CIGOGNE

by: Harlett
# 26

Jitomatazos, abucheos, intento de linchamiento y amenazas con armas punzo cortantes. Al final del capítulo, por favor.

Nota/Disclaimer/Negación/Aviso/etc…: Katekyo Hitman REBORNy Cía. no me pertenecen, son propiedad de Amano Akira. Esto es por mero entretenimiento sin fines de lucro.


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El amor, como ciego que es, impide a los amantes ver las divertidas tonterías que cometen.

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Se escucho el dulce jadeo, un susurro apenas audible; el aire le faltaba y las ganas de gritar se quedaban atascadas en la garganta. El dulce idilio había llegado a su apogeo y ella no podía hacer otra cosa que buscar aire y no perder la conciencia, si es que no ya lo había hecho ya y solo revivía gozosamente los dulces y celestiales recuerdos en brazos de su compañero.

Lo escucho jadear su nombre en su sensible oreja casi de forma desesperada, adorada, tratando de alcanzar algo y la estrecho más como si temiese que se desapareciera bajo él en cualquier instante.

Cosa más tonta, persona más boba.

Nunca lo dejaría. No aunque sintiera ese malestar entre sus piernas por la forma desesperada que él se aferraba a ella pero ella no podía negar el lascivo placer que eso le provocaba a la vez.

Y entonces: el deleitoso final.

La respiración dificultosa, ocultando su rostro entre la curva de su cuello mientras ella apenas si tenía fuerza de hundir sus dedos entre aquella melena castaña. Se sentía tan enloquecida de mil sensaciones que su corazón latía desbocado en su pecho y lo sentía repiquetear en sus sienes pero a la vez era inundada por esa satisfacción que la relajaba, embelesada por el momento sin hartarse ni le faltase nada por sentirse dichosa.

Era curioso, pensó ella, con lo tranquilo y a veces exasperadamente evasivo y pasivo que podía llegar a ser su pareja, quién iba a imaginar que escondía ese león dormido en su ser que una vez despertaba… no había nadie ni nada que se le equiparara en cuanto a su ímpetu y su necesidad de satisfacerse.

De dominar.

Insaciable, feroz, seguro y demandante, con ese aire que hacía que todo fuera bajo su voluntad y perfectamente sin necesidad de recurrir a sus llamas. No lo necesitaba, todo en él ardía desde adentro hacia afuera, concentrándose esa pasión en esos ojos, que si bien no se tornaban naranjas, seguían manteniendo ese hermoso color chocolate pero con ese tinte de determinación y deseo por ella que la derretían toda, allí y ahora, contagiándola hasta casi incinerarse en vida.

Este intimo, apasionado y particular lado de Tsuna lo amaba.

Entonces sacándola de sus cavilaciones, la respiración a su lado se normalizo, aunque el corazón tanto el de él como el de ella seguía desbocado.

Tsunayoshi se reincorporo con cuidado de no aplastarla y separándose del agradable calor que emanaba el cuerpo de Kyoko.

El rubor cubría adorablemente sus mejillas, sus ojos estaban brillantes y sus facciones, aún ancladas en la tierna infancia pero a un paso de la madurez, ese rostro de adolescente, estaba húmedo por el sudor entonces sus cejas se unieron preocupadamente mientras él la veía desde arriba.

– ¿Te he… lastimado mucho, Kyoko-chan? – pregunto indudablemente nervioso, preocupado y hasta un tinte de culpa y vergüenza en su suave voz.

Y este lado tierno, concerniente, sensato, dulce y amable de Tsuna también lo amaba, más que cualquier otra cosa.

Ella estiro su brazo para retirarle unos flequillos largos que se habían pegado a su frente mientras sonreía con todo su corazón en el gesto.

– Claro que no, Tsu-kun. No hay forma en la que puedas lastimarme. – le sonrió.

Tsuna se puso de mil colores por un instante. El chico seguía sin acostumbrarse a esas palabras dirigidas a él, de hecho, seguía sin creerse su situación. Aún así logro esbozar una torpe sonrisa mientras se rascaba la nariz infantilmente.

Se aventuro a darle un rápido beso en la frente y se levanto con cuidado en la orilla de la cama y comenzó a buscar su ropa. La chica se sentó en su cama y arrimo sus piernas a su pecho mientras veía al joven acomodar sus cosas y ver el reloj constantemente.

– ¿Tienes entrenamiento? –

– Uhm –

– ¡Gomen ne, Tsu-kun, no sabía! No debí insistir… –

– ¡Iie! – negó azorado con los brazos y subiéndose al bordo de la cama – ¡Fui yo! Yo debí de… bueno… tú sabes – se rasco la nuca avergonzado. Hasta que vio algo en el cuerpo de ella que le llamo la atención – No había visto esta – indico señalando una cicatriz a media cadera de ella.

– Oh, bueno… – se sobresalto ella cubriendo torpemente con la sábana.

– Kyoko… –

Oh, Dios. Él empezó con ese tono duro pero atractivo que usaba para dejar claro sus puntos sin discusión, aquel que había adquirido y desarrollado a través de los pocos años en los que había aprendido a ganarse el respeto de muchos y necesitaba para regentear una familia. Eso significaba solo una cosa: que él estaba a punto de darle un sermón.

El pronto a convertirse en Don Mafioso se mordió los labios y suspiro cansinamente – ¿No me habías dicho que ya te habías recuperado totalmente? – cuestiono.

La chica desvió la mirada y solo sintió cuando el poso sus manos sobre sus hombros.

– De haberlo sabido, yo no debí… hoy… en tu condición. – Seguía buscando palabras – Kyoko-chan, pude haberte lastimado –

Y el rubor se expandió de nuevo en las mejillas del joven a pesar de darle seriedad al asunto. Pero él mismo sabía que podía llegar a ser un poco más que cariñoso estando con la chica en la intimidad.

Ella inmediatamente negó con la cabeza, se levanto rápidamente y tomo la cabeza de él entre sus manos para que el chico lo viera directamente a sus ojos.

– Tsu-kun, onegai. No te preocupes, estoy bien. Estoy curada, créeme, pero creo que así se quedará esa marca, eso es todo… No es nada, en serio. – trato de calmarlo pero la expresión de inquietud en él no se iba y ella sentía la culpa con la mentira blanca.

Aquella cicatriz les había hecho recordar un muy mal recuerdo para ambos que fácilmente había roto el ambiente apasionado de hace unos instantes.

Hacía apenas dos meses atrás un inusual y terrible acontecimiento cimbro la tranquilidad de Nanimori.

Un tiroteo se desencadeno, en pleno día, en un centro comercial de la ciudad.

La gente de allí era ignorante a todo el caos a los que se había visto envuelta los años anteriores, conflictos mafiosos que no se habían dado por enterados o simplemente ignorados, tomados por cosas que parecían ser obra de simples pandilleros. Pero asuntos sin mayores daños a terceros.

Y así que de la nada ocurrió un ataque abierto de hostilidades (y demostración de plena estupidez) por una familia enemiga que se quiso pasar de lista y ataco la ciudad del futuro Decimo.

No es que Sawada y sus guardianes (tomados bajo guardia) no pudieran encarar el problema, pero esto iba a una escala y a un modus operandi que ellos aún no estaban acostumbrados a lidiar. Mucho menos con tantos civiles de por medio. CEDEF entro en plena acción para controlar el escándalo y controlar toda la situación y difusión de la información. Aún así fue un horror.

Heridos, ataques de pánico, histeria, incluso abatidos inocentes por las balas perdidas. Por la anarquía que reino en el centro de la localidad, servicios de emergencia fueron sobre pasados por los llamados de auxilio y sobre todo consternación.

Al final se esparció la noticia que fue una pelea entre bandas rivales por territorio. Vongola se vio avergonzado por afectar a las familias Yakuzas de estas zonas por machar sus reputaciones cuando no era cierto, pero necesitaban una coartada para cubrir la horrenda verdad incluso dentro el bajo mundo.

Todo resulto ser a fin de cuentas un intento fallido de secuestrar a Kyoko.

Ella había estado con unas antiguas amigas de la escuela secundaria, en el centro comercial, cuando todos los guardianes estaban ocupándose de los protocolos de la Ceremonia de Sucesión. Dos de sus compañeras resultaron heridas tanto por balas o golpes, una tercera por quemaduras tras una explosión de uno de los negocios de comida mientras que las demás fueron atendidas por crisis nerviosas.

Tsuna estuvo fuera de sí, cosa más rara y temible que ver que el caos en la ciudad. Decir que Mukuro tuvo que detenerlo para que evitara una estupidez era quedarse poco.

No solo era el hecho que Kyoko había resultado herida. Las cortadas de cristal en sus brazos y piernas, las muñecas lastimadas donde fue encadenada, pero sobretodo el golpe en su nívea mejilla donde fue golpeada era mucho para él que el joven castaño estuvo en HDWM por mucho, mucho rato sin ser capaz de calmarse.

Era demasiado duro para el afrontar el hecho que ella y otras amistades estaban fuera del anonimato civil y serían ahora blanco de la mafia por sus relaciones con el poderoso futuro Don.

Eso la había a puesto a ella en la mira de muchos, ya sea por venganza o por estorbo. Su cabeza tenía precio.

La chica tardo en recuperarse un poco. Le costó trabajo concebir de que tanto daño fue solo por ella y Tsuna se había puesto un poco paranoico y sobreprotector. Nadie podía culparlos. Iemitsu le había dado su palabra en protegerla, cosa que habían hecho hasta ahora aparentemente bien.

Pero eso no podría quitarle a Tsuna el pensamiento de la mente de que en algún momento a otro, de algún rincón saldría algún otro rival en pos de lastimarla a ella de algún modo.

Ryohei tampoco se mostraba menos tranquilo. Él se sentía responsable por ser el hermano mayor y que no pudo ser de ayuda para ella en ese instante. Se sentía fracasado y si no fuera porque Hana prácticamente había pateado su trasero para volverlo a la normalidad, él seguiría dándole vueltas alrededor de toda la ciudad como castigo y entrenamiento para mejorar su fuerza.

Pero Tsuna era harina de otro costal. Nunca antes se había sentido tan atemorizado de verse atacado o afectado por las rencillas que muchos otros grupos y familias sentían en contra de Vongola, capaces de usar cualquier método artero con tal de amedrentarlo o eliminarlo.

Y todo porque aún era el sucesor, nada más ni nada menos. Es cierto que una vez tomase el puesto oficialmente eso sería otro cantar, no cesarían los ataques pero francamente sería por más estúpidas familias. Ser el sucesor a ser el Jefe con todos sus honores distaba mucho de poder y rango.

El poder que adquiría para proteger a su Familia sería inédito y podría quitarse ese peso de encima; seguirían siendo el blanco de muchos pero ahora ellos serían casi intocables, invulnerables. Pero mientras… mientras… aún faltaban unos meses para eso…

– Aunque yo no recuerdo haber visto esta marca de aquí – interrumpió ella sus recuerdos pasando juguetonamente un dedo por una herida a medio cerrar en el pecho de él.

– Ah… – suspiro.

Y allí estaba su boleto de salida para el áspero recuerdo y esa afligida mirada de su novio. Pronto empezó a besarlo allí y el chico no puedo evitar soltar un gemido.

– Kyoko… chan…–

– ¿Mhm? –

– Espera… no podemos… tú… –

– ¿Quieres que pare? – ronroneo paseando sus pequeñas manos por el abdomen de él y después afianzándolas en su espalda, con tal de no dejarlo separarse de ella.

– Pero… Reborn… el entrenamiento… –

– ¿Ajá? –

– Los planes de la reunión con los Corvo Nero… –

– ¿Sí? –

– Y la visita de Enma-kun… –

– Oh… –

– Y… Onii-san llegará en cualquier momento… –

– Lo sé… –

Ella rió por lo bajini.

– Entonces… – enterró sus manos en el cabello de él mientras le beso profundamente con hambre y abruptamente se separo de él.

Tsuna se había quedado sin aire y sin habla ante el sensual beso y veía como ella se veía tan normal, como si nada, cubriéndose con la sábana de su cama.

– Entonces ve, ya seguiremos después – le comento sonrientemente mientras se acomodaba dignamente su cabello.

Paso de largo rumbo al baño, muy satisfecha de su labor que no se dio cuenta cuando él la tomo de su brazo y prácticamente la empujo a la cama y pronto se vio cubierta por él sobre sus cuatro extremidades, seguía sin la camisa pero con todos los anillos y pendientes puestos.

Decir que la imagen le robo el aliento al notar esa mirada hambrienta en él.

Apenas pudo procesar esa sonrisa de autosuficiencia que se dibujo en los labios del castaño antes de que este procediera a arrancarle la manta que la cubría y procediera a devorarla a besos otra vez.

– Cinco minutos – lo escucho susurrar entre beso y beso – Nada de entretenimientos ahora… Solo cinco minutos –

Kyoko jadeo abruptamente ante la repentina intrusión.

– Reborn sabe que siempre llego tarde – jadeo en su oído.

Ella logro sonreír. Tsuna podía ser imparable e insaciable en cuanto al sexo, pero ella también había encontrado adictivo el sentirse complacida y estar cerca de él. Y de no soltarlo cada vez que tuviera la dicha de tenerlo para ella sola. Tenían que recuperar el tiempo perdido tras varias semanas de no haberlo visto.

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¿Algo fuera de sí los personajes?

Consideremos que son un par de jóvenes muy enamorados y con un par de cuerpos dominados por las hormonas.

Y Tsuna no puede ser tan… Uke como parece. Quiero creer.

Cuando Tsuna quiere algo, hará lo que sea para conseguirlo. Y eso será un problema aquí.

Quejas, comentarios, sugerencias, traumas y criticas caben bien todas en un review.

Cuídense.