DISCLAIMER: Los personajes de Card Captor Sakura no son de mi propiedad, solo la historia es mía (y tal vez alguno que otro personaje que salga por ahí y que nadie conozca xD)

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Pandora's Notebook.

Cap. 1: Introducciones y otras narraciones.

Si me hubiera imaginado que esto pasaría, jamás me habría escondido tras el computador…— (Sakura K.)

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Sakura Kinomoto sabia que estar en ese lugar tan solitario y poco visitado no era lo suyo…

Y podían ser muchas las razones que apoyaran la aseveración, pero ahora no tenia mucho tiempo de pensar en ellas, pues lo único que quería era terminar de una vez por todas con aquella forma de auto-tortura impuesta por uno de sus profesores.

—Es así como llegamos a la conclusión de que la segunda guerra mundial fue uno de los mayores conflictos bélicos de la… mugrosa historia. — no pudo evitar lanzar un suspiro, antes de ver la pantalla de su computador portátil con molestia y recelo. Era cierto que tampoco sabia cuanto tiempo llevaba en esa misma posición, pero lo que si conocía perfectamente era aquella asquerosa sensación de sentirse entumida de pies a cabeza.

Estiró los brazos un poco, se levantó de la silla en la que estaba sentada y echo un vistazo alrededor, la biblioteca del instituto resultaba ser el sitio mas silencioso de todos y por mucho que quisiera maldecir a su profesor de historia, debía aguantarse las ganas de hacerlo por el momento.

Aun si tuviera que morderse los labios para callar con sus quejas…

—Pero eso solo te pasa a ti Sakura, por tonta, debiste empezar con el ensayo sobre la segunda guerra mundial hace dos semanas, pero no lo hiciste— se reprendió a si misma, mientras acomodaba un poco el vestido negro que portaba, el cual era parte de un uniforme y no le agradaba del todo…

Suspiro de nuevo, sus cabellos castaños estaban divertidamente revueltos en su cabeza y sus ojos verdes ya empezaban a mostrarse fastidiados.

Lo único que quería saber era una sola cosa: ¿Cómo terminar con esa tortura si detestaba con su alma la historia universal?

Estaba de acuerdo que era importante saber los hechos históricos más relevantes, las guerras, la bomba atómica y otros, pero no era para tanto, además sus profesores se pasaban de estrictos con todos, siempre dejando tareas, trabajos, exámenes, un montón de cosas que al final estaba segura se irían a la basura…

En fin, de todos modos digamos que no podía quejarse tanto, estaba en uno de los mejores colegios de todo Japón, el maravilloso, asombroso, primoroso, etcétera, etcétera, Instituto Seijo, localizado en el tranquilo suburbio de Tomoeda.

¿Y que era eso?, pues simplemente una escuela a la que asistían un montón de jóvenes hijos de padres adinerados, futuros empresarios que a la brevedad se harían cargo de grandes emporios, un montón de riquillos listos que se creían lo mejor del mundo y que este por ende no los merecía, nadie en la tierra los merecía a los ingratos…

Y de acuerdo, de acuerdo, no seria algo muy lógico que ella como alumna de Seijo estuviera hablando así, pero realmente la culpa de que estudiara ahí no era de nadie mas que no fuera su madre Nadeshiko y su padre Fujitaka Kinomoto, este ultimo siendo el principal autor del "crimen".

Su familia no era exactamente millonaria, se podría decir que tenían una pequeña fortuna gracias al éxito de su padre como arqueólogo y también al de su madre como modelo. Vivian modestamente en una casa algo grande en el centro de Tomoeda y eran prácticamente felices, aunque ella a veces llegaba a desesperarse bastante al tener como hermano a Touya, un pequeño niño de ocho años, medio molestón y malhumorado para su edad…

La cosa estaba en que su padre, al ver que no les iba tan mal en lo económico, se había dado a la tarea de buscar un instituto decente para ella y su hermanito, creyendo que ya era hora de darles una educación de "calidad", encontrando entre las opciones el instituto Seijo para adolescentes como ella y la academia Fukimori para niños como Touya.

Y bien, estaba totalmente de acuerdo en que el estudio era importante y todo, pero debía admitir que con respecto al instituto Fujitaka se había excedido un poco y ahora estaba ahí sufriendo las consecuencias de haberle dicho que si, pues había veces en las que no soportaba el ambiente tan soberbio de ese lugar y mucho menos lo excéntrico que resultaba ser en ocasiones…

—Y aquí esta mi linda amiga, la mas bella de todas…— y hablando de excentricidades.

Su verde mirada enfocó entonces a una chica de cabellos negros, piel blanquísima y ojos amatistas brillantes, los cuales ahora la analizaban lentamente, con un sentimiento oculto interpretado como "cariño amistoso".

—Hola Tomoyo— saludó, sonriendo igual y notando como ella ahora tomaba asiento en una silla cercana —.¿No tienes clase?

—Por ahora no, pude librarme de todo por un momento, ya no podía respirar…— Sakura rio con ligero agrado ante el modismo de su amiga, la cual al igual que ella se notaba ligeramente fastidiada.

Y no era para menos, Tomoyo Daidouji venia a ser la única persona que la comprendía en todo ese ambiente de millonarios caprichosos. La chica en cuestión era hija de Sonomi Daidouji, la dueña de una gran empresa de juguetes y aparatos electrónicos de última generación, estudiaba ahí al igual que ella y desde el primer día de clases ambas se volvieron excelentes amigas, pues compartían la misma opinión con respecto a ese instituto.

Volvió a sonreír, sin ella posiblemente su estancia ahí sería más pesada y horripilante.

—Me gusta que me entiendas— expresó, con voz suave, seguían en la biblioteca después de todo.

—Por algo somos amigas Sakurita…

—Y que lo digas.

—Pero dime, ¿Qué tal vas con ese trabajo de Historia Universal?, toca entregarlo mañana, ¿No?

—Sí, es por eso que estoy aquí desde hace dos horas— comentó, medio riendo, al tiempo que tecleaba un par de cosas en la computadora portátil, regalo de su padre y posteriormente levantaba un poco la mirada. —.Solo me hace falta hacerle unos últimos ajustes y estará listo para…

—¿Para?

—Para…

—¿Sakura?

—Ma-ñana— Tomoyo no entendió porque de pronto su amiga castaña se había quedado tan quieta como una estatua y menos porque ahora parecía querer esconderse detrás de la pantalla del computador, por lo que no le quedo de otra mas que fijar su mirada amatista unos pasos mas adelante, donde un chico alto, castaño y muy atractivo se paseaba alrededor de los pasillos de forma despreocupada.

Sonrió con picardía, ahora entendía el punto…

—¿Te esconderás ahí y no le hablaras?

—No Tomoyo, déjalo ya…

—No lo creo…— la joven Daidouji se levantó entonces de su asiento, acomodó su largo cabello negro recogido en una coleta detrás de su espalda y luego de los preámbulos se preparó para gritar suavemente entre el silencio de la biblioteca: —Li Syaoran…

Ante el llamado el chico castaño volteo a verla y Sakura se sonrojó violentamente, pensando que de seguro se veía como una completa tonta detrás de la pantalla de su computadora…

—¿Sucede algo Daidouji?

—¿Puedes venir por favor?— el joven de expresivos ojos ambarinos se acercó hasta la mesa de estudio respectiva, siguiendo con su mismo porte despreocupado y terriblemente sexy, algo que por cierto colocó a Sakura aun mas nerviosa y la obligó a lanzarle un par de miradas chispeantes a su amiga amatista.

Es que simplemente ella era malvada cuando quería…

—Dime.

—Solo quería saludarte, no te vi esta mañana en la clase de matemáticas de mi amiga Sakura, además quería preguntarte algo sobre Historia Universal— se excusó falsamente, antes de lanzar una risita que erizo los vellos de la nuca de su amiga, poniéndola todavía mas nerviosa.

¡Si es que eso era posible!

—Claro, ¿Qué es eso que quieres preguntar?

—Bueno realmente no soy yo la que desea hacer la pregunta, Sakura estaba dudosa con respecto a algunos detalles de la Segunda Guerra Mundial y quiso que te llamara para preguntarte— fue entonces que la mirada del joven castaño se centro en la chica ojiverde, la cual se sonrojó hasta el tope y no tuvo otro remedio mas que salir de su escondite tan poco imaginativo.

Sonrió torpemente y de inmediato pensó que de forma definitiva Tomoyo se las pagaría por eso…

—Eh ho-hola Li.

—¿Qué quieres preguntarme Kinomoto?

—Bu-bueno, es so-solo que yo… — antes de que terminara de hablar o siquiera de formar una frase coherente, un par de campanadas se escucharon por todo el recinto, lo cual hizo que Sakura suspirara aliviada y que el ambarino se despidiera para emprender marcha a alguna de sus clases…

Lo vio partir y una vez estuvo fuera de su vista, su mirada jade se centró de forma rápida en la figura de su amiga nívea, la que por cierto sonrió angelicalmente, como si hubiera hecho su buena obra del día con esa acción tan vergonzosa.

—¡Tomoyo, no es posible que me hagas esto!— gritó, sin importarle que alguien pudiera llegar a reprenderla por andar provocando tanto alboroto.

—Sakura no te molestes tanto, solo lo hice para darte un pequeño empujón, si no te decides alguien mas te lo va a ganar…

—Pues fíjate que ya no me interesa— dijo, serenándose un poco —.Solo me conformo con verlo, estoy cien por ciento segura de que a él jamás le interesará una persona tan extraña como yo, ¿Lo has visto?

—No eres extraña, eres especial…

—Oh vamos Tomoyo, las cosas no son así y lo sabes— replicó con voz desanimada, antes de tomar su maletín en brazos —.Y mejor me voy a clase, me toca gimnasia y me muero de ganas por hacer ejercicio, mi cerebro se quemará si no salgo a respirar aire puro, nos vemos luego Tomoyo.

No dijo otra cosa mas, guardó la computadora en un estuche hermético y continuo caminando hasta llegar a la salida de la biblioteca, dejando sola a su amiga que solo suspiro ante la necedad de ella…

Sakura siguió paseándose a su mismo paso de tortuga, cruzando por varios pasillos y jardines antes de llegar a los vestidores del gimnasio, donde guardo sus objetos de estudio y se dispuso a colocarse su uniforme de deportes.

Cerró los ojos, ese chico, Syaoran Li, era justamente el único de todo el condenado instituto que lograba colocarla así de nerviosa.

¿Pero que esperaban?, él es guapo por naturaleza, además de ser atlético, inteligente y responsable, todo un sueño de muchacho que ella en un principio había detestado por creerlo un tipo de lo mas cínico, desvergonzado y mala persona.

¿Qué fue lo que la hizo cambiar de opinión tan drásticamente?, pues digamos que la situación empezó apenas unos meses atrás, cuando ella fue a la Academia Fukimori…

Ese día se le había encomendado la misión de ir por su hermano menor, todo esto a causa de que su madre no podía ir a recogerlo como siempre, por lo que después de salir de clases se encaminó hacia aquel sitio y espero por algunos minutos al pequeño Kinomoto.

La cosa era que justo cuando estaba por desesperarse a causa de la tardanza de Touya, pudo enfocar unos metros mas adelante a Li, quien como siempre mostraba su típico gesto de: "Yo-soy-el-invencible-Syaoran-Li-y-nadie-puede-tocarme-o-verme-siquiera", situación que logró confundirla muchísimo pues no comprendió que era lo que él podía estar haciendo en ese lugar, cuando ahí solo estudiaban niños de 6 a 10 años de edad.

Recordaba que había suspirado con un enfado enorme porque el muchacho tenia la fama de ser un completo demonio con las chicas y peor aun, ser un antipático con cualquiera que no fuera su amiga Tomoyo (la cual junto con Sonomi eran amigas acérrimas de su madre, la empresaria Ieran Li) y otros tipejos con los que solía juntarse todos los descansos en Seijo.

Y ella pudo seguir con todos sus pensamientos "mala vibra" en contra de ese chico castaño de no ser porque minutos después vio como una niña pequeña, calculaba de la misma edad de su hermano, salió corriendo de la Academia como si se le fuera la vida en ello y en un acto que la dejó sorprendida se lanzó a los brazos de Li, quien la recibió con una hermosa y deslumbrante sonrisa plasmada en su rostro de Adonis.

Fue en ese instante que ella quedo algo así como hipnotizada, pues nunca desde que llevaba conociendo a Syaoran Li lo había visto sonreír de tal forma y mucho menos ser tan amable, gentil y amoroso con alguien.

Desde entonces, cuando su madre le asignaba la tarea de ir por Touya a Fukimori a ella le había dado un "no se que" por ir de forma apresurada, esperando a que Syaoran Li llegara ahí y esperara a su pequeña hermanita con toda la paciencia y serenidad del mundo, dándole entonces uno de los mejores espectáculos del planeta, que era ver su sonrisa adorable y hermosa, una sonrisa que no parecía querer mostrarle a nadie mas que no fuera la pequeña Fanren Li.

Porque tan chiquito era el mundo que su hermanito y la niña Li casualmente se llevaban de lo lindo, aunque a veces el gruñón de Touya era algo despectivo con su trato hacia ella.

Sonrió, aunque aquel espectáculo no se daba muy a menudo, seguía disfrutándolo siempre que podía…

—Kinomoto, la profesora te llama al campo, tienes que salir ya.

—Ya voy Nakano, gracias…—lanzó un suspiro al recibir el llamado de una de sus compañeras de gimnasia y cerró su casillero de una forma algo estrepitosa.

Luego de todo aquello Sakura había quedado flechada de alguna forma de Syaoran Li, no sabia porque pero algo en su interior comenzó a cambiar cuando lo vio ser tan lindo con su hermanita, además de que su alma le gritaba que él no podía ser tan malo como los chismes del instituto lo pintaban…

Después de todo los chismes al final eran chismes y no otra cosa.

Pero ya se lo había dicho a Tomoyo, era imposible que él se fijara en ella o que entablaran algún tipo de conversación que durara mas de cinco minutos, todo esto debido a que solo compartían un par de clases que eran Historia Universal y Matemáticas, en las que por cierto siempre se quedaba dormida o era reprendida por sus profesores al no prestar suficiente atención. Una situación que lógicamente le daba mala imagen frente a él.

Resopló cansada, considerando como última opción su recurso más sencillo y fácil…

—Solo obsérvalo, sonríe en silencio y vete como siempre lo hiciste desde entonces, sí Sakura, tu sí sabes— se mencionó a si misma, antes de sonreírse con alegría y salir del vestidor para comenzar con su ultima clase del día.

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—Digas lo que digas no iré, te perderás de mi presencia y pasaré desapercibido en tu fiesta salvaje.

—Oh vamos bro no es una fiesta salvaje, pareciera que no me conoces, además soy tu mejor amigo e incluso tu terapeuta personal…

—¿Me estas cobrando lo que has hecho por mi acaso, pedazo de imbécil?

—Bueno, si lo quieres tomar así… entonces, sí—Syaoran Li parecía más disgustado de lo normal y no era para menos pues frente a él tenia a la peor persona del mundo, el tipo más despreciable sobre la faz de la Tierra y el mismo que decía ser su "mejor amigo".

De cabello corto y algo alborotado, pelinegro, ojos azules…

Eriol Hiraguizawa.

—Deja de molestarme ya, ¿Por qué no simplemente haces tu fiesta sin mi?— la replica dicha por el chico ambarino fue ignorada olímpicamente por el joven ojiazul, el cual como todos en el instituto era familiar de alguien influyente en cuanto a los negocios.

¿De quien? Pues de Marianne Hiraguizawa la empresaria dueña de un gran emporio, el mismo que tarde o temprano le dejaría a su hijo, ese chico que ahora parecía desvivirse por tratar de convencer a Syaoran de que asistiera a algún tipo de fiesta que se llevaría a cabo en la enorme mansión del pelinegro.

Algo que a Li lo tenía evidentemente sin cuidado.

—Syaoran ya te lo dije, eres mi mejor amigo y es imperdonable que no estés ahí para divertirte un rato ¿Qué hay de malo en eso?— respondió, saltando en su propia autodefensa y dando una palmadita en la espalda de su amigo que simplemente rolo los ojos, fastidiado.

Sus clases habían terminado desde hacia mucho y él parecía no querer dejarlo ir, solo hasta que aceptara su patética idea de asistir a una de sus fiestas salvajes.

Porque vamos, cualquiera que hubiera ido alguna vez a casa de ese infeliz sabía que sus "celebraciones de convivencia sana" eran totalmente fuera de lo correcto, con jóvenes bebiendo como desesperados, mujeres gritando como locas y parejitas que… bueno, mejor no entrar en detalles…

Esas eran las consecuencias de que la señora Marianne no estuviera casi nunca en casa.

—¿Qué hay de malo?, pareces un niño chiquito— replicó, luego de analizarlo todo con detenimiento, llegando a su misma conclusión de siempre, la misma que al parecer le daba mucha risa a Hiraguizawa.

—¿Por qué?

—¿Por qué?, todavía tienes el descaro de preguntar, ¿Qué no dijiste que es una fiesta de disfraces?

—Ah… lo dices por eso…

—"Ah… lo dices por eso…"— imitó, haciendo un gesto burlón que en lugar de molestar, solo logró robar otra sonrisa más a su joven amigo —.No pienso disfrazarme como los otros tipos a los que invitaste o como tus "nenas".

—¿Mis "nenas"?— cuestionó el otro entre risas, mientras que el castaño asentía, suspirando y lanzando a la vez un par de palabras en chino, las cuales aparentemente parecían ser frases anti sonantes dirigidas a aquel engendro que se encontraba a su lado, carcajeándose posiblemente por aquel "chiste"…

Aunque para él no era ninguna broma ni nada similar.

Todos, entiéndase t-o-d-o-s, sabían que Eriol Hiraguizawa, a parte de ser organizador de "eventos", era el mejor conquistador, coqueto, Casanova, mujeriego, etc., del mundo. Por lo menos en el instituto no había chica que se escapara de sus "garras", a todas, entiéndase de nuevo, t-o-d-a-s, les regalaba sonrisitas sensuales, de aquellas que arrebatan suspiros enamorados y además logran que las mujeres en cuestión terminen desmayadas.

¿Desesperante?, ¡Claro que sí!, él mejor que nadie lo sabía. Siendo su amigo le había tocado mas de una vez presenciar sus conquistas y ser de paso acosado por las amigas de sus "citas en turno", algo que evidentemente le molestaba y lo hacia rabiar de una forma impresionante porque él era todo lo contrario, serio, reservado y frio en cuanto a relaciones sociales.

Se entiende que con las chicas era igual, pues a todas, ultima vez entendido a: t-o-d-a-s, él las rechazaba, fueran bonitas, altas, bajitas, delgadas, ninguna se escapaba de su rechazo…

Y tampoco es como si fuera gay o tuviera inmunidad a las mujeres, simplemente no estaba buscando ninguna relación amorosa con nadie y mucho menos el amor que bien podían darle en su casa su madre Ieran Li y su hermana menor de siete años, Fanren.

A las que por cierto debía ver cuanto antes, pues según esto había prometido comer con ellas esa misma tarde, cosa que no haría si seguía ahí como un idiota escuchando al imbécil que no dejaba de insistirle en el asunto de su reunión pecaminosa.

—Fin de la conversación, tengo que irme ya a casa, perdí tiempo aquí hablando contigo como si fuera otra conquista tuya…

—¡No, no!, nada de que te vas— exclamó el níveo, sosteniéndolo del brazo en una especie de llave de lucha, con el firme propósito de no dejarlo escapar —.Primero dime que iras y después puedes irte a casa…

—¡Eriol suéltame ya y no, olvídate de que vaya!

—Entonces te secuestrare, te amordazare y le diré a Fanren que su hermano se quedara esta noche a dormir en mi casa, algo que seria completamente normal— expresó, dando la solución a las quejas de su amigo quien se rindió por completo al escuchar sus planes —.Si quieres no te disfrazas pero ve, no me dejes solo…

—Ya bien, iré— musitó, siendo liberado al instante por un pelinegro totalmente satisfecho —.Pero solo por un par de horas, ni mas ni menos y no me disfrazare, si quieres obligarme o algo…

—Ya, de acuerdo, acepto tus tontos caprichos con tal de contar con tu presencia la próxima semana— le interrumpió sonriendo inocentemente mientras palmeaba de nuevo su espalda —.Anda hijo mío, puedes irte a casa…

—Vete al demonio— contestó, dándole un leve golpe en la cabeza, caminando en dirección a la salida del instituto y sonriendo levemente luego de todo aquel debate que habían mantenido por mas de dos horas…

—¡La próxima semana, el sábado a las 8:00!— escuchó que gritaba y solo hizo un gesto de manos, antes de continuar caminando a su casa que no quedaba muy lejos de ahí…

Recorrió las calles de la pequeña ciudad con algo de aburrimiento, bien podían ir a recogerlo en alguna clase de auto lujoso propiedad de su madre, pero él siempre había preferido caminar y olvidarse de todas aquellas cosas tan exageradas.

A pesar de que su madre era una hermosa mujer de negocios y su hermanita una pequeña niña que lo tenia todo cuanto quería, no eran personas que pudieran considerarse caprichosas o soberbias como la mayoría de los empresarios, por su parte Ieran Li era lo suficientemente amorosa con él y Fanren, mientras que esta última era una pequeña niña con mucha vitalidad, muy noble y de buen corazón, pues nunca dudaba en compartir sus juguetes con otros niños, fueran o no de su misma "elite social", cuestión que a él realmente lo molestaba bastante.

¿Elite social?, ¿Qué se creían todos aquellos riquillos frenéticos?, ¿Dueños del mundo o que?

—Estoy en casa— anunció, luego de que terminó con su recorrido y llegó a su hogar, lanzando su chaqueta a uno de los sillones de la gran sala y esperando a que llegara el pequeño torbellino viviente…

—¡Syaoran!— no paso mucho cuando una pequeña niña castaña y de ojos ámbares como los suyos bajo las escaleras con prisa, solo para llegar hasta él y saltar a sus brazos, en una muestra de que seguramente lo había estado esperando desde hacia horas…

—Hey, ¿Qué tal te ha ido hoy?

—¡Oh, bien!, ¡Juguemos, anda Syaoran!

—Claro, pero primero, ¿Dónde esta mamá?

—¡Mami!, ¡Llegó el rebelde!— el ambarino frunció el seño ante el apodo de su pequeña hermana, mas no dijo nada pues sabia que eso no podía ser obra de nadie mas que no fuera su madre…

Y dicho, ya que Ieran Li llego después, sonriéndole burlonamente antes de recibirlo con un abrazo, luego de que dejara a Fanren en el piso y que esta comenzara a dar vueltas alrededor de él esperando la hora de jugar…

—¿El rebelde?— preguntó, una vez la tuvo frente a él —.Sabes que soy todo menos rebelde…

—Sí, claro— respondió la mujer, sarcástica —.¿Saludaste a Eriol por mi?

—Como siempre…— susurro, asintiendo y conteniendo un suspiro resignado, aun no entendía porque su madre parecía mantener un aprecio por aquel tipo tan desquiciado —.Me invito a una fiesta, será la próxima semana, el sábado a las 8:00, no te pregunto si me darás permiso, sé que te agrada Eriol, tanto como para dejarme ir sin dudar…

—¿Fiesta?— interrogo la pequeña Li, deteniéndose en su carrera por dar vueltas alrededor de su hermano mayor y centrándose entonces en el tema de conversación —.¿Cuando?, ¿Puedo ir?

—No lo creo Fanren, esa fiesta es para chicos locos y salvajes como Eriol, no para niños…

—¿Entonces eres un loco salvaje y por eso vas?— Ieran Li lanzó una carcajada ante la pregunta inocente de su hija, que como casi siempre logró que Syaoran se sonrojara levemente y cubriera su rostro en señal de que se había clavado una estaca él mismo.

—No, Fanren, no me refería a mí…

—¿Entonces?

—Suficientes preguntas a tu hermano por hoy Fanren—intervino Ieran, una vez termino de reír, hincándose a la altura de su hija quien la miro con ojos curiosos —.Ve a lavarte las manos, y dile a Wei que ya estamos todos para comer.

—Pero Syaoran y yo íbamos a jugar— replicó la niña ante la orden, haciendo un mohín que hizo sonreír a su hermano y a su madre.

—Jugaran después de comer, pero solo unos minutos, aun no has hecho tus deberes, ¿Se te olvida? —Preguntó, la niña negó —.Entonces ve, anda…

—Está bien…—Fanren no tuvo otra opción mas que obedecer a la orden de su madre, llamando al mayordomo de la familia con insistencia, mientras que Syaoran y Ieran solo la observaron con ternura, presintiendo que seguramente en un par de minutos mas tendrían que charlar de nuevo con ella para que aceptara hacer su tarea sin rechistar.

—Tendré que prometerle que jugare con ella para que haga su tarea, ¿Verdad?

—Así es— hizo una pausa, antes de señalar acusadoramente la chaqueta que su hijo había dejado anteriormente en el sillón —.Te llevas eso a tu habitación, lavas tus manos y vienes a comer, ¿Queda claro?

—Estoy de acuerdo, pero ya no soy un niño como para…

—Ahora…— luego de decir esto Syaoran tomó la chaqueta y subió a paso rápido a su habitación sin rechistar, arrebatándole una sonrisa a su madre quien de forma inmediata se encamino a la cocina para ayudar a servir la cena —.Puedes no ser un niño físicamente Syaoran, pero de forma mental… lo dudo— se dijo a si misma, riendo.

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Notas de la Autora:

¡Hey, que tal!

Bueno, bueno, este es mi segundo fic (no me resistí a publicarlo cuanto antes xD) y aunque no siento los nervios del primero no puedo evitar tener ese cosquilleo que me dice, ¿Les habrá gustado?, ¿Querrán mas capítulos?, en fin, el típico delirio del escritor novato, que mas bien vendría a ser mi delirio, pero no entremos en detalles…

Como ya lo he dicho, dejo la última palabra a los que lean esto, que son todos ustedes y que me digan que les ha parecido este primer cap, que como ya lo dice el titulo son solo las introducciones a los que serán nuestros cuatro personajes principales.

El titulo del fic es algo apocalíptico, pero divertido, según yo, esta en ingles y supongo será muy fácil entender porque le he puesto así. Aunque si tienen dudas siempre pueden preguntar y yo responderé con mucho gusto ;)

Cualquier cosa ya saben que están los reviews y esas cositas llamadas PM, mi e-mail lo he puesto en mi profile que por cierto debo actualizar otra vez…

Fanfiction me sorprende con sus actualizaciones pero bue… ese es asunto aparte.

Mando saludos y nos estamos leyendo en el segundo capi, el que actualice esta en sus manos… (xD no se crean, es solo una simple bromilla).