Disclaimer: todo el universo Harry Potter pertenece a JKR, sí, Severus también, yo solo lo convierto en eso que a mi cabeza se le pueda ocurrir…

Chapter 13: Ganan las serpientes.

Habían aparecido junto con el joven Severus en una calle adoquinada, estaba oscuro y apenas se podía distinguir el lugar bajo la luz de una única farola que aun funcionaba, desde donde se encontraban podían distinguir las siluetas de unos cuantos jóvenes al fondo de la callejuela.

– ¡Eh! Severus has venido, que bueno verte amigo

– fue Lucius él que hablo, probablemente la única persona que me hablaría decentemente en toda la noche, a excepción de Lily ya que ella ni siquiera me iba a dirigir la palabra, todos los demás o me odiaban o me despreciaban, así que no había mucho que esperar.

– ¡Quejicus! ¿Pero qué haces aquí? ¿Trajiste algún remedo de moto vieja o planeas correr con tus pies? –la voz de Sirius resonó burlona y entonces unas cuantas carcajadas la acompañaron.

–No, no planeo correr hoy, pero traeré mi moto en la próxima carrera y entonces tu pequeña moto parecerá un triciclo junto a la mía.

–Hablas demasiado y actúas poco Quejicus, no debería jactarte de poseer cosas que no están a tu alcance, cuando no tienes dinero ni para cómprate un par de zapatos decente –James pateó el suelo levantando algo de tierra y echándola sobre los zapatos del joven Severus.

El chico estuvo a punto de lanzársele encima y lo habría hecho de no ser porque Lucius puso su brazo sobre sus hombros.

–Y tu Potter presumes demasiado del dinero que posees y aun así no veo que apuestes nada, ¿es que mami no te da tu mesada aún? O tal vez ya te diste cuenta de que no ganaras y no planeas malgastar tu pequeña herencia.

–Yo tampoco te he visto apostar Malfoy.

–Bueno pues aquí está mi apuesta… cien galeones a que no podrás ganarme Potter, – todos los presentes guardaron silencio.

–Cien galeones era mucho dinero, muchos de los presentes podían permitirse esa suma, pero jamás se había apostado algún monto tan grande en una sola carrera. – intervino Severus a su lado.

–Bien, acepto – dijo James sacando un papel en blanco de su billetera, entonces anotó algo en él, Lucius hizo lo mismo con otro papel y ambos lo pusieron dentro de sus chaquetas.

–Usábamos papel de gringotts, en esa época era muy popular, hacías una apuesta, escribías tu nombre, el de tu contrincante y el dinero a apostar; el ganador se quedaba directamente con el dinero apostado, éste aparecí a automáticamente en su bóveda y así no había lugar a malentendidos.explicó Severus Potter era una mala combinación de prepotencia, arrogancia y mala visión, se manejaba bien en las escobas debo admitir, pero con las motos no era nada en comparación con Lucius, el idiota prácticamente dependía de Sirius para ganar sus apuestas, pero esa vez había apostado por correr él así que como era de esperarse fue Lucius quien ganó.

La castaña volvió a poner atención a lo que pasaba.

Los chicos armaban alboroto en medio de la oscura callejuela, vio como las jóvenes Narcissa y Lily se negaban a acompañar a los que serían sus novios en las motocicletas y como eran solo los chicos los que partían en la meta. Le costó bastante creerse quién era, cuando se fijo en la chica que sostenía el pañuelo en alto para marcar el inicio de la carrera, pero pronto se convenció de que la versión más joven y definitivamente menos consumida por el odio de Bellatrix, era la misma chica en tacones, con simplemente un vestido ridículamente corto y una chaqueta de cuero negra ceñida que ahora dejaba caer el pequeño pañuelo de seda que marcaba la partida de las rugientes motos.

Ambos motociclistas se perdieron de vista en la siguiente esquina y en pocos minutos aparecieron nuevamente detrás de la multitud que corrió para apartarse del camino, indudablemente era la moto plateada de Lucius la que venía en cabeza.

El rubio ganador se quito el casco y se peino el largo cabello hacia atrás, mientras miraba a James con suficiencia por encima de su hombro.

− ¿Ves? Ganar contra estos tontos leones es más fácil de lo que creías Severus, − comentó Lucius lo suficientemente fuerte como para que Sirius, James y los demás chicos escucharan.

− ¿Por qué? ¿Acaso tienes miedo Quejicus? – soltó Sirius enojado.

−No, yo solo le había dicho que creía que se podía ganarles hasta con los ojos vendados, Lucius solo me confirmó que incluso se puede ganarles con las manos atadas a la espalda. – la mayoría de los Slytherin rieron ante esto mientras que los Gryffindor bufaron.

El recuerdo comenzó a cambiar pero antes de que lo hiciera Severus haló a la castaña fuera del pensadero, la chica se quedo boquiabierta con ganas de reclamar, pero entonces recordó que era su turno para enseñarle sus pensamientos a Severus, entonces lo tomó de la mano, lo llevó hasta el sofá y lo sentó de un empujón, luego ella se tendió con la cabeza en sus piernas y el apoyó la cabeza en el espaldar del sillón, cerrando los ojos, como habían acostumbrado hacía algún tiempo. La chica sostenía el libro que ahora le pertenecía al hombre en las manos, lo abrió por la página que había dejado Severus la noche anterior y comenzó a leer desde donde él había quedado.

Por dios esto era demasiado vergonzoso, se suponía que debía dejar de leer en cuanto un recuerdo o en este caso una idea terminara y ya llevaba casi seis hojas hablando de lo lento que se movían los labios de su profesor de pociones cuando hablaba, del increíble cuerpo que debía esconderse bajo tanta ropa, de cómo le fascinaba ver su cara de concentración cuando leía los deficientes ensayos que sus alumnos le entregaban o cosas por el estilo, acaso ese libro no hablaba de nada mas ¿que no fuera Severus Snape?, hasta donde recordaba al menos serian unas cien hojas de lo mismo, por la época en que se había obsesionado con él, ¿Qué no es suficiente para una chica tener que aguantarse a sus hormonas alborotadas por los chicos? ¿Como para tener que quedar obsesionada con probablemente el único que ni si quiera le prestaría atención a lo que ella dijera?, eso sin contar con que no podía decirle nada, ¡por favor!, era su profesor, y no cualquiera ¡era Severus Snape!

Se suponía que el hombre debería sentirse igual o más incomodo que ella al escuchar todo aquello, pero a juzgar por la postura relajada que tenía, el hecho de que no se había tensado ante sus palabras y el ambiente que destilaba autosuficiencia a su alrededor, él estaba simplemente encantado, porque no hacía falta que ella lo mirara, a lo que se negaba rotundamente, para saber que el hombre seguramente tendría esa sonrisa torcida suya marcada firmemente en los labios.

Hermione se negó a leer el siguiente párrafo, ya que sabía que sería demasiado, y que se avergonzaría aun más de lo que ya se encontraba, así que solo se lo saltó y continuó con el siguiente.

−Ni lo pienses, se que te has saltado una parte− Hermione lo volteó a ver sin entender cómo es que Severus había podido darse cuenta, y entonces notó que el hombre tenía la vista fija en un libro que estaba en el reposabrazos del sofá, casualmente la contraparte del libro que ella estaba leyendo, donde seguramente estarían apareciendo las palabras conforme ella las leía, y obviamente ella no había notado ese "pequeñísimo detalle" porque se había negado a mirar a Severus desde el mismo momento en que había comenzado a leerle. –En serio, deberías fijarte en que parte dejas tiradas tus cosas− sonrió el profesor poniendo una mano sobre el libro− Te diré algo, si me lees esa parte que te has saltado, te dejare detenerte ahí, porque pienso que aun falta bastante como para que la idea de lo enormemente sexy que soy, termine, − Severus rió un poco y la castaña lo miro de mala manera, luego volvió a mirar el libro y suspiro derrotada empezando a leer.

−"El profesor Snape probablemente sea la persona más interesante que habita en Hogwarts, si tan solo dejara su mal carácter, seguro más personas además de mi, podrían notarlo, tal vez el hombre disfruta demasiado de hacerme enojar, o de enojar a cualquier persona que pase por su lado y seguramente si supiera lo mucho que yo disfruto del momento en que se inclina a mi espalda a revisar mi poción, no volvería a calificar nunca lo que hago en clase y solo se dedicaría a ponerme las notas inmeritorias de siempre, porque dios, ese hombre no sabe que su perfume huele como los dioses, que los comentarios sarcásticos que suelta en mi oído suenan mas como cumplidos en mi cabeza y que el rozar de su túnica contra la parte baja de mi falda…"

− ¡Ya por Merlín para eso! – soltó de repente Severus saltando de la silla, Hermione lo miro con un brillo perverso en los ojos, dispuesta a seguir leyendo porque sabía que era lo que estaba pasando con Severus y ella lo aprovecharía definitivamente. Pero antes de que ella siquiera dijera una palabra más, el hombre le había quitado el libro de las manos y ahora la arrastraba de vuelta al pensadero.

La castaña trató de resistirse pero ya era tarde, su cabeza giraba y un enorme retorcijón en el estomago le confirmó que ya estaba siendo arrastrada por un nuevo recuerdo.

La luz ahora brillaba clara, era pasado el medio día y el joven Severus estacionaba su motocicleta recién reparada junto a la acera, destilando autosuficiencia y sosteniendo el casco bajo un brazo mientras algunos Slytherin soltaban un silbido profundo contemplando su moto y Sirius y James lucían más que sorprendidos, y casi celosos se podría afirmar.

Severus los miró sorprendido esperando algún comentario de índole idiota como siempre eran los comentarios de los merodiadores, pero los chicos apenas si podían abrir y cerrar la boca una y otra vez.

−Woa Severus que buena maquina te tenías guardada− dijo Lucius dándole una ojeada, en realidad parecía sincero y Severus simplemente se encogió de hombros.

−Yo en serio no tenía ni idea de motocicletas, es decir pude repararla, se me daban bien esas cosas, pero no sabía nada sobre marcas o cualquier otra cosa que le importaría un corredor de carreras. Imagina mi sorpresa cuando Black y Potter casi se van de espaldas al ver la mía, incluso Lucius se sorprendió un poco cuando llegue montándola. Después de eso averigüe un poco, mi padre la había conseguido en una bodega abandonada, claramente no había logrado repararla y ésta había terminado amontonada junto a otro montón de chatarra en la cochera, era de esperarse que él en realidad no me creyera capaz de arreglarla, la verdad jamás me creyó capaz de hacer nada, pero lo conseguí y junto con ese logro me hice de una de las mejores motocicletas que corrían en aquel grupo.

−Entonces… ¿alguno de ustedes planea correr o solo se quedaran comiendo aire como ahora? – preguntó Severus con su tono de burla característico.

Sirius fue el primero en reaccionar.

− No creo que tengas lo suficiente para apostar.

− Pues yo creí que la satisfacción de humillarme te seria más que suficiente Black− dijo Severus – pero… supongo que ganar unos galeones no estaría mal −dijo sacando uno de esos papeles de apuestas – quince galeones Black.

− Yo no corro por menos de veinticinco idiota− rió Sirius.

− Son veinticinco− dijo Lucius dándole un papel a Severus− ya me lo pagaras cuando le patees el trasero a este pendejo– comentó dirigiéndole una mirada menospreciante a Sirius.

Ambos muchachos se acomodaron en la línea de partida.

−Supongo que iras solo porque ninguna chica aquí va a querer acompañarte Quejicus− se burló el merodeador.

−Black siempre llevaba a una chica diferente en sus carreras, esa vez fue una chica de quién sabe qué curso de Ravenclaw, llamada Lisa.

Una chica rubia se subió en la moto con él. Y se abrazó a su cintura con bastante fuerza. Esta vez fue una chica que Hermione no conocía la cual marco la partida de las motocicletas, las dos motos rugieron y se inicio la carrera, la motocicleta del joven Severus incluso empujó su cuerpo hacia atrás con la velocidad con la que acelero, de cero a cien en no sé cuantos segundos o algo parecido. Severus ya le había sacado ventaja al Sirius incluso antes de virar en la esquina.

−Mi motocicleta era aun más veloz de lo que podía esperarse, incluso yo me sorprendí con la potencia que tenia, es decir, yo ya la había corrido pero no a tales velocidades, además el hechizo de equilibrio me daba una buena ventaja porque no tenía que preocuparme por el peso de la maquina, por tanto pese a las expectativas de todos los presentes incluyéndome, gane en mi primera carrera.

Severus devolvió a Lucius los galeones que le había prestado y aun así se quedo con más del doble de lo que tenía. Se bajo de su motocicleta dejándola con todas las demás y se unió a la multitud para ver las demás carreras que habría, mientras se regocijaba del enojo de Sirius al otro lado de la calle.

Hubo al menos unas cinco corridas más antes de que se empezaran a oír unas sirenas a lo lejos, los policías muggles ya se habían enterado de su reunión de carreras ilegales y venían a "ponerle fin". Todos los chicos comenzaron a montarse en sus respectivas motos junto con las chicas que venían acompañándolos.

Severus fue uno de los últimos en montar su moto así que fue de los únicos en notar que, Sirius Black en lugar de tenderle una mano a la chica rubia que venía acompañándolo, había decidido pararse junto a Bellatrix y extenderle una mano para que se subiera.

− ¿Te llevó a alguna parte primita?− eso definitivamente no debía haber sonado como había sonado, entre una mezcla de socarronería y flirteo, Hermione los miró tan sorprendida incluso como la chica rubia que ahora estaba plantada en medio de un callejón casi vacío, porque solo quedaba allí la moto de Sirius y la de Severus.

−Creí que nunca lo pedirías – dijo Bellatrix aceptando la mano de Sirius con una sonrisa perversa en los labios.

La moto arrancó justo después de que la joven Slytherin se abrazara con fuerza a la cintura de Sirius.

Severus sabía que no habría ningún problema, que la chica podía desaparecerse y ya, pero la chica simplemente estaba parada allí con los brazos a los costados sin hacer ninguna señal de que reaccionaría, así que Severus arrancó la motocicleta y se paro junto a ella.

−Vamos Lisa date prisa. – dijo extendiéndole una mano, la chica la tomó aun abrumada y Severus salió del lugar con rapidez, con la sirenas de las patrullas ya bastante cerca.

El recuerdo cambió y ahora se encontraban en un parque cualquiera, Severus se había estacionado junto a la acera y la chica rubia se había bajado de la moto.

−Emmm muchas gracias Severus− dijo de repente enrollando sus dedos en el cabello.

−S-si, no hay de que− contestó él – bueno estás segura de que acá está bien.

−Sí, si, voy a aparecerme no te preocupes, gracias de nuevo− la chica agitó su varita y desapareció girando sobre sí misma.

−Supuse que eso hacía parte del mismo recuerdo ¿no?intervino Severus a su lado, justo antes de halar de la castaña fuera del pensadero.

Sabes no crees que sería más fácil si pusieras una especie de no sé, recuerdos basura, en medio de los otros, algo con poca importancia, en los que yo pueda leerte y así no tendríamos que estar saliendo del pensadero a cada rato.

−Tienes razón sería mejor− Severus se acercó de nuevo al pensadero de piedra de ónix y vertió en él algunos recuerdos que acababa de extraer de su cien. Tomó la mano de la chica y volvieron a entrar en él.

Estaban en un pequeño claro en medio de algunos árboles, justo a la orilla de un lago, las hojas caían del enorme árbol que se encontraba más próximo a la orilla, el joven Severus estaba sentado con las piernas recogidas mirando el horizonte.

Severus llevo a Hermione hasta el árbol y allí se sentó contra el tronco y la invitó a que se recostara sobre sus piernas como siempre hacía para leerle.

−Creí que habíamos dicho que sería un recuerdo sin importancia – comentó la chica – pero esto es precioso Severus.

El hombre se tensó de repente.

–Tienes razón este no es un recuerdo basura, tenemos que salir de aquí ahora. – Hermione lo miro extrañada, pero se puso de pie junto con él, aunque ya era tarde, unas risas provenientes de entre los arboles los alertaron de que ya no se encontraban solos, los tres voltearon a ver el lugar de donde se acercaban los pasos.

–En serio James ¿qué significa todo esto?– la voz de Lily resonó entre los arbustos y el joven Severus corrió a esconderse tras el gran árbol de la orilla.

–Esto, preciosa Lily…– comenzó un James de unos dieciocho años, poniendo al fin un pie dentro del claro–…significa, que quiero que seas mi esposa, entonces que dices ¿quieres ser mi esposa Lily. – el chico se arrodillo frente a la pelirroja y le entrego un pequeño cofre de terciopelo.

– Por supuesto– soltó la pelirroja con felicidad.

Hermione podría jurar que había oído un pequeño sollozo proveniente de donde se encontraba el chico escondido, antes de verlo salir corriendo del lugar. La castaña lo siguió justo antes de que Severus pudiera detenerla para sacarla de allí.


Bueno chicas aquí les traigo un nuevo cap, se que tarde demasiado y por eso es un poco mas largo que de costumbre, bueno no me queda mas que desearles un prospero año nuevo, con muchas bendiciones y junto a sus familias.