¡Hola de nuevo! Prometo que no me he olvidado de ustedes, es sólo que esto de la cuarentena hace que se te vayan los días como agua, extrañamente te quedas sin tiempo haciendo NADA, es sorprendente jaja Y además también estaba esperando a mi Beta, pero creo que le pasa lo mismo, además de que tiene hijitos que cuidar, así que debe tener menos tiempo, por lo que les pido disculpas si hay algún error (¡espero que no!), pero ya no quería dejar pasar más el tiempo.

Gracias a los reviews (Princess Viris Potter; ahora sí ya felices 20? jaja. Eso era lo que temía, que no se entendiera que en cuanto llegaron los inefables por ellos los llevaron de regreso a su realidad. Se preocupa por Ron porque es Hermione, siempre se preocupará por él y por Harry, por más imbéciles que sean jaja. Gracias por la paciencia!; Marianaaaaa: Gracias por el review y disculpa la tardanza!; Liss Zavala: Gracias por seguirme leyendo, sí continuaré Sueño de una Noche de Verano, estoy trabajando en eso :-) prometo avisarles cuando suba la segunda parte!; Drys-1: Gracias por el review! Sí los sé, hice un enredo y me compliqué, y a Harry y Hermione, la vida, pero creo que todo se irá aclarando {recuerda que los otros Harry y Hermione se fusionaron con ellos}; jennhhgp: Muchísimas gracias por tus lindas palabras, disculpa la tardanza!) follows y favs.

Espero que todos se encuentren bien y que disfruten este nuevo capítulo :)

OoOoOoOoO

Chapter 8

Observó furioso a los integrantes del jurado, ninguno estaba dispuesto a ceder, todos creían que lo que había hecho Hermione era imperdonable y no pensaban darle una segunda oportunidad – ¡Qué fácil han olvidado todo lo que hizo por el mundo mágico! – les escupió con la respiración agitada – Salvó tantas vidas, arriesgó su vida cuando muchos de ustedes estaban escondidos en sus casas, ¡y al primer error que comete le dan la espalda! – decía todo lo que Luna le había contado, él no sabía nada de lo que sucedió, pero no dudaba que su castaña hubiera hecho eso y más – Espero que puedan dormir tranquilos en sus casas mientras la mujer, que ha luchado por la seguridad del mundo mágico y los derechos de los hijos de muggles y las criaturas mágicas, pierde la razón en una celda – les espetó sintiendo a los Aurores tomarlo por los brazos para sacarlo de ahí, recibiendo algunas miradas sorprendidas – ¡Deberían sentirse avergonzados! – gritó antes de que lo aventaran fuera de la sala.

No le importaba si tenía que pasar su vida ahí, pensaba dedicar cada día a luchar por la libertad de su Hermione, porque, aunque le dijeran que las cosas eran diferentes ahí, él sabía que seguía siendo la misma, aunque le pusieran cien Hermiones sabía que ella era la mujer a la que amaba.

Con pasos decididos salió de ese frío pasillo y se dirigió al ascensor con una sola cosa en mente: ver a Hermione.

No le importaba si tenía que aturdir a los guardias que custodiaban las entradas de Azkaban, iba a verla y nadie se lo impediría. Había pasado más de un mes desde el día que se la llevaron y él no conseguía hacer nada por ella.

En cuanto estuvo fuera del Ministerio de Magia, se apareció frente a la entrada de la gran prisión que encerraba a los magos y brujas más peligrosos, y a la mujer que él amaba.

Se dirigió con pasos decididos a la entrada de la prisión y entró ignorando las miradas confundidas de los custodios, que parecían no saber nada de lo que sucedía lejos de esa isla. Pasó la revisión minuciosa para poder ingresar a la división de secciones, resguardaron su varita y cualquier otro objeto mágico que llevara con él, y fue hasta llegar al acceso a la sección donde se encontraba Hermione, que lo detuvieron.

– ¿Qué pasa?, ¿por qué no me dejan pasar? – preguntó molesto, eso era lo que menos necesitaba, que siguieran prohibiéndole ver a su esposa.

El mago negó – Lo siento, señor Potter, son órdenes – dijo simplemente.

Estaba seguro de que le apenaba no dejarlo entrar, pero eso no hizo disminuir su enojo – Me importan un rábano sus órdenes, ¡exijo ver a mi esposa! – dijo levantando la voz, haciendo retroceder al mago ligeramente. Estaba seguro de que podía aturdirlo si quisiera, pero si lo detenían no podría ayudar a Hermione – Por favor, necesito verla, saber cómo está. Ya ha pasado más de un mes, puede estar enferma –decía suplicante, olvidándose de su enojo, no podía pasar más tiempo sin verla.

– Le aseguro que están bien… – susurró el guardia, recibiendo una mirada confundida del moreno – Si se enteran de esto… – murmuró observando a su alrededor, pero ahí no había nadie más que ellos dos – He alejado a los dementores, sé que la señora Weasley no… –

– Potter – lo interrumpió Harry – Ella es la señora Potter – dijo entre dientes, le enervaba que la gente la siguiera llamando así.

El guardia lo observó preocupado – Lo siento… l-la señora P-Potter… sé que ella no debería estar aquí, soy hijo de muggles, si no fuera por ella mis hijos y yo no tendríamos las oportunidades que ella nos abrió… también me he encargado de que el medimago la revise por lo menos una vez por semana, todo está bien, se lo aseguro – le confesó sin dejar de ver a su alrededor, temiendo que en cualquier momento entrara un auror.

– Déjeme verla, se lo suplico, sólo un momento – le pidió – Usted puede acompañarme, no intentaré nada, ¡se lo prometo! – le rogó dispuesto a hincarse frente a él en cualquier momento.

Lo observó con aprensión – Si me quedo sin empleo… – murmuró observando nervioso a su alrededor.

– ¡Abogaré por ti!, diré que usé una maldición imperdonable contra ti – le dijo con ansiedad, necesitaba verla.

Se alejó de él nervioso – Pase, pero no podrá quedarse mucho tiempo, se darán cuenta si no sale pronto – le dijo indicándole una de las celdas de la que salía un poco de luz.

Asintió sin hacerle verdadero caso, y sintiendo su sangre correr con fuerza por sus venas, caminó hacia donde le había indicado el guardia.

Y la vio.

Se notaba débil y demacrada, sus ojos habían perdido la luz, pero para él seguía siendo la mujer con la que quería compartir el resto de su vida – Hermione… – susurró esperando no asustarla.

La aludida se sobresaltó, ese día no esperaba ver a nadie, no después de la visita de Luna, pero mayor fue su sorpresa al ver quién estaba frente a ella – Harry – dijo cerrando los ojos, esperando de esa forma poder aparecer junto a él, lejos de ahí, pero al volver a abrir los ojos se encontró en el mismo lugar, lejos de Harry.

Deseó poder arrancar los barrotes para acercarse a ella y abrazarla – Lamento no haber podido venir antes – dijo alargando una mano hacia ella, que comenzó a llorar – ¡No, por favor no llores!, estoy aquí y vendré tantas veces como me sea posible – le dijo apoyando la cara entre dos barrotes, deseando poder estar más cerca de ella, que caminó con un poco de dificultad y pudo ver el lazo que se amarraba a sus tobillos, y una línea rojiza en ellos – ¿Qué…? – preguntó confundido al verla sentarse en el suelo, y notó cómo se tensaba el lazo conforme ella intentaba acercarse más a él – ¡No! – la detuvo – Quédate ahí… no… – decía sentándose también en la piedra, y volvió a estirar su mano hacia ella, que la alcanzó acostándose sobre el frío suelo, y la besó acercándola a su rostro – Lo lamento tanto – le dijo acariciando su mejilla – No he podido hacer nada por sacarte de aquí – dijo apenado, limpiándose el rostro con su mano libre.

Negó sin apartar la mano del moreno de su mejilla – No es tu culpa, yo ocasioné esto, pensé que sería sencillo, que nada saldría mal… y lo he arruinado todo – lloró volviendo a besar la palma de su mano – Quería que los conocieras… – decía arrepentida por haberlo hecho vivir una ilusión.

Tomó su mano con un par de dedos y consiguió enjugar sus lágrimas con el resto de su mano – Lo sé, me lo dijo Luna, me contó todo y… ella es la misma Luna que conozco, estoy seguro de que tú eres la misma y no hay nada que pueda convencerme que en esta realidad no te amaba – le dijo deseando poder tenerla entre sus brazos.

– Tus papás lo sabían… – murmuró decidida a contarle todo, aunque lo perdiera – Sabían que habíamos viajado al pasado – le dijo al ver su mirada confundida – Cuando te dije que existía una forma de viajar en el tiempo, de regresar en los años, no dudaste en ir a verlos, llegamos a su última visita en Hogsmeade, cuando tu papá le pidió a Lily que se casara con él… llegamos justo en ese momento, y tú no pudiste evitar acercarte a ellos, tu mamá te reconoció enseguida, ella sabía que llegaríamos para advertirles, pero así no habían sucedido las cosas la primera vez, y no debían suceder así… pero te permití contarles todo, y alteramos el pasado… nuestro pasado… y ahora sabes que tus papás fallecieron hace años y… – decía apenada, nunca había sido su intención que él volviera a sufrir la pérdida de sus papás.

Volvió a acariciar su mejilla – Aunque todo lo que digas sea cierto, sólo me das más motivos para amarte y estar más agradecido contigo de lo que ya estaba – le dijo forzando su brazo para alcanzar sus dos mejillas, recibiendo una mirada sorprendida de la castaña – Me permitiste vivir con ellos, recibir todo el amor que no había recibido de ellos, y estuvieron a mi lado en los momentos más importantes de mi vida. No puedo odiarte por eso – le dijo deseando poder acercarse a ella, poder abrazarla, consolarla y prometerle que nunca se iría de su lado.

Sin esperárselo cayó entre los barrotes, golpeando su vientre con la viga que reforzaba la puerta, y observó a su alrededor, ante la mirada sorprendida de Hermione – ¡No fui yo! – le aseguró reincorporándose, y al voltear a la puerta por la que había entrado minutos atrás, pudo ver al guardián desaparecer tras ella.

Sonrió reincorporándose y la ayudó a ponerse de pie, tomándola entre sus brazos, comenzando a llorar junto a ella, que se aferraba a su camisa temblando – Aquí estoy… – le susurró acariciando su cabello, y besó sus mejillas – Vamos a superar esto, te sacaré de aquí y olvidaremos que todo esto está sucediendo – le prometió antes de besar sus labios, sintiéndola estremecerse. La besó con suavidad, temiendo lastimarla, se veía demasiado débil. La rodeó por la cintura sintiéndola acariciar su mejilla con una mano, mientras la otra no soltaba su camisa, como si temiera que desapareciera en cualquier momento – Te amo… – le dijo uniendo su frente a la de ella, que derramó un par de lágrimas susurrando un débil te amo, que hizo temblar su voz. La sostuvo entre sus brazos y permanecieron así, en silencio.

– Harry, hay algo que… – intentó decir luego de unos minutos, pero fue interrumpida por el guardia.

– Señor Potter, se tiene que ir, vienen los inefables a hablar con la señora W- Potter – le dijo con gesto nervioso, asomándose por los barrotes que él mismo había hecho desaparecer.

Lo observó con aprensión, deseando poder quedarse con ella, pero si lo hacía sólo le ocasionaría problemas al guardia y tal vez empeoraría el caso de Hermione – Te amo… – volvió a decirle antes de besarla rápidamente – Conseguiré… un permiso… para poder… verte… seguiré peleando… por ti – le decía sin dejar de besarla.

– ¡Señor Potter, por favor! – lo apremió el guardia, haciéndolo separarse de Hermione.

– ¡Voy a volver y te sacaré de aquí! – le decía saliendo de la celda, sin apartar la mirada del gesto preocupado de su esposa, mientras el guardia hacía reaparecer los barrotes, y lo obligó a salir no sin antes repetirle que la amaba.

Lo empujó fuera del pabellón – Lo siento señor Potter, pero debe irse, me correrán si lo encuentran aquí – le dijo preocupado, limpiándose el sudor de la frente.

Asintió cabizbajo – Entiendo… – dijo alejándose, y antes de llegar al rellano donde se encontraban los demás guardias comenzó a gritar improperios sin sentido, dejándole creer a los custodios que su enojo era por no permitirle ver a su esposa.

Apareció cerca de la casa de Luna, por más que hubiera querido quedarse para saber lo que tenían que hablar con ella los inefables, era mejor que no lo vieran ahí, que pensaran que seguía cumpliendo con la orden de no acercarse a la prisión, y le rogó a Merlín que a ningún guardia se le ocurriera mencionar su visita.

OoOoOoOoO

Observó las pocas pertenencias que tenía, y lo único que le aseguraba que su antigua vida no había sido un sueño era su sortija de bodas, en la que aún se leía HHr Por Siempre. Luego de esos casi tres meses que habían pasado desde que había visto a Hermione, todo parecía confuso, como si una niebla se abriera paso entre sus recuerdos obligándolo a aceptar que nada de eso había existido, pero las semanales visitas de Luna a su esposa y su corazón le reafirmaban que la pesadilla había comenzado cuando llegaron a esa realidad.

La escuchó llamar a su puerta y sin que él se lo indicara entró – Iré a verla, Ronald quiere hablar con ella – le dijo con calma y un poco de pena.

Asintió sin decir nada, hacía varios días; quizá semanas; que Ron frecuentaba a su amiga, ella no había hablado mucho de sus encuentros, pero sabía que él preguntaba por Hermione.

Después de su visita le fue imposible volver a verla, los inefables se habían enterado de alguna forma de su encuentro y cambiaron la guardia, supo que el auror que los había ayudado aún tenía trabajo, pero estaba a un paso de quedarse sin él si volvía a desobedecer las órdenes que se le daban.

Y desde ese mismo día tenía la entrada prohibida al Ministerio, así que fuera de este se había dedicado a iniciar una pequeña revuelta para protestar por la libertad de su esposa, era todo lo que podía hacer por ella y esperaba que pronto comenzara a dar frutos.

– Ronald también quiere hablar contigo – no se había dado cuenta que su amiga seguía ahí. Con los meses se había acostumbrado a escucharla llamarlo así, eso era lo único que había cambiado en Luna.

Asintió sin muchos ánimos y la vio salir de su habitación, no estaba seguro si había hablado con él una o dos veces más desde su pelea, pero parecía que las cosas estaban más relajadas entre ellos.

Escuchó un par de golpes débiles en la puerta y se levantó para recibir al que alguna vez había sido como su hermano – Hola… – dijo casi sin voz, recibiendo una mirada apenada del pelirrojo.

Lo observó inseguro y le indicó que se sentaran en la pequeña mesa que estaba en la habitación – ¿Cómo has estado? – le preguntó un poco preocupado y el moreno se encogió de hombros – He… lo he pensado en estos meses… sabes que siempre me toma tiempo entender las cosas – dijo intentando animarlo un poco, pero Harry no se inmutó – Sé que lo que sucedió no fue culpa de ninguno de los dos, sé que las cosas fueron diferentes en… en donde sea que estuvieran, y puedo verlo… la amas – dijo logrando captar la mirada del moreno – Yo la quise mucho, más que como a una amiga, pero nunca sentí la clase de amor que te lastima si no estás con esa persona… había ocasiones en las que deseaba que nos mandaran a misiones largas para poder apartarme un poco de ella, pero aún aquí tú… aún cuando ibas a casarte con Ginny, tu primera preocupación fue ella – le dijo observándolo con seriedad – Siempre supe y temí que existiera algo entre ustedes… siempre hubo una conexión que sólo compartían tú y Hermione, pero ninguno de los dos la vio… tal vez ella lo hizo, pero siempre sacrificó su felicidad por la tuya… aún ahora intenta hacerlo – le confesó logrando hacerlo reaccionar.

– Pero no soy feliz sin ella – dijo en susurro, intentando encontrar su voz – Me está matando poco a poco saber que está ahí y yo no puedo hacer nada – decía sintiendo un par de lágrimas escapar de sus ojos, y el pelirrojo asintió.

Sonrió ligeramente – Pero es demasiado testaruda para verlo – dijo logrando hacerlo sonreír débilmente – Cree que mantenerte fuera de la prisión es lo mejor para ti, prefiere saber que eres libre aunque no estén juntos y eso la esté destruyendo – Harry asintió cabizbajo, sabía que ella hacía todo eso por él, pero no entendía porqué no se daba cuenta de que ninguno de los dos era feliz – Iré a verla hoy… si te parece bien – dijo un poco inseguro.

Asintió observándolo de nuevo – Le hará bien verte – dijo esperando que eso la animara un poco – Le duele mucho saber todo el daño que te hicimos – le dijo deseando que Ron la perdonara, no le importaba si nunca lo perdonaba a él, sabía que para Hermione sería un alivio que su amigo no la odiara.

Le sonrió – Lo sé, y necesito aclarar las cosas con ella para poder continuar con mi vida – dijo con tono serio.

El moreno asintió sin entender muy bien a qué se refería, pero no le importaba, de nuevo su cabeza se había concentrado únicamente en pensar en qué más podía hacer por su esposa.

– Nos vemos… ¿está bien? – dijo antes de levantarse y el moreno volvió a asentir, quedándose solo de nuevo.

OoOoOoOoO

Seguimos con el drama, aún nos queda un poco de eso, pero no pierdan la fe, recuerden que ¡amo los finales felices!