Disclaimer: Los personajes presentes en esta trama no me pertenecen.

Otro capricho mío. Per Me.


Loco por ella

Capítulo I


- Estás como el cereal… lista para echarte la leche.

- ¿CÓMO? ¡Asqueroso, Harry! ¿De dónde sacaste eso?

- Lo escuché de un motorizado en la calle. Estoy tratando de encontrar nuevos cumplidos que…

- ¡Olvídate! No vuelvas a decir algo así. ¡Cochinadas! ¡Babosadas! ¡Por favor!

Harry se alzó de hombros y liberó un resoplido, ofuscado.

- Necesito tu ayuda, de verdad – observó a su amiga, suplicando. – Hermione, por favor.

- ¿Por qué me lo pides a mí? – preguntó la castaña. – Puedes preguntarle a cualquiera de tus amigos.

- ¡Tú eres mujer! Sabes qué cosas les gusta a ustedes, y qué no. Soy un desastre, te lo he demostrado. Necesito… tu guía. No sé, dime algo, ¿cómo te gusta a ti ser tratada por un hombre? ¡Necesito tu ayuda!

- Sólo… Harry - Hermione suspiró, detallando a su amigo. Le era difícil no decirle que le ayudaría cuando la expresión de Harry denotaba tal desesperación que, quien lo viese, quizá pensaría que el chico estaba a punto de lanzarse al fondo de un precipicio.

- ¡Por favor! Eres mi mejor amiga – Harry se arrodilló y juntó las manos en señal de ruego. Hermione le bramó que se levantara, absteniéndose él de obedecer tal petición, hasta recibir un sí por parte de ella. – Por favor, Hermione, por favor, por favor, por favor, por favor… seré tu esclavo, te compraré lo que gustes, cepillaré a tu insoportable gato… ¡ayúdame! Por favor, por favor, por favor…

- ¡De acuerdo! – aceptó la mujer, alzando las palmas de sus manos hacia el frente. Harry lanzó un grito de agradecimiento, conforme se levantaba del suelo. La abrazó, lanzando otro grito que casi le revienta los tímpanos a la muchacha. – ¿Estás loco? ¡No me grites así cerca del oído! ¡Y suelta! – lo apartó de un empujón. Harry se alejó, sin dejar de sonreír. – Seguramente me arrepentiré – susurró.

Lo sabía, sería un caos tremendo. El hombre era un completo inútil en cuanto al cortejo, al coqueteo, a la galantería… y a todo lo referente con buscar pareja se tratase, ¡cataclismo! Harry era malísimo en todo lo referente a las mujeres.

Era su amigo, y lo adoraba como a un hermano, pero no podía negar que el moreno era tan… tan… tan… tan…

No hallaba la palabra adecuada para describirlo. Y lo peor de todo el asunto era, que no entendía el por qué… ¡bah! Sí lo entendía; Harry no poseía precisamente un físico perfecto; era más bien delgaducho, pálido hasta las metras, un tanto ojeroso (aún cuando dormía las horas debidas), desgarbado, algo enclenque a simple vista y, como la cerecita divina del pastel, tenía problemillas con el acné. Sí, su figura dejaba a una mujer con mucho qué desear, y él estaba bastante claro en eso, por lo que toda la confianza en sí mismo se había evaporado casi por completo y no sabía qué demonios hacer estando junto a cualquier fémina que le llamase la atención (porque no sólo era el físico lo que importaba…) Harry actuaba de mil maneras estúpidas, y más de una vez terminó con una patada en la entrepierna al apenas abrir la boca y decir una palabra.

¡Con veintiún años, y no había tenido novia en su vida! Además, Hermione podía jurar por cualquier cosa, que nunca le habían besado, al menos de verdad. Un auténtico y placentero beso, con lengüita incluida. Nunca, nunca. Jamás se lo confesó, mas lo adivinaba sin mucho esfuerzo. Harry Potter era casi transparente para ella, no por nada habían compartido diez años de amistad inquebrantable. Le conocía. Su amigo bien podía no tener la apariencia de un modelo de bóxers, sin embargo, sabía lo dulce, atento, amable e inteligente que era. Si tan sólo se diera a mostrar esas cualidades estando ante una mujer que le gustase…

- Trataré de ayudarte, pero debes saber que la mayor parte del trabajo recae sobre ti. No voy a acompañarte a citas, y menos voy a ser tu vocera cuando quieras invitar a alguien a salir. Tan sólo te aconsejaré, nada más.

- Estoy de acuerdo.

Había algo más dentro de todo ese numerito desesperado de Harry. Desde siempre tuvo problemas para ligarse a una chica, pero nunca había mostrado tanto interés en aprender a cortejarlas. Hermione olía algo que el moreno aún no le había querido soltar. Ella lo sabía, no era una tonta.

- ¿Cómo se llama?

- ¿Qué?

- ¿Cómo se llama la chica que te gusta? ¡Vamos! Te conozco, Harry. Siempre fuiste terrible para conseguir citas y nunca te había preocupado tanto, ni siquiera cuando te acusaron de gay. Leo la desesperación en tus ojos, y la única razón válida que encuentro para verte tan preocupado por esto, es que hay alguien rondando por tu cabeza.

- Eso no…

- Me conoces, puedo parecer estúpida pero sabes que no lo soy. Por algo recurres a mí.

- Hermione…

- ¿Quién es?

- Es… - exhaló una gran cantidad de aire. Hermione había dado justo en el blanco; sí había alguien. ¡Por todos los cielos! No podía sacarse a esa mujer de la mente. No sabía en qué momento había ocurrido aquella atronadora atracción, ¡le tenía loco! Plenamente loco. Era algo tan rápido, tan nuevo y tan desconocido, que su mente aún no podía procesar bien toda la situación, siquiera ponerle un nombre.

¿Estaba siendo muy iluso al querer y creer poder conquistarla? ¡Le faltaban tantas cosas! Físico, actitud, estilo… y algo más que un simple trabajo en la tienda de escobas del Callejón Diagon.

¡Sería tan difícil! Más sencillo fuese todo si tan solo pudiese nacer de nuevo; con otra cara, otro cuerpo, y con una actitud más segura, confiada y atractiva.

- ¡Harry! – Bramó la castaña, tronando los dedos frente a su rostro, para así llamar su atención. – Dime quien es. ¿La conozco? – El moreno asintió con la cabeza. - ¿Sí? ¿Trabaja en la tienda contigo? ¡Es Melanie!

- ¿Qué? ¡No! No es ella… es… es…

- ¡Habla ya, Harry!

- Es Ginny Weasley – dijo al fin.

- Ginny.

- Ella.

- La hermana de Ron.

- Tu novio desde hace un mes.

La expresión de Hermione se mantuvo estática por unos minutos; presionó los labios, observando al chico, y arrugó el rostro sin saber qué pensar exactamente. ¿Había resaltado el casi cuando pensó lo transparente que le era Harry? Y es que no se había dado cuenta del efecto que causaba la hermana de Ronald Weasley sobre él. No lo pensó nunca, tomando en cuenta que el moreno había conocido a la joven hacia apenas un par de semanas, y por mera casualidad.

Suspiró, alzando la vista. Llevaba poco conociendo a la chica, no obstante, no podía negar que Ginevra Weasley le era algo… singular, sería la palabra adecuada.

Sí, en definitiva, Harry necesitaría de algo más que sus consejos si pretendía conquistar a su reciente cuñada.


N/A: Sí, sí, estoy publicando otra cosa, otra, otra, otra... No seré de esas escritoras que se extrañan mucho, pero me molesta a mí misma estar publicando algo nuevo cuando sé que tengo un par de historias inconclusas y que tardo tiempo, tiempo, tiempo... en actualizar.

Y dirán, ¿qué hace entonces publicando otra cosa? Seh, así somos los humanos; decimos y pensamos una cosa y luego hacemos algo completamente distinto. ¡Eso se debe corregir!

Bien, ahora el fic. Será pequeñ. Un pequeño fic que constará de capítulos cortos, así como éste primero. Es un gusto que me estoy dando a mí misma. Desde hacía tiempo que quería una historia en la cual Harry no fuese un modelo perfecto en cuanto al físico y experto en las mujeres, con incontables ex-novias y toda una vida llena de experiencias sexuales. Nah, no quería otra historia así, por lo que este Harry acá presente será escualidito, paliducho, con acné (ligerillo), pésimo con las mujeres, ¡y virgen! ¡sí! Ja, ja, ja (?) JK no describe precisamente a un Adonis, ¿no es así?

Tengo la trama de a momento (espontánea, no muy pensada... con esta historia me está pasando los mismo que con Bailando Juntos -MiniFic Draco/Ginny-) Esas historias que no se idean, simplemente salen como salen.

Muchas gracias a quienes se tomen el tiempo de leerme. Cualquier cosa que quieran decirme, ya saben, ¡bienvenida sea!

Pronto próximo capítulo!