¿Hace cuanto tiempo que no posteaba algo aca? Lo siento, pero he estado con varios problemas... en termino de educación y amoroso. Si alguien sabe cuando se demora el corazón en restaurarse, diganme para ver cuanto tengo que sobrevivir...

Por mientras, enjooy!


-¡Allá, allá! ¡Allá cayó otro!-

Las chicas iban siguiendo el rastro de escombros que Ritsu y Zetsubou iban dejando en el camino, pero les era un poco difícil seguirles el ritmo ya que había muchos zombies en el camino, los cuales se dirigían hacia el hotel. Un edifico había caído varios metros lejos de las chicas en dirección contraria, y la típica nube de polvo iba apareciendo con rapidez, esparciéndose en el lugar.

-No sólo los zombies hacen este trabajo difícil. Si siguen moviéndose de un lado a otro nunca los alcanzaremos- dijo Ui muy preocupada, doblando bruscamente en la mitad de la calle pasando a llevar varios zombies sin querer, y se dirigió hacia la nube de polvo. Llevaban casi diez minutos en esa persecución.

-¿Creen que Ricchan haya pensado en eso?- preguntó Mugi mirando hacia afuera, también muy preocupada.

-Yo creo que apenas puede mantener el ritmo de Zetsubou- dijo Nodoka con el ceño fruncido- Así que no nos queda otra de seguirlos lo mejor que podamos.

-El problema es que pueden aparecer en cualquier momento frente a nosotros- dijo Mio abriendo bien los ojos. Habían entrado a la nube de polvo- Eso complicaría bastante las cosas.

-Eso ya da lo mismo, sólo tenemos que ganar tiempo para que los alemanes lleguen… El derrotar a Zetsubou viene casi como regalo- dijo Nodoka afirmándose en el asiento, ya que habían pasado a llevar a otro grupo de zombies. Si no hubieran entrado en una camioneta reforzada, estaría hecha pedazos.

-Deberíamos lograrlo, tenemos ciertas cosas a nuestro favor- murmuró Mio- Una de ellas es Ritsu…

En ese segundo, la susodicha cayó frente a ellas, y como apareció de repente gracias a la nube de polvo, Ui no pudo esquivarla y la golpeó con el auto. Las seis chicas dieron un gran grito y Ui apretó el freno hasta el fondo. El cuerpo de Ritsu cayó al suelo unos metros lejos de ellas, inerte. Sin esperar más, Mio salió del auto junto con Nodoka.

-¡La mataste!- gritaron Yui y Jun al unísono con caras de espanto.

-¡Quédense ahí y cúbrannos de los zombies o de Zetsubou!- gritó Nodoka a las demás mientras corría.

-Como si eso fuera posible- murmuró Jun, sacando medio cuerpo por la ventana del techo de la camioneta con su rifle en mano.

-¡Ritsu!- gritó Mio llegando al lado de la castaña.

La puso de espalda y vio el estado en que estaba. Tenía un corte muy feo sobre su ceja izquierda, llenando la mitad de su rostro de sangre, aparte de los múltiples moretones en su rostro y brazos, y otro corte en su codo derecho. Parece que la pelea no iba favoreciendo para nada a la chica. Mio miró a Nodoka con preocupación, pero esta negó con la cabeza y le dio unas palmaditas en la mejilla de la castaña. Ritsu dio un quejido y abrió los ojos.

-Eh… hola, tanto tiempo- dijo haciendo una sonrisa.

-No es hora de bromas, te está destrozando- dijo Mio sin esconder su preocupación.

-Sólo me descuidé un poco- dijo la chica sentándose con ayuda de Mio y Nodoka- habían muchos zombies, y no tengo ojos para todos. Aunque pude darle un par de golpes bastante prometedores.

-Necesitamos que lo dejes en un solo lugar. Sólo así Jun o Yui podrán dispararle la cura- dijo Nodoka muy seria- sino esto no resultará.

-Se mueve muy rápido- dijo Ritsu suspirando- además, el no había peleado contra un ejército de zombies antes de atacarme.

Mio y Nodoka se miraron. Entonces por eso Zetsubou se había demorado en aparecer. Estaba esperando que Ritsu gastara energías al proteger el hotel, y así poder pelear sin problemas contra ella. Que sucio y brillantes al mismo tiempo.

-Entonces haremos que tú recuperes energía- dijo Mio sobresaltándose un segundo. Los zombies estaban apareciendo y las chicas en el auto estaban disparándoles para que no las atacaran.

En eso, un charger pasa a llevar varios zombies que estaban en el camino, asustando a todas las chicas. El zombies cayó y quedo inmóvil en el suelo. No era buena señal.

-Zetsubou… ¡Corran!- dijo Ritsu soltándose de sus amigas y poniéndose en posición de pelea.

-¡No, no, vienes con nosotras! ¡UI!- gritó Mio haciendo señas para que la chica la viera.

El polvo se había disipado bastante, y gracias a eso una figura esbelta y alta apareció en la mitad de la calle. Los ojos color ámbar de Zetsubou brillaban debajo de su capucha, y sus brazos al descubierto, musculosos y llenos de moretones y rasguños inspiraban miedo. Un hilo de sangre caía de su boca, la cual hacia una mueca burlona.

-Debo admitir que son muy valientes al venir aquí- dijo el hombres observando a las tres chicas- Oh muy valientes, o muy estúpidas.

-¡FUERA, FUERA, FUERAN!- gritó Jun disparándole desde al auto, el cual se había movido hacia donde estaban Ritsu, Mio y Nodoka.

Zetsubou tuvo que saltar lejos de las balas, dándoles tiempo a las chicas para que subieran al auto y salieran disparadas por la calle tratando de alejarse del hombre. Este sonrió divertido.

-Está bien, juguemos- dijo, y saltó hacia uno de los edificios.

-¿Lo podremos perder?- dijo Yui mirando hacia atrás por la ventana. Se había cambiado al asiento de copiloto.

-Imposible, pero podemos ganar tiempo- dijo Mio sosteniendo la cabeza de Ritsu mientras Nodoka le limpiaba las heridas con ayuda de Mugi.

-No mucho si seguimos chocando contra tantos zombies- dijo Ui moviendo el manubrio casi de forma exagerada- Son demasiados, así el auto no aguantará mucho más.

-Mejor ándate por una calle más amplia- dijo Jun aun con medio cuerpo afuera del auto- ahí es más fácil esquivarlos y también dispararles.

-Hay que llevarlo a un lugar abierto- dijo Ritsu con los ojos cerrados- ahí será más fácil mantenerlo y más fácil para ustedes dispararle.

-Tendríamos que ser francotiradores- dijo Mio- aun así será difícil, pero quizás… ¡UO!

Tuvo que afirmarse con fuerza al igual que las demás, porque Ui había virado con brutalidad. Un gran pedazo de escombro había caído justo frente ellas, y si no lo hubieran esquivado habrían quedado como tortillas. Y no fue uno, sino varios que volaban hacia ellas, obligando a Ui a zigzaguear con el auto casi dándolo vuelta varias veces.

-¡COMO LO ODIO!- gritaba Jun afirmándose con fuerza.

-¡Entra a algún callejón!- gritó Nodoka desde atrás- ¡Rápido!

Ui viró a sólo centímetros de otro gran escombro y entró en un callejón. No recibieron más ataques de Zetsubou, pero si una gran cantidad de zombies en el camino.

-¡COMO LO SIGO ODIANDO!- gritó Jun disparando a todos los zombies que podía junto con Yui, quién había sacado medio cuerpo afuera por la ventana el copiloto.

En eso, parte del edificio que tenía a un lado se desmoronó metros delante de ellas, tapándoles la salida. Ui frenó bruscamente, haciendo que todas las chicas cayeran hacia adelante y Jun casi saliera disparada por el techo del auto.

-Ui… quizás debas avisar cuando vayas a hacer esas cosas…- murmuró Yui, mareada a más no poder.

-No había tiempo- dijo su hermana, abriendo los ojos como plato al ver a Zetsubou salir de entre el polvo con su gran sonrisa diabólica- aún no hay tiempo. ¡Sujétense!

-¡¿De qué?!- exclamó Ritsu levantándose del asiento del auto, pero cayó al suelo sobre Mio, ya que Ui había puesto el auto en reversa y había acelerado para alejarse del hombre mitad zombie.

-¡Jun, dispara, DISPARA!- gritó Nodoka sacando el pie de Mio que tenía en la cara para poder levantarse.

-¡KYAAAAAA!- gritó la chica disparándole a Zetsubou para que no se acercara, pero este ya había desaparecido entre los edificios-¡ESO, HUYE, HUEYE LEJOS!

-¡Jun, atrás!- gritó Mugi saliendo entre los asientos y mirando hacia donde se dirigían.

La chica se dio vuelta y vio a tres hunters correr hacia ellas. Abrió los ojos como plato, asustada.

-¡Disparen!- gritó Mio sacando a Ritsu de encima- Tu quédate aquí abajo.

Mugi empezó a disparar por la ventana de atrás, la cual se había roto hace rato, al igual que Nodoka y Mio. Uno de los hunters saltó sobre Jun, mientras los otros dos se separaron y saltaron hacia los edificios que estaban al lado del camino, y las siguieron por ahí. Jun seguía disparando, pero el zombie se movía muy rápido en el techo de la camioneta, y las balas no llegaban a él. De repente, el rifle hizo click y el corazón de Jun se detuvo. Ya no tenía balas, y en cambiarlas se demoraría una eternidad. El zombie sonrió y haciendo un gruñido se lanzó sobre ella. Un segundo antes que el hunter le sacara la cabeza, Ritsu agarró a la chica de la cintura y la lanzó hacia dentro del auto. El zombie quedó con toda la cabeza dentro del auto, lanzando baba a todas las chicas, y sólo un disparo certero de Yui lo calló.

-Gracias- dijo Jun, blanca como la nieve mientras veía el horrible rostro del monstruo.

-Para eso estamos- dijo Ritsu soltándola.

-¡AFIRMENSE!- gritó Ui

Las chicas miraron hacia adelante y contuvieron un grito al ver a un Tank correr hacia ellas a gran velocidad. Ui giró nuevamente el manubrio con fuerza y el auto dio un giro en 90 grados hacia la izquierda, haciendo que todas las chicas cayeran dentro del auto como sacos de papas.

Entraron a un edificio de forma estruendosa, lanzando pedazos del cristal del ventanal para todos lados mientras el chirrido de las ruedas resonaba en el lugar. La vuelta fue tan brusca que el auto casi de dio vuelta y giró en el lugar varios segundos. Menos mal que era un hall bastante amplio, así que la camioneta se detuvo en la mitad del lugar. Ui afirmaba el manubrio con fuerza, con los ojos muy abiertos, muy asustada y sorprendida por esa gran maniobra. Miró a su lado y vio la figura de su hermana sentada, con el pelo alborotado y con la misma expresión de pánico. Se miraron y sonrieron.

-Eso fue increíble, Ui- dijo Yui ampliando su sonrisa.

-Gracias-dijo la hermana, feliz.

Se dieron vuelta y vieron el estado de las demás. Mugi las veía con grandes ojos, aunque estaba de espalda sobre la espalda de Nodoka, quién estaba sobre los asientos y con sus lentes colgando de su nariz. Los pies de Jun se podía ver debajo de Mio y Ritsu, quién tenía uno de ellos en su cara. Las hermanas Hirasawa las miraron y rieron.

-No creo que sea el mejor momento para eso- murmuró Mio con el ceño fruncido.

Pero no tuvo mucho tiempo de alegar, ya que un gran estruendo se escuchó. El Tank había entrado al lugar echando abajo la pared, y lanzó un fuerte rugido.

-¡A moverse!- grito Nodoka saliendo de debajo de Mugi- Estando en el auto tenemos oportunidad de escapar sin necesidad de pelear con él.

¡PAF!

Un ruido extraño y poco amigable se escuchó por debajo del rugido del Tank. Ui tragó saliva, presintiendo que no era nada bueno que una rueda se pinchara en ese momento. ¿Cómo? Cosas de la vida.

-¡¿En serió, una rueda se pinchó ahora, después de todo lo que duró allá afuera?!- gritó Ritsu con una venita en la sien, saliendo de debajo de Mio.

El auto recibió una gran sacudida. El Tank las había alcanzado y había agarrado la parte de atrás de la camioneta, zarandeándola con fuerza y haciendo otro revoltijo con las chicas dentro.

-¡ACELERA UI, DA LO MISMO EL ESTADO DE LAS RUEDAS, SÓLO ACELERA!- gritó Mio estrellándose con los asientos del auto junto con las demás.

-¡N-no puedo! ¡No avanzaaaaaaahh!- gritó Ui ya que el auto se estaba elevando en el aire gracias al Tank- ¡DE NUEVO, AFIRMENSE!

Y después de gritar, el Tank lanzó el auto varios metros lejos hacia el suelo, estrellándolo de bruces y haciendo que se diera vuelta. Yui y Mio, quiénes estaban más cerca de las ventanas salieron disparadas del auto, arrastrándose por el suelo. La pelinegra abrió los ojos, tratando de volver en sí por las vueltas que había dado, y vio al Tank encima de ellas. Por inercia, sacó su pistola (su rifle había quedado en la camioneta) y apuntó al zombie ante que este lanzara sus brazos sobre ella, haciendo que este se detuviera por unos segundos.

-¡Salgan de ahí!- gritó la chica sin dejar de disparar.

-¡Mio-chan!- gritó Yui, quién no había perdido su rifle y también disparó al monstruo.

Las demás iban saliendo como podían del auto. Nodoka salió primero y ayudo a Mugi a salir, la cual parecía enferma. El efecto de la droga que le había dado Haruka estaba desapareciendo, y el dolor en su pierna parecía que aumentaba a cada segundo. Lograron dirigirse hacia la salida como pudieron, observando como el zombie estaba volviéndose loco con los disparos, y en un arrebato de desesperación tiró sus manos al suelo y lanzó gran cantidad de pedazos del suelo hacia todos lados. Mio cubrió a Yui, dejando de disparar por unos segundos. El Tank gritó con fuerza, e incrustando sus grandes manos en el suelo sacó un enorme pedazo y con furia lo lanzó hacia el auto. Jun había logrado salir justo detrás de Mugi a tropezones, pero Ui se había quedado atrás gracias al cinturón de seguridad y recién estaba saliendo por la ventana del auto.

Su hermana gritó, y la chica abrió los ojos de par en par.

Ritsu apareció justo entre ella y el enorme pedazo de escombro y lo destruyó sin problemas. Ui cayó de espalda, respirando agitada. Ritsu sacudió su cabeza, pero no se dio cuenta que el Tank había corrido hacia ellas. El ataque con el escombro había sido una trapa.

-Oh-oh-

De un gran manotazo, Ritsu salió disparada, estrellándose contra la muralla y saliendo del edificio.

-¡RITSU!-

Mio gritó, pero una sensación parecida a si una flecha atravesara su cabeza la atacó. Se quedó inmóvil, ni siquiera pudo gritar por el dolor. Una avalancha de imágenes se amontonaron en su cabeza a una velocidad impresionante, mezclándose con lo que veía en ese momento. Sus oídos se taparon, y apenas escuchó los gritos de sus amigas.

-¡Abajo!- gritó Jun lanzándose sobre Ui y salvándola de ser aplastada por el zombie.

Cayeron al suelo, pero tuvieron que moverse rápidamente porque el zombie barrió el piso, lanzando escombros, fierros y polvo por todos lados.

-¡UI!- gritó Yui, llamando la atención del Tank, el cual se dio vuelta a mirar a la castaña- ¡U…! Oh…-

Yui comenzó a retroceder viendo como el monstruo se acercaba a ella peligrosamente. Disparó varias veces pero el zombie estaba tan enloquecido que apenas hacía caso a las balas. Nodoka y Mugi también dispararon desde donde estaban tratando de llamar su atención, pero no lo lograban.

-¡Mio-chan, muévete!- le gritó la castaña. Pero no obtuvo respuesta- ¡MIO-CHAN!

El zombie lanzó su puño sobre las chicas. Yui saltó sobre su amiga aunque sin esperanzas de que se salvaran… pero el puño cayó justo al lado de ellas levantando una impresionante pared de polvo y la ventisca del golpe golpeó los rostros de las dos chicas. Yui abrazó a Mio y observó al Tank, el cual estaba muy confundido y furioso. Ritsu había llegado segundos antes y había desviado el puño del monstruo lo suficiente para que las chicas no fueran aplastadas.

-Ese golpe me dolió- murmuró la chica con sus ojos de Jikken observando al zombie.

Este hizo una mueca justo antes que Ritsu agarrara su brazo y se lo sacara. Junto al grito de dolor del zombie, la chica saltó sobre su cabeza y la atravesó con su mano. El monstruo cayó inerte al suelo y el silencio llegó al lugar nuevamente.

¿Deja vú? ¿Había visto eso antes? Sintió movimiento a su alrededor. El Tank se estaba moviendo hacia ellas… Pero Mio no reaccionaba. Sintió que alguien la tomaba de la mano y la trataba de levantar, pero no reaccionaba. Sólo observó a Ritsu, quién tenía la mitad de su rostro cubierto de sangre nuevamente, y la chaqueta que llevaba había desaparecido, dejando a la vista su hombro izquierdo… dejando a la vista su herida.

Un dolor muy intenso golpeó la cabeza de Mio.

-¡Mio-chan! ¿Qué pasa?- preguntó Yui mirando a su amiga.

-¡¿Qué pasa?!- exclamó Ritsu entrando en pánico al ver a su amiga así y bajando del cuerpo del zombie. Jun salió de detrás de unos escombros cerca del auto junto con Ui y también observaron con los ojos como platos.

-¡No sé! ¡Su-su cabeza!- dijo Yui viendo como Mio, de rodillas, se la afirmaba como si su vida dependiera de ellos, cerrando los ojos y apretando los dientes con fuerza sin poder pararse.

-Su amnesia- dijo Nodoka preocupada mientras sostenía a Mugi, quién estaba más pálida a cada segundo.

-Ve a ver… como está. Estaré bien- dijo la rubia con un tono de voz bajo

-Pero no te encuentras en condiciones…-

-Estaré bien. Tengo más drogas en este bolso- dijo la rubia apuntando un pequeño bolso que tenía enganchado en su cinturón- Estaré bien. Sólo me tomara un minutos recuperarme de nuevo. Ve a ver como esta Mio-chan.

-Mmmm… bien. Jun, Ui, quédense con Mugi- dijo la chica de lentes, dejando a la rubia sentada en el suelo y corriendo hacia donde estaba Mio.

-Mio-chan… Mio-chan- murmuraba Yui, quién había soltado a la chica y estaba hincada y encorvada apretándose la cabeza.

-Mio, mírame- dijo Nodoka hincándose a su lado y tomando su cara.

Ritsu se acercó sin sacar la cara de preocupación de su rostro y se mantuvo de pie al lado de Yui. Ui y Jun ayudaban a Mugi a tomar las drogas, la cual hizo una mueca de desagrado. Hubo unos segundos de silencio hasta que un extraño sonido llegó a los oídos de Ritsu. Esta levantó la vista, observando el techo. Una piedrecita cayó justo en su frente.

-Mio, necesito que te tranquilices- dijo Nodoka observando los ojos de la pelinegra, la cual apenas podía abrirlos- trata de calmar tu mente… Mio, ¿me escuchas?

-El techo- murmuró Ritsu.

Un segundo después, el techo del lugar de abría en dos y Zetsubou Eito entraba en acción. Pero no fue sólo eso lo que aterrorizó a las chicas. Gracias a que el hombre mitad zombie había destruido el techo, los demás pisos del edificio se fueron abajo. Grandes pedazos de escombros cayeron en el lugar, levantando mucho polvo.

-¡VAMOS, CORRAN POR SUS VIDAS COMO RATAS!- gritó Zetsubou con sus ojos color ámbar brillando en la oscuridad de su capucha.

Ritsu, por inercia agarró a Yui y Nodoka de los brazos, y sin preguntar nada las lazó como un par de muñecas hacia afuera del edificio, haciendo que estas de estrellaran con lo que quedaba del ventanal y se arrastraran por la calle. Agarró a Mio, pero un gran escombro cayó sobre su espalda, impidiéndole moverse y sólo atinó a proteger a su amiga como pudo, abrazándola con fuerza para que ningún pedazo de edificio cayera sobre ella.

-¡MUGI, UI, JUN!- gritó sin poder moverse.

Pero el polvo le impedía ver lo que estaba pasando, además de la cantidad agobiante de escombros que caían sobre ella. Escuchó la risa de Zetsubou traspasando sus oídos, y su espalda desgarrándose por el peso. Cerró los ojos esperando que sus amigas, de alguna forma, hubieran logrado salir… y también esperando que los pedazos de edificio terminaran de caer sobre ella. Cayó de rodillas, pero sin soltar a Mio, sin dejar de protegerla.

Poco a poco, el peso dejó de aumentar, y el ruido fue apaciguándose. Unos pocos rayos de luz llegaban entre medio de los pedazos de edificio, y el polvo era tan agobiante que le impedía respirar correctamente. Quedaron atrapadas en un espacio casi de 1x1. Miró a su amiga, quién aún se sujetaba la cabeza con fuerza. Ritsu quiso moverse pero escuchó como los escombros sonaban peligrosamente, así que decidió no hacerlo todavía. Observó el lugar primero, esperando que una idea apareciera en su cabeza para que pudieran salir antes que fueran aplastadas del todo.

-Mio… Mio, necesito que me ayudes a pensar- dijo la chica mirando a su amiga- Mio… oye, ¿me escuchas?

Pero la pelinegra miraba el infinito, sin soltarse la cabeza. Había algo perdido en sus ojos, y abría y cerraba su boca levemente. Ritsu se asustó porque nunca había visto a Mio así. ¿Y si algo le había pasado por su amnesia? ¿Y si lo que había dicho Nodoka había pasado y su memoria…? ¿Y su memoria…?

-Oye, Mio. Mio, mírame- le dijo- Mio…

La chica no la miraba, sólo seguía murmurando sin cambiar la expresión perdida de su rostro.

-¡MIO, OYE! ¡No hay otra persona aquí que se pueda llamar Mio!- le gritó Ritsu al borde del pánico.

-Mio…- murmuró.

La pelinegra volvió la cabeza y dejando caer las manos a los lados observó a Ritsu. Los escombros comenzaron a sonar nuevamente, aunque a lo lejos. El polvo se mantenía y brillaba por los pocos rayos de luz que había. Abrió la boca.

-Quién… ¿quién es Mio?-

El corazón de Ritsu se detuvo por la apuñalada que sintió al haber escuchado eso.

-Cómo… cómo que quién es Mio…- murmuró- Tu eres Mio…

-¿Yo?- los ojos de la chica comenzaron a brillar de otra forma. De lo perdido que estaban cambiaron al miedo- Yo no… no sé… ¿tú?

-¡Sí, tú eres Mio! ¡Mi mejor amiga!- le gritó Ritsu. Los escombros temblaron- Lo sabes… Lo sabes

-¿Lo… sé?

-¡SÍ!- Ritsu estaba entrando en la desesperación- ¡Sabes quién eres, y sabes quién soy yo!

-Lo sé… No- Mio negó con la cabeza, abriendo los ojos como plato- No lo sé…

-¡Sí lo sabes!- el polvo aumentó y los pedazos de edificio comenzaron a crujir- ¡TU eres Mio, mi mejor amiga! ¡Y yo soy… yo soy quién te ayudó a contar tu cuento frente a la clase! ¡Yo soy quién te dijo que hiciéramos un grupo de música!... Fui contigo a elegir tu bajo, te llevé dentro del grupo de Música Ligera… Conocimos a las demás, tocamos frente a mucha gente…

Ritsu temblaba, y las lágrimas caían por sus mejillas mezclándose con su sangre. Respiraba agitada por la falta de oxígeno limpio en ese lugar. Ver a su amiga así, que no la recordara… Apretó los puños con fuerza rozando la pared que tenía sobre ella la cual cada vez temblaba más. Abrió la boca, sin poder decir lo que quería aún… Mio la observaba. Algo en sus ojos había aparecido. Brillaban entre el polvo. Ritsu tomo el poco aire que había y habló.

-Fui… fui yo quien decidió que siguiéramos como amigas siendo que tú… que tú dijiste que me amabas… Aun así no te alejaste, aun así seguiste conmigo… aun cuando me arrepentí de haberte rechazado, tú te quedaste conmigo…

Ritsu observó los ojos de la chica con intensidad y mucha tristeza. Nunca había dicho eso, nunca pensó que sería necesario decir algo que había quedado tan enterrado en el pasado. Pero tenía que hacerlo, era algo que sólo ellas dos sabían… La castaña sonrió.

-Deseaba que olvidaras eso… en su momento lo desee, pero no ahora… no me dejes ahora-

Silencio.

Los pedazos de edificio dejaron de sonar, los metales ya no chocaban y el polvo se estancó. Un rayo muy delgado de luz llegó a los ojos de Mio, y una lágrima se deslizó por su mejilla dejando un camino en su piel por la suciedad del polvo. Ritsu la miró, y ella misma recordó lo hermosos que eran sus ojos.

La expresión de Mio cambió. No había miedo, sino intriga. Se acercó a Ritsu un poco, y tocó su rostro. Era como si la estuviera conociendo, o reconociendo. La pelinegra limpió sus lágrimas y sacó un poco la sangre de su rostro, y peinó su pelo. Ritsu cerró los ojos, olvidando por unos segundos su dolor por la paliza que recibió, y por estar sosteniendo una pared el doble de grande que ella.

-Conozco tu rostro-

Ritsu abrió los ojos, sorprendida. Mio también sonreía, muy feliz. Sus lágrimas aún recorría su rostro.

-Tu eres Ritsu… mi mejor amiga-