Alpha y Omega

(Max x Handa)

Parte 3

Esa noche Matsuno Kuusuke durmió feliz. Había logrado que Handa reconociera sus sentimientos hacia él. Lo que sentía era algo mutuo… no era solo un delirio de él. Eso lo alegraba en demasía. Pero sin embargo, también confirmaba la teoría de que tendría que ayudar a Alpha.

Ahora si que tendría que vender su alma al diablo por preservar a alguien que él quería demasiado… tendría que condenar a una generación para el poder ser feliz.

A Max ese dilema le importa lo más mínimo… ¿Acaso Endou estaría cuando Handa lo necesitase? En ese submundo que acaba de crear, Matsuno sabía que la única persona que podría servir de algo para ayudar a Handa era Alpha. Y si tenía que hacer eso… que vender su alma al demonio por disfrutar de Handa más tiempo… lo haría.

(Casa de Matsuno Kuusuke – 1 día después)

- Matsuno Kuusuke… - dijo Alpha cuando reapareció al día siguiente - ¿Cuál es tu decisión?

El mediocampista quedo mirando a Alpha como con satisfacción.

- Pues tienes suerte… - dijo Matsuno quitándose el gorro y haciéndose una cola en el pelo naranja que tenía – No hay remedio más que seguirte…

- Ya lo sabes… debes exterminar a Endou Mamoru.

- Afirmativo… - dijo Matsuno – Sólo te vale que cures a Handa, porque si no yo mismo te mataré con mis manos...

- Lo tendré en cuenta… - dijo Alpha tan serio como siempre - ¿Entonces aceptas mi trato?

- Así es… - dijo Matsuno – Lo haré…

Alpha sonrió maléficamente, como sellando un plan con Matsuno y entonces le entregó una especie de control remoto.

- Sólo púlsalo cuando hayas hecho lo que tengas que hacer… y volverás a tu tiempo… a un tiempo donde yo cumpliré el trato… - respondió Alpha y diciendo eso, le lanzó ese balón.

- Modo de Viaje en el Tiempo…

El lugar brilló y la luz fue cegadora. Poco a poco la luz fue disminuyendo hasta que Matsuno pudo ver en donde se encontraba…

Era la rivera del río, cercana al puente y a la Torre Inazuma. Era un día como cualquier otro, brillante y soleado. Los niños de lo que serían el Inazuma KFC (Club de Fútbol) estaban jugando pateando el balón por el campo al lado de la rivera.

Matsuno metió la mano a su bolsillo y encontró el control remoto que le dio Alpha para retornar cuando su misión estuviera hecha.

(Nota del Autor: Escuchen 'Main Theme' del OST del anime Higurashi no Naku Koro Ni Kai)

Supo entonces que tal vez había actuado precipitadamente… porque… veía que de esos niños que jugaban tenía que ubicar a Endou. ¿Cómo lo haría? No era complicado, sólo buscar a un chico con una banda naranja en la cabeza.

En ese momento la duda lo detuvo… como si algo en su interior le dijera que lo que hacía estaba mal… que algo de lo que planeaba no estaba bien.

Se puso a pensar… tenía que eliminar a Endou. No llevaba ningún arma… así que significaba que debía ser algo manual… y eso le hizo temblar un poco.

Cuando se usa un arma, parece que la responsabilidad es menor, porque se puede realizar el 'encargo' desde un punto muerto y poder escapar rápidamente. Pero aquí… estaba solo, sin armas, así que tenía que hacer algo que no le iba a gustar mucho… y tener que soportar la agonía de su víctima. Y no sabía si tenía la entereza para soportar eso…

Sólo necesitaba la entereza, porque estaba sin gorro y con una cola de pelo, nadie lo reconocería en ese mundo… pero ahora, sólo le faltaba encontrar a Endou.

¿Qué le haría? No lo sabía… era muy inexperto en este asunto de eliminar personas… en un principio pensó en tirarlo al rio, pero no era un método muy eficaz, tenía que asegurarse que estuviera muerto.

Matsuno siguió caminando tratando de postergar esos pensamientos hasta que se topó con un puesto de periódicos y miró a la fecha de uno de ellos.

Era efectivamente, el pasado. Unos 6 años antes.

- Señor… ¿Me pasa esa revista? – pidió una voz infantil.

- Se dice 'por favor' tontito… - respondió otra voz.

Matsuno volteó y quedó en shock al ver quienes eran esas voces… eran las versiones infantiles de él y de Handa. Los dos vestidos con ese típico uniforme infantil de las escuelas, pero eran inconfundibles por su pelo castaño y en el caso de su yo del pasado, por su gorro. Cargaban una mochila cada uno y parecía que actuaban como si quisieran llegar tarde a la escuela, por detenerse en un puesto de periódicos en vez de seguir su camino.

El peli naranja no daba crédito a lo que veía… ellos dos… desde mucho tiempo ya se conocían. No le sorprendía eso, sino el hecho de que en ese mundo se topara con las versiones infantiles de él y de su mejor amigo.

- ¿Señor… se encuentra bien?

- Ehh… esto… claro… aquí tienes tu revista… - dijo alcanzándole la revista que pedía.

- Serán 200 yenes… - dijo el dueño del puesto de periódicos.

- No se preocupe, lo pago yo… - dijo Matsuno entregándole el dinero.

- ¡Aaahh! – gritó uno de los niños - ¡Max-kun! ¡El señor me pagó la revista! ¡Ahora he ahorrado 200 yenes!

- No seas tan ruidoso Handa-kun… - le respondió el otro – Vamos, vamos… llegaremos tarde…

Matsuno siguió caminando tras despedir a esos niños… y su mente se había confundido más… no sabía que hacer… no sabía si tendría el valor para eso…

- Handa-kun… no sé que hacer… - suspiró el mientras seguía caminando.

En eso, se detuvo ante unas flores que crecían en un macetero. Habían muchas y eran de un color amarillo, con pétalos que adornaban la planta… eran rosas… rosas amarillas.

(Nota del Autor: Según el portal , la rosa amarilla es un regalo que se da a adolescentes o para festejar una especie de amistad)

Sin pensar en nada, Matsuno arrancó una flor de esas y la guardó en su bolsillo. Pero al hacerlo, se cortó el dedo.

- Aaayy…

Se quedó viendo como la sangre de su dedo salía de a pocos… sangre roja que se mezclaba con el color de su mano y bajaba por el dedo hacia la palma.

El peli naranja se chupó la mano como intentando limpiarse de la sangre y sintiendo ese sabor salado de la misma. Tras eso, se limpio con la chaqueta. Pero la rosa amarilla ya estaba en su bolsillo.

Supo que debía darse valor antes de hacer nada, así que se dirigió hacia la rivera del rio nuevamente. Pronto los chicos del Inazuma KFC se irían de ahí y dejarían el campo libre.

Para cuando llegó al campo, ya se habían ido todos los que podrían haber estado ocupándolo. Pero habían dejado una pelota de fútbol en él… de modo que Matsuno se dirigió ahí y empezó a dar chutes hacia el arco, de modo que la pelota le regresaba y seguía intentándolo.

No intentaba Hissatsus, sólo intentaba sacar esa presión… ese estrés que tenía en su cuerpo, como intentando que el fútbol le dijera que decisión debería tomar respecto a su misión de eliminar a Endou…

Lo interesante sería saber si obtendría una respuesta.

¡Pum! ¡Pum! El balón rebotaba sin parar contra el arco mientras volvía hacia Matsuno que lo regresaba con un potente chute hacia la portería. Y así estuvo varios minutos.

- ¿Qué es lo que debería hacer? ¡¿Qué diablos se supone que debería hacer?

El mudo silencio del viento y el arroyo del río era lo que respondían sus preguntas.

- ¿Quiere jugar fútbol, señor?

Matsuno volteó al oir esa voz infantil… y entonces se llevó la sorpresa de su vida…

- ¿Señor… quiere jugar fútbol?

Ese niño… era un niño de una banda naranja en la cabeza… ese niño era Endou.

Matsuno se quedó mirándolo. Ese niño… se volvería su capitán… y si que se parecía mucho al Endou que conocía en Raimon. Sólo que lo único que cambiaba era su tamaño y su uniforme.

Pensar… que debía matar a ese niño… era algo que hacía sentir a Matsuno un tanto incómodo… porque era… un tanto adorable.

No podía poner sus manos sobre el cuello de un niño tan adorable como ese. Aunque supiera que acabar con él era algo simple… no podía… era como si intentara poner sus manos sobre el pequeño Handa que conoció en la tienda de periódicos.

"Yo te protegeré… yo haré lo que sea para que estés mas tiempo conmigo…."

Matsuno recordó la promesa que le hizo a Handa… y supo… que no podía faltar a esa promesa… porque… Endou era su capitán tal vez… pero la persona que tenía su corazón… seguía siendo Handa Shinichi.

- ¿Señor se encuentra bien?

- Yo… estoy bien… claro… que quiero jugar fútbol contigo… - respondió Matsuno.

Estaba bien… algún otro sujeto podría ser el que recuperase la gloria de Raimon. No sólo Endou era el último chocolate de la caja… y supo que debía de hacerlo.

Matsuno se arrodilló y le dio un abrazo a ese Endou niño.

- Lo siento… - dijo casi llorando – Lo siento mucho…

- No llore señor… podemos jugar fútbol juntos…

- No digas mas… por favor… - le rogó Matsuno, porque si no sería mas difícil cumplir su promesa.

- Señor yo…

No pudo continuar… Matsuno tapo la boca de Endou, como diciéndole que se mantuviera en silencio, pero su palma cubría tanto la boca y la nariz del portero. Su otra mano se posó en el pecho del niño… y empezó lentamente a subir hacia el cuello del mismo.

Estaba bien… seguro habría otro Endou… seguro cuando creciera el mundo ya no sería ese lugar tan inocente que Endou pensaba que era… de este modo… estaba ahorrándole sufrimiento… estaba permitiendo que Endou y lo que él mas amaba en su vida… el fútbol se pudieran encontrar.

No había nada mas poético o apropiado para Endou que morir en el campo… morir en el sitio donde las hojas de césped lo envolverían como si hubiera sido un soldado caído de la nación del fútbol y le dieran los honores y laureles de un capitán.

Pero Endou era alguien muy humilde para recibir ese honor, podía sentirse como el rechazaba que las ramas del fútbol enroscaran y permitieran darle paso a un mundo donde estaría mejor.

Pero pronto fue vencido por esas ramas… y Matsuno lo recostó en la tierra. Había cumplido su misión… Endou Mamoru… ese niño de quien sabe si tení años, estaba ya muerto reposando en el campo que más amaba… un campo de fútbol.

Y él… Matsuno Kuusuke, lo había estrangulado.

- ¡MIERRRDAAAAAAAAAAAAA! ¡UWAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHH! – gritó el mediocampista al ver que sus manos estaban manchadas con algo que no importaría si lo lavase con todo el agua del océano… jamás saldría.

Pero todo eso lo haría por Handa… todo eso fue… por una de las cosas que nos hacen cometer más tonterías en el mundo… algo más poderoso que el dinero… el amor.

Matsuno tras gritar y desahogar su pecho, sacó el control remoto que le dio Alpha y presionó el único botón que tenía.

- Modo de Retorno de Viaje en el Tiempo…

Y todo brilló… de modo que regresó de ese mundo… a su presente.

- Handa… después de esto… jamás te perderé… - dijo antes del transporte final.

Pero ese día no sólo Endou Mamoru murió… una parte de Matsuno Kuusuke… había muerto.

(Nota del Autor: Dejen de escuchar 'Main Theme')

Cuando el brillo terminó al fin… se encontraba en el patio de Raimon. De noche, en una de las áreas donde estaban los árboles de cerezo. La luna brillaba como iluminando todo y el parado ahí… como esperando a alguien.

Matsuno comenzó a caminar… hasta que se topó con un muchahco que miraba la luna y suspiraba viendo una hoja de papel.

Lo reconoció enseguida… era Handa… ¿Pero esa nota? ¿Acaso era…?

No quiso dudar más tiempo y abalanzándose, se la quitó.

- ¡Handaaaaa! – gritó Matsuno.

Los dos cayeron estrepitosamente, resonando por el golpe.

- ¡Ay, Max! ¿Eres idiota?

- ¿Qué me estás ocultando?

- No es nada… - dijo intentando esconder la hoja – No es nada…

- Déjame ver…

- ¡No tonto, quítala! ¡Quítate!

Matsuno le quitó la hoja y le dio lectura:

- Para mi amigo… Max… no sé como decirte esto… pero siento que yo…

- ¡No sigas! – dijo Handa avergonzado.

- No tienes que ocultarme nada… - dijo Max besándolo – Yo también te quiero…

- ¿Max?

- Te he traído esto… - dijo Matsuno metiendo mano al bolsillo para dar la rosa amarilla que trajo del pasado – Espero que te guste…

- Max… esto… es una rosa negra…

Max se sorprendió y miró la rosa… en efecto, era negra. De seguro por el viaje de retorno.

- No importa… igual era lo que quería decirte… te quiero Handa…

- Y yo te quiero a ti, Max-kun… - dijo Handa abrazandose de su amigo del gorro.

Aquel momento era perfecto… la enfermedad no existía… y Handa si correspondía sus sentimientos. Matsuno miró a la luna que brillaba y solo murmuró…

- Gracias… Alpha…

(Nota del Autor: Escuchen 'Kuroi Hana' [Flor Negra] Opening del juego de PSP Higurashi no Naku Koro Ni Jan. La fuente donde la encontré ha sido muy inexacta, así que puedo equivocarme.)

"El comienzo del fin, desde su inicio hasta su final…"

"Bajo la presión de jugar esta estúpida persecución…"

"Cuando las cigarras lloren, alguien desaparecerá, sea por accidente o necesidad…"

"Una piedra fue lanzada a esa sonrisa torcida… no desapareceré…"

"El pecado es como una llaga que te lastima"

"El curarla es algo tan inútil, como el clavar un clavo otra vez, dejando una nueva herida"

"Para corregir estos errores… no me arrepentiré…"

"Aún no moriré…"


(Nota del Autor: Gracias por seguirme en estas 3 partes de este relato… tan trágico que se me ocurrió escribir tras oír algunas canciones romanticonas.

Pobrecito Endou… pero esto… era necesario por el bien de esos otros dos…)