[Drabble]El conejo de peluche.

Gil suspiró, ¿es que no era suficiente tortura para él el tener que cuidar del conejo tonto que ahora debía cumplir sus caprichos? Llevaban ya tres horas recorriendo aquella feria y, la coneja tonta no paraba de comer; ¿es que no se llenaba nunca?

El cuervo pensaba hastiado cuando súbitamente Alice se detuvo, haciendo que el Nightray chocara con ella. Pero la usagi se quedó tiesa en su sitio observando con emoción pintada en sus ojos amatista un puesto en concreto. Genial, pensó sarcástico el moreno Otro puesto de comida.

Pero resultó que aquel puesto no tenía nada relacionado con la comida, sino que era un tiro al blanco con escopeta. Aquel peluche que soltabas de su amarre, te lo quedabas. Con los ojos siguió su mirada amatista y allí estaba, un gran conejo negro de peluche con los ojos rojos. Cómo ella.

No sabiendo por qué, el moreno cogió a Alice de la mano y la llevó a aquel puesto y, con una sonrisa de autosuficiencia habló:

— ¿Quieres que te consiga ese peluche? Je… —con mirada burlona y divertida se dirigió al tendero, aquel no era un reto para él; pero todos los demás peluches eran… cómo decirlo… demasiado extraños. Un león de dos cabezas y mirada siniestra, un delfín sin ojos y con aletas de más y un mono negro de ojos azules que sostenía un cuchillo de felpa… no eran muy agradables a la vista, por así decirlo—. Déjeme intentarlo.

El tendero, muy amablemente le pasó la escopeta una vez que hubo pagado y Gilbert se preparó. Posicionó la escopeta sobre su hombro y disparó al mono del cuchillo. Erró. Ahora llevó el cañón sobre el extraño delfín. Volvió a errar. El tendero ya se frotaba las manos y Alice tenía sus ojos llorosos; en verdad quería aquel peluche.

Con una extraña y nueva determinación para él, Gilbert Nightray disparó y acertó de un tiro limpio; soltando al conejo de sus amarres. El tendero se encogió de hombros y recogió al peluche para después dárselo a Gilbert.

—Espero que le guste el peluche a su linda novia—dijo sin malicia el hombre. Tanto Gil como Alice se sonrojaron violentamente.

— ¡Yo no soy su novia!, ya le gustaría a este cabeza de algas que saliera con él—. Gritó histérica mientras fulminaba con la mirada al tendero.

— ¿Pero no ha ganado ese peluche para usted?—Habló el hombre, ahora sí, con voz pícara.

La cadena y el Nightray comenzaron a caminar, este último con el peluche aún en brazos. Algo sonrojado y apartando la mirada Gilbert se lo entregó y, para su sorpresa, recibió su agradecimiento de la manera más extraña.

—Toma—dijo sonrojado. Alice lo tomó y, con una sonrisa, tomó del cuello de la chaqueta a Gil y le plantó un beso en los labios.

—Gracias, cabeza de algas—. Habló guiñándole un ojo para después correr emocionada hasta otro puesto de comida mientras Raven sacaba su cartera y la miraba con pena.