1.- El camino hacia el Palacio del Trueno.

Todos sabían que Po no comía fideos… ¡Devoraba fideos! Pero, conocer a alguien que era capaz de comer tantos fideos como el Guerrero Dragón no era algo que se viera todos los días. Los Cinco Furiosos y el maestro Shifu tenían la boca abierta de ver cuántos platos vacíos había en la mesa de la cocina del Palacio de Jade y parecía que Po y el dragón Longwang todavía podían comer más.

¡Delicioso!- exclamó finalmente el dragón.

Y eso que no ha probado la sopa de ingrediente secreto de papá- sonrió Po terminando su último plato de fideos.

Aunque su cuerpo seguía siendo tan delgado y sinuoso como el de todo dragón que se respete, el maestro Mono estaba seguro de que ahora el dragón pesaría unas cuantas toneladas más después de comer tanto.

Por su parte Po aunque había comido lo mismo o todavía más que el dragón no se veía ni más flaco ni menos gordo, seguía siendo el mismo Po de siempre aunque claro, el maestro Grulla estaba seguro de que si hubiera tenido que sujetarlo en el aire en ese momento sus alas se hubieran roto por el esfuerzo.

Gracias por la comida- agradeció el dragón haciendo una pequeña inclinación- Si los dragones supieran del Maestro cocinero que es el Guerrero Dragón no dudo que bajarían cada temporada de lluvias desde el Palacio Celeste al Palacio de Jade solamente para probar tan exquisitos manjares.

¡Ya me puse rojo!- fue lo único que dijo Po ante semejante halago- Pero ahora, díganos Maestro Longwang, ¿Cómo vamos a encontrar a la Diosa Dai?

Para llegar al Palacio del Trueno deberemos seguir la tormenta- comenzó a explicar el dragón mientras con un movimiento de su garra derecha los platos sucios se acomodaban formando una especie de camino- dejaremos tras nosotros el Valle de la Paz hasta pasar el volcán Fogoso, más allá de la Reja de Plata del León, hasta llegar hasta las lejanas montañas de hielo del norte… Una vez estemos en la punta nevada encontraremos la entrada del Palacio del Trueno.

Suena a un viaje muy largo- comentó el maestro Mono.

Un viaje muy peligroso- afirmó el maestro Mantis.

En ese caso- intervino el maestro Shifu- lo mejor será ponernos en movimiento cuanto antes.

Es cierto, maestro Shifu- se mostró de acuerdo Longwang- entre más tiempo tardemos más fuertes se volverán las tormentas y ni siquiera yo sé cuánto pueda soportar el Valle sin inundarse.

Pero, si nos vamos todos- comentó la maestra Víbora- ¿no dejaremos desprotegidos a los aldeanos de todo el Valle?

Po no había pensado en eso, ¿qué pasaría con su padre? ¿qué pasaría con el restaurante de fideos? ¿Con el Templo de Jade? ¿Con todos sus amigos?

Descuide, maestra- sonrió el dragón- en cuanto partamos me encargaré de dejar un sello de protección aquí en el Templo de Jade para evitar una inundación, eso mantendrá a salvo a todos los habitantes del Valle mientras nosotros nos encontremos lejos.

¡Entonces no se diga más!- Po se puso de pie de un salto- ¡Tenemos una princesita a la cual corregir!

Es una diosa, no una princesa. Po- corrigió la maestra Tigresa.

Princesa, diosa, el caso es que se está portando mal y se está ganando un buen castigo- afirmó Po cruzándose de brazos.

Y no se habían equivocado, mientras los Maestros y el Guerrero Dragón arreglaban todo para el viaje, la lluvia no dejaba de caer.

La tormenta se hacía cada vez más fuerte y parecía no dejaría de llover en mucho tiempo, los animalitos del Valle de la Paz tenían miedo aunque confiaban en los héroes que ya habían salvado a toda China en más de una ocasión.

Cuando finalmente todo estuvo listo el dragón Longwang se dirigió junto con el maestro Shifu y los demás a la sala donde se encontraba el rollo del dragón para colocar el sello de protección que había prometido.

Longwang se elevó en un elegante movimiento arqueando todo su cuerpo como las serpientes para subir más y más hasta llegar a quedar cara a cara con la estatua de oro del dragón que sostenía el preciado pergamino que hacia tiempo deseara robar Tai-Lung. Una vez arriba, el dragón sopló un largo rato a la cara de la estatua cubriéndola en una cortina de vapor color lila que se fue extendiendo por todo el techo y paredes del salón avanzando hasta el piso y saliendo por la puertas, los maestros siguieron el camino de la neblina para ver hasta dónde llegaba, el vapor seguía y seguía, ya había cubierto todo el Templo de Jade, después bajó las escaleras, siguió hasta llegar al Valle y continuar por cada una de las calles del pueblo, cada casita, cada puente, etc.

Una vez que todo el Valle quedó cubierto por la neblina, el color lila se desvaneció y los maestros estaban seguros de haber visto que el nivel del agua disminuyó, ahora parecía que el agua de la lluvia subía más lentamente.

Eso nos dará tiempo para llegar hasta el Palacio de la Diosa Dai- informó Longwang.

Los Maestros y el Guerrero Dragón se giraron sorprendidos, no habían visto en que momento el dragón había bajado y llegado a su lado.

Un momento- se acordó de repente Po- ¿qué pasará con las demás aldeas? ¿También estarán protegidas?

Me temo, Guerreo Dragón- bajó la cabeza apenado Longwang- que no soy lo suficientemente fuerte para proteger a toda China de las tormentas, pero, si logramos salvar a los demás dragones de la Diosa Dai podremos revertir las inundaciones provocadas por la lluvia. Es la única forma de salvarlos a todos.

Po asintió, en ese caso había llegado el momento de partir, les esperaba un viaje demasiado largo como para seguir perdiendo el tiempo que los habitantes del Valle de la Paz y el resto de las aldeas y ciudades de toda China no tenían.

La Diosa Dai debía ser detenida y el Guerrero Dragón y los Cinco Furiosos se encargarían de darle su merecido…

Continuara...