Primer Capítulo…

Una semana, eso era el tiempo que llevaba en el Hospital Hinata. Sin embargo, ella quería quedarse mucho más tiempo ahí ya que, cierta parte de su interior, quería que la tragara la tierra después de haberle confesado a Naruto que estaba enamorada de él. Había decidido no contarle nunca sobre sus sentimientos, pero creyó que moriría intentando salvarle y un impulso, casi inconsciente, le hizo contarle todo de un momento al otro. Se arrepentía, pero pensaba que de no haberlo hecho o de no haber "intentado" salvarlo ahora él estaría muerto y la aldea completamente destruida… había sido una confesión completamente extraña e inusual y, hasta ahora, no sabía cómo había actuado él ante aquel suceso, probablemente mal pues solo él no había venido a verla después de quedar herida aunque también sabía que él estaba demasiado ocupado en el asunto de Sasuke y no tenía ningún minuto libre como para visitarla.

-Tal vez… solo tal vez…. No tiene tiempo de venir a verme – murmuró en aquella habitación vacía y con escasos muebles de la que no había salido desde el enfrentamiento.

Por otra parte, el asunto de su padre le tenía demasiado ocupada y pensativa. Por más que intentaba luchar contra sí misma y lograr conseguir aquel poder que lograra hacer que su padre se sintiera orgulloso de ella, nunca podía llegar a aquel punto que cada vez perecía más inalcanzable. Casi todos los de la Aldea sabían el duro entrenamiento al que se sometía era demasiado brusco, incluso inhumano, pero a Hinata no le importaba. Si lograba conseguir aquel cariño paternal que tanto había fantaseado, habría valido la pena.

Tsunade le había hablado sobre un programa de entrenamiento en el que, aparte de entrenarlas con los procedimientos más avanzados, también se les prepararía a cada uno haciendo uso de cada una de las técnicas personales que podían realizar y, posteriormente, usarlas si había necesidad de defender las aldeas. Todo ese entrenamiento duraría dos años y lograría conseguir aquel poder tan deseado por parte de la pequeña peli azul.

Había estado a solo un paso de aceptar pero en este momento y, como estaba aún herida, probablemente Tsunade le obligaría a quedarse más tiempo en el hospital hasta que se recuperara por completo y perdería esa oportunidad.

Soltó un suspiro de frustración mientras que levemente se levantaba de aquella cama blanda y suave deslizando sus frágiles y, con poca fuerza, pies en esas pantuflas blancas y caminó hacia el balcón de esa habitación.

Se sentía débil…

…. ¡cómo no hacerlo si su propio padre dejó de entrenarla por ser una debilucha que no puede derrotar ni a su propia hermana menor!

-¿Por qué…? ¿Por qué soy tan débil? – su voz era una combinación de frustración con odio. Frustración porque nada de lo que hacía era suficiente para complacer las expectativas de su padre y odio porque su único propósito en la vida – hablando en sus logros como Ninja – nunca lo podía lograr ni acercarse un poco.

Durante un tiempo, ese odio guardado era para su primo, Neji. Sentía que su propio padre amaba mas a él, que solo era su sobrino, que a ella misma… su primogénita. Mas ese sentimiento no duró mucho, solo unos meses a lo mucho, posteriormente comprendió que su padre lo trataba de esa manera por que Neji era fuerte, independientemente de la rama del clan que perteneciera, y Hinata solo era el eslabón débil de los Hyuga.

Ahora no guardaba ningún odio o resentimiento hacia su primo, al contrario, se sentía agradecida con él ya que le había ayudado a entrenar.

-¿Qué haces? – Le habló una voz masculina que Hinata conocía muy bien – Deberías de estar acostada o mínimo sentido.

Hinata quedó plasmada en el suelo, sintió sus piernas frágiles y su cuerpo demasiado pesado, sentía como… ¿Cómo si se fuera a desmayar?

-¡Contrólate, Hinata! - le habló una vocecita en su mente regañándola por su compartimiento.

Agachó su cabeza como si fuera una pequeña niña recién regañada por su padre.

El rubio que acababa de entrar miraba curioso a la peli azul mientras que esperaba alguna respuesta por parte de ella, sin embargo esa respuesta jamás salió de aquellos labios rosados. Con una sonrisa y una voz amigable, se acercó a ella y la cargó porque era muy evidente que estaba a punto de caer al suelo. La tomó en brazos como si se tratará de un bebé. Rió divertido al sentir lo liviana que era Hinata.

-¡Deberías comer algo, Hinata! – Bromeó riendo y sintió como las mejillas de la muchacha cambiaban de un tono rosado a un rojo intenso de un segundo al otro - ¿Qué hacías fuera de la cama? – ahora el tono era serio. Naruto dejó a Hinata sobre la blanda cama y la cubrió con la fina sabana de seda.

-Quería tomar algo de aire. Supuse que si intentaba salir de la habitación, Sakura o Tsunade me traerían arrastrada de nuevo a la cama. Además ya me molestó estar acostado todo el día –concluyó. Se quedó sorprendida al ver a Naruto reírse a carcajadas junto a ella. Cuando Naruto terminó de reírse se dio cuenta que era la primera vez que escuchaba hablar a Hinata hablar sin titubear o tartamudear en cada una de las palabras.

-¿Cómo te encuentras? – dijo el rubio aún sorprendido.

-Débil… - dijo refiriéndose al pequeño ataque de debilidad que había tenido con respecto al tema de su padre pero Naruto creyó que se refería a su estado físico y solo pudo tocar el rostro de Hinata con su mano como si buscara algún indicio de Fiebre mas lo que él quería era tocar el rostro de aquella muchacha de piel pálida.

-Pronto te recuperaras –murmuró algo… ¿nervioso?

Casi temblando se sentó al lado de Hinata, esta se movió un poco para que él pudiera recostarse y así lo hizo. Impulsivamente Naruto le pasó un brazo alrededor de sus hombros y la acercó suavemente besando la frente de ella. No sabía porque, pero sentía algo mientras estaba con ella… ¿se debía al hecho de que sabía que Hinata estaba enamorada de él?

Ninguno de los dos volvió a pronunciar palabra alguna, el silencio fue remplazado por suaves dibujos imaginarios que Naruto hacia en la piel de Hinata y dulces suspiros que soltaba ella.

Naruto no quería irse y no pudo separarse de la Hyuga, esta durmió en el pecho de Naruto y, por otra parte, Naruto durmió sin soltar a Hinata de sus brazos… se sentía tan cálido… tan completo….

…. Sentía como si todo el dolor que había sufrido en el pasado se fuera a terminar.