-Título: Operación declaración

-Parejas: PerúxEcuador, menciones de ArgentinaxChile y ParaguayxBolivia

-Advertencias: Ninguna. Solo decir que estos adorables personajes pertenecen a Latin Hetalia.

-Resumen: Ecuador se da cuenta de que lo siente por Perú es algo más que amistad. Idea un plan para declararse…¡Pero las cosas no van a salir tal y como las ha planeado!

-Disclaimer: Hetalia pertenece a Himaruya. Latin Hetalia es una bonita comunidad creada por fans y para fans. Los personajes pertenecen a sus respectivos autores.

-Notas: Estoy nerviosa, es mi primer fan fic de Latin Hetalia! Esta historia pretende ser una comedia, aunque también va a tener sus momentos de drama. La pareja principal va a ser la de EcuadorxPerú. Me gusta esta pareja y no hay casi nada de ellos, así que me animé a escribir. No os olvidéis de dejar reviews, no seais muy duros conmigo ;W;


Introducción: El dilema de Francisco

Francisco se encontraba en el porche de su casa en Quito. Eran las seis de la mañana y desde allí podía observar como el sol empezaba a aparecer por el horizonte. La brisa cálida le daba en la cara y traía olor a salado. Dentro de poco habría amanecido. Ya se notaba cierta actividad en las calles y a sus oídos llegaba el ruido de los carros desplazándose de un lugar a otro y de la gente que empezaba a pasar por allí. No había dormido en toda la noche.

¿Qué asunto tan importante ocupaba la mente de Francisco, hombre tranquilo y relajado donde los hubiera, que le había impedido conciliar el sueño? La respuesta estaba al otro lado de la frontera: Miguel Alejandro Prado, Perú. Se había pasado casi toda la noche pensando en él y en todo el tiempo que había pasado desde que lo vio por primera vez. Era una de las personas que lo conocía desde hacía más tiempo.

Lo conocía casi desde que nació. Desde que Miguel y Julio vivían con su adorado abuelo Inca, y Francisco iba a visitarlos muy a menudo. Más tarde, con la llegada de España a aquellas tierras, Miguel se convirtió en un poderoso Virreinato y él pasó a formar parte de sus territorios junto con el resto de sus hermanos de la Gran Colombia. ¡Oh dios, había formado parte de él! Solo con acordarse de eso era suficiente para que el ecuatoriano sonriera de la manera más dulce posible. Ya en esa época había empezado a cogerle cierto cariño, solían jugar muchas veces juntos en la inmensa casa de Antonio, donde también vivían con el resto de sus hermanos latinos. Sin embargo también en ese tiempo las cosas se habían empezado a complicar a causa de sus jefes, que no veían clara la frontera que debía separar a Perú de Ecuador. Ese conflicto se había alargado en el tiempo, incluso después de que los dos países se independizaran habían seguido con las disputas por el territorio. Pero nada de eso les había importado a ellos dos. Por muchas peleas que tuvieran, lo más importante es que ellos eran hermanos, hijos de las mismas tierras sudamericanas. Se apoyaron durante la Primera Guerra del Pacífico contra España, donde sus relaciones habían vuelto a mejorar un poco. Cuando más tarde Miguel perdió la guerra contra Chile, Francisco fue una de las personas que estuvieron a su lado todo el rato, consolándole y ayudándole en todo lo que podía. Todo parecía ir bien cuando de repente ocurrió algo que nunca deseó que pasase: la Guerra entre Perú y Ecuador. Francisco todavía recordaba con horror los numerosos muertos que dejaron los enfrentamientos entre los dos países. Y recuerda con más horror todavía el momento en el que vio a Miguel dentro del campo de batalla apuntándole con un arma. Son cosas que trata de olvidar desesperadamente, y que por suerte consigue. Lo siguiente que recuerda es mucho más alegre. Había intentado llevarse bien con él de todas las maneras posibles, y la más importante de ellas había sido cuando en 1998 firmaron un tratado de paz que puso fin a todos esos conflictos. Fue un glorioso momento en que los dos países reconocieron todo lo que tenían en común respecto a historia y costumbres, y decidieron tratarse como verdaderos hermanos. A partir de ahí el comercio entre ellos dos había aumentado, los intercambios culturales se habían hecho más numerosos, las inversiones en el país vecino se habían duplicado.

¿Y porque había estado Francisco dándole vueltas a todo esto durante la noche?

Porque que a pesar de todos sus esfuerzos Francisco seguía notando que aquello era suficiente, y que todavía no era capaz de llegar al corazón de su vecino peruano.

Porque lo que realmente quería Francisco, lo que realmente había estado buscando en todos esos años de enfrentamientos y alianzas, era el corazón de Miguel. Quería su amor.

Se había dado cuenta de que estaba enamorado de él hacía ya muchos años. Poco a poco ese sentimiento de hermandad que lo unía a él había ido dando paso a algo más, hasta que efectivamente se dio cuenta de que lo suyo por Miguel era amor.

A veces se ponía a pensar en lo lindo que sería que ellos dos fueran pareja. Se los imaginaba paseando al lado de la playa tomados de la mano, riendo por cualquier tontería y bebiendo juntos de la misma botella de esa Inka Kola que tanto le gustaba a Miguel. Si, sería tan bonito….

El problema es que, por muchos años que llevaran juntos, Perú no parecía darse cuenta de los sentimientos de su amigo andino. Miguel lo trataba como a un hermano más, sonriéndole siempre que le veía y preocupándose por él no más de lo estrictamente necesario. Francisco había tardado mucho tiempo en reunir el valor necesario como para decidirse a declararse. ¡Solo Dios sabía lo mucho que le había costado vencer su timidez natural! Pero siempre que lo había intentado había sucedido algo que había frustrado sus planes.

La primera vez que lo intentó fue hace menos de un año. Había quedado con Miguel en su casa de Lima. Se había presentado allí con sus mejores ropas y con un ramo de flores, esperando poder mantener una tranquila charla con Miguel donde al fin pudiera expresarle sus sentimientos. Pero nada más poner un pie dentro de la casa se dio cuenta de que eso no iba a ser posible, ya que allí se encontraba Julio pidiéndole comida a su hermano. Francisco no tenía nada en contra de Julio, es más, le caía simpático ese chaval hiperactivo que siempre estaba reclamándole a Chile su parte de mar. Pero a Julio parecía que Francisco no le caía nada bien, o por lo menos no le caía bien cuando su hermano estaba delante. El pequeño era muy celoso de su hermano mayor. Durante todo el tiempo que estuvo en la casa de Perú, Bolivia se la pasó molestándole cada vez que se intentaba acercar a Miguel. El peruano notaba que algo extraño pasaba, era como si entre Julio y Francisco tiraran cada uno de un extremo suyo para que les prestase atención, y no sabía a quién hacer caso , solo se limitaba a reír nerviosamente. Naturalmente acabó prestando más atención a su hermano cuando este se le colgó del brazo y le pidió con ojitos llorosos que le preparase algo de comer, a lo que el peruano no pudo resistirse y le acabó preparando un rico ceviche. Al final Francisco no pudo quedarse ningún rato a solas con él y se fue de su casa bastante desanimado.

En otra ocasión trató de acercarse a él después de una de las reuniones mensuales que los latinos solían mantener. Cuando se terminó la reunión y la sala se quedó vacía, Francisco cogió a Miguel del brazo y le dijo que se quedara unos minutos a solas con él, ya que tenía que decirle algo importante. El peruano sonrió, pensando que se trataba de algún asunto económico, y cogió la mano de Francisco con total confianza, invitándole a hablar. Ese gesto había pillado por sorpresa al ecuatoriano, que al instante se había sonrojado. Inspiró profundamente, tomó aire, y ya iba a ponerse a hablar cuando de repente se escucharon ruidos extraños provenientes de un armario que había al fondo de la sala.

-¡Por la mierda Martín, quiero salir de aquí!

-¡Ya deja de moverte Manuel, que este armario es pequeño!

-¿De quién fue la idea de meternos acá? ¡Y deja de meterme mano, me vai´a romper la camisa, weón!

-Che, yo solo dije que podíamos entrar aquí un rato para esperar que la sala se quedase vacía ¿Qué pasa, que ya te cagaste en las patas porque esto está oscuro? Vos no tenés nada que temer, yo estoy acá contigo.

-¡Me importa una wea que esté oscuro, lo que quiero es que quites tu mano de mi trasero! ¡Fleto culiao!

Francisco no se podía creer la mala suerte que tenía. Tenía que encontrarse precisamente a Chile y Argentina dentro de un armario haciendo Dios sepa qué cosas. Encima Miguel creyó que Francisco solo le había hecho quedarse con él en la sala para presenciar ese espectáculo, así que se enfadó bastante con él y estuvo sin hablarle un tiempo por la vergüenza que le había hecho pasar.

Después de eso Ecuador pasó una temporada deprimido. Parecía que todos sus esfuerzos para poder hablar con Perú no iban a dar resultados. Pero él no iba a rendirse. Decidió pedirle consejo a la única persona que consideraba medianamente cuerda y que debía saber algo de esos asuntos: Su hermana Catalina. No quería tener que contarle nada a nadie porque sabía que se arriesgaba a que el chisme se difundiera por ahí, pero era la última opción que le quedaba.

Cuando Catalina se enteró de los problemas que tenía su hermano, la primera reacción que tuvo fue la de reírse ¡Encontraba gracioso que el pequeño y tímido Francisquito le dijera que estaba enamorado, y más de un hombre! Pero la risa se le pasó al ver la cara seria del ecuatoriano. Francisco nunca bromeaba con esas cosas. Si le decía que estaba enamorado de Miguel, es que la cosa iba en serio. Así que Catalina actuó como la buena hermana mayor que era y pensó en algo que pudiera ayudarle. Ella había visto leído las suficientes novelas de amor como para considerarse una experta en el tema.

-Lo que tienes que hacer es llevarle a un lugar apartado donde no haya nadie. Allí podrás hablar con él. Puedes hacerle pasar un día romántico, que se yo, llévalo de paseo, regálale algo bonito y luego declárate. Lo importante es que no te pongas nervioso y que le digas lo que sientes exactamente.

Francisco agradeció enormemente ese consejo y empezó a elaborar un plan ¿Qué lugar podía ser el adecuado? Desde luego Lima y Quito quedaban descartadas, nunca se sabía qué nación podía pasar por allí para molestar. De repente se le ocurrió una brillante idea ¡Las Islas Galápagos! ¿Cómo no se le había ocurrido antes? Eran el lugar ideal, estaban algo apartadas del continente, solo se podía llegar a ellas en barco o en avión, y además algunas de ellas estaban deshabitadas. Por no hablar de lo bonitas que eran y de la cantidad d animales marinos que podían observarse allí. Era un lugar donde nadie se acercaría a molestarlos.

Rápidamente contactó con Miguel y le expuso la idea. Le explicó que la próxima semana la tendría libre y había pensado en ir a las Islas Galápagos a descansar. Y también había pensado que podía invitarle con él. Al principio Miguel rechazó amablemente la oferta de su vecino, diciendo que tenía demasiado trabajo que hacer, pero fue tanta la insistencia de Francisco que al final acabó aceptando: La próxima semana la pasarían juntos.

Y este era el verdadero motivo por el cual Francisco se encontraba sentado en el porche de su casa a las seis de la mañana sin poder dormir. Dentro de un par de horas Miguel vendría a su casa para que juntos fueran a las islas a pasar unos días juntos. Estaba totalmente emocionado.

Tenía siete días para declararse. Era tiempo más que suficiente, y esta vez no habría nada que pudiera arruinarle los planes.

O al menos eso es lo que pensaba.

Continuará….


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