Para la tabla Ventura de 30vicios del livejournal.

Advertencias: Katekyo Hitman Reborn NO ME PERTENECE, pertenece a Akira Amano, a la que agradeceré por siempre haber creado esta serie.


#16.- Regalo.

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Estúpido…

Lal miró el pequeño paquete entre sus manos como si estuviera analizando a un enemigo potencialmente peligroso.

Es tan estúpido…

Desvió la vista, ligeramente ruborizada. ¿En qué narices estaba pensando? ¿Qué cables se le habían cruzado cuando decidió comprar ese regalo?

No lo sabía. Ni quería saberlo.

Estaba claro que San Valentín había llegado al COMSUBIN.

Por todas partes se podía ver a los soldados, jóvenes y descerebrados chavales llenos de músculos y hormonas, coquetear con las pocas chicas que se atrevían a llevar una vida militar. Incluso hasta un par de insensatos se habían atrevido a lanzarla una mirada sugerente o a dirigirle un par de palabras de forma bastante poco respetuosa para una superior.

Obviamente esos pobres desgraciados pasarían San Valentín en el hospital.

Y un par de semanas más, de regalo por su caradura.

Estúpidos niñatos híper hormonados…

Y, sin embargo, ella también había caído al espíritu consumista y empalagoso del catorce de febrero. Y ese paquete (ese estúpido paquete) envuelto en un espartano papel marrón, era la prueba de ello.

Una prueba de debilidad. Por Dios, ¿En qué narices estaba pensando?

Ella no era de ese estilo. Era superior a todas esas ñoñerías y mierdas empalagosas que caracterizaban a la mayoría de mujeres en el mundo.

Era fuerte, era independiente, era fría.

Y, sin embargo, tenía una caja de chocolate en la mano. Se mordió el labio inferior, avergonzada de sí misma.

Ese paquete no llegaría nunca a su destinatario. No podía llegar jamás a su destinatario.

-¡Lal, kora!

Mierda.

-Capitana Mirch. –Corrigió de forma automática, girándose para fulminar con la mirada al rubio que había aparecido en su campo de visión. Inmediatamente, el paquetito desapareció en su espalda, aunque no lo suficientemente rápido.- Y no grites, idiota.

-Tan fría como siempre, kora. –Bromeó el chico, mirándola de forma perspicaz e ignorando sus quejas. Alzó la cabeza por encima de su espalda, intentando fingir inocente curiosidad.- ¿Qué es eso de tu espalda?

-¡No te importa! –Gritó, apartándose.- ¿No tienes nada que hacer? ¡Deberías estar entrenando!

-Ya he acabado el entrenamiento, kora. –Argumentó, acercándose más a ella e intentando colocarse a su espalda para poder ver lo que ocultaba.

-Pues vuelve a hacerlo. –Gruñó, imitando los movimientos de su alumno para mantenerlo a raya.

-Eso no es divertido. –Se quejó, desviándose con rapidez hacia la derecha. Lal le imitó, encarándose a él y una sonrisa victoriosa afloró en los labios del rubio. Con una finta muy bien planeada y haciendo gala de una rapidez asombrosa, consiguió situarse detrás de ella y agarrar el brazo que la maestra mantenía escondido y que sujetaba el paquete que tanto le interesaba.- ¡Ajá, lo tengo, kora!

Antes de que ella pudiera siquiera mirarle mal, Colonnello la había arrebatado el paquete y lo miraba con una mueca situada entre el asombro, la burla y la diversión.

-¡Eso no es de tu incumbencia! –Gritó ella, pensando en lo jodidamente bueno que era el hombre para lo que le interesaba.

-No me digas que… -Lo examinó mejor.- ¿Es un regalo, kora? ¿De San Valentín?

Joder, se había puesto roja. ¿Por qué tenía que ponerse roja en los momentos más estúpidos?

-¡Claro que no, idiota! –Le gritó, pero no se lo creyó. Ni ella misma se lo habría creído.

La permanente sonrisa del rubio se había tornado burlesca.

-Vaya… jamás te imaginé haciendo regalos por San Valentín, kora. –Confesó, tremendamente divertido.- No es de tu estilo.

Notó una oleada de calor en las mejillas y supo que ese comentario había conseguido abochornarla de forma patética e irremediable.

-Devuélveme eso, soldado. Es una orden. –Siseó ella, aunque supo de antemano que no iba a funcionar; él nunca había respetado los rangos ni la jerarquía militar y ella había sido incapaz de inculcarle ningún valor por ello.

-Sosa. –Respondió con simpleza, agitando el paquete delante de sus narices.- Entonces… ¿Es para mí, kora?

Tenía que reconocer que una de las cosas que más le gustaban de Colonnello era su increíble forma de ser directo y encantador a la vez. Era una combinación desconcertante pero atrayente, aunque algunas veces la odiaba. En momentos como este, por ejemplo, cuando sentía que sobre su cara se podría freír un huevo sin problemas.

-¿¡C-cómo te atreves…!

-¡Así que sí es para mí, kora! –Se dio por respondido, sonriendo con mayor intensidad.- Es un detalle por tu parte.

Lal no sabía cómo tomarse esas palabras ni cómo actuar, así que decidió hacer lo que mejor se la daba y más posibilidades tenía de salir bien; usar la fuerza. Tan ocupado como estaba en sonreír de forma boba con Dios sabe qué pensamientos estúpidos, ni vio venir el derechazo que se estampó limpiamente en su cara, borrando su expresión de ensoñación de un plumazo.

-¡Por supuesto que no es para ti el regalo! –Aseguró ella con la máxima dignidad posible, recuperando su paquete.- ¡Es para mí!

Y dicho esto, eliminó el papel de regalo con rabia y se comió todo el chocolate que había dentro de una sentada ante la anonadada mirada de su alumno. Se fijó en que su mejilla izquierda comenzaba a hincharse de forma alarmante debido a la contusión.

-Y ni se te ocurra ir a la enfermería. Reharás el entrenamiento que te he puesto esta mañana diez veces más y yo me quedaré para vigilar que lo haces. Y ahora, mueve el culo o te lo moveré yo de una patada.

La rudeza habitual de la chica hizo salir de su confusión al rubio, quien se puso en movimiento, aún con alguna reserva.

-Pero…

-¡Ahora mismo, soldado!

Él tragó saliva ante el tono autoritario y comenzó a correr a un ritmo decente. La mujer sonrió con satisfacción, pensando que su orgullo no había quedado muy dañado y que había conseguido mantener las formas ante sus sentimientos.

Al menos, por ahora.

Feliz San Valentín, Colonnello…

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Bueno, siempre se piden reviews, ¿No? No me crezco con ellos, simplemente, deseo saber en que mejorar. Gracias por perder vuestro tiempo leyendo esto.