Hola lectores/as de FF, aquí les subo otra historia de Arizu "Juntos". Esta es la versión corregida de la historia con el mismo título que hay en SH.
¡Disfruten!
Capítulo 1: Cuando no vales nada…
Draco recorría el supermercado con una enorme sonrisa, últimamente y a pesar de lo vivido, estaba bastante feliz, parte de esa felicidad se la daba el mismo Niño-que-vivió…
Había pasado una temporada en Azkaban, por lo que sus estudios habían tenido que retrasarse más de lo necesario. Al salir y recibir todo el rechazo de la sociedad mágica, se dedicó a terminar sus estudios y a trabajar, ya que tenía que costearse su manutención, el pago de sus estudios, su vestimenta – que dejaba bastante que desear en comparación a la había sido parte de su armario en Malfoy Manor- de segunda mano, etc., pero él era muchísimo más feliz ahora.
Estaba enamorado de Harry, lo había estado incluso antes de aceptarlo para él mismo, pero nunca se acercó al chico. Una vez, durante su tardía estadía en Hogwarts –entiéndase después de su temporada en Azkaban - el moreno había ido a visitar al viejo director Dumbledore, y él intentó hablarle. Pero no funcionó, todo el mundo quería un autógrafo del Niño que vivió, y él simplemente quedó relegado a un segundo plano, pues claro, Potter no iba a detenerse a hablarle a él.
Había entrado a una universidad mágica para sacar un Máster en Pociones, pero también tenía en mente sacar una carrera muggle; sabía que al salir del College de Pociones no recibiría trabajo, por su estadía en la prisión, y terminó por resignarse…
Por otro lado, a los universitarios en el College que tenían problemas de cualquier tipo, en el caso de Draco económicos, se les daba una habitación con un compañero. Él por obvias razones no había podido conseguir uno… Hasta que Potter entró, un semestre después de él, al College de Magia Avanzada. Potter no había reclamado ni nada, pero lo cierto era que tampoco le hablaba.
Draco había tomado el hábito de dejarle desayuno, almuerzo y cena, preparados al moreno; era su forma de darle las gracias, puesto que si no conseguía un compañero la universidad redistribuiría la casa que les prestaban, y él se quedaría en la calle.
La vivienda no era más que una pequeña casa de dos pisos, en el segundo piso había un baño compartido y dos habitaciones pequeñas, y en el primero una cocina americana que daba al mini comedor, que sólo tenía una mesa desgastada, propiedad de Draco.
El horario del rubio era excesivamente más apretado que el del moreno: tenía clases toda la mañana, un breve descanso para el almuerzo, - donde preparaba dos, uno para él, que llevaba al trabajo y que comía en sus tiempo libres y el otro lo dejaba fuera de la habitación de Potter. Luego se iba a trabajar como ayudante de un amigo de Snape que daba cátedras en la Universidad y le pagaba un sueldo decente para vivir entre magos –excesivo según el personal del College, pero el maestro había tomado cariño al persistente muchacho al que todo el mundo odiaba, podría llamarse empatía -. Más tarde tenía un receso, en que se acaban las clases de todo el campus, y el rubio lo aprovechaba para preparar la cena de Potter, pues él rara vez alcanzaba a cenar, y finalmente se iba a trabajar a un restaurante muggle, que le daba poco considerando el cambio de moneda de muggle a oro, pero le alcanzaba para juntar un poco para su próxima carrera muggle.
Había ocurrido en una noche muy extraña, en que Potter había llegado extremadamente ebrio. El rubio venía llegando de su trabajo cuando vio al moreno peleando, literalmente, con la cerradura. Draco no sólo le abrió la puerta y le cocinó algo, sino que además le acostó.
Al día siguiente, en la noche, Potter le esperaba para agradecerle por todo. Esa misma noche fue la primera vez que cenaron juntos y que Potter se lo folló sobre su mesa.
No podía decirse que era su novio, llevaban cerca de 6 meses teniendo sexo casi cada día, pero nunca hablaban más de lo normal: "Más rápido", "oh Malfoy… joder estás apretado", "ahh… sí".Pero eso era todo a lo que alguien en su posición –pensaba Draco- podía aspirar con el Salvador del mundo mágico y él se sentía feliz de lo poco que tenía, de su incierta relación, ciertamente era más feliz que en la mansión rodeado de lujos y confort.
Potter no solía ser suave, de hecho le gustaba cogerlo duramente. Nunca le había maltratado, pero no era tierno; recordó su último encuentro:
Había llegado un poco antes de lo usual, en el mundo muggle estaban de fiesta, por lo que había podido retirarse antes.
Estaba preparando la cena cuando escuchó el pestillo de la puerta. Sabía que Potter, a diferencia suya que había escogido estudiar en las mañanas, tenía clases vespertinas. -Huele bien –había dicho como saludo. Draco siguió preparando la comida, cuando sintió las manos del moreno recorrer su pecho y su boca lamer su cuello. - Déjame acabar o se echará a perder – había dicho el otro sonriendo, pero las manos de Harry siguieron recorriendo su cuerpo con un descaro poco natural en el Gryffindor. -No – gimió en su oreja, mientras con magia apagaba el fuego de la cocina y aventaba al rubio contra el refrigerador, obsequio de Potter para mantener los helados. Las piernas de Draco se habían cruzado por la cintura del otro, y en menos de un minuto se estaban refregando desnudos sin descanso. - Anda… apúrate – había gemido de pura urgencia el rubio. Harry gustaba de mirarle así, rogando, gimiendo, pidiendo que lo cogiera; el moreno se tomó su tiempo en ponerle contra la mesa, abriendo él mismo las piernas del otro, lamiendo la cara interna de sus muslos y metiendo la lengua en su entrada - Ohhh síii…. asíí
Cuando el moreno le penetró de una sola estocada, Draco se arqueó deliciosamente, haciéndose aún más apretado. El vaivén había sido rápido y certero; Draco había metido una mano entre la mesa y su cuerpo para masturbarse, después de todo, Harry pocas veces se preocupaba de sus orgasmos. Terminaron juntos y Potter se derrumbó en su espalda, ambos respiraban agitados, Harry olió su cabello un momento. - Creo recordar que en la escuela olías mejor – comentó sin intención de molestar, pero el rubio se sintió ofendido, se levantó y se vistió rápidamente. - Ya no tengo los mismo artículos de aseo de la escuela – había dicho, volviendo a la cocina, su cuerpo aún temblaba por la experiencia post-orgasmo. - Pues cómpratelos – Hacía muchos años que Draco no se había sentido tan avergonzado de sí mismo, y tarde pareció notarlo Harry. - Ten – le sirvió su plato de estofado y el rubio se retiró sin cenar. Dolido, avergonzado y humillado, había llorado en su cama, su horrible cama de cuarta. Miró sus sábanas y lloró otro tanto, nunca estaría a la altura de Potter…
Increíblemente, tomar conciencia de ello le había dado una paz interna, que ahora en el supermercado le hacía sonreír. Potter se casaría con alguien más y él tendría que dejar esos capítulos como lo que eran, las migajas de un amor imposible.
Miró alarmado el carro, contó mentalmente su precario presupuesto, viendo qué podía sacar.
- Vaya, nunca te había encontrado de compras – escuchó la voz de Harry, luego de esa vez en la cocina, no habían congeniado en los horarios.
- Oh… sí. Ya no teníamos nada en la nevera y no puedo cocinar – le sonrío, Harry se veía peculiarmente serio- Bien, yo… no quiero molestar, ya me voy, – el pelinegro sujetó su brazo.
- ¿Te das cuenta de todo lo que te falta por comprar? – Draco miró el suelo con vergüenza, el moreno tenía la facultad de hacerlo sentir miserable.
- Yo… no tengo más dinero – confesó jugando con sus manos, Harry pareció sorprendido, y hasta se burló de él.
- ¿Un Malfoy sin dinero? –se carcajeó varias veces, divertido. El rubio terminó por indignarse y salió del supermercado sin nada. El hombre no le siguió, ya hablarían en casa.
**
- ¿Puedes creerlo Hermione? Y él cree que yo me voy a tragar eso – le contaba Harry a su amiga. Había estado tomando un café cuando vio al rubio comprando, había ido a saludar y listo. Y Malfoy simplemente se había ido.
- Sí le creo. – Harry dejo de reír.
- Estás de joda… ¡es un Malfoy!
- Hasta donde sé del caso Malfoy, les quitaron todo, propiedades, dinero… Sé que Draco ha tenido que tomar hasta tres trabajos para pagar la universidad y que apenas duerme –Harry quedó helado.
- ¿De qué hablas? –preguntó realmente impresionado - Él me deja desayuno, almuerzo y cena…
- Te hace las comidas a mano Harry, no tiene un elfo – dijo la chica tomando su café.
- Cuando lo vi cocinando… creí que solo lo hacía para aparentar…
- ¿Un Malfoy, aparentando hacer labores domésticas? ¡Por Dios, Harry! – exclamó incrédula. Siguieron el resto de la noche hablando tranquilamente, pero Harry no pudo sacarse aquella espina. Draco estudiaba en uno de los mejores College de Pociones, tenía que pagárselo papi… pero… Lucius Malfoy estaba muerto…
Por primera vez Harry llegó a la casita antes que el rubio. Entró su habitación, habían libros por todas partes, recogió algunos sólo para cerciorarse que eran de la mejor calidad y que por supuesto él era propietario. Casi se asustó cuando descubrió que la gran mayoría de los libros eran de la biblioteca o del profesor amigo del rubio.
Miró en su mesita de noche, llena de cartas y cuentas, muchas eran una cuasi amenaza de que debía pagar, estaba atrasado con el pago de la Universidad. Al moreno el estómago le dio un vuelco, siempre pensó que el rubio estaba pasando por una moda a lo Vintage.
Se fue a su cuarto con un nudo en el estómago, su habitación estaba impecable, los elfos la limpiaban. Pasó la vista por sus sábanas de seda, sus libros nuevos, su ropa a la medida…
Sintió la puerta y bajó rápidamente la escalera, por primera vez le vio con su ropa de trabajo: una camisa celeste horrible, con unos pantalones negros bastante anticuados, y una gorra con el logo del restaurante. Draco se veía agotado, aun así le sonrío.
- Wow, ya estás aquí – saludó -. Compré lo necesario para la cena de hoy, me daré una ducha y lo preparo. – Al moreno algo le hizo clic y entró primero al baño, sus cosas estaban en los estantes y los ocupaban todos, salió, la mirada desorientada del rubio aumentó-. ¿Pasa algo?
- ¿Dónde están tus cosas…? Digo… tus útiles de aseo – Preguntó al borde del colapso, el rubio levantó un pequeño estuche muggle con un shampoo, cepillo de dientes, pasta dental y desodorante.
- ¿Qué tiene? – preguntó medio a la defensiva, Harry negó -. Necesito ducharme Potter, de veras. – Eso era una súplica, el moreno le dejó pasar. Al poco rato sintió el agua y bajó rápidamente a la planta baja, el calefón estaba apagado. El moreno lo prendió, pero casi al instante el rubio salió del baño -. Potter, cuando te duchaste se te quedó el calentador encendido – Harry entrecerró los ojos y subió con grandes zancadas. Draco estaba envuelto en una vieja toalla de la cintura para abajo, le abrazó.
- Lo siento.
- ¿Qué? ¿Qué pasó? – El platino le sonrió -. Es sólo el calentador, apágalo e iré a hacer la cena –su sonrisa se ensanchó, Harry le besó.
- Lamento no darme cuenta antes – dijo. La expresión de Draco era un poema.
- ¿Estás ebrio?
- No… yo no me di cuenta… creí que estabas jugando. – El moreno le metió a la ducha -, te vas a enfriar. – La risa del rubio hizo que le mirara a la cara.
- Te dije que apagaras el calentador, no me puedo…
- Cállate y báñate, –ordenó. El rubio se asustó -, lo siento, sólo hazlo. – El pelinegro iba a salir cuando Draco le agarró una manga.
- La universidad puso el calentador para que lo usaras sólo tú, yo no puedo… - Se había sonrojado y parecía estar tomando valor para seguir hablando- No puedo pagarlo. – La mano de Harry acariciando su rostro le sorprendió.
- Yo lo pago.
- No, yo no puedo permitir eso… mejor iré a preparar la cena.
- Llamé a un elfo, él la hará.
-¡Pero Potter! Eso sale carísimo, no, no, me niego. – El moreno le besó y le arrastró a su habitación -. ¿Qué está pasando? Explícame.
- ¿Por qué no me habías dicho los problemas económicos que tienes? –Harry había querido sonar menos hiriente, pero así le salió.
- Oh, eso. Bueno… después de todo el escándalo que se armó asumí que todo el mundo sabía – respondió sonriendo-. Me he adaptado bien, hasta tengo un plan para cuando salga del College. Mi maestro dice que dadas mis características nadie me contratará, -volvió a sonreír -, así que estudiaré una corta carrera muggle, y me iré para allá. - dijo aún sonriendo-. Tengo frío, me voy a vestir – intentó escapar, pero el moreno le volvió a abrazar y le paso su túnica.
- No lo sabía, estuve año y medio inconsciente, entré incluso después que tú al College…
- Oh, es cierto, lo olvidé – sonrió -. No te preocupes, yo estaré bien. Iré a sacar a ese elfo de mi cocina – dijo cuando sintieron la aparición.
- Quédate… ven aquí… yo pago. – Pero el rubio se alejó, y le devolvió su túnica.
- El que me folles no significa que vaya a cobrarte, ¿quién te crees que soy? – exclamó indignado y se fue a su habitación.
Genial la había cagado otra vez.
Por primera vez, Harry se dio el tiempo de escuchar. Llevó la cena de Draco a su habitación, el rubio estaba estudiando sobre la cama, ¡por Dios, si ni un escritorio tenía! Era evidente que había llorado. El moreno le había escuchado llorar antes, pero siempre pensó que eran pesadillas
- ¿Tienes hambre?
- No –respondió suavemente el otro-. Cuando me dé, voy a ir a cocinarme algo. – Harry se sentó a su lado.
- No quise ofenderte.
- Da igual, estoy acostumbrado, – volvió a sonreír.
-No más –Harry le abrazó-. Deja que me haga cargo, – el rubio negó en el abrazo.
- Tú tienes tu vida, tu carrera, tu novia… – Le pasó una carta de Ginny -. Llegó esta mañana, lo siento había olvidado dártela… Tú no necesitas más cargas, – Harry suspiró, esto daba para largo.
- Ginny no es mi novia, - le contó-. Y lamento que tú tampoco lo seas – Sonrió ante el evidente sonrojo del rubio -. Creí que aparentabas para que no te molestaran en el campus, no supe de tu situación hasta que Hermione me lo contó esta mañana. Lamento ser un idiota. Yo… quiero ayudarte. – La mirada de Draco demostraba lo complicado que estaba, suspiró resignado y bajó la mirada.
- Harry, te agradezco mucho todo lo que ya has hecho por mí, mi temporada en Azkaban fue breve para todas las cosas que hice…
- ¡¿Estuviste en Azkaban? – De la impresión el moreno casi le bota de la cama -. Pero yo dejé por escrito que fuiste obligado, que Voldemort iba tras tu familia…
- Está bien, sólo fueron unos meses… Y Dumbledore me dejó terminar la escuela en Hogwarts, cosa que de veras, no me esperaba. - Draco le miró directamente ahora -. Tengo que irme,… ésta será mi última semana aquí. Tengo que revisar unos trabajos para mi profesor y entregar unas cosas, libros… –dijo mirándolos con pena -. Me habría gustado terminar de leer varios, otros no. – Siguió, mirando un enorme libro sobre propiedades de las plantas curativas. La risa del rubio salió apagada-. El rector ha sido muy amable, pero aunque tomara otro trabajo a estas alturas ya no puedo cancelar la deuda. Y no puedo permitir tener más deudas contigo – le miró tranquilamente-. Yo sabía, desde que entré en Azkaban, que no podría volver al mundo mágico. – Ésta vez no retuvo las lágrimas que se agolpaban en sus ojos y las dejó caer libremente por su rostro -. Pero siempre quise… estudiar pociones… Mi padre quería que estudiara otra cosa, vi esta 'oportunidad' como mi liberación; no tendría que cumplir las expectativas de nadie, solo tendría que hacer lo que yo quería… - Suspiró y se limpió la cara -. Pero no medí en el costo de mis sueños… y no consideré que estaría completamente solo… Te lo agradezco Harry, siempre lo hice, dejaba tus comidas preparadas porque es la única forma que tuve para pagarte. Si tú no hubieras ingresado al College me habrían echado antes – La sonrisa se volvió resignada -. Yo estaba obligado a buscar un compañero, pero nadie quería compartir casa con una ex mortífago…
-¡No eres un mortífago, nunca lo fuiste!
- Eso no importa, siempre seré tratado como uno – Suspiró agotado y le dio espacio en la cama, dejó en el suelo el libro que había estado leyendo -. Duerme conmigo – pidió el rubio, Harry se acomodó a su lado -. Me iré al mundo muggle, que por cierto es más barato, – se rió de su propio chiste -. Estudiaré una carrera corta, tal vez alcance a juntar algo de dinero para terminar el College, – se abrazó al moreno -. Estaré bien… ¿puedo venir a cocinarte? – No respondió.
El moreno jugueteaba con los cabellos del rubio y le acariciaba la cabeza, rápidamente le hizo dormir, era evidente que estaba agotado. Harry estaba triste, de veras estaba triste; Draco no le daría la oportunidad de interferir, había cambiado tanto por culpa de esa maldita guerra, suspiró agotado.
- ¿Qué voy a hacer contigo? – Se preguntó a sí mismo.
Al otro día sintió que alguien se movía a su lado.
- ¿Qué pasa?
- Ya es tarde dormilón – dijo un risueño Draco con una bandeja con desayuno para dos-. Ten, debes tener hambre… - El rubio se iba a levantar pero el moreno le atajó de un brazo y le abrazó.
- Por favor… por favor. Draco, te lo ruego… no me abandones ahora – el platinado estaba realmente sorprendido-. La gente siempre me abandona, no quiero dejarte ir… no puedo – Harry le besó desesperadamente y el rubio se dejó guiar, mientas era recostado en la cama -. Por favor, soy yo quien estará en deuda si te quedas – estaba a horcajadas sobre él, Draco sonrió, pero era una sonrisa triste.
- Harry… yo no puedo pagar…
-No me importa, el dinero no tiene valor. Por favor, por favor… no te vayas… Puedo convencerte para que no te vayas… - El moreno le desnudó con un simple movimiento de varita, pero el rubio le alejó.
- Tengo que ir a entregar las cosas,… debo sacar hoy mis cosas de aquí. Creo que ya te asignaron un nuevo compañero, no puedo… - Draco fue interrumpido por unos labios que devoraban ansiosos los suyos, y ya no tuvo fuerzas para seguir negándose. Se dejó llevar y le besó con igual pasión, sus piernas envolvieron la cintura de su amante.
Harry comenzó a besar todo su cuerpo, desde sus labios, bajando por su cuello, sus hombros, su pecho, hasta su estómago y aún más abajo. Las manos del moreno recorrían sus piernas enviándole espasmos de placer a todo su cuerpo.
- Eres mío Draco, no tienes derecho a querer dejarme –dijo Harry mientras engullía toda su polla, y comenzaba a lamerla con hambre.
- JODER… yo… no quiero… Harry – el moreno le miró risueño.
- Dilo, di que me amas, di que no me dejarás… que siempre estarás en casa… conmigo… -el moreno metió el primer dedo en su entrada, el rubio se arqueó.
- Se consecuente, Harry… ¡Ahh!… no puedo pagarlo… - Draco casi no resistía el placer, y el moreno estaba 'extorsionándolo' para que se quedara. Pero aunque él quisiera no podía hacerlo, le dolía tener que separarse tanto como a Harry.
Lo invadió extremadamente rápido un segundo dedo, la sonrisa del pelinegro era sincera y seductora, y en cosa de segundos metió el tercero. Draco separó más las piernas y besó lentamente al moreno.
- Deja que tu marido lo haga – propuso.
Si el rubio no hubiera sido penetrado de una sola estocada por Harry en ese momento, habría notado la seriedad de la proposición, pero no hubo más conversación, sino un vaivén desenfrenado de deseo, de lujuria, del desesperante sentimiento de pensar que se podían separar. Ambos acabaron casi al unísono, Harry le había masturbado desde la penetración, no sabía cómo había aguantado tanto.
De pronto lo notó.
- ¿De qué marido hablas? Fui desheredado y además condenado a Azkaban, nadie va a querer casarse conmigo…
- Yo me casaré contigo… me perteneces hace años, lo sabes…
- Sé que te atraigo, pero jamás me aprovecharía de eso…-el rubio se puso serio.
- Soy yo quien se está aprovechando, no dejaré que te alejes de mí, eres mío, y no te voy a soltar…- El tono autoritario del Salvador pasó a uno tímido, Harry estaba adorablemente sonrojado-. ¿Te casas conmigo?…
CONTINUARÁ...
Capítulo 1 de 3, si convenzo al a autora, 4. Estoy segura que la historia les va a encantar, hay algo de angst pero les aseguro que no se van a arrepentir. A mí me hubiera gustado que continuara la historia, pero Arizu sigue trabajando en "Harry Potter y la Orden de Orión", así que no voy a explotarla demasiado.
Próximo capítulo: Tienes lo que mereces.
Recuerden que el pago de todo autor es un simple review, y nos ayuda a la autora y a la beta (a mí) a ver en qué podemos mejorar. La próxima semana subiré el siguiente capítulo.
Besos, Kohama.
