¿Cómo explicar esto? Mmmm…. A decir verdad es el primer fanfict de inazuma que hago y no estoy segura de si lo haré bien… igual léanlo y si les gusta me dicen.

Capitulo 1

Miré la entrada del edificio y suspiré lentamente. Apreté con fuerza mi mochila y me dispuse a entrar.

La escuela Raimon era bastante linda, era como si tuviera un aspecto agradable y cálido... ya sé, suena extraño, pero esa fue mi primera impresión.

Observé con detenimiento el enorme monumento en forma de relámpago, y me pareció bastante interesante. Miré el pequeño y mal hecho croquis que me había dado mi mamá de la escuela, pero realmente no le entendía nada. Aún así, traté de encontrar el camino a mi aula.

Caminé y caminé observando el croquis sin dar con el salón, y más tarde me di cuenta de que estaba perdida. Menos mal que había llegado tan temprano.

Seguí en mis pensamientos un buen rato, pero un golpe muy fuerte en mi pantorrilla derecha me hizo volver a la realidad.

Me volteé y me sorprendí al ver un balón de fútbol soccer.

—¡Perdona! ¿Estás bien? —Preguntó la voz de un niño a lo lejos, pero no volteé a verlo, seguía mirando el balón, debatiéndome en simplemente irme e ignorar lo sucedido, o reclamarle al niño…

—¿Podrías devolverme el balón? —Volvió a preguntarme. Me molestó un poco que todavía tuviera el descaro de pedirme el balón.

Finalmente decidí mirar al chico. Era un niño bastante peculiar; llevaba puesta una banda naranja en el cabello (ni idea de por qué) y era moreno. Vestía el uniforme del instituto, aunque ciertamente lo único que me preguntaba era: ¿Quién, en su sano juicio, jugaría fútbol a esas horas de la mañana?

La respuesta era algo obvia: Él era un entusiasta del fútbol.

Fruncí levemente el entrecejo, pero finalmente acepté devolverle el balón. Tomé impulso y me dispuse a patearlo, pero justo cuando iba a hacerlo, escuché una voz en mi cabeza:

El fútbol es una tontería

Pero aún así pateé con todas mis fuerzas. ¿Quién hubiera imaginado lo que pasó?

Pues bien. Cuando me di cuenta, el balón no se había movido ni un centímetro. Entonces miré al chico, que me dirigía una mirada sonriente, pero no parecía burlarse.

—¡No te preocupes! ¡Puedes lanzarlo con las manos!

Lo miré inexpresiva pero indignada. Tomé el balón en mis manos y lo lancé como mejor pude. Me di media vuelta y ni siquiera me molesté en ver si lo lancé bien.

—¡Gracias! —Gritó finalmente, pero seguí mi camino.

De regreso al edificio, me seguía molestando el hecho de que no supiera patear el balón, pero como dice mi papá: Las chicas no juegan fútbol.

Finalmente me fastidié y decidí preguntar a la primera persona que viera en dónde se encontraba el aula que me correspondía.

Así lo hice y por suerte llegué a mi clase a tiempo.

El maestro, como es habitual con los recién llegados, me presentó frente a toda la clase.

—Ella es Rino Suzuna, su nueva compañera.

Miré a todos inexpresivamente, ni siquiera les presté atención.

—Bueno, puedes sentarte en cualquier pupitre vacío —Indicó el profesor y así lo hice.

Me senté en un pupitre al lado de una ventana.

—¡Hola! —Me saludó una chica sonriente de cabello corto y oscuro—. Soy Aki, mucho gusto.

Asentí levemente con la cabeza y miré por la ventana.

—Uhmmm… ¿De qué escuela vienes? —Volvió a hablar.

La miré poco tiempo y volví a voltear hacia la ventana.

—Veo que no eres de muchas palabras —Insistió.

Ésta vez no la volteé a ver, y ese fue el final de esa "conversación".

Supongo que perdí la mayor parte del día haciendo, exactamente, nada. Finalmente sentí la presencia de alguien mientras seguía mirando hacia la nada, pensativa.

—Esto… ¡Hola! Eres Suzuna, ¿cierto? —La voz pertenecía a una chica que parecía estar nerviosa.

Volteé y la miré. Una chica de cabello rubio y largo.

Asentí.

—Bueno, esto… —Aspiró aire y su cara de nervios se volvió una mirada de decisión—. Verás. Soy la capitana del club de gimnasia artística, y estamos buscando integrantes, así que ya que eres nueva, y probablemente no estés en ningún club, quería pedirte que consideraras el entrar en el nuestro. ¿Qué dices?

Me miró, esperando una respuesta.

Suspiré.

—Lo pensaré —Finalmente respondí, pero ya no dije nada más. La chica sólo murmuró "bueno" no muy convencida, y se fue.

Al final de las clases sólo tenía un objetivo: llegar a mi casa. Salí del edificio con la salida en mi punto de visión, y creo que eso era lo único que veía, porque en un instante, me sentí tacleada y mojada.

—Oye, ¿estás bien? —Me preguntó una voz conocida.

Miré el suelo, que estaba a centímetros de mi cara y fruncí levemente el ceño. Me incorporé lentamente y miré a mi alrededor mientras seguía sentada en el suelo. Estaba llena de arroz y agua de pies a cabeza, y me moría de frío.

—Déjame ayudarte —Aki, la chica parlanchina de la mañana, me tendió la mano.

Le dirigí una mirada asesina y me levanté por mi propia cuenta, sacudiéndome la falda y el cabello.

—Disculpa, yo… —La interrumpí dándome media vuelta dispuesta a irme, pero me detuve.

"Equipo de Fútbol"

Miré un pequeñito letrero en el suelo, parecía ser una etiqueta, y estaba toda mojada (y llena de arroz, también). Me agaché y lo recogí, después lo sostuve en mis manos.

—Sabes, a mí me gusta mucho el fútbol —me dijo ella amistosamente. Le volteé a ver—. De hecho, soy ayudante del club. Aunque… —Miró el arroz en el suelo— no creo que pueda hacer nada con esto —Puso mala cara.

Le di a entender que no me importaba lo que acababa de decir y seguí con mi camino. Seguido lancé el papelito como quien tira un pedazo de basura.

—¡Oye! ¡Espera! —Me sostuvo del brazo—. No te puedo dejar ir así de mojada.

Aki recogió un poco lo que se le había caído (o mejor dicho, lo que me había tirado ensima) y a duras penas comenzó a caminar hacia el lado contrario al que me dirigía.

—Sígueme —me dijo, sonriente.

Con el dedo me señalé.

—Por supuesto que es a ti, ¿a quién más?

Puse los ojos en blanco y a regañadientes la seguí. Todavía me sigo preguntando por qué.

Llegamos a una especie de cabaña vieja y desgastada, donde alcancé a leer el letrero en la entrada: Club de Fútbol.

Retrocedí algunos pasos y planeé escapar de ahí pero Aki pensó más rápido y me hizo entrar a la fuerza. Ciertamente era un lugar feo, apestoso y viejo.

—Toma —me ofreció ella con una sonrisa un pantalón de deporte y una sudadera—. Son míos, pero viendo la situación, mejor póntelos tú.

Me quedé inmóvil, mirando la ropa que Aki me ofrecía.

—Te puedes cambiar aquí, ¿sabes? Los chicos están en entrenamiento así que nadie vendrá. Si quieres puedo hacer guardia afuera en la puerta.

La miré con cara de pocos amigos y para el colmo de los colmos acepté.

Me coloqué la ropa lo más pronto posible (un gran récord, considerando lo retardada que soy) y abrí la puerta.

Aki me miró y sonrió.

—Te queda bien.

Salí sin decir nada.

—¡Oigan cuidado! —Gritó una voz masculina.

Rápidamente giré y ví cómo un balón de fútbol se dirigía lento pero seguro hacia mí.

Mi primer impulso fue el de detener el balón, pero rápidamente olvidé esa idea y me agaché con las manos en la cabeza, esquivándolo. El balón pasó sobre mí dejando una ventisca que me agitó el cabello, e inmediatamente colisionó con la choza de desagradable aspecto (por un momento creí que se caería pero no lo hizo).

—¿Te encuentras bien? —me preguntó el chico de la mañana, acercándose a mí.

Y finalmente exploté. Estaba harta de que primero atentaran contra mí y luego preguntaran si me encontraba bien. Mi paciencia estaba oficialmente colmada.

Me levanté y tomé mi mochila (que había tirado al suelo antes de que el balón se acercara lo suficiente como para golpearme) y dirigí a los presentes la mejor cara de odio que pude poner y sentencié con una sola frase:

—El fútbol es una tontería.

Me enganché la mochila al hombro y me fui sin siquiera ver sus expresiones. Lo único que quería era llegar a mi casa y descansar de ése fatídico y aburrido día.

Continuará (si quieren)…

Bueno, no sé si está bien de largo -_- pero bueno, que les pareció? Jejejejeje pues bueno, si quieren que publique más, me dicen porfis ^^

Ciao ;)