Bueno aquí traje el epilogo… va dedicado a mis escritores favoritos hoy en su día, ok hace como hora y media dejo de ser su día pero de todas maneras ;)

Epilogo.

Hermione se miró en el espejo, su cabello perfectamente alisado, su falda corta y su túnica ajustada, tal cual Ginny la había vestido aquella vez, se estaba maquillando como ella le había enseñado. Podía ver a Severus observarla fijamente por el reflejo del espejo, con el seño fruncido y recostado en la cama ya completamente vestido, la verdad se había quedado dormida, la jornada de la noche anterior había terminado muy tarde o ¿debería decir más bien muy temprano? Total eso no importaba mucho ahora, la cuestión es que se le había hecho tarde y Severus había decidido ser considerado con ella justo esa mañana y la había dejado dormir porque se veía encantadora y supremamente cansada y bla bla… ya era demasiado tarde como para irse a la sala común, ya que a esa hora no había duda de que alguien notaría que efectivamente no había dormido allí.

–No me gusta tu nuevo tú– soltó Severus despues de observarla mucho tiempo.

–¿No te gusta o te excita demaciado como para soportarlo frente a una clase? –Hermione se dió la vuelta con un delineador en la mano, ella no era tan buena maquillandose los ojos con magia como Ginny así que prefería hacerlo a mano.

–¡No me gusta!... y me excita demaciado– cedió el profesor.

– todo esto, no sera mas bien por la reaccion que genera en los demas hombres a mi alrredor ¿cierto?

–¿Y si lo fuera que? – Snape la taladró con los ojos.

– ¿Estas celoso Severus? – casi rió ella

–Nooo – Severus giró la cabeza hacia la pared– ¿debería estarlo?

–vamos que yo no cambiaría a li murcielago divino por nada– hermione se abalanzó sobre él y se le subió a horjacadas. Su mini faldita revelaba mas de lo necesario en esa pocición, el hombre trago audiblemente mientras trataba de concentrarse en mirarla a la cara con una ceja enarcada– ok bien como no puedo decirte curcilerias, entonces pongamoslo de este modo, tu me dejas consevar esta apariencia y yo juro solemnemente que todo esto es para este murcielago amargado– la chica deslizó sus manos desde sus hombros y delineando su figura, paso por su cintura, cadera y finalmente delineo sus piernas, hasta que terminó el camino y posó ambas manos sobre el estomago de Severus.

–Yo pensaba que ya todo esto era mio– dijo él con falsa indignación. –pero si lo pones de esa manera, tengo una condición.

–¿y esa es…?–preguntó ella.

–Me dejaras hacerle una broma a cualquier hombre que haya, quiera o vaya a ser capaz de poner sus manos sobre ti.

La chica lo miró con una sonrisa, eso había sonado sumamente posesivo, pero en realidad eso le encantaba.

− ¿Qué tan grande sería esa broma tuya?– la chica le enseño su dedo índice y pulgar separados por unos tres centímetros. El la miró y le enseñó los suyos lo mas separados que su mano le permitía− ¿prometes no excederte? – dijo ella no muy convencida de lo que pedía y de lo que estaba por aceptar, Severus asintió con una expresión que parecía decir depende de lo que consideres exceso. – está bien− aceptó al fin la chica.

− Esta bien, ahora vámonos que tenemos que ir al comedor a desayunar− la apremió él, mientras se incorporaba sobre sus codos, esperando a que ella se bajara de su regazo.

− ¿estás seguro que tenemos que ir? – preguntó ella viéndolo con una sonrisa de lujuria pura, casi ronroneándole.

−Sí definitivamente, tenemos que ir al desayuno− el hombre se sentó en el borde de la cama aun con ella a horcajadas, pero al ver como su cara entristecía de repente, la beso suavemente− es que estoy seguro de que pasarán cosas interesantes por allá.

− Como quieras− dijo ella un poco enfadada, pero se puso de pie y le tendió la mano.

Tendría que usar un hechizo desilusionador, no podía salir así como así del despacho de Snape a esas horas de la mañana. La chica se puso a la espalda del hombre, el saldría primero.

Severus abrió la puerta y sonrió con lascivia cuando sintió a alguien tocar su entrepierna abrazándolo por la espalda.

Un par de Slytherins de primero se quedaron viéndolo sorprendidos y no le quitaron la vista de encima, hasta que se perdieron en la escalera que llevaba al vestíbulo, no todos los días se puede ver a Snape sonriendo de esa extraña manera, de hecho verlo sonreír era tan raro, como para esperar que en cualquier momento empezara a temblar con tal magnitud, que la tierra sucumbiría acabando con la humanidad.

Hermione se había quitado el hechizo desilusionador y había entrado poco después de que Severus lo hiciera, ahora se hallaba sentada junto a Ronald por un lado y junto a Cormac por el otro, McLaggen aun la miraba como si fuera un pedazo de carne, si bien le gustaba sentir que despertaba el deseo de los hombres, la sonrisa insinuadora del chico la hacía sentir incomoda y no por lo que eso implicaba y los pensamientos impropios que debía de haber tenido él con ella y que seguro debía estar teniendo ahora mismo, sino por la mirada de cierto profesor que seguramente estaría pendiente de toda esa escenita.

Ella trataba de ignorar al máximo al chico pero el hecho de que sus amigos estuvieran adheridos como ventosas a sus respectivas novias no la dejaba con muchas opciones de distracción, lo único que le quedaba era empezar una conversación consigo misma para no poner atención a lo que Cormac le estaba diciendo.

−Estas preciosa hoy− comenzó el león.

−gracias− la chica sonrió forzadamente no sin antes echar un rápido vistazo a la mesa de profesores, por supuesto que él estaba mirando, ¿Cómo no iba a hacerlo?

La chica se volvió rápidamente hacia Cormac que se retorcía en el asiento codeándola un poco, el chico tenía el rostro desencajado, con los ojos abiertos y si no se equivocaba ¿se estaba sonrojando?, de repente se puso de pie de un brinco, e intento salir del asiento de la mesa.

− ¿Estás bien? ¿Cormac? – Hermione lo halo del brazo, ya que él los sostenía firmemente sobre su bajo abdomen.

El joven soltó el brazo con un gemido y de repente un enorme bulto se alzó frente a los ojos de la chica, Hermione soltó el brazo del chico y simplemente se dio la vuelta. ¿Era una erección? ¿Merlín como es que le pasaban esas cosas a ella? Una enorme carcajada se oyó en toda la sala y Cormac simplemente no se movía en cambio se había quedado como paralizado, ahí con esa cosa prácticamente junto a su cara

Severus…. Severus debía estar pensando lo peor, la chica lo volvió a mirar con su mejor cara de inocencia, pero el hombre parecía más divertido que otra cosa, entonces él le guiño el ojo y disimuladamente le enseño su dedo índice y pulgar, lo mas separados que podía, era solo una de sus bromas, Hermione se quedó viendo fijamente hacia Ronald, de repente habían cesado los besos de las parejas a su alrededor y todos parecían bastante divertidos con la situación, entonces ¿porqué ella no se estaba divirtiendo? ¡ah! ¡claro!, pues porque era ella la causante de todo ese circo, entonces ocurrió algo aun peor Ronald comenzó a removerse incomodo en el asiento y se puso de pie tal cual había hecho Mclaggen. ¡Genial! ¿Qué demonios había hecho ella para merecer eso?, nada… se dijo con sarcasmo, solo había jugado el juego de pongamos celoso a Snape, había cambiado de look, había despertado el deseo de muchos y por si fuera poco había aparentado que le encantaba tener la atención de todos ellos, y entonces había venido su trató con Malfoy, mierda Malfoy, al menos a Harry que estaba justo en frente nada parecía pasarle ella miró en dirección a la mesa de Slytherin, el rubio se levantó repentinamente ¡no podía ser!

Súbitamente centenares de jóvenes comenzaron a removerse incómodos, las risas cesaron y todos los chicos parecían nerviosos, casi rogando que nada les pasara a ellos. Hermione volvió a mirar hacia Severus, pero entonces encontró aquella barrera incomoda llamada el bulto de Ronald justo en medio, solo pudo llegar vislumbrar como su oscuro profesor se encogía de hombros, lavándose la culpa. Hermione atinó simplemente a cruzarse de brazos sobre la mesa y dejar caer la cabeza allí, al fin y al cabo todo era una maldita venganza y algo le decía que Severus no solo se vengaba de los chicos, lo peor es que ella le había dado el permiso, al final todo se devuelve en tu contra y te golpea fuerte en la cabeza, aunque a veces el dolor se pasa más rápido si viene acompañado por tu ración personal de Snape. Y esa noche ella definitivamente pediría doble ración, porque cierto murciélago se la debía.