Wolf's Rain: The leyend of Amaterasu

Hola! De nuevoo aquí vuelvo con un Nuevo capítulo de mi fic. Espero que les guste y comentenn!

CHEZA

Cuando salimos de la ciudad nos adentramos en un denso bosque, siguiendo los instintos de Kiba. Hige y Tsume se la pasaban criticando al instinto de Kiba, pues decían que no era muy fiable. Cerrando el grupo íbamos Toboe y yo charlando amenamente. Yo todavía estaba un poco nerviosa por lo que me había pasado con Kiba, y creo que el también.

De un momento a otro dejamos de caminar. ¿Qué había pasado?, parecía que Kiba estaba meditando algo, como si algo no fuera bien. De repente un ruido horrible llenó nuestros oídos, todos levantamos la vista al cielo y allí la vimos, detrás de las nubes estaba una nave de los aristócratas y de allí provenía un olor sumamente atractivo, era como el olor con el que me describieron a mí, es decir a Amaterasu, era la chica de la flor Cheza. Kiba empezó a correr en dirección a la nave mientras los demás lo seguíamos confundidos.

—¿ Porqué persigues esa nave Kiba? ¡Sabes que no podrás alcanzarla!— Gritó Hige por encima de todo el ruido. Pero de repente otra nave apareció en el horizonte siguiendo a la anterior. Unas luces rojas iluminaron el cielo. Eran disparos intentando alcanzar a la nave aristócrata. Nosotros seguíamos corriendo tras la nave.

—¡Esos son asuntos de los aristócratas, nosotros no debemos meternos!- Continuó Hige gritando por encima de los disparos. Kiba se detuvo violentamente y se giró hacia Hige.

—¿ Es que tu no lo sientes?, ¿no lo hueles?, mis instintos me dicen que ella está ahí arriba y debemos encontrarla.— A continuación oímos un ruido sordo y vimos como la nave aristócrata caía, mientras algo muy brillante caía un poco más abajo. Kiba comenzó a correr nuevamente, usando sus instintos como guía.

Corrimos y corrimos durante largo rato hasta que llegamos a una colina muy empinada por la que tuvimos escalar.

—Viene de arriba, es débil pero lo siento —comentó Hige.— Mmm, pero también huele a aristócratas.

—¿ Aristócratas?—preguntó Tsume.—¡Tsk!

—Chicos… allí arriba hay una perturbación espiritual tremenda, no me da buena espina.— dije yo sin fiarme demasiado.

—Es allí, estoy seguro. Mis instintos me lo dicen.— me contestó Kiba.

Cuando llegamos arriba el bosque era aún más espeso que el anterior y la única manera de caminar era por el pequeño camino que se abría paso entre la maleza.

—¿ Qué es lo que me pasa?, me siento emocionado y cálido— dijo un muy confusamente feliz Toboe.

—Mmm, esto es lo que se siente antes de tirarse a una mujer bella…— comentó Hige sonrojado antes de llevarse una de mis famosas patadas que lo dejaron tirado en el suelo.

—¡Pervertido!, ! Es que no aprendes nunca!— grité colocando un pie encima de su espalda y poniendo una cara realmente enfadada.

Seguimos avanzando hasta que se empezó a abrir un poco. A lo lejos se distinguía un gran lago rodeado por un hermoso prado de flores de la luna. En la orilla del lago había una serie de pedestales de piedra y en uno de ellos se encontraba la figura de una joven. Tenía el pelo rosa y llevaba un traje entero blanco con aberturas por todo el cuerpo con los bordes negros y brillos en plata. En el cuello y en las muñecas llevaba una especie de cadenas de oro ya cortadas. Sentí como el corazón de todos se aceleraba al verla, sentí como Kiba se emocionaba, y eso, me partió el corazón. Ella se giró hacia nosotros cuando sintió nuestra presencia. Tenía unos ojos magenta muy grandes y expresivos, estos ojos se clavaron en Kiba. Cuando ella se levantó Kiba comenzó a caminar. Un paso, dos pasos; a cada paso que daba hacia ella mi corazón corría más riesgos de romperse. Kiba ya se había parado delante de ella y pronunció esa palabra, la palabra que destrozó mi corazón. Cheza, ese maldito nombre era el que había acabado conmigo, no un cazador, no un robot, no un aristócrata, … fue ese maldito nombre de esa niñata inofensiva pronunciado por la hermosa voz de Kiba.

Pero eso no fue lo peor cuando ella se puso a acariciarlo en su forma de lobo, y aún más cuando lo abrazó, el alma se me escapó del cuerpo. Quería ponerme a gritar en ese mismo instante, lágrimas asomaban en mis ojos y yo luchaba por no derrumbarme, luchaba porque no quería que los demás vieran cómo me afectaba…¡maldito orgullo! Me hubiera encantado marcharme de allí con tal de no verlos. Kiba se estaba dando la vuelta y yo debía ser la de siempre, pero no podía… asique pensé rápido y utilicé una medida preventiva: me cerré, cree un muro de hielo a mi alrededor infranqueable, o eso era lo que yo quería creer… verlos de la mano caminando juntos uno a la par del otro, no aguantaría mucho más. Cuando Cheza nos llevó a un mirador ella y Kiba se fueron a pasear solos, yo ya no aguantaba más.

Cuando reanudamos la marcha me marché de allí corriendo sigilosa, sin que nadie se diera cuenta pues, había estado ocultando mi olor todo el tiempo asique ahora sería lo mismo, pero, en algún momento se darán cuenta y tendré que volver y eso no me hace ninguna gracia. Ahora estoy escondida debajo de un arbusto llorando, nunca hubiera pensado que algo así me iba a afectar pero, ahora veo la lógica del porqué. Antes no quise darme cuenta y ahora ya es demasiado tarde…

Yo estoy enamorada de Kiba.

*xXx*

Mientras Ino lloraba y pensaba debajo de ese arbusto y los demás seguían de paseo por el bosque, no se daba cuenta que un montón de soldados les rodeaban y, era bastante obvio lo que querían llevarse…

*xXx*

(N/A: Aquí no narra Ino sino un narrador)

Mientras, Kiba y Cheza ya habían llegado al castillo de los Darcia aún sin darse cuenta de que Ino se había marchado hace ya rato. Cheza lo condujo hasta el laboratorio y se puso a llamar a sus creadores.

—¡ Todos ya llegué! — Dijo ella pero paró al darse cuenta de las condiciones del laboratorio: la mayor parte estaba en ruinas y toda la vida que había allí eran ratas e insectos. Pero un instante después algo hizo tambalearse a Cheza: una perturbación espiritual. Cheza cayó de rodillas mientras se tapaba los oídos y sus ojos se abrían lo más que podían— T-tu amiga la-la diosa… ella está en peli…— no acabo la frase pues un grito escapó de sus labios— ¡Aaaah! * arf , arf* ella es-está he-herida…—nuevamente no pudo acabar la frase pues unos disparos resonaron en el aire y Hige, Toboe y Tsume entraron por la puerta derruida.

—¡Están por todas partes!,¡ tenemos que escapar!— gritó Hige.

—¿¡Dónde está!, ¿¡ dónde está Ino!— Gritó bastante desquiciado Kiba, pues él se culpaba por no haber notado antes que Ino se había marchado y ahora estaba herida por su culpa.

—Ella se quedó distrayéndolos. Dijo que nos escondiéramos hasta que se los llevara a otra parte — Tsume hacía verdaderos esfuerzo para hablar pues el ruido de los disparos no cesaba; pero, entonces el sonido de tiros cesó, en vez de eso se escuchaban como los soldados buscaban algo y después gritos. A continuación se volvieron a escuchar tiros mezclados con gritos. Ino estaba armando un buen alboroto. Pero empezaron a llegar más soldados y ella sola no podía con todos ellos, asique comenzó a correr hacia el laboratorio y cuando vio que no estaban escondidos les gruñó enfadada..

—¡Escóndanse ya de una vez!— Gritó sin ni siquiera mirar a Kiba . Balas volaban por todas partes, y muchas de ellas impactaban. Cuando Ino aumentó su tamaño les hizo una seña para que siguieran mientras ella los entretenía. Hicieron caso a Ino y comenzaron a correr; pasaron por delante de un lugar que no tenía pared y desde el que permitía verse todo.

Cher estaba patidifusa, Cheza había pasado sonriendo pero la sorpresa se la daría la loba blanca y roja que iba detrás de ellos. Saltó y se tiró encima del general, intentando alcanzar su cuello. Pero herida y superada en número pronto fue capturada. Ino no opuso resistencia. El general dio la orden de disparar y nuevamente un tiro resonó en el aire.