Watashi no Kokoro no Yami.

2ª Saga: Juntos.

Water 7-Enies Lobby.

¡Al rescate!

How can you see into my eyes like open doors?

Leading you down into my core

Where I've become so numb

Without a soul my spirit sleeping somewhere cold

Until you find it there and lead it back home

Las llamas lo devoraban todo, y el calor abrasador quemaba los cuerpos de los carpinteros y de la mujer rubia, que esposada con Kairoseki no podía moverse, pues las esposas le arrebataban la energía a cada movimiento. De entre los escombros salió un reno que, con mirada decidida cargó los tres cuerpos y, con su boca, agarró la espada del peliverde.

El fuego comenzaba a destrozarlo todo a su paso, por lo que a Chopper no le quedó otra que lanzarse por la ventana con los tres cuerpos, solo que uno de ellos estaba consciente aún. Ante la mirada atónita de los carpinteros el reno se lanzó a través de la venta, atravesándola y cayendo con los cuerpos sobre el césped del jardín de la mansión.

El reno se dejó caer mientras los carpinteros corrían preocupados a rescatar a sus capataces. La mujer quedó tumbada a un lado del reno, aún con los ojos abiertos y sufriendo a cada segundo por su debilidad; ella no había podido detenerlos, el miedo la había cegado. Ahora no podía hacer nada, con el Kairoseki en contacto, podía agradecer estar consciente aún.

Y fue entonces cuando recordó que ya se había entrenado para esa situación con su hermano y con sus compañeros; esposada con Kairoseki. Sólo tendría que dejar fluir a Kurayami poco a poco, controlándola y ejerciendo la suficiente fuerza de voluntad para no perder el control. Sí, eso es lo que haría.

A su alrededor una pelinaranja despertaba aturdida, al tiempo que un conmocionado pero decidido Iceburg se dirigía hacia ella. Paulie también se estaba despertando. Este era su momento, no podía dejar que se preocuparan por ella. Ino cerró los ojos y vació su mente, podía sentir como el rubio se acercaba a ella. Ahora o nunca, controlando la fuerza de Kurayami, Ino gritó, rompiendo las esposas de Kairoseki. La de la muñeca izquierda cayó al suelo, la cadena se rompió, pero la de la muñeca derecha permaneció ahí, impasible. E Ino pudo comprobar por qué. La esposa estaba aferrada fuertemente a su muñeca, hasta tal punto que la sangre caía de ella.

Al Paulie oír su grito se acercó corriendo a ella, pero se topó con una Ino que lo miraba preocupada a los ojos.

— ¿Estás bien?—Le oyó decir al rubio. Ella tosió un poco e intentó incorporarse, pero tuvo que ser sujetada por Paulie para no derrumbarse nuevamente.

—Sí… sólo… sólo tengo que quitarme este maldito metal de la muñeca—. Habló ella enseñándole la muñeca. Paulie se la sujetó con cuidado y la observó.

—Tal vez pueda cortártela con alguna herramienta. La esposa, no la muñeca, ¿eh?—Intentando bromear para distraer a la rubia, que pronto sintió una punzada de dolor interno, sabiendo que la esperanza de rescatar a sus amigos se marcharía con el último Umi Ressha. Mientras ellos se miraban Iceburg y Nami habían terminado ya de hablar. Esta última se dirigió a Ino.

—Ino… Iceburg me lo ha contado todo… Ellos se llevaron a tus nakamas, ¿verdad? Debemos darnos prisa, el último Umi Ressha sale en veinticinco minutos. Iré a despabilar a Chopper—. Ino se levantó, sacando fuerzas de quien sabe dónde.

—Paulie… necesito que me digas dónde está la Blue Station—. Ino había comenzado ya a caminar.

—Yo te llevo—. Soltó él de repente, de alguna manera estaba agradecido por el que ella lo hubiera salvado dos veces—. Chica desvergonzada, mapache, daros prisa. Sino no llegaremos a rescatar a vuestros nakamas—. Paulie caminaba ya junto a la rubia hacia el canal para conseguir un Yagara.

— ¡Esperad! ¡Necesitamos encontrar a Luffy y a Zoro!—Nami y Chopper caminaban ahora junto a ellos.

—Ayudadles—. Paulie no tenía tiempo.

—Chopper, yo me voy con ellos. Encuentra a Luffy, Zoro y Sanji, por favor—. Ante un asentimiento decidido del reno todos los carpinteros se desplegaron, cogiendo Yagaras y dispersarse por la ciudad. Procurando la rubia viajar en el Yagara del rubio mayor se coló antes de que un camarada suyo lo hiciera. Mientras que Nami iba sola en el suyo.

Dejando atrás los llamados a los piratas de sombrero de paja tres Yagara se encaminar rápidos a la Blue Station. El tiempo iba en contra y la situación añadía demasiada presión al ambiente. Procurando Paulie llegar a tiempo cogió un atajo por los rápidos.

— ¡Sujétate fuerte!—Ino no lo comprendió del todo y se aferró a la cintura del rubio con firmeza, mientras a éste se le coloreaba la cara de un rojo carmesí. Avergonzado ya, no iba a decirle a la rubia que no era a él a quien se tenía que sujetar, sino al Yagara. Pero ya no había tiempo para simplezas. Pero de repente una fuerte ventisca separó el Yagara de Ino y de Paulie del de Nami y el del otro carpintero, yendo estos por un camino erróneo y solo Paulie e Ino por las calles correctas. Un silbido potente resonó en el ambiente, alertando a la rubia.

— ¿Has oído eso?—Ino le miró preocupada, y Paulie se sintió culpable, de un grito al Yagara éste aceleró el nado, si eso era posible, y la marcha aumentó la velocidad.

En dos minutos habían llegado ya a la Blue Station, bajando Ino rápidamente y gritando el nombre de su hermano.

— ¡Ace!, ¡Marco!—Ino siguió las indicaciones del capataz y bajó las escaleras rápidamente, con las lágrimas agolpándosele en los ojos. El Umi Ressha estaba partiendo, a Ino no le daría tiempo. Con un último grito y estirando la mano todo lo que podía, el Umi Ressha despareció.

—¡ACEEE!—Ino cayó derrotada al suelo, con los sentimientos agolpándosele en el interior. Por su culpa se los habían llevado, si ella hubiera sido fuerte, sino hubiera dejado que el miedo la paralizase… incluso si ella se hubiera entregado a sí misma, nada de esto habría pasado. Doblada sobre sí misma la mujer soltó un sollozo de dolor, de rabia y de odio hacia ella misma. Ino sintió una presencia tras de sí. Paulie estaba allí, sin saber que hacer o que decir. Con un sollozo más fuerte, Paulie se preocupó.

—Ino… el Umi Ressha ha partido a Enies Lobby… no se puede detener cuándo ya está en marcha es… imposible—. Otro sollozo alertó al rubio—. ¿Estás… estás llorando? Esto yo… sé lo que sientes y…

— ¡Los voy a matar a todos!—Ino ya no lloraba, ahora se había levantado con fuego ardiendo en los ojos, nadie, absolutamente nadie, le quitaba sus nakamas a Ino. Paulie se sintió tonto, estúpido y avergonzado por intentar consolar a una mujer con tendencias homicidas demasiado arraigadas—. Paulie, ¡préstame un barco!, ¡el más rápido y fuerte que tengas!, ¡uno con muchos cañones!—El hombre colocó sus manos en los hombros de Ino, deteniendo su frenesí homicida, sabiendo que salir con el Aqua Laguna al llegar sería imposible echarse a la mar. Dos pares de ojos los observaba sonrojados y alegres por lo que ellos creían que el capataz se había echado novia.

—Vosotros… salid de ahí.

— ¡Descubiertos!—Los dos conductores de Umi Ressha salieron de detrás de la columna, mirando algo preocupados la escena que tenían delante. Pero algo los alertó—. Es peligroso quedarse aquí… deberíais marcharos… la señorita también.

—Yo…—Ino iba a replicarle a Paulie, pero de un movimiento sorpresivo de éste, cargó a Ino en su hombro y corrió con los conductores de tren pegados a los talones. Subieron las escaleras a toda velocidad, pero Ino, intentando bajar para ayudar al rubio a cargarla se colgó de la ropa de Paulie, pero éste pisó mal y la rubia por poco se desnuca contra el suelo. Ino tiró un poco de Paulie y sin proponérselo sus rostros quedaron a milímetros de distancia. Los conductores se miraron emocionados y sonrojados por lo que iba a pasar pero… una ola los empapó a todos de pies a cabeza y arruinó el ambiente creado por la carrera.

Nami llegó corriendo escaleras arriba, pero se detuvo en seco al ver la escena que tenía en frente, Ino lloraba aferrada fuertemente al pecho de Paulie, los dos estaban empapados y el Umi Ressha había desaparecido. La pelinaranja cayó de rodillas, aún sin creerse que la poderosa rubia no hubiera podido parar el tren.

—Ino…—Nami estaba preocupada por ella, la mujer era conocedora de la situación de la rubia, dos de las tres personas más importantes de su vida habían tomado un tren con dirección a su muerte. Detrás de ella se oyeron pasos, un carpintero bajaba acalorado las escaleras.

— ¿Quién de aquí son Nami e Ino?—El hombre recompuso su aliento y observó a las únicas dos mujeres que había allí presentes, tenía una carta en cada mano y parecía ser que iban dirigidas a ellas. Ino logró calmarse y se levantó con ayuda de Paulie, se acercó al hombre mientras salían de la Blue Station y agarraba una de las cartas junto con Nami.

— ¿Cómo las habéis encontrado?—Inquirió la pelirroja desdoblando una carta. A lo que el hombre señaló una pared toda pintarrajeada de rosa que indicaba el lugar de las cartas y a quien estaban dirigidas. Las dos mujeres se dispusieron a leer las cartas, pero los destinatarios estaban erróneos. Las dos mujeres se miraron y se echaron a reír nostálgicamente.

—Cambio…—Ino y Nami intercambiaron las cartas y se dispusieron a leerlas.

— ¿Qué pone?—Habló detrás de ellas Paulie. Pero las dos le contestaron al mismo tiempo un "Espera". Después Ino soltó una carcajada y siguió leyendo, así como riendo por las tonterías amorosas puestas en la carta.

—La primera parte es una carta de amor, ¿no, Nami?

—Así es.

Los dos conductores empezaron a hablar en susurros sobre que Paulie había perdido su oportunidad y que les daba pena.

— ¿¡Pero que estáis diciendo!—El capataz los había oído y ahora estaba sonrojado y avergonzado.

—Esto… aquí pone que Sanji se ha subido al Umi Ressha y que tienen a mis nakama encadenados con Kairoseki. ¿Y en la tuya, Nami?

—Dice que los malditos del CP9 tienen a Robin y que se la llevan a Enies Lobby—. Nami arrugó el papel.

—Oiga, señorita. También estaba esto para usted—. Uno de los carpinteros le mostró un Baby Den Den no Mushi que tenía pegada una nota en él, lo suficientemente pervertida para que Nami la arrugara y la pisoteara.

—Así que Sanji está en el Umi Ressha…—Ino parecía sopesar algo—. Será mejor que encontremos a Luffy y a Zoro ya, si queremos partir pronto.

— ¿Partir?, ¿qué? ¡No! No podéis marcharos, ¡no con el Aqua Laguna ya aquí!—Replicó Paulie.

—Nos marcharemos quieras o no, en ese tren están nuestro nakamas… Paulie—. Nami se dio la vuelta y subió en un Yagara, pero Ino se quedó rezagada—. Ino… ¿no deseas rescatar a Ace y a Marco? Pues tenemos que empezar a movernos—. Tras lo dicho, Ino se subió en el mismo Yagara que Nami y ambas partieron hacia el callejón interior.

—Maldita sea… ¡dónde demonios se han metido esos dos!—Nami despotricaba de aquí para allá, mientras que Ino se dedicaba a observar todo el callejón interior junto a la abuela Kokoro y Chimmeny y Gombe. Algo llamó su atención, el agua… había desaparecido.

—Kokoro-san… El agua…—Ino no necesitó que se lo explicara para saber que una ola gigantesca estaba por llegar—. Luffy y Zoro cayeron por aquí… tenemos que encontrarlos antes de que venga la ola—. Su vista se posó en un hueco entre dos edificios algo alejados, ahí había algo, era un cuerpo… Era Luffy—. ¡Nami!—La susodicha dejó de despotricar y todos le prestaron atención—. Creo que he encontrado a Luffy—. Señalando en dirección al hueco entre los edificios todos miraron hacia allí. Después de fijarse mucho, Nami lo encontró, volteó hacia Ino y ambas se miraron decididas.

—Vamos—. Hablaron las dos a la vez, con determinación. No necesitaron de más para entenderse, las dos comenzaron a correr mientras bajaban las escaleras, sus acciones causaron un revuelo general, incluso la siempre risueña Kokoro les estaba ordenando preocupada que volviesen. Los carpinteros empezaron a seguirlas, pero Paulie los detuvo.

—Dejadlas, el Aqua Laguna está al llegar. Así solo conseguiréis ahogaron vosotros también. Si pasa algo, seré yo quien las traiga de vuelta—. Con seguridad, el capataz se dispuso a observar de brazos cruzados como las dos mujeres llegaban al final de la escalera y saltaban al vacío.

Sus cuerpos impactaron violentamente contra el techo de un edificio, resbalando, pero levantándose rápidamente. Ino había dejado un reguero de sangre al resbalarse por el techo del edificio, haciendo que Paulie se tensase. Las dos siguieron saltando, pero en una de esas Nami perdió el equilibrio y estuvo a punto de caer, de no ser por Ino, quien la sujetó, la pelinaranja habría caído ya y seguramente hubiera muerto en el acto. Pero el brazo con el que Ino estaba sujetando a Nami era el derecho, pues el otro era con el que se estaba sujetando a ella misma. Nami no quería, pero los ojos de Ino le transmitían seguridad, le decían que no pasaba nada, entonces, Nami tiró de su muñeca y se impulsó para subir al techo. Ino gritó, Paulie estuvo a punto de salir corriendo a por ella. La sangre caía a chorros de su muñeca.

—Paulie-san…—El carpintero parecía preocupado, todos lo estaban. Seguramente la rubia no se hubiera dado cuenta, pero su muñeca sangraba profusamente. Obviamente anestesiada por el dolor, la mujer no lo había visto, pero estaba perdiendo mucha sangre, y a ese ritmo se desangraría antes de llegar hasta su hermano. Pero en contra de todo pronóstico y perdiendo grandes cantidades de sangre la rubia llegó junto con la pelinaranja hasta el edificio de enfrente al que Luffy se encontraba.

Nami comenzó a llorar y a gritarle, Ino solo se mantuvo en silencio, pero al ver al del sombrero allí, sin hacer nada, le entró una rabia terrible. Su propio hermano iba a ser ejecutado y Luffy no hacía nada. Sus ojos se llenaron de lágrimas y pronto sus gritos se unieron a los de la pelirroja.

— ¡Luffy! ¡Maldita sea, se están llevando a Ace y tú no haces nada al respecto!, ¡a cada minuto que pasa estamos más lejos de volver a verle!, ¡Sal de ahí, joder!—Ino perdió los estribos—. ¡Van a ejecutar a Ace, maldita sea!, ¡Luffy, te necesito!, ¡Ace te necesita! ¡Ace va a morir! ¡Luffyyy!—Sus gritos podían oírlos incluso los carpinteros, que abrieron los ojos como platos sorprendidos de la gravedad de la situación. Con estos gritos el del sombrero pareció despertar, no literalmente, no. Luffy pareció despertar internamente. Con un sonoro grito, el capitán destrozó los edificios pero… El Aqua Laguna había llegado. Ino fue la primera en percatarse—. Pero qué demonios…

— ¡Salid de ahí!—Los gritos de Paulie se hacían cada vez más fuertes—. ¡No os dará tiempo!—Y efectivamente, así era. Luffy sujetó con un brazo a Nami y con el otro se lanzó al otro lado. Ino hizo aparecer unas alas de fuego negro y azul cobalto y comenzó a volar a la par de los lanzamientos del pelinegro. Zoro y Chopper saltaban de edificio en edificio a una velocidad increíble. Pero no iban a llegar, la cresta de la ola estaba ya por encima de Ino que, debido al Kairoseki, era la más rezagada de los cinco, iba a engullirla. Los otros ya habían llegado a las escaleras, pero la mujer rubia perdía velocidad con una rapidez alarmante. La ola ya estaba cayendo sobre ella. Con un esfuerzo sobrehumano, la mujer dio un último aleteo y en el último segundo evitó morir ahogada escapando de la ola y cayendo agotada junto a sus amigos. La muñeca no paraba de sangrar y ella parecía ser la única que no se había dado cuenta.

Pero aquello no había terminado. Una ola más grande aún que la anterior les rompió encima, haciendo que los carpinteros y la abuela Kokoro gritaran por ellos. No podían verlos, pero cuándo la ola se retiró, pudieron observar que Paulie los estaba sujetando a los cinco con sus cuerdas. Del esfuerzo Ino había perdido el conocimiento, el Kairoseki la había dejado sin fuerzas, pero otra ola se acercaba a gran velocidad. Luffy cogió a Nami por la cintura, Paulie alzó a Ino en brazos y Chopper estaba pegado literalmente a la cabeza de Zoro. La ola les pisaba los talones, pero con un último salto, los piratas y el carpintero consiguieron escapar de la gigantesca ola. Luffy soltó a Nami, y Zoro intentaba sacarse a Chopper de la cara, pero estaba tan agarrado que, aparte de ahogarlo, no se soltaba. Paulie examinaba la muñeca de Ino, había que sacar esa esposa cuánto antes, sino la mujer sufriría las consecuencias más tarde. La depositó en el suelo y Nami y Luffy se acercaron a verla.

—Su muñeca… yo… creo que yo abrí del todo esa herida—. Nami se sentía culpable, muy culpable. En ese momento la rubia comenzó a toser agua y a abrir los ojos. Se llevó una mano a la cabeza, algo desorientada—. ¡Ino!—Después de unos segundos la rubia se despejó del todo y pudo levantarse con facilidad. Y fue ahí cuando apareció el conflicto.

—Paulie, ¡préstanos un Umi Ressha!—Exclamó Luffy con determinación.

—Aunque tuviéramos otro no os lo daría, ¡es que no veis que estuvisteis al borde de la muerte hace tan solo unos minutos! ¡No os prestaré un barco tampoco!—Rugió Paulie anticipándose a la nueva petición de Luffy—. ¡El barco volcará al primer golpe! Mañana os prestaré un barco, mañana podréis ir a buscar a vuestros nakamas!

— ¿Y mañana nuestro deseo será cumplido?—Ino estaba furiosa, ¡iban a ejecutar a su hermano y él no quería prestarles un barco!—. Judicial es sólo de nombre… Porque allí se encuentran las puertas de la justicia. Y después… después está la prisión más peligrosa del mundo, la prisión submarina, ¡Impel Down! ¿Y sabéis lo que hay después?—Inquirió amargamente ella—. Marineford; la base de la marina. Dónde ejecutan a los criminales más peligrosos. Dónde van a ejecutar a mi hermano, ¡dónde van a ejecutar a mis nakama! ¡Mañana será demasiado tarde para partir! Una vez hayan cruzado la puerta de la justicia… no podremos volver a verles jamás. Porque una vez que se cruza esa puerta, no se vuelve a ver la luz del día.

—Aunque pudierais, ese no es un lugar al que debáis ir. Es peligroso, no por nada es la isla judicial del gobierno, ¡Enies Lobby!

—No pensamos dejar a nuestros nakamas atrás…—Empezó Ino.

—Así que si no nos prestáis un barco…—continuó Nami.

—Lo cogeremos nosotros mismos—. Terminó Luffy.

—Entonces yo seré vuestro oponente—. Respondió Paulie sacando cuerda de su manga. Todos se pusieron en actitud de batalla, Zoro amagó de desenvainar sus espadas, Nami montó su Clima Tact, Ino creó fuego en el brazo sano y Luffy preparó sus puños. Pero antes de lanzarse a una batalla que el capataz perdería, la abuela Kokoro intervino.

— ¡Paulie tiene razón, Mugiwara!—Comenzó ella, pero fue interrumpida por Luffy.

—Esto no te incum…—Pero esta vez fue Kokoro quien lo cortó.

— ¡Por supuesto que sí! No puedo seguir ignorándoos, de lo contrarios terminaréis por morir—. La abuela Kokoro comenzó a caminar hacia los almacenes—. Los que estén preparados para morir, que me sigan.

Ino observó el cielo, un rayo impactó contra el agua, sus ojos se volvieron negros de odio, y la lluvia comenzó a caer. Esta sería su última oportunidad, la última vez.

I set fire to the rain,

Watched it pour as I touch your face,

Well, it burned while I cried,

'Cause I heard it screaming out your name, your name

I set fire to the rain,

And I threw us into the flames,

Well, I felt something die,

'Cause I knew that that was the last time, the last time, oh.