Este es mi primer fanfic por aquí chicas y chicos :3, estoy nerviosa, pero aparentaré que no. Primero ¡Arigato gozaimasu, Solitudely-sempai!, sin ti no hubiera podido, gracias por darme la idea para este fic, espero desarrollarla bien. ¡Y también Gracias Nee-chan, por ayudarme con nombres y demás!

Bien, sólo resta decirles que Hetalia no me pertenece, que esto es AU y que algunos datos son inventados, también lugares, seres y empresas. Y por supuesto, esto contendrá Lemon y Mpreg.

Parejitas: USUK principal. Secundarias: Espamano, Franadá y Giripan.


Alfred F. Jones, ese es nuestro hombre, estaba sentado rodeado de papeles, millones de formulas químicas en cada informe, incomprensibles para los que no estuvieran en esa área pero como un simple pestañeo para los especialistas como él, se arregló suavemente su dorado cabello hacia atrás mientras hacia ademán de estar agotado, era la jornada de la mañana, suspiró con fuerza y ronco, había accedido a trabajar para esa empresa, "Heterner", su cabeza hacia espirales de viento masivo que luego eran torbellinos que lo azotaban, no quería más trabajo.

-Ficha número trecientos treinta, muerto por infección cutánea, que interesante…-susurró con sarcasmo arreglándose los lentes donde se dejaban ver sus preciosos ojos azules.

Heterner era una empresa estadounidense creada por un pez gordo entre el mundo de los empresarios, demasiado poderoso para que incluso la ley se metiera con sus experimentos, básicamente se dedicaba la empresa a la biotecnología, análisis de células y cura de enfermedades que antes parecían irremediables, era una de las más poderosas empresas y de renombre entre la medicina, pero también, secretamente lidiaba con experimentos ocultos de los que la gente no se enteraba, sólo unos cuantos, gente de poder y claro, los sobreexplotados trabajadores de allí que prometieron guardar silencio en su injusto contrato.

Jones estaba desesperado, necesitaba el trabajo, firmó el papel comprometiéndose a estar allí por un año entero del cual ya llevaba nueve meses. Había visto mucho, pero al menos sonreía pensando que en el letargo de su profesión podría beneficiar a desahuciados y salvar vidas inocentes.

-¡Jones! -susurró alguien entrando a su oficina, increíblemente alegre de su trabajo.

La cara de terror al ver quien era de Jones era digna de un premio para el mejor actor de películas de suspenso.

-¡Antonio! ¡Noo, no vengas! –rogaba clemencia, algo de piedad.

Pero Antonio seguía con la sonrisa de dos metros dando paso tras paso mientras traía una lista de informes enormes, Jones sintió ganas de suicidarse, de llorar en silencio, cuando estuviera solo lo haría, sino quizás el maldito ruso que trabaja a unas cuanta oficinas de la suya podría burlarse, aunque era claro, Alfred disfrutaba viéndolo sufrir gracias a su asistente, su hermana, quien no parecía conocer el prejuicio de la palabra "incesto".

-Lo lamento Al, no es mi intención…-susurraba el español con una sonrisa ladeada.

-Lo sé…-susurraba babeando en su escritorio.

-Bueno, suerte, por cierto, para alegrar tu día, a mí me encargaron un "Prototype"-susurró como contando un secreto a voces el español, bajando la voz y mirando a Jones de reojo.

-¿Ya te lo presentaron…? a mí aún no me encargan trabajar con algún ser, sólo trabajo de laboratorio…-suspiró Jones.

El español asintió y le contó los detalles, el proyecto se llamaba "Lovino, o también Prototype 017", la palabra le recordó a un pequeño cachorro, quizás se tratara de un tipo extraño de lobo o de la camada de un perro con una alteración de ADN, aún no lo sabía, pero se lo iban a presentar, el rubio sonrió con algo de interés, también estaba esperando a que le asignaran un Prototype, hace tiempo que no pasaba a la acción, mucho trabajo técnico y nada manual, había escogido esa profesión porque lo llenaba y lo consumía, pero no lo desplegaba del todo amarrado a esa silla de escritorio.

Pasó un buen rato lamentándose de su trabajo, lanzándole frías miradas a un ruso y arrojándole aviones de papel, también tratando de despegar un poco a su inocente hermano de ese francés, sí, su hermano también había dado a esa maldito mundo de Heterner, pero él en otra área, él sí era más técnico, le daba turbación cortar carne o tocar gelatinosas sustancias, todo lo que fuera reacción producto Matty podría predecirlo.

Todo marchaba normal, hasta que él hizo su aparición, uno de los Aliados del sector alto del tercer piso para adelante, conocido por muchos pero no sociabilizado por tantos, era Heracles, un griego un tanto curioso, sin mucha expresión, serio y a la vez calmado de pelo castaño, de relajada sonrisa más no hiriente ni despreciable.

-Alfred F. Jones ¿no? -susurró cercano a él, sin hacer contacto visual, manteniendo la vista en los papeles.

-¡Sí, ese soy yo!- ¿Lo ascenderían? ¿le darían hamburguesas?

-Ven conmigo… ¿Leíste el informe no?, se te ha asignado un Prototype…-susurró.

Jones asintió falsamente, no había concurrido aún por ese informe, no lo podía creer, por fin tendría el poder de ver a un místico Prototype, los prototype eran seres que estaban en peligro, a veces incluso extraterrestres que mantenían en observación para que su ambiente no se contaminara ni llegaran a morir de alguna u otra forma, era como un zoológico, los encerraban pero a cambio les prometían salud y comida, he incluso mantener parte de la especie. Alfred esperaba de todo al caminar, la adrenalina fluía por su cuerpo, quizás era algo tan místico como un dragón o quizás se hacía invisible, millones de cosas inimaginables parecían pasar por su mente, tanto deseó aquello y ese día, cuando se quería suicidar con su propia corbata debajo de la bata cientifica por estar metido allí la vida le sonreía.

Era primera vez que estaba subiendo al tercer piso, el griego no era muy conversador, incluso alteraba al americano un poco, sólo se dedicó a destapar las contraseñas de las puertas con su huellas digitales y un par de códigos que pronto también se le entrarían a él. Y luego, después de pasar por unos cuantos pasillos se le asignó la habitación, era la 023 recordaría ese número, después de todo el ser allí adentro era el Prototype 023.

-Aquí está…-señaló el griego con el dedo.

Miró… y allí no veía nada increíble, sólo un muchacho de pie totalmente desnudo en medio de un cristal blindado transparente de nueve metros cuadrados, tenía una mirada muy vacía, carnosos labios, tenía la apariencia de un ser humano común y corriente, de un joven de veintitrés años aproximadamente, alto y varonil, de piel blanca y unas cejas poco comunes, aparte de aquello tenía signos similares a números y letras latinas extrañas como pulseras en sus manos y piernas, ojos verdes brillosos y cabello rubio.

-Parece humano…-susurra Jones acercándose al vidrio con lentitud. -¿Cuál es su nombre?-murmura mirando al griego.

-Prototype 029…-lo miró, ajustando un poco los datos en su ficha.

-Me refiero a su verdadero nombre…-cuestionó al griego.

Y fue allí cuando se tiró un poco hacia atrás, el muchacho de la celda de cristal estaba creando letras en el aire de color doradas que podían verse nítidamente ¿cómo lo hacía? era magia, no, él no cree en tales cosas, debe ser una habilidad de su cuerpo, Alfred tragó fuerte, el muchacho había escrito "ARTHUR KIRKLAND", así que ese era su nombre.

-No te asuste de él, le inyectamos cogrina, no puede usar ningún poder que pueda herir a alguien dentro de un año a partir de este día-el griego bostezó con fuerza.

No había dormido en toda la noche, aunque era raro dormir cuando se trataba de tener una cita con un japonés que lo tiene loco desde hace tiempo ya, en una cama con Kiku no podía pensar bien en "dormir castamente".

-¿Por qué está desnudo?-miró sonrojándose un poco su trasero, su entrepierna, su pecho, sus brazos y rostro, era muy guapo.

Maldita homosexualidad, lo nublaba de la seriedad de su trabajo.

-¿Nervioso, te atrae...?-rió el heleno suavemente con una calida risa.

-Pues bueno, sí… me calienta un poco- ¿Qué mierda acaba de decir?

-Eso es bueno…-susurró el griego mirando con complicidad al rubio.

-¿Acabo de aceptar que soy medianamente homosexual y eso es bueno?-inquirió Jones llevándose las manos a la cabeza con desesperación, la monotonía de ese griego lo volvía loco.

-Sí, es bueno…-susurró- Así podrás tener… mejor sexo con él…-apretó algunos botones para estabilizar el muro de cristal donde estaba encerrado aquel extraño ser de apariencia humana.

-¿Acabas de decir sexo?- susurró Jones que casi se tropieza con el aire al escuchar eso.

El griego puso feromonas en el aire que hicieron dormir poco a poco a la criatura que estaba allí. De una manera suave va agachándose hasta acomodarse para el reposo, Alfred se sonrojó un poco al verlo, era realmente lindo, pero le intrigaba la expresión amarga que tenía en su rostro, llena de nada, quizás porque estaba encerrado, en cierta parte lo entendía, pero ese no es el tema, el tema es…¿sexo, sexo con él?

-¿Recuerdas los datos de esta mañana? "Procrear, crea… fertilizar al espécimen"-susurró el griego bostezando mientras sus compañero estaba que se arrancaba el pelo de la desesperación, era un científico por dios, no lo contrataron para "procrear" o lo que fuera con raros seres del espacio.

Su cara se puso petrificada al recordar los términos y acuerdos que aceptó al trabajar allí, sí tenían derecho a pedirle algo así y él no podría renunciar dentro de tres meses más como mínimo, la piel se le heló y el griego seguía como si nada, como si fuera pan de cada mañana que un científico mantenga relaciones sexuales con la criaturas que estudian. Sí, es de lo más normal ver a un humano montarse a un perro o algo así. Pensaba con desesperación hallando una escusa, pero no la encontraba, ese chico parecía humano.

-¿Por qué yo?- susurra en un hilo de voz lastimero y chirriante.

El griego no lo mira.

-¿Por qué yo?- volvió a gritar como histérico.

-Me lo podrías repetir, no me quedó claro…-susurró el heleno tomando ciertos apuntes.

Era definitivo, Alfred se quería morir.

-¿Por qué yo…?-susurró apenas, casi para sí mismo.

-¿Por qué no lo dijiste antes?- inquirió el griego escuchándolo esta vez, Alfred se estampó la libreta de notas que tenía en la cara, con razón Kiku y él eran tal para cual. –Porque de todos los empleados tu semen… más que nada tu material genético es el único que puede crear una cría en ese ser, eres compatible-

-Ese ser es hombre…¿embarazaré a un hombre?

-¿Orgulloso?-susurró tranquilamente el griego.

-¡Asustado!-corrigió moviendo los brazos como aleteando.

-Bien, te dejo para que veas a tu nuevo amante, zoofílico…-susurró calmado.

-Vete al demonio, Heracles…-contestó quedando solo allí, sabía que el griego sólo cumplía ordenes pero podría ser un poquitín más empático.

Y fue cuando su vida tenía que cambiar, se acercó hasta la gran capsula transparente donde día tras día aquel chico era observado por ojos recatados y diestros en la genética, en la ciencia, como un simple objeto, entrecerró los ojos, sintiendo algo de lastima por él, le habían arrebatado sus poderes, su todo, quizás ya ni siquiera sentía que era él mismo, y pronto él, Alfred F. Jones tendría que tener sexo con ese ser para engendrar, era raro, pero él sería… su primer hombre, es más, la primera persona con la que tendría un hijo, lo miró nuevamente y algo lo aterró profundamente al percibir algo en su ser que sonroja sus mejillas, quizás el interés que llegaría a tener por aquel chico llamado Arthur sería mucho más que científico.


Espero que agradara al público, mi nombre de usuario no es sólo para causar gracia, soy algo torpe y mala para hacer las cosas bien, espero que esta historia haya sido la excepción, me gustaría saber sus opiniones en reviews, cuídense, hasta el próximo capitulo!