su autito sobre el pote, derramando todo en la mesa.
Había pasado un año desde que mis tesoros nacieron y recién ahora me reintegraría al mundo laboral. Edward trabajaba casi todo el día en la universidad y pasaba un rato con ellos antes de que los niños se fueran a dormir. La familia estaba muy feliz con ellos y estábamos todos muy emocionados, ya que hace seis meses Alice y Jasper se casaron y ahora estaba con cuatro meses de embarazo.
Con Edward estábamos encantados con nuestros hijos y somos una hermosa familia. Aunque ahora con más responsabilidades a veces teníamos nuestras peleas, algunas más serias que otras, pero nada que el buen sexo no pudiera arreglar.
Al terminar Anthony de comer, los metí en la tina rápidamente para arreglarlos para su primer cumpleaños. Vendría toda la familia y Edward llegaría con la gran torta que habíamos ordenado.
Con todo listo y mis hijos vestidos y perfumados los puse en sus sillas y ordene el pequeño coctel para los mayores. En eso empezaron a llegar los familiares, Charlie con Sue- una vieja "amiga" de la familia que vivía en Forks, Jasper con una rellenita Alice, Emmett con Rose y Lucy. Más tarde llegó Renée con Phil y luego Carlisle y Esme. Todos llegaron con muchos regalos para los bebés y Anthony estaba más que animado por la atención, Liz estaba muy tranquila en los brazos de Charlie, el cual estaba declarado como el segundo amor de mi hija, por supuesto primero estaba su adorado padre. Y como si lo hubiera llamado, apareció por la puerta con la torta en sus manos y una gran sonrisa.
-Hola cariño.- le dije recibiendo la torta y llevándola a la cocina.
-Hola mi amor. ¿Cómo están mis hermosos cumpleañeros?- preguntó abriendo sus brazos a Elizabeth. Le besó su cabecita y ella emitió una tierna risita. Compartimos con todos y apagaron con ayuda de Lucy las velitas, Anthony dejó de seguro más de una mano marcada en la crema de la torta.
En el transcurso de la tarde, vi a Edward conversando con Charlie secretamente y la curiosidad me embargó. La tarde pasó rápidamente y ya estaba oscureciendo.
-¿Entonces mañana me quedo con los niños?- escuche preguntar a Esme emocionada a Edward.
-Si mamá.- dijo Edward despidiéndose de ella con un beso en la mejilla. Se fueron todos y acostamos a los pequeños que estaban muertos de cansancio.
-¿Qué fue eso?- pregunte entre curiosa y confundida.
-¿Qué cosa?- me devolvió la pregunta.
-¿Por qué hablabas tan secretamente con mi padre y porque los niños estarán donde Esme mañana?- le pregunte con una ceja alzada.
-Mañana saldremos a cenar en la noche y no podremos ir si están los niños.- dijo cambiándose a su pijama.
-Ok.- dije todavía confundida.- ¿Y Charlie?-
-Solo estaba conversando con tu padre.- dijo quitándole importancia. Me cambié al pijama y me acurruqué junto a él.
-Mañana empiezo trabajando.- le conté.
-¿Volverás a escribir la columna?- pregunto acariciando mi brazo.
-Sip.- respondí.-
-Bien.- dijo acercándose para besarme. Le respondí el beso a medias mientras seguía contándole los planes.
-¿Quieres que te...- beso.-…espere para ir donde tu…-beso.-… madre?- dije entrecortado.
-Mmm.- dijo mientras nos rodeaba y yo quedaba sobre él. Empezó un vaivén lento de nuestras caderas y dejó un rastro de besos húmedos por mi cuello. Llevé mis manos a su esculpido pecho y gemí fuertemente al sentir un mordiscón en mis senos.
-Edward.- dije suspirando. Subí mi corto camisón hasta mi abdomen y Edward bajó rápidamente su bóxer y se introdujo en mí.
-Bella…Dios.- dijo tomando mi cintura para poder movernos más rápido. Juntamos nuestros labios en un erótico beso y llevé mis manos tras su cuello para acercarnos más. Tras unas estocadas más sentí un leve cosquilleo en mi bajo vientre.
-Amor...- medio gemí medio suplique para llegar a la cumbre. Edward llevó sus mágicos dedos a nuestra unión y mi liberación llegó con un poderoso orgasmo, al rato Edward llegó también. Nuestras respiraciones estaban irregulares y estaba cansada.
-Wow.- dije tomando una gran bocanada de aire. Edward estaba acostado y yo sobre él.
-Quedé muerto.- dijo posando sus brazos tras su cabeza. Con una sonrisa me acerqué a darle un suave beso y en eso se escuchó un fuerte llanto proveniente de la habitación contigua.- Yo voy.- dijo besando mi frente, poniéndose el bóxer y saliendo por la puerta. Me eché boca abajo sobre la cama y a los minutos Edward entró con Anthony en sus brazos y él tenía una leve sonrisita en sus labios.
-Parece que este pequeñín se está acostumbrando a dormir aquí.- dije dándole una mirada severa a Edward mientras me ponía el camisón.
-Lo siento, es que no puedo decirle que no a esta carita.- dijo Edward culpable. Llevó a Tony a la cama y lo acostó entre nosotros.- Lizzy está durmiendo plácidamente en su cuna.- le conversó a Tony.- Deberías seguir su ejemplo.- le dijo tocando su nariz.
-Bebé.- llamé su atención.- Eres un fresco.- dije con voz de bebita.- Si bebé lo eres.- le dije dándole cosquillas en su pancita. Emitió una risilla muy graciosa. Nos situamos a su lado y apagué la luz.- Duerman mis bellos hombres.- les dije mientras acariciaba el brazo de Edward.
-Te amo.- dijo cariñosamente.
-Yo también.- le respondí con una sonrisa.
-Le decía a Anthony, pero también te amo.- me dijo divertido.
-Que gracioso.- dije riendo también.- Buenas noches, bebé.
-Bella enserio, te amo mi vida.- me dijo serio acercándose para darme un suave beso. Mi corazón se detuvo.
-Yo también amor, yo también…- dije cerrando los ojos con una marcada sonrisa.
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Edward despertó temprano para irse a su trabajo y mientras lo sentía en la ducha, me fui a la cocina a prepararle su desayuno y la leche de los bebés. En medio de una taza de café sentí un leve llanto desde la pieza, probablemente Liz ya estaba despierta.
-Hola pequeñita.- le dije tomándola en brazos y dándole un besito en su frente. Me senté en el sillón y le di su leche. Edward abrochando su camisa, apareció.
-Hola Lizzy.- saludo. Tomó su taza de café y unas tostadas y se sentó en la mesa a comer rápidamente.
-¿Estas atrasado?- le pregunte.
-Solo un poco.- dijo medio distorsionado por su gran mordida a la tostada.
-¿Amaneciste con hambre?- le pregunte divertida.
-Anoche hice un ejercicio que me dejo hambriento.- dijo con una sonrisa torcida, dejando mis mejillas sonrojadas y dirigí mí mirada a Liz que terminaba su biberón. Edward termino su desayuno y termino de arreglarse para irse a su trabajo.
-Que tengas un lindo día, mi amor.- le dije con un beso.
-Nos vemos en la tarde.- dijo devolviéndome el beso.- Adiós pequeña Lizzy despídeme de tu hermano.- le dijo besando su frente.- Las amo.- grito mientras cerraba la puerta y marcaba el ascensor.
El día paso rápido con mis hijos, almorzamos tranquilamente, también les di un baño para dejarlos limpiecitos para llevarlos donde Esme. Prepare un bolso con todo lo necesario para la noche y varias mudas de ropa.
A eso de las 8 pm, Edward apareció por la puerta con un gran ramo de flores.
-¡Amor!, no tenías que molestarte.- le regañé tomando las rosas y llevándolas a mi nariz para olerlas detenidamente, me acerque para besarlo dulcemente.- Muchas gracias cariño.
-Te mereces eso y mucho más, mi amor.- me dijo respondiéndome el beso algo ¿nervioso? Lo mire detenidamente- ¿Están listos?- me pregunto haciéndose el desentendido. Dejamos a los niños en la casa de sus padres por la noche y Edward me llevó a un restaurante a las afueras de la ciudad de comida italiana muy elegante.
-¿Me contarás ya de que va todo esto?- le pregunte impaciente y demasiado curiosa por su nerviosismo, mientras el anfitrión nos llevaba a nuestra mesa. Edward permaneció en silencio hasta que llegó el camarero por nuestra orden, yo estaba que explotaba de curiosidad.
-Una botella de champagne, por favor y ordenaremos dos platos de pastas de la casa.- pidió raudamente. Al rato llegó la champagne y la sirvió en nuestras copas.- Amor.- llamó mi atención.
-Dime.- Sentí la corriente eléctrica que sus orbes verdes transmitían tan detenidamente al mirarme.
-Creo que hoy no te he dicho cuan hermosa te ves.- me dijo con esa voz romántica que hace derretir mis piernas. Hoy llevaba un vestido color rojo con un escote elegante y unos zapatos de muerte. En cambió Edward vestía un pantalón beige con una camisa celeste, lo hacía parecer un dios griego.
-Tú también te ves muy guapo.- le dije.- Pero por favor dime que está pasando, Edward, me pones nerviosa.- le dije expectante.
-Bueno Bella.- dijo mirándome directo a los ojos.- Siento que hemos hecho todo al revés, se suponía primero que me casaría contigo para luego formar una familia….- dijo hablando alborotadamente-… pero mi vida no podría ser mejor gracias a nuestros hijos y a la vida que llevamos… así que para poder completar la dicha que llevo dentro… ¿me concederías el extraordinario honor de ser mi esposa?- En ese momento extendió su mano y abrió una cajita con un hermoso anillo dentro. No podía ser más perfecto, era un solitario con una esmeralda en el medio de un tamaño mediano, perfecto para mí. No podía encontrar mi voz, solo sentía como caían lágrimas por mis ojos.
-Acepto, acepto, acepto.- dije lanzándome a sus brazos.- Te amo tanto, Edward Cullen.- le dije sorbiendo mi nariz al momento que deslizaba el anillo por mi dedo.
-Me haces el hombre más feliz del planeta, Isabella Swan, yo te amo más.- me respondió besando mis mejillas saladas ya por tanta lágrima. No podría ser más perfecto este momento, todo era perfecto.
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Los preparativos para la boda estuvieron obviamente a cargo de una mandona Alice, que pensaba que solo por estar embarazada iba a ceder a sus peticiones exageradas. Quería que fuera lo más simple y sencillo posible, sería todo en el extenso jardín de los Cullen. Entre Alice, Esme y mi propia madre no había quien las detuviera. Creo que lo único que logré elegir fue mi vestido de novia, gracias al cielo. Sólo faltaban días para la boda y todo iba viento en popa. Alice tuvo la tonta idea de que no podía ver a Edward el día antes de la boda por la supuesta mala suerte, así que estaba encerrada en la antigua pieza de Edward, bajo las estrictas órdenes de su mandona hermana y su furia fue peor cuando le dije que no quería tener una despedida de soltera, casi me estrangula, pero mi prometido fue capaz de controlarla.
Mi prometido… me había costado acostumbrarme a ese término, pero no podía esperar al momento en que se convirtiera en mi esposo, en que fuera oficialmente mío y solo mío. Pensando en todas estas cosas caí dormida en mi última noche de soltería. Pronto sería una Cullen, Isabella Cullen.
(EPOV)
Hace mucho tiempo consideraba a mi Bella mi esposa, convivíamos juntos, tenemos a los más hermosos hijos juntos y nos amamos con locura. Bella es mi mujer desde hace mucho tiempo, pero como cada ritual de vida, por mucho que ella no esté de acuerdo conmigo, tenía que llegar este día.
Más nervioso de lo que pensé, llegó el momento de pararme en el altar y esperar a que mi dulce Bella llegara. Recordé el momento en que le pedí que se casara conmigo, se veía tan hermosa con ese vestido rojo y sus tiernos pómulos rosados gracias a su sonrojo característico, en ese instante rememoré todos los momentos vividos juntos. Cuando se separó de mí esa temporada que estuvo en Inglaterra, fue un suplicio, pero ella se merecía esa experiencia en su vida y aprendimos a convivir con ello, el día que me dijo que estaba embarazada, todavía lo recuerdo, fue el mayor regalo de todos. Saber que habría un pedacito de amor nuestro en la tierra era el sentimiento más inolvidable del mundo y la felicidad se duplico al saber que eran dos hijos. Bella, Liz y Tony son mi vida y vivo por ellos… siempre.
Desperté de mis recuerdos al escuchar la marcha nupcial y ver a Isabella aparecer del brazo de Charlie. No había imagen más bella y pura en la tierra que mi adorada prometida. Era mi sol y ante tal belleza mis ojos dolían, llevaba un vestido largo pero ligero y simple color blanco, con el cabello tomado y un ramo de rosas amarillas en sus manos. Su hermosura era inexpresable y nuestras sonrisas más marcadas que nunca. Al verla a los ojos caí en cuenta que caían suaves lágrimas por sus mejillas, su emoción era mi emoción. Charlie llegó a mi lado y dijo.
-Cuida de mi hija, Edward.- pronunció fuerte y claro.- Sé que lo harás bien.-
-Con mi vida, Señor.- le respondí viendo a la única cosa que mi visión reclamaba, ella era espléndida. Le susurré un te amo lleno de dulzura.
El sacerdote empezó con su discurso que fue lo más preciso y conciso que pudo. Todos esos minutos nos vimos reflejados en nuestros ojos, me sentía poderoso de haber llegado aquí con mi vida y podía ver el amor y adoración en sus ojos, tal como Bella los veía en los míos.
-Edward Cullen, ¿aceptas a Isabella Swan como tu esposa en salud y en enfermedad, en riqueza o en pobreza para amarla y respetarla tanto tiempo como duren sus vidas?- preguntó el sacerdote.
-Acepto.- respondí colocando la alianza en su dedo correspondiente, nunca rompimos el contacto, siempre mirándonos.
-Isabella Swan, ¿Aceptas a Edward Cullen como tu esposo en salud y en enfermedad, en riqueza o en pobreza para amarlo y respetarlo tanto tiempo como duren sus vidas?
-Acepto.- respondió emocionada poniendo torpemente el anillo en mi dedo, estaba realmente nerviosa.
-Entonces por el poder que conllevo, los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia.- dijo y el momento que más había esperado llegó. Le sonreí y acaricié su mejilla, la acerqué a mí y mi espera termino. Nos besamos con todo el amor que un acto tan puro puede transmitir y sonreí contra sus labios.
-Te amo demasiado.- le dije sintiendo nuestro beso salado a causa de sus pequeñas lágrimas.
-Con mi alma entera.- me respondió juntando nuestras frentes. Por última vez el sacerdote habló.
-Les presento al Señor y la Señora Cullen.- Nos giramos hacía los invitados y una ola de aplausos se escuchó . Definitivamente ella ahora era mía y solo mía. Tal como yo soy suyo, desde el primer día en que la vi…
FIN
Espero que les haya gustado la historia... tiene un final feliz que a todas nos encantaría. Dejen sus reviews! Gracias a todos los reviews que me ayudaron a seguir, ojala que les guste este simple pero emotivo final. Espero poder empezar otra historia y inspirarme. Muchos besos Cami