Disclaimer: Si fuese mío, no estaría comprando boletos de lotería.

A/N: Esta es la historia: Con Lara (más conocida por aquí como Inthesnow), apostamos hace mes y medio, que ella no se vería todos los capítulos que le faltaban de The Mentalist, antes que volviera del parón para los últimos cuatro capítulos. Le faltaban siete u ocho, y tenía dos semanas. Ella decía que lo haría, yo que no y terminamos diciendo que quien perdiera escribiría un oneshot para la ganadora. Ya se imaginarán quien ganó, aunque quien escribe tenía serias dudas porque la chica siempre se olvida de ver la serie XD. El único prompt que me dio fue "lluvia" y terminé escribiendo este minific de tres partes, ya aprobado, leído y beteado por ella. Es angst, y tiene su cuota de romance. Pero es esencialmente angst. El trozo de canción es de Disconnected de Keane, cuyo nuevo disco es placer de los dioses *_*.

Y por si no ha quedado claro: Esto está escrito para Lara.

Comentarios y críticas bien recibidos, siempre con respeto.

Gracias por pasarse y leerlo.-


Uuh I feel like I just don't know you anymore
But I've been wrong and I've been there so many times
We walk in circles, the blind leading the blind
We've been disconnected somehow

There's an invisible wall between us now
Iive been wrong and I've been there too many times
We walk in circles, the blind leading the blind

I see the landscape change before my eyes
The features I've been navigating by
No nothing looks the way it did before
I don't know where to look or what to look for

Llueve.-

A través del gran ventanal del café, ve la lluvia caer con fuerza y sin pausa desde hace al menos media hora. Es una suerte que justo estuviera a una calle de la cafetería en la que ahora se encuentra resguardándose- con un capuccino y una magdalena haciéndole compañía-; cuando en medio de su caminata se desató el aguacero. Aunque su apartamento no está lejos de allí, quiso esperar a que la tormenta pasara a regresar de inmediato.

Lo cierto es que en estos momentos preferiría estar bajo la lluvia calada hasta los huesos que en casa, segura como está que él sigue allí esperándola; probablemente pensando en mil argumentos para convencerla de que las cosas son como son y no van a cambiar, que es ella quien debe aceptar la realidad de una vez; dejar de alimentar ilusiones que tarde o temprano se estrellarán contra la verdad y la dejarán más dañada emocionalmente de lo que ya está.

Han tenido otra de sus tantas peleas sobre Red John. No sabe bien cómo comenzó esta vez la discusión, sólo recuerda que en un momento estaban cenando, hablando sobre alguna tontería sin importancia y de pronto todo giraba en torno a Red John, los deseos de venganza de Jane y las ganas de detenerlo y llevarlo a la justicia de ella. A punto estuvo de vocalizar aquella súplica absurda-pero que como siempre, logró mantener guardada en lo más profundo de su interior-en la que ilusamente quiere rogarle que llegado el momento la elija a ella por sobre el asesino, e incluso por encima de sus ganas de autodestruirse. Por supuesto él no hizo más que aplastar sus esperanzas una vez más con su fría respuesta, su desprecio por la vida y la poca importancia que le da a su relación. Cuando el silencio que siguió se volvió asfixiante, Lisbon tomó su chaqueta, las llaves y salió del apartamento.

Lo peor de todo es que Jane-dentro de sus retorcidas e insanas justificaciones-tiene razón. Las cosas no cambiarán. Él seguirá en su búsqueda obsesiva y vengativa de Red John, hasta que un día pueda estar frente al psicópata e intente asesinarlo con sus propias manos. La vendetta siempre estará en primer lugar, más allá de los sentimientos que dice profesar por ella. Y si tiene que utilizarla para lograr su objetivo, no hay duda que lo hará, sin importarle si le hace daño.

Es aquella verdad innegable la que le hiere. El saber que no es más importante que una venganza, el estar siempre muy por detrás en esa lista de prioridades que él mantiene. Darse cuenta que no importa cuánto se entregue, cuan vulnerable se muestre con él; jamás podrá competir con los demonios que Jane persigue. Tampoco importa que intente hacerle cambiar de opinión al respecto, como él le ha demostrado durante la discusión una hora atrás. Es una batalla que ha perdido hace mucho tiempo, incluso antes de aceptar que sus sentimientos por él eran mucho más grandes que los que una persona le profesa a un amigo o compañero.

-¿Quiere más café?-la voz amable de la mesera le sobresalta, pero logra recobrarse al momento.

Mira por la ventana y se da cuenta que la lluvia ha amainado bastante; ahora no es más que una finísima llovizna, por lo que decide que es mejor ponerse en marcha.

-No gracias-sonríe, saca unos billetes de su bolsillo y los deja sobre la mesa-creo que ya es tiempo de volver a casa.

Sale de la cafetería y camina con lentitud hacia su apartamento. Diez minutos después cuando al fin llega y abre la puerta, encuentra a Jane sentado en el sofá, una taza de té en la mano y la mirada ausente. Justo como imaginaba que le hallaría.

Cuando el consultor la ve se levanta, deja la taza a un lado y se acerca, dejando al menos un metro de distancia entre ellos. Ella prefiere no mirarlo directamente. Se quita el abrigo, lo sacude un poco-sin importarle que el agua salpique a los muebles cercanos-y deja sus llaves en la mesa de siempre, al lado de la puerta. Recién entonces se enfrenta a los ojos inquisitivos de Jane.

-Me alegra ver que no vienes calada hasta los huesos-le dice él, intentando aliviar la tensión del momento-encontraste algún lugar donde resguardarte, asumo.

-Un café a pocas cuadras de aquí-contesta ella. No existe mucho más que agregar así que se queda en silencio, maldiciendo su incapacidad por abordar el tema que sigue pendiendo sobre ellos como un afilado cuchillo a punto de caer.

-Teresa-le llama, utilizando su nombre de pila para revestir la conversación de seriedad y darle la intimidad tan necesaria en esos momentos-sé que quizás no sea lo más inteligente traer este tema a colación de nuevo, pero no nos hará ningún bien pretender que no ha pasado nada. Necesitamos por una vez y para siempre, aclarar todo.

-Jane…

-No, deja que termine-se acerca a ella un poco más y acaricia sus brazos con suavidad-sé que para ti es difícil aceptarlo, pero me conoces hace nueve años; sabes que vengarme de Red John es la razón principal que me mueve y que no me detendré hasta lograrlo. Sean cuales sean las consecuencias.

-Lo sé-dice ella con resignación.

-No es tu culpa-sigue hablando Jane, sus manos se han detenido en los hombros de la agente, apretando suavemente-y por más que lo intentes no podrás conseguir que cambie de opinión. Pero quiero que entiendas que a pesar de todo sí te quiero, eres importante para mí. Quisiera evitar por todos los medios el hacerte daño, pero sé que cuando el día llegue lo haré. Tan sólo-con la punta de sus dedos levanta el mentón de Lisbon para lograr que ella le mire a los ojos-espero que no nos preocupemos de esto hasta que el momento llegue, y disfrutemos el tiempo que tenemos juntos.

Lisbon no dice nada, sólo lo observa pestañeando apenas. Todas las reflexiones de las pasadas horas en la cafetería, mientras admiraba la lluvia a través de la ventana, parecen cobrar vida; se aclaran y se muestran ante ella sin dobles sentidos ni objeciones. En su corazón nace una resolución definitiva y concluyente; la fuerza inusitada de su determinación le sorprende, pero no le asusta. Es lo que tiene que hacer, si quiere seguir siendo una persona y no una sombra de sí misma, destruida por algo que se supone debe hacerla querer vivir.

-No-le dice, mientras se aleja unos pasos, meneando la cabeza.

-¿No?-le pregunta Jane. Puede ver cómo el pánico comienza a colmar la mirada del consultor, pero no siente pena por él. Al contrario, experimenta algo de perversa satisfacción al ver que él sufre, aunque sea un poco.

-No.-repite-todo lo que dices es cierto Jane. Desde que te conocí siempre he sabido cuáles son tus intenciones a la hora de enfrentarte a Red John. Te he ayudado, te he seguido sin hacer preguntas, primero porque eres mi amigo y quería ayudarte a alcanzar un mínimo de paz, y segundo, porque siempre mantuve la esperanza que llegado el momento, vieras las cosas a mi manera y decidieras que no valía la pena tomar la venganza con tus propias manos. También tienes razón cuando dices que no puedo hacerte cambiar de opinión, por más que lo intente y estoy consciente que ni siquiera lo harás por mí, aunque me quieras. No soy lo más importante para ti, nunca lo he sido y eso jamás será de otra manera. Ahora lo entiendo…no te culpo por ello. Siempre has sido sincero en ese aspecto.

-Teresa-intenta tomar sus manos pero ella lo rechaza, dando un paso más hacia atrás-eso no es cierto…

-Sí lo es-una mueca amarga aparece en su rostro-pero no es tu culpa. Es mía por creer que podía cambiarte. Pero ahora necesito que comprendas que no puedo seguir así, mirando a un lado y fingiendo que Red John no es un obstáculo entre nosotros. No puedo aparentar que somos una pareja normal y corriente. Porque sólo lograré destruirme y no quiero, no lo permitiré. No consentí que lo que sucedía con mi padre me destrozara y ciertamente no dejaré que lo nuestro lo haga. No es justo para ninguno de los dos.

Jane no dice nada, consciente que ella está hablando verdades que ninguno de los dos se atreve a enfrentar.

-Nuestra relación…ésta relación-dice, remarcando las palabras-se acaba aquí y ahora. Sé que no será fácil, pero es necesario….es lo que yo necesito. Seguiré ayudándote y espero que en un tiempo más, podamos volver a ser amigos nuevamente; o por lo menos que nuestra relación profesional logre llegar a ser lo que alguna vez fue.

Ninguno dice nada, sólo se miran a los ojos durante un tiempo indeterminado. Jane ni siquiera intenta que le hable, ni encantarla o engatusarla para conseguir que cambie de opinión. Ella lo ve como un buen signo; una señal de que ha entendido lo que ella siente.

-Jamás pensé que me abandonarías-Jane rompe el silencio y prefiere hacerlo de la peor forma. Sus palabras destilan ironía y algo de rabia. Lisbon cierra los ojos con cansancio y le deja continuar-eras la única que siempre pensé no se daría por vencida conmigo, pero aquí estás, haciendo exactamente eso, rindiéndote. No debería sorprenderme, no es la primera vez que huyes cuando la situación se pone difícil, ¿no Lisbon? Es exactamente lo que hiciste con tu padre, huiste….

La bofetada resuena en el silencioso apartamento. Jane se toca la mejilla, donde el ardor del golpe se intensifica a cada segundo que pasa. Lisbon lo mira con dureza, pero no dice nada. Ambos saben que la cachetada se la ha merecido. Existen ciertas líneas que no debe traspasar con ella y él lo sabe bien.

-Lisbon…-le dice, su voz denota arrepentimiento-lo…

-Llueve-Lisbon detiene abruptamente su disculpa, abriendo la puerta y mirando hacia afuera-toma el paraguas, sino quedarás hecho una sopa antes de llegar hasta tu auto-él se queda allí, la boca abierta sin saber qué hacer-adiós Jane-le dice ella, y hay tanta determinación en sus palabras que el consultor entiende que no puede hacer nada.

Ni siquiera se molesta en tomar el paraguas y sale del apartamento hacia la lluvia, caminando con tranquilidad.

-oooooooooooooooooooo-

No ha derramado ni siquiera una lágrima durante las horas que siguen a su ruptura con Jane y no sabe bien por qué. Siente la soledad, el vacío y la tristeza quemándole en su interior, y aún así, no puede liberarlas a través del llanto. Quizás el insomnio que ahora mismo la ha atacado y por el que se ha dado vueltas en la cama durante toda la noche sin pegar pestaña, es el único síntoma que demuestra cuánto le ha afectado. Porque no hay duda que lo ha hecho. Ama a Jane, está totalmente segura, no vacila ni siquiera un instante respecto a ello. Siente su ausencia, le extraña; y no tiene idea cómo podrá ir a trabajar en unas horas y aparentar un mínimo de normalidad. Pero prefiere no pensar en eso, ya cuando llegue el tiempo sabrá qué hacer.

Sin embargo, no se arrepiente de su decisión. Porque desde el momento en que el consultor salió de su apartamento, sintió que se liberaba de un gran peso que hasta entonces, no sabía que cargaba sobre sus hombros.