Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenecen, así que los créditos de ellos dénselos a Jotaká.


Capítulo único

¡Maldición! Ahí estaba de nuevo. Odiaba verla así, tan feliz, sonriendo, no quería que fuera feliz, quería verla sufrir, llorar, enfurecer; pero no así, menos si Potter y Weasley eran los causantes.

Era asqueroso verla sonreír, su estomago se revolvía cada vez que la observaba sonriendo- justo cómo en ese momento.-, tenía ganas de vomitar y a la vez de quitarle esa estúpida sonrisa del rostro.

Arrancársela a mordidas, destrozarle el rostro, matarla para no verla sonreír más; pero la idea de ir a Azkaban no le era para nada tentadora, menos sí de ser así dejaría sola a su madre, así que era mejor controlarse y simplemente desear.

Agradecía a Merlín que las clases hubieran comenzado, porque en definitiva lo que más odia de esa sangre sucia es su maldita sonrisa.

Y ¡mierda! Durante toda la maldita clase no ha podido sacarse la sonrisa de Granger de su mente, y la odia más por atreverse a invadir sus pensamientos.

Quería verla sufrir, deseaba oírla llorar, añoraba matarla, y sabe que cuando lo haga reirá como maniático, feliz de que la castaña deje de sonreír por fin. Sus pasos se dirigen con aristocrático paso hacia el Gran Comedor, y en el camino va maldiciendo cada una de las sonrisas de la ratón de biblioteca Granger, porque sí, la desgraciada tenía más de una sonrisa.

Está esa que utiliza cuando saca un Extraordinario es formal, está llena de orgullo y algo de suficiencia- que algunas veces lo hace pensar: "quizás hubiese sido una buena Slytherin la impura" y sonreír ante su propia estupidez.-. También está la que utiliza cuando los profesores le hacen un cumplido es humilde, llena de pena y algo de vergüenza. Está la que usa cuando la Comadreja o Potter dicen algo gracioso es natural, llena de diversión, alegría y cariño.

Y por último esa que tanto odia, esa que justo ahora utiliza cuando lo mira.

― Draco. ― la escucha decir, antes de sonreír de nuevo.

Es tierna, llena de anhelo y algo que ella misma describe como amor- que siendo sincero él no lo cree.-. Y la odiaba, odiaba esa maldita sonrisa- que sólo utilizaba con él.-, porque lo descoloca, lo hace olvidar que la odia, a ella, a la sangre sucia y también hace otras cosas más, en cuales no deseas ni pensar, mucho menos admitir.

Y quería arrancarle esa maldita sonrisa que tanto daño le hace, así que elimina el espacio entre ambos, no pide permiso para tomar el rostro de la chica, mucho menos para jalar el cabello de la misma haciendo que ladee la cabeza y es justo allí cuando la besa, mordiéndole los labios, tratando de quitarle, de arrancarle esa desgraciada sonrisa que tanto odia.

La suelta con impotencia, y ella- ¡maldita sea! ¿Por qué coño lo hace?- lesonríe abiertamente, feliz. La odias, definitivamente odiaba a esa chica con todo su ser, nunca antes había odiado tanto a alguien como la odia a ella.

Y entonces vuelve a besarla, con más fuerza, más ímpetu, prefiere besarla, oírla gemir, jadear y suspirar, notar como su respiración lentamente se acelera, como su corazón late con fuerza, prefiere sentirla entre sus brazos, contaminarse, que verla sonreír.

Odia verla sonreír, su sonrisa es lo que más le atormenta, más cuando sonríe con otras personas- y ¡demonios! Cuando no eres tu quién la hace sonreír.-, odia que le sonría porque –aunque le cueste admitirlo.- él termina devolviéndole la sonrisa incapaz de contenerse.