Hoy era un día magnífico. Me levante temprano de un salto y como en una mala película abrí la ventana y respire hondo, solté una risitas, me sentía tan ridícula. Pero no me importo ya que la sonrisa en mi rostro no flaqueo en ningún momento. Cualquiera diría que el lunes es el peor día de la semana, y a decir verdad estaba de acuerdo. Pero este era distinto, era el último lunes de este tedioso año escolar, estaba a solo 5 días de levantarme a la hora que quisiera, dormirme cuando se me antojara, salir en día de semana. Todo sonaba maravilloso, y solo tenía que aguanta 5 días más.
Me acerque a mi reproductor y subí el volumen al máximo, me iba a llevar un buen regaño pero daba igual. Comenzó a sonar una de mis canciones favoritas aunque fuera totalmente contraria a la ocasión. High School Never Ends. Reí feliz mientras me metía en el baño, me había levantado más temprano de lo usual por lo que me iba a dar el gusto de un baño largo y relajante antes de que pasaran por mí. Las canciones pasaban una tras otra mientras yo bailaba en la ducha. Mientras me enjuagaba el cabello comenzó Can't Take My Eyes off You. El inicio suave me hizo sonreír mientras mi cuerpo seguía el ritmo lento. Sin proponérmelo la letra de la canción me hizo pensar en Él. Sacudí mi cabeza y me termine de bañar, me envolví en una toalla. Deje mi cabello goteando. Seguramente también me regañarían por eso. Me pare frente al armario y decidí, por extraño que sonara, fijarme en que llevaría, seguramente mi pequeña duende se alegraría por esto. También decidí estrenar el conjunto de Victoria's Secret que me había dado mi rubia amiga en mi último cumpleaños, era de un hermoso azul cobalto con algunas cintas algo más oscuras en la orilla de la parte inferior y en el brassier con el mismo tipo de cinta un pequeño y delicado lazo en medio de los senos. Tome unos jeans oscuros rasgados en los muslos y me nos coloque, luego tome mis converses azul cielo y las amarre, antes de colocarme la camisa mangas ¾ blanca de escote en "V" le dedique unos minutos a secar mi cabello dejándolo totalmente liso, me coloque la camisa, tome mis cosas y baje las escaleras tratando de no matarme en el proceso.
Llegue a la sala y como era de esperarse mi padre ya se había ido al trabajo aunque había una pequeña nota en la mesa "trate de llamarte pero obviamente no me escuchabas, algún día quedaras sorda, tu desayuno está en la cocina. Te quiero" rodé los ojos por la inconfundible letra de mi madre y me dispuse a desayunar. Al poco tiempo tocaron el timbre, Salí apresurada y cerré la puerta a mi espalda, frente a mí se encontraba Rosalie sonriente.
— Hola rubia – la salude.
— Hola bella – rodo los ojos ante el apodo – vamos que la duende se impacienta – me guiño el ojo y sonreímos.
— Bella – chillo mi pequeña amiga en cuanto entramos al auto – veo que te dedicaste hoy a tu apariencia, mis plegarias han sido escuchadas – dijo de forma irónica.
— Pues ya ves, los milagros ocurren – le di una sonrisa deslumbrante.
— Y yo que había apostado a que vestirías igual que siempre – resoplo Rosalie – como supiste que se iba a vestir diferente? – cuestiono la rubia.
— Ya sabes – la pelinegra se encogió de hombros – lo sé todo – y soltó unas risas similares al tintinear de campanillas.
— Ustedes apostaron sobre mi ropa? – alce una ceja escéptica.
— Si – respondieron ambas con simpleza, yo bufe antes de rodar los ojos.
— Hablando de ropa – dije frunciendo el seño – Alice, porque usas falda con la temperatura que hay? – ella fulmino con la mirada a rose y luego me di cuenta de otra cosa – y porque estas manejando tu? – esta vez fue rose la que la fulmino con la mirada.
— Ella – dijo la duende señalando a rose – me reto a que usara falda.
— Y ella – esta vez fue Rosalie la que señalo – me reto a que la dejara conducir mi auto – yo solté una risita mientras negaba con la cabeza.
— Son tan infantiles – dije y ambas me fulminaron con la mirada.
— Bella, te reto a que saces la mitad de tu cuerpo por la ventana hasta que lleguemos al instituto – comprendí lo que querían hacer, ninguna nos podíamos resistir cuando esas dos palabras se involucraban. "Te reto". Alce la ceja pero lo hice, faltaban unos cinco minutos para llegar al instituto. Baje el vidrio y me senté en la orilla de la ventana. En viento frio cortó mis mejillas y escuche las risas de las chicas desde el interior del auto. La guerra había comenzado.
— Cuando llegamos al instituto tenía el cabello revuelto y tiritaba, maldije para mis adentros. Volví a meter mi cuerpo en el interior cálido del auto y un escalofrío me recorrió. Rosalie y Alice rieron y yo las fulmine con la mirada. Alice me tendió un cepillo y lo tome para desenredar mi cabello. Al terminar las tres salimos del auto y nos fuimos directo a nuestra primera clase. Historia. Llegamos y no sentamos en la mesa de siempre. A los pocos minutos entro el profesor Crabbs, nos tuvimos que tragar la carcajada que estuvo a punto de salir. Me mordí la lengua. Alice se inclino hacia rose.
— Te reto a que le digas al profesor que su peluquín esta ladeado – la escuche decir y me tuve que morder más fuerte. Rosalie la fulmino pero se levanto.
— Profesor Crabbs – hablo Rosalie con voz dulce ya una vez frente a él.
— Dígame señorita Hale – hablo un poco extrañado el profesor.
— Sé que sonara… es que… pues vera – Rosalie estaba nerviosa y yo luchaba por no reír.
— Hable de una vez señorita – dijo ahora mas confundido el profesor.
— Su peluquín esta ladeado – dijo finalmente. El profesor se puso de un profundo color rojo, abrió varias veces la boca pero nada salió y luego sin previo aviso salió corriendo fuera del salón. En ese preciso momento todo el salón se partió de la risa. Sobra decir que el profesor no volvió, media hora después llego la secretaria anunciando que el profesor le surgió un imprevisto y se había tenido que retirar y que teníamos el resto de la hora libre.
— Pobre Crabbs – dije negando con la cabeza a la vez que reía suavemente.
— No puedo creer que lo hicieras – rio más fuerte Alice. Rosalie solo se dedico a fulminarla antes de reír con ella y a mí se me ocurrió una idea y pequeña venganza.
— Alice – ella callo enseguida – te reto a que coquetees con Eric – las escandalosas risa de rose se escucharon por todo el salón mientras la mandíbula de Alice tocaba el suelo.
— Pero… - callo antes de decir nada más y me fulmino con la mirada. Yo alce una ceja y una sonrisa maliciosa se extendió en su rostro. Me tense – dile a Jessica lo mucho que te gusta su ropa – mis ojos se abrieron desmesuradamente, rose parecía que no podía respirar. Yo seguí mirando a Alice hasta que rose se calmo.
— De acuerdo, tu primero – dije y ella frunció el ceño pero todo rastro de disgusto desapareció cuando llego hasta Eric, su eterno enamorado, si que sabía actuar. La vi inclinarse levemente pronunciando su escote, se mordió el labio y le hablo, al chico parecía que le iba a dar un ataque en cualquier momento, Alice se enrollo un mechón de su corto cabello en su lápiz. Eric busco presuroso algo en su mochila y le entrego un cuaderno a Alice, esta le sonrió y regreso hasta nosotros.
— Por lo menos algo bueno salió de esto – dijo colocando el cuaderno en la mesa mientras se estremecía – ¡Dios su aliento es horrible! – lloriqueo dramáticamente – casi pudo estar segura de que cenó aunque sin lugar a dudas desayuno atún – no pude aguantar más y me doble sobre mi misma riendo.
— Qué es eso? – pregunto rose cuando estuvo más calmada señalando el cuaderno
— Al parecer una actividad de matemática – se encogió de hombros – ahora tu señorita, ve a cumplir – mis risas se extinguieron mientras ponía cara de mártir. Me levante y me dirigí hasta Jessica que para completar el cuadro estaba con Lauren.
— Hola Jessica – le sonreí, ambas voltearon y me miraron despectivamente, me contuve de rodar los ojos – me estaba fijando y me di cuenta de que vienes muy bien vestida hoy, me encanta tu camisa – sonreí lo más convincente que me fue posible, todo rastro de desdén fue sustituido por una sonrisa vanidosa ante el cumplido.
— Por supuesto, la compre en una de las tantas tiendas de la quinta avenida la ultima vez que la fui a NY, veras fue un gran problema conseguirla pues… - en ese momento deje de oír y me dedique a sonreír, sus labios se movían sorprendente rápido y al parecer no respiraba, hacía señas con las manos y yo solo asentía en los momentos adecuados. Luego de diez minutos incluyo a Lauren en la conversación, que había estado molesta al no ser el centro de atención, ahora entre las dos hablaban, opinaban y hacían señas y de vez en cuando volteaban a verme y, como antes, solo sonreía y asentía. Después de una eternidad a mi parecer terminaron de hablar y me miraron expectantes.
— Wow – dije y eso pareció agradable – ustedes sí que saben de compras – con eso estuvieron totalmente satisfechas por lo cual me dispuse a irme – me debo ir, me están llamando – no pareció importarles y se volvieron a introducir en una acalorada conversación de la cual no entendí nada. Prácticamente corrí a donde estaba Alice y rose esperándome partidas de la risa.
— Te odio – dije lentamente mi cara seguro que delataba toda mi agonía.
— Ya bella, no es para tanto – me trato de calmar rose aunque aun reía.
— Que no? – Me exalte – pensé que la única que podía hablar tanto, tan rápido y sin respirar era la duende – esta paro de reír abruptamente y me fulmino con la mirada pero antes de que pudiera decir nada el sonido del timbre resonó. Yo me reí de su cara.
Fuimos a la siguiente clase como siempre riendo entre nosotras, y así transcurrió el resto de la mañana, entre retos estúpidos en donde quedamos todas en situaciones incomodas, nos dirigíamos a matemática y más de un profesor nos fulminaba con la mirada, y nosotras solo reíamos, después de esta clase seria el almuerzo, luego geografía y física antes de irnos a casa. Íbamos por el pasillo camino al salón cuando una risas llamaron inmediatamente nuestra atención y como imanes nuestra vista se dirigió hacia ellos.
En sentido contrario a nosotros venían nuestros amores imposibles junto al resto del equipo de baloncesto. Todos reían pero entre todas las risas atronadoras encontré las de ellos, suaves, musicales, graves y algo roncas, se me erizo toda la piel y un estremecimiento me recorrió entera, sin darnos cuenta habíamos parado de caminar. Edward, Jasper y Emmett Cullen. Los 3 chicos más populares del instituto, un año sobre nosotras lo que quería decir que este año irían a la universidad. Edward, mi dios griego, era alto y musculoso pero no en exceso, perfecto, con el cabello de un extraño color bronce revuelto de forma sexy, sus penetrante ojos verdes enmarcados por espesas pestañas, y sus labios torcidos en una arrebatadora sonrisa a medio lado. Jasper, el ángel de Alice, era igual de alto que Edward, con cabello rubio ondulado y ojos de un azul profundo en los que fácilmente te perderías, su sonrisa esa sencilla pero picara dejando apenas entrever sus dientes lo que concentraba la atención en sus carnosos labios. Y Emmett era más alto que Jasper, bastante más musculoso, sus ojos de color gris captaban tu atención enseguida y quedabas hipnotizada por ellos, sus suaves ondas azabache eran sedosas a la vista y su sonrisa hacia aparecer dos hermosos hoyuelos dándole un aire aniñado, sobra decir que era el sueño de Rosalie. Eran los hijos adoptivos del doctor Carlisle Cullen y la señora Esme Cullen y aunque no eran sus hijos sanguíneos muy bien podrían pasar como tal ya que todos parecían sacados de una revista o de una pintura de los grandes artistas. Suspiramos a unísono y soltamos una risita, de pronto la malicia brillo en los ojos de Alice.
— Rosalie – dijo en tono meloso, vi como mi rubia amiga se tensaba – te reto a que vallas allí y lo beses – sobraba decir a quien – pero no solo un beso, debe ser, EL beso – la sonrisa maquiavélica de Alice de veía a kilómetros y la cara de espanto de Rosalie no tenia precio.
—¿QUE? - grito Rosalie pero rápidamente se calló al ver que algunos volteaban – ¿Estás demente?
— No – dijo Alice con simpleza. Rose me miro de manera suplicante y yo solo me encogí de hombros.
— Me las pagaran – dijo y se volteo, ¡Dios! Lo iba a hacer. Se arreglo su camisa color perla de tiro ancho con una fina cinta debajo del busto. Y caminé decidida hasta donde se encontraban los chicos caminando en sentido contrario. La siguiente escena pareció irreal.
Rose llego hasta donde se encontraba Emmett que aun no la había visto ya que estaba de espalda. Ella lo volteo de forma brusca y todos se paralizaron, de igual forma lo estampo contra los casilleros. Alrededor todos veían lo que pasaba con los ojos desorbitados al igual que nosotras solo que teníamos también la mandíbula desencajada. Emmett parecía en shock mientras observaba a rose. Sin que nadie lo anticipara tomo la gran mano de Emmett y la coloco en su muslo subiendo su pierna hasta su cadera de forma que parecía que Emmett sostenía su pierna en esa posición, luego de forma igual de violenta tomo su nuca y estampo sus labios con los de él, Emmett antes en shock reacciono y la pego más a su cuerpo y correspondió el beso. Todos observaban con los ojos abiertos y desorbitados. Rose lo soltó y con la respiración agitada vio a Emmett que había entrado en estado de shock de nuevo. Salió corriendo y nadie parecía reaccionar, mucho menos Emmett. Nosotras salimos del trance y salimos detrás de ella. La encontramos en el salón que estaba al otro lado del instituto. Ya el profesor se encontraba allí, nos fulmino con la mirada pero nos permitió entrar.
— Wow – dijimos Alice y yo cuando no sentamos a su lado, Rosalie parecía en otro sitio, su mirada estaba perdida y sonreía de oreja a oreja.
— Eso es poco – dijo en un suspiro.
— Como… - Alice fue interrumpida por el profesor que nos hizo callar dejándonos con la curiosidad insatisfecha. El resto de la hora Rosalie estuvo en las nubes y mientras tratábamos de prestar atención la escena se repetía en mi cabeza, aun no lo podía creer, pero la cara de Rosalie dejaba muy en claro que si había pasado. Volvió a sonar el timbre y nos dirigíamos a la cafetería cuando rose se congelo en la puerta de la misma.
— Que pasa rubia? – pregunté.
— Yo no voy a entrar allí – señalo a la cafetería.
— Pero rose… - Rosalie interrumpió a Alice.
— El está allí – Rosalie tembló visiblemente y yo suprimí mis risas – ellos están allí – ahora lo dijo con esa sonrisa maquiavélica que nos hizo temblar – y tu – señalo a Alice – pequeña duende, te toca realizar tu sueño – ironizo – bells y yo observaremos desde afuera – sonrió angelicalmente – espera a que nos veas en el ventanal – le guiño el ojo y, literalmente, me arrastro hacia fuera de la cafetería en el ventanal desde donde observábamos perfectamente toda la cafetería y lo más importante. A ellos. Estaban todos en la mesa de siempre riendo por algo mientras Emmett no se enteraba de nada estaba extrañamente ausente aunque si sonreía.
— Rubia enfócate – me burle de ella al ver como se embobaba al ver a Emmett. Ella bufo y le hizo la señal a Alice.
— Que comience la función – se burlo.
Vimos a la duende tomar unas respiraciones antes de caminar, temblaba un poco pero nada que se notara mucho. Se paró a unos pasos de todos, todos rodeaban a los chicos lo que dificultaba en paso, sofoque mis risas. Al parecer se aclaro la garganta y todos voltearon a verla, la vimos tragar en seco pero sonrió, más concretamente a Jasper, se acercó lentamente a el que estaba muy quieto. Cuando se encontró frente a él se inclino y como un puñado de su pelo en su mano, Jasper abrió los ojos desmesurada mente, el que estaba sentado de espalda a la mesa fue impulsado levemente hacia atrás, Alice sorprendió a todos montándose a horcajadas sobre él que al parecer instintivamente coloco sus manos en sus piernas.
— Ahora me debe agradecer por hacerla poner falda – se rio rose y yo la acompañé.
Alice ahora lo guió hasta sus labios y prácticamente lo devoró, al parecer quería sacar todo de esta oportunidad. Vimos que Emmett sonreía de forma extraña. Alice lo siguió besando hasta que se quedaron sin aire, se separaron lentamente y ella le sonrió mientras él parecía en la nebulosas ya que no reaccionaba. Aun desde allí se escuchaban las carcajadas de los chicos y cuando nos dimos cuenta ya Alice estaba allí y no la vimos en toda la cafetería.
— Lo hice – nos sobresaltamos al escuchar el chillido de Alice a nuestras espaldas.
— Duende – dijimos rose y yo antes de reír.
— No puedo creer que lo hice – decía una y otra vez – lo hice, lo hice – y nos dimos cuenta en ese momento que Alice estaba en shock.
— Alice – la llamo Rosalie pero no contestaba, seguía repitiendo lo mismo.
— ¡Alice! – grite y en ese momento reacciono pero después de un momento grito.
—¡Lo hice! – lo hizo tan fuerte que tuve que taparme los oídos. Gracias al cielo que rose le tapo la boca con su mano. Alice tomo un pare respiraciones y cuando pareció que estaba calmada rose quito su mano – lo siento – estaba totalmente roja no lo pude evitar y me reí hasta que me dolieron los costados. Rose me acompaño después de un rato. Pasamos todo el almuerzo en el ventanal dirigiendo de vez en cuanto miradas a la cafetería, y reíamos cada vez que veíamos la cara de Jasper. Bueno, rose y yo reíamos, Al se le quedaba viendo hipnotizada y sonreía como idiota. El sonido del timbre nos hizo saber que debíamos ir a clases, ya solo faltaban 2. Pero ahora debía lidiar con Alice y Rosalie que se negaban en redondo a dejar que las vieran.
Siguiendo con el juego seguimos haciéndonos retos estúpidos molestando a los profesores pero al parecer la ultima broma fue demasiado lejos ya que la profesora Julieta nos saco del salón aunque solo faltaran 30 minutos para ir a casa. Pero como al parecer nada podría empañar este día paseamos por los pasillos entre risas. Llegamos al estacionamiento y caminábamos hasta el auto cuando Rosalie y Alice se pararon abruptamente y me miraron sonriendo como el gato de Alicia en el país de las maravillas.
— Oh, oh – deje para mi estremeciéndome de pies a cabeza, ambas sonrieron aun mas si era posible y me tomaron de los hombros y me hicieron girar hasta quedar justo frente del volvo plateado cuyo dueño conocíamos muy bien.
— Sabes lo que debes hacer cierto? – pregunto Alice con una sonrisa macabra.
— P-pero f-falta m-media hora – dije con dificultad, tragando en seco.
— Entonces lo esperaras allí – hablo esta vez Rosalie – y mientras esperas… - comenzó a buscar algo en su bolso y saco su labial rojo y me lo puso en la mano – escribirás en el vidrio trasero "Te Amo Edward Cullen" – casi pude sentir mi mandíbula sobre el pavimento.
—¡Ustedes no hicieron nada de eso! – grite.
— Esta es mi pequeña venganza por abandonarme – sonrió angelicalmente y sabia que no tenia salida.
— Sepan que las odio – gruño encaminándome al auto de Edward, escuche las risas provenientes de ellas y apreté mas los diente. Llegue a la parte trasera y escribí lo que me dijo rose. Apenas podía creer que estuviera haciendo esto. Respire profundamente y me dispuse a esperar lo inminente. Me senté en la capota del auto retorciendo mis manos nerviosamente. Como se supone que iba a besar a Edward Cullen. Alice y rose los habían tomado desprevenidos pero yo estaba sentada esperándolo, la cabeza me comenzaba a dar vueltas mientras pensaba en la manera de pode besarlo aunque mis pensamientos se desviaron a como matar a mis supuestas mejores amigas después de esto. Estuve a punto de comerme las uñas cuando oí el timbre de salida y la sangre se me helo en las venas, los alumnos comenzaron a salir pero no había rastro de Edward. Me trate de tranquilizar dando profundas respiraciones. Mi corazón latía tan fuerte que sentía que en cualquier momento explotar. Abrí los ojos, que en algún momento había cerrado y todo se paralizo, frente a mi estaba Edward viéndome con una ceja alzada y la mirada interrogante. Salte de la sorpresa cayendo sobre mis pies quedando a escasos centímetros de él. En ese momento todo se me olvido y solo podía pensar en los labios de Edward sobre los míos.
Lo observe fijamente y me acerque el pequeño paso que nos separaba dejando que su olor penetrara en mis fosas nasales. Y antes de poder arrepentirme tome su nuca y hale de el asta estampar sus labios con los míos, fue lo mejor que había probado en mi vida, ese olor ligeramente mentolado también podía ser saboreado en sus labios, me deje llevar y yo misma profundice el beso donde nuestras lenguas se encontraron. Tome impulso y me volví a sentar en la capota atrayéndolo hacia mí y sosteniéndolo con mis piernas, sentí sus manos en mis muslos y gemí suavemente, estaba en el paraíso. El lado salvaje que no sabía que tenía exploto en mi haciendo que lo atrajera hacia atrás dejándolo sobre mí para luego rápidamente girarnos quedando ahora yo sobre él, le mordí el labio inferior y lo hale suavemente. Tome su cabello y lo apegué mas a mí. Lastimosamente nos quedamos sin oxigeno y nos separamos. Edward se veía en otro mundo y fue mi oportunidad para escapar, me baje de él y casi me caigo al voltear y ver que teníamos de público a toda la escuela. Me sonroje completamente y Salí corriendo al otro lado del estacionamiento donde se encontraba el auto de rose me monte rápidamente y ambas me quedaron viendo con una sonrisa en el rostro.
— Dejen de sonreír como idiotas, Alice arranca – casi chille pero me hico caso y salimos a toda velocidad.
— El resto de la tarde la pasamos entre las nubes ya que apenas y nos dábamos cuenta de lo que pasaba a nuestro alrededor. Solo podía rememorar la textura y el sabor de los labios de Edward una y otra vez. Pero de pronto sentí como mil kilos me aplastaban el pecho.
— Como demonios vamos a hacer mañana? – pregunte al borde del colapso.
— De que…? – comenzó Alice pero la comprensión llego a sus ojos de inmediato.
— Calmémonos, si? – pidió rose – solo faltan 4 días para terminar las clases, y si también tenemos en cuenta que no se han dado cuenta de nuestra existencia en todos estos años dudo que nos encuentren – la explicación de rose me sonó razonable así que continuamos la tarde terminado la tarea y preparando la cena, luego de comer guardamos el resto para Charlie y subimos a mi habitación donde las chicas se quedarían hoy.
— Al día siguiente estaba con los nervios de punta, me levante a las 5:20 de la mañana y no pude conciliar el sueño pero me quede acostada de todos modos. Cuando se hicieron las 6 me dirigí al baño a tomar una ducha y tratar de relajarme, al salir 30 minutos después me encontré con Alice y rose con expresiones iguales a la mía.
— Creo que no fue buena idea –suspire sentándome junto a ellas.
— Si, tal vez, pero no podemos cambiar el pasado – hablo Alice.
— Pero saben? Yo lo volvería a hacer, hace cuanto que soñábamos con besarlos? – no pregunto rose pero no nos dejo contestar - ¡años! – exclamo. Yo volví a suspirar.
— Tienes razón rubia. Mejor vamos a alistarnos para ir al instituto – las 3 suspiramos a unisonó y tratamos de prepararnos mentalmente para la semana de se nos venía encima.
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