Disclaimer: Harry Potter es propiedad de JK Rowling.
NA: En fin, se acabó. No tengo más ideas y no quiero estirar esto. Sólo decir que espero que os haya gustado.
Epílogo
Tras la primera cena con Ron y Hermione y una noche de Navidad que Draco pasa solo mientras que, sin saberlo él, Harry cena con los Weasley y les cuenta el nuevo cáliz que ha tomado su relación con el muchacho con todo el tacto con el que es capaz – que, dicho sea de paso, no es mucho -, los meses se suceden con una gran velocidad.
No es fácil, y puede que cuando los Weasley reciban la noticia con incredulidad, y con unas cuantas miradas silenciosas de reproche por parte de Ginny, pero, con el paso del tiempo, lo asimilan. Y aunque puede que no confíen del todo en Draco, se esfuerzan por hacer que Harry siga siendo como parte de la familia; al final, seis o siete meses después de saber la noticia, el rubio comienza a ser invitado también en los acontecimientos importantes y reuniones familiares en general.
Así es como Draco descubre que la vida puede ser dulce y carente de sufrimiento. Día tras día, mes tras mes, se deja la piel estudiando, ignorando las malas miradas y respondiendo con el silencio a los insultos que le dirige algún que otro mago cuando consigue reunir el valor suficiente para pasear por los barrios y pueblos mágicos de nuevo.
Su relación con Harry atraviesa altibajos, como cualquier pareja. A veces se gritan y reprochan cosas, pero sólo muy de vez en cuando; y de todas formas, cuando esto sucede ambos acaban claudicando a las pocas horas, la mirada baja y una sombra de culpabilidad en sus ojos.
Esta parte de su vida tal vez sea lo mejor; la relación con Harry y lo bien y valiente que se siente cuando está cerca de él
Tal vez tengan que mantener su relación en secreto y tal vez a veces a Draco le gustaría poder pasear por el Callejón Diagon con su novio, pero esa pequeña molestia es soportable a cambio de poder conservar todo lo que la vida ha decidido otorgarle.
