Tiempo de burbujas por KuroDerpy

Los personajes no me pertenecen. Todos los personajes de MLP:FIM pertenecen a Hasbro y la TARDIS le pertenece a la BBC.

Cap.1

El sol se levantaba gracias a la magia de la princesa Celestia y con eso empezaba un nuevo día en Ponyville. Todos los ponys empezaban su rutina diaria, pero para una pegaso grisácea el día a día puede ser un poco peculiar.

La pegaso gris despertó de su intranquilo sueño, levanto su aún perezosas alas para dirigirse al baño, donde con unos cansados cascos comenzó a lavare su cara, y con esto terminar de abrir sus bellos ojos amarillos, prosiguió a tomar un pequeño cepillo y aplacar su alocada crin hasta tomar su forma normal, una lacia y amarillenta crin.

Sintiéndose más animada con su despertar, tomo con prisa un muffin de su modesta cocina pues se le hacía tarde para empezar su trabajo de cartera.

Salió volando de una pequeña casa hecha de nubes con destino para el trabajo que ella consideraba el más genial de todos,entregar correspondencia a todos en Ponyville y en algunos casos especiales por los confines de Equestria. Le gustaba imaginar sobre el contenido de las cartas que entregaba, haciendo juegos y así divertirse cuando las entregaba, la pegaso gris pensaba que no había nada mejor que ver la sonrisa de sus amigos ponys al ver que la llegada de buenas noticias o paquetes enviados desde otras ciudades con regalosy asítranscurre un día normal para ella, entregando cartas con sonrisa en la cara, además poder tomar pequeños descansos para descansar o juguetear por allí. También realiza otro tipo de trabajos que es el de acomodar nubes en conjuntos con los demás pegasos, ella es feliz pues tiene muchas responsabilidades que la mantienen activa, para disfrutar del hermoso pueblo llamado Ponyville.

Después de un día llena de cartas y paquetes, la pegaso gris tomo un descanso en la sala de los mensajeros, donde se disponía a comer su almuerzo que era enteramente muffins de diferentes tipos, cuando se había acomodado en una mesa solitaria, otros ponis mensajeros se le acercaron de modo prepotente.

-Valla, valla! Miren quien come de nuevo comida de mascotas-

Dijo con desdén uno de los ponys, mientras la pegaso de crin amarilla solo se escudaba con su discriminado muffin.

-Pero si es la bizca!-

Le dijo de frente el pony mas brabucón arrebatándole su comida y tirándolo al suelo, para pisarlo mientras salían de la sala con burlas hacia ella.

Las lagrimas gritaban por salir de unos ojos amarillos llenos de tristeza, pero sentía que no debía darles el gusto de verla derrotada, no ese día, se limito a perder su mirada en la mesa donde en algún momento estuvo su delicioso muffin.

Un viejo pony la vio sentada, metida en sus pensamientos cuando se le acerco y con cuidado puso su casco en su hombro.

-Señorita Hooves, ¿se encuentra bien?-

Derpy salió de un salto para encontrar a su lado un pony de avanzada edad de nombre Mr. Clounsi, a ella le agradaba mucho pues era muy amable y encontraba muy divertidas unas enormes gafas que él usaba debido a su ya desgastada vista.

-Si Mr. Clounsi, estoy bien-

Decía la alada pony mientras pasaba su casco por sus ojos.

-Perdón por interrumpirla señorita Hooves, pero estaba revisando las últimas cartas que llegaron y hay una con entrega especial un poco lejos de aquí-

El anciano pony saco una carta de su pequeña maleta y la puso sobre la mesa donde estaba Derpy sentada, se acomodo sus enormes gafas y continuo.

-Me gustaría pedirle el favor de entregar esta carta faltante, pues la mayoría de los mensajeros ya se han retirado y no tengo a quien pedírselo-

La verdad ya solo quedaba Derpy en aquel departamento de correo, el anciano conocía lo despistada que puede ser la pegaso a veces, pero no le quedo otra opción ya que esa carta tenía el sello de urgente.

Derpy se levanto de su posición y con su pata en modo de saludo anuncio triunfante

-Cuente conmigo Mr. Clounsi, llevare la carta sin problemas-

-Eso quiero creer- Suspiro el anciano

Lo bueno fue que Derpy ya había tomado la carta y salido con ella, así que no pudo escuchar esta última afirmación del anciano, dio una rápida visita a su casa, pues quería llevar algunas provisiones, no sabía que tan lejos tenía que entregar la carta y no quería padecer hambre si se alargaba su trayecto.

Así cargada con la misteriosa carta y su mochila emprendió el vuelo a las partes más recónditas de Equestria, sin pensar que esa misma carta que debía tratar de entregar iba provocar el cambio más grande de su vida.