Disclaimer: LoK no me pertenece. Que si así fuera, ya hubiera aparecido un sobrino o sobrina adolescente de Tenszin... y como siempre (si me conocen) un travesti.

La inspiración me vino mientras oía la canción "Inevitable" de Shakira, la cual poco o nada tiene nada que ver con esta historia.

Advertencias:
-Posible OoC
-Hagamos como que pasaron muchos días entre el inicio del cap 8… y el final del mismo. XD I need it D: por eso es Semi-Au… y porque escribo esto tres capítulos antes del final de temporada. Todo puede cambiar 8D.


-1-

No podía recordar cuanto, pero hacía mucho tiempo que no sentía la brisa de la bahía contra su piel. Menos a tan tempranas horas de la mañana. El sol se asomaba, y los rayos de luz de este le incomodaron la vista. No era de extrañarse. Desde que lo dieron como una causa perdida ni se había atrevido a dar un solo paso fuera de su apartamento y enclaustrarse tantos días no era nada sano. Bastaba con verlo; descuidado, mal alimentado, sin ningún cuidado en apariencia… ese no era el Tahno que hasta hace unas semanas, se paseaba por las calles de ciudad república rodeado de fanáticos que buscaban un solo segundo de su atención y compañía, él que era cuatro veces campeón del torneo pro-control[1], el que con un ademán de mano podría conseguir todo lo que quería. No… el ya no era ese Tahno. Él se fue junto con su control cuando Amon se lo quitó...

Suspiró hastiado… frustrado, impotente. Desesperado. Se paso la mano por su desordenado y sucio cabello, en un intento de contenerse, de no explotar otra vez y mandar todo al olvido y regresar por donde vino.

Pero no podía. Ya estaba ahí.

Pasó su mirada por todo el muelle hasta que hayo un bote que lucía lo suficientemente barato para que lo llevará a la Isla del templo del Aire. La mayor parte de su dinero se le había ido en casi todos los curadores y charlatanes que decían serlo, de Ciudad República. Tenía que limitarse. Se dirigió hasta allá, en un paso más lento de lo que hubiera sido en sus mejores días. Pero no tenía prisa. Dudaba que el Avatar estuviera despierta a esas horas.

—Oye —llamó al dueño del bote el cual estaba sentado en el mismo leyendo el periódico. Este levanto levemente la lista de su lectura, alzando las cejas, mirando a Tahno con más curiosidad de lo que debería ser considerado normal. El viejo lo había reconocido. Tahno bufó para sus adentros, pero decidió apurarse con todo eso— ¿Cuánto para llevarme a la isla del Templo del Aire?

El hombre le echó una ojeada nada discreta, lo cual sólo logró que se molestara, pero antes de soltarle una palabra ofensiva se mordió la lengua. Sus intereses le podían más en esos momentos.

El señor pareció meditarlo unos segundos más antes de decirle su oferta.

—25 yuans.

Ni se molesto en contestarle. Sacó el dinero de uno de los bolsillos interiores de su viejo saco y se lo entrego mientras se subía en el bote, posicionándose en la parte de enfrente, sin si quiera volverlo a ver. Esperando que así, entendiera que no tenía deseo alguno de hablar con él.

Cuando el bote se empezó a mover, y Tahno se percato del movimiento del agua, así como el momento en que el agua golpeaba contra este, empezó a arrepentirse de su decisión. Si muy apenas podía soportar su situación respecto a su control… ¿Qué demonios hacía encima de un bote atravesando la bahía? Sus ojos no se apartaban del agua, no podían. Era casi magnética para él… y al mismo tiempo insoportable, dañina… Su respiración empezó a acelerarse.

Eso no estaba bien.

—¿Se encuentra bien?

La voz del hombre rompió el hechizo de las aguas sobre él. Se giro inmediatamente a verlo. En realidad lucía preocupado. Casi olvidaba la manera en que lo miró cuando llegó con él. Casi.

—Si —sentenció, volviéndose acomodar como estaba, pero estabas concentró su mirada en sus pies.

Era patético.

-.-.-.-.-.-.-.-

Tenía que meditar, aprender a hacerlo mejor dicho. Necesitaba entrar en contacto con ese lado espiritual que tanto tenía descuidado. Ella lo sabía, pero resultaba más complicado de lo que parecía. No, es en serio ¿Despejar tu mente?, ¿No pensar en nada?, ¿Cómo no pensar en nada cuando estas pensando en no pensar en nada? Además, tenía otras cosas en su cabeza como: Amon, El fastidioso de Tarrlok y esos métodos poco ortodoxos que utilizaba. Que sus dos amigos y amiga ahora vivan con ella. Que su amiga y un amigo sean pareja… que este precisamente enamorada de ese amigo. A todo ese, súmenle que es el avatar.

En serio, ¿A quién se le ocurría que iba a poder "despejar su mente" bajo esas circunstancias?

Pero bueno, si tanto lo necesitaba, lo volvería a intentar. Pero justo cuando tenía toda la intención de hacerlo, alguien llego a interrumpirla.

—¿Korra?

—¿Si Bolin? —preguntó, aun en la posición que Tenzin le había enseñado a tomar. Ya se habían ido todas sus ganas al carajo.

—Ya esta el desayuno… ¿no te estoy interrumpiendo verdad? —agregó levemente apenado, pues el chico sabía lo importante que era el entrenamiento espiritual de la joven.

—Nah —se levanto, y se giro a verlo, encogiéndose de hombros—. De todas maneras no estaba funcionando. Vámonos.

Empezaron a caminar, en dirección al hogar de la familia. Hablando nuevamente de cómo le iba con el lado espiritual de ser el Avatar…lo cual no andaba muy bien –terrible, diría ella-, en cómo iba la estadía de los chicos ahí. Las opiniones exageradas hacia los niños aire que curiosamente mucho tenían en común con las propias de Korra.

Entre risa y risa llegaron hasta la mesa donde servirían el desayuno. Ya estaba servida y se encontraban ahí los niños aire, y para des fortunio de Korra, Asami y Mako, juntos. Como siempre. Muy adentro de ella, pudo sentir una mueca… no de disgusto ni desagrado. Más bien era de cansancio. Había superado el hecho de que "sólo eran amigos" no tenía problema con eso, y ya se llevaba lo suficientemente bien con Asami para considerarla una amiga. Pero… si, había un pero: le seguía gustando Mako, y muy adentro seguía albergando esperanzas para que él se decidiera por ella. Sin embargo, cuando esos pensamientos llegaban a su mente, recordaba la situación por la que pasaba la heredera y se sentía mal consigo misma por pensar de aquella manera. ¿Cómo quitarle a Asami lo último que la mantenía de pie? No podía hacerle eso. Y así, sus pensamientos a veces (por no decir casi siempre) se paseaban en esas variantes, las cuales ya no le dolían, sólo le cansaban. Se sentó, a lado de Bolin, que, aunque también estaba interesado en ella (más abiertamente que su hermanito, por supuesto), el tenía tanto respeto por su decisión que lo agradecía y podía seguir llevándose bien con él.

No había duda: necesitaba distraerse de esos pensamientos, y entre más rápido mejor.

Afortunadamente en ese momento entraron Tenzin y Penma a la cual, cada vez le costaba un poco más caminar con esa enorme pansa que albergaba al cuarto niño de la casa. Muchas veces Korra no podía dejar de mirarla asombrada. Aunque sabía que como Avatar tenía un inmenso poder, el hecho de dar vida a otro ser humano era algo que ni el propio Avatar podía lograr. Ese era una habilidad única de una mujer. A veces, se preguntaba si llegaría a tener familia -y si esta sería con Mako- y si sería una buena madre. Muchas dudas la invadían al respecto, como a toda mujer. Pero era en esos momentos en los que recordaba que antes que otra cosa, su deber era otro. Los hijos tal vez serían el último de sus problemas, cuando tenía que salvar al mundo de una amenaza como Amon.

Los adultos y adolescentes de la casa procuraban no hablar de temas muy serios mientras comían. Más que nada para que no se les fuera el apetito y era por eso que en esos momentos eran siempre los niños quienes dirgían las pláticas. Jinora con sus inquisitivas preguntas, Ikki con otras un poco más imprudentes y Meelo… Meelo solo tenía ojos para Asami, aun y si la joven ya llevaba tiempo ahí. Lo primordial era pasarle bien mientras podían.

—Por cierto, Korra —dijo Ikki viendo a la de piel morena que levanto la vista de su plato para prestarle atención, y rezando quien sabe cuántas tonterías para que la niña no dijera algo que no debería como cuando llego Asami— ¿Ya pudiste meditar?

Tenzin, quien era el principal interesado en ese tema dejo de comer un momento para verla también. No tenía muchas esperanzas, pero esperaba un poco de avance, por más pequeño que fuera…

—Pues... —Korra sabía que no ganaría nada con mentirles así que…

Cualquier cosa que fuera a decir quedo interrumpida porque entro uno de los monjes que vivían en la isla. Todos los presentes, a excepción de los niños se tensaron y prepararon para recibir la mala notica, fuera cual fuera. Un monje no entraba así como así a menos que fuera a decirle algo a Tenzin.

—¿Sucede algo, Jalil? —se le podía notar la preocupación al hombre.

—Vino un hombre a ver a Korra.

La respuesta tranquilizo un poco a los presentes más no así a la aludida que tenía una idea de quién sería la posible visita.

—Si es Tarrlok, dile que se vaya por donde vino, por favor.

—Ehh… no es el consejal, es un joven que se hace llamar Tahno.

Korra abrió los ojos sorprendida.

—¡¿Tahno?

-.-.-.-.-.-.-

Había escuchado hablar mucho de la isla y del estilo de vida que ahí mantenían, pero era la primera vez que pisaba ese lugar. Jamás le llamo la atención a decir verdad, esa vida era muy diferente a sus exuberantes gustos como para si quiera considerarla "digna" de su curiosidad. Sin embargo, ahora que lo observaba, debía admitir que era interesante como había personas dispuestas adaptar una forma de vida de una civilización casi extinta, de no ser por el consejal Tenzin y su familia.

Aun para ser temprano en la mañana, la actividad en la isla ya había empezado. Hombres y mujeres vestidos en telas y ropajes tonos ocre, a la usanza de los antiguos nómadas aires, se paseaban por el lugar, tal vez yendo a desayunar o… quien sabe a qué. Tahno apenas se daba cuenta de lo poco que en realidad sabía. No era un ignorante o iletrado, para nada, era una persona inteligente y astuta, pero encima de todo, práctica. Se las había ingeniado para tomar los conocimientos que le convenían y desechar lo que no, entre ellos sus clases de historia y ciencias parecidas que no contribuían a su vida como jugador pro-control.

Inmediatamente se pego así mismo con la palma de su mano y la dejo ahí. Recordar su pérdida era lo último que necesitaba. Si quería estar lo más entero posible para verla, debía evitar a toda costa esos pensamientos. Ya había hecho mucho para llegar ahí de la manera más decente posible. No podía permitir verse peor de lo que ya estaba.

—¿Tahno?

Giro su cabeza, la joven avatar se acercaba a donde él estaba. No sabía que le sorprendía más: que estuviera despierta, o que su panda de amiguitos estuviera detrás de ella. Frunció el ceño. Que los hurones lo vieran en ese estado no ayudaba en nada a su situación. Menos cuando las caras de desconfianza habían cambiado a caras de sorpresa, y casi podía jurar que veía la lástima en su mirada. Se debió haber ido, en serio que sí, prefería mil veces que lo odiaran a que le tuvieran lástima. Sólo que no podía hacerlo.

—Avatar —dijo de manera singular, acentuando de manera extraña la "a".

Llegó hasta donde él estaba, al parece sin creer que él estuviera ahí. No la culpaba, el mismo seguía sin creerlo. Después lo miró atentamente de arriba abajo. Rodó los ojos ¿en serio todos tenían que hacer eso? ¿Tanta falta de discreción tenían?

—¿Qué te trae por aquí? —pregunto más curiosa que nada, al fin dignándose a verlo a la cara y cruzándose de brazos atenta a lo que le fuera a decir.

Verla tan dispuesta a escucharlo, le hizo darse cuenta de que era cierto lo que le había dicho en la estación hace unos días.

Korra era la única que lo podía ayudar.

—Me gustaría hablar contigo —contestó con simpleza, pero esperaba que ella fuera lo suficientemente atenta para notar en su mirada y tono de voz, que el asunto a tratar estaba lejos de ser simple. A menos para él.

—Oh… adelante, te escucho.

No. Al parecer no lo notó.

—…en privado, Korra —agregó ladeando un poco la cabeza y mirando más allá de ella; a sus amigos.

Al entender al fin la situación, exclamó un largo y sonoro "aaaaah", después del cual se giro a ver sus amigos, luego a él, y puso su mano en su barbilla en pose pensativa.

—Creo que ya se a donde podemos ir. Sígueme —dio media vuelta y Tahno hizo caso en seguirla.

Pasaron a un lado de los hermanos y la chica Sato, Tahno hizo lo posible para lucir lo más normal, sensato e indiferente que la circunstancias le permitieron, aun tenía un poco de su viejo orgullo aunque su imagen no ayudara.

—¿Korra? —fue el tal Mako quien la llamo, molesto. Tahno se valió de todo su auto-control para no sonreír.

—Debo hablar con él a solas —dijo, levemente molesta al momento de hacerlo. Obviamente no le gusto el tonito que uso el maestro fuego.

—¿Estás segura? —fue Bolin quien hablo esta vez, no muy seguro de dejarlos solos. Al parecer aun tenía fresca la memoria de su primer encuentro con la chica.

Tahno no podía perder más tiempo de esa manera.

—Estamos de acuerdo en que, aunque quisiera, yo no puedo hacerle nada ¿verdad? —odiaba tener que hablar de sí mismo como un inútil, pero quería asegurarse de que en serio pudiera hablar a solas con ella, y que ni uno de esos dos escuchara lo que tenía que decirle. De la chica Sato no tenía de que preocuparse, ella parecía ser lo suficientemente inteligente como para entender la situación.

—Vamos chicos —hablo al fin—. Korra sabe lo que hace, y dudo que Tahno hubiera venido con malas intenciones—lo miró, cuestionándolo con la mirada, para asegurarse de que en serio podían dejarlo a solas con ella. Él asintió para darle tranquilidad— ¿Lo ven? Así que mejor entremos porque no queremos que se desperdicie la comida que Pema preparó para nosotros.

Asami, si mal no recordaba, tomo al par de hermanos por los brazos y los arrastro consigo, mientras los chicos no dejaban de mirarlos a ambos.

—Me cae bien —fue lo único que dijo.

—Es muy agradable, no dudo que lo haga —comentó viendo como se iba sus amigos—. Vamos.

-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cuando le dijeron que era Tahno quien venía a verla simplemente no lo podía creer. Tenía algunos días de la última vez que lo vio y estaba casi segura, por lo que vio, que Tahno tardaría mucho en salir de su casa. En realidad que le sorprendió verlo esperando fuera de la casa de Tenzin, usaba un traje diferente al de la vez anterior. Un pantalón largo y unas botas, una simple playera blanca… bueno, neja, y el saco que estaba segura, era el mismo de cuando lo vio en la estación. Su pelo seguía igual. Pero viéndolo a detalle, podía notar que lucía peor que la última vez. Sus ojeras más marcadas, la cara más pálida –si es que era posible-, hasta más flaco. La ropa que traía hasta se veía floja.

Cuando le pidió hablar con ella, accedió al instante. No tenía porque negarse y que el viniera a buscarla aun y si la estaba pasando muy mal era porque tendría que ser algo muy importante.

Lo guió hasta las puertecillas que utilizaban para practicar aire-control [2], los niños no llegarían hasta dentro de un rato más, y eso si es que les daba por ir ahí en primer lugar. Korra se giró a ver a Tahno, quien ya no lucía tan confiado como cuando llego. De hecho hasta parecía ansioso. Esto le llamo mucho la atención.

—Tahno, ¿está todo bien?

Estaba consciente de que no eran amigos, estaban lejos de serlo, sin embargo, eso no significaba que sería indiferente a su problemática. Jamás le daría la espalda a alguien que le pidiera ayuda. Y era obvio que a eso venía Tahno. Demasiado obvio.

—Podrías… —lo miro atenta— Podrías…

—¿Podría…? — imitó, alargando la última letra y moviendo su mano, alentándolo a seguir.

Volvió a suspirar.

—Olvídalo, mejor me voy. Es una estupidez

¿Era en serio? Venía desde quien sabe donde este su casa hasta la isla, a sacarla de su momento tranquilo del día durante el desayuno ¿y no le iba a decir nada? ¡No señor!

—¡Si no ibas a decirme nada entonces porque viniste en primer lugar! —exclamó más exaltada de lo que pretendía… y con las palabras que no quería usar. Pero no se dio cuenta hasta que salieron de sus labios.

—Por idiota, por eso —contestó con amargura y viéndola irritado. Después se dio la media vuelta y se fue.

Se cruzo de brazos, si era posible, más molesta que él. Aunque el tipo hubiera sido despojado de su control seguía siendo igual de idiota que como lo conoció. Sólo a ella se le ocurría seguirle la corriente. Al parecer, aun quedaba algo del antiguo Tahno; del narcisistas, prepotente, arrogante y sobre todo, orgulloso Thano. Y cuando pensó en eso… se puso a pensar un poquito más las cosas.

Aunque la depresión por lo de su control lo afectara, sabía que alguien no cambiaba enteramente. No tan rápido. Algo de esas características seguía en Tahno y se las había tenido que tragar para ir a verla en primer lugar. Para decirle su problema tendría que volverlo hacer. Y él no estaba listo para eso.

Su mirada se clavo en la espalda del joven "campeón" que se marchaba. Lo dicho en la estación retumbó en su cabeza.

"Debes atraparlo por mí"

Si Tahno le había dicho eso, era por una sola razón, la misma que lo había impulsado hasta la isla para verla.

Confiaba en ella. La confianza no era algo que se le entregaba a cualquier persona, y Korra no cometería la tontería de decepcionarlo. Aunque así tuviera que pasarse todo el día a que el tipo se dignará a decirle su problema con todas sus letras, no lo dejaría. Lo mínimo que se merecía era su atención. Era lo justo. Y si quería hablar a solas, eso también se lo concedería.

No volvería a quedarle mal. [3]

—¡Tahno!

-.-.-.-.-.-

No podía, no podía pedírselo. Era patético, humillante y hasta masoquista de su parte. Mejor se iba por donde vino.

Era imposible, su idea era estúpida, pero era lo único que se le ocurrió y ella la única a la que se lo podía pedir. El problema era que él no estaba listo. Había usado todas sus fuerzas en decidirse a ir que olvido que también las necesitaría para pedirle aquel favor. Y eso no lo podía hacer. Las palabras se le atoraban en la garganta, su propia impotencia le impedían salir, y la peor parte de sí mismo, aquella que se lo estuvo comiendo vivo los últimos días le repetía una y otra vez, de las maneras más crueles posibles, que no tenía caso; que inclusive los curadores se lo habían dicho. Lo que le hizo Amon, era permanente. Y les hizo caso todos esos días… Hasta que entre toda esa miseria, entre todos esos pensamientos y sentimientos que lo invadían… encontró su orgullo.

Lo último que le quedaba, y del cual ya había abusado bastante.

—¡Tahno!

No se detuvo. Estaba seguro que era un producto de su imaginación… y de la esperanza que se aferraba al orgullo para sostenerse.

—¡Tahno espera!

¡Naaah! Su imaginación no era tan insistente, se cansaba muy rápido. Así que se detuvo, dio media vuelta y la vio… no correr, sino trotar hacia él. Cuando estuvo lo suficiente cerca para distinguir sus facciones él enarcó una ceja, mirándola inquisitivamente.

—¿Qué? —espetó

—¿Qué tienes? —preguntó sin rodeos.

La miro aun más curioso que antes.

—Te dije que lo olvidarás.

—¡No lo voy a hacer!

—No es tan importante

—Si no fuera importante no hubieras venido a verme, Tahno y lo sabes.

Eso era cierto. Pero no quería darle la razón.

—Y tú no te vas de esta isla hasta que no me digas porque viniste a verme. Y quiero la verdad.

—No puedes obligarme.

—¿A no? —Puso sus manos en la cintura y lo miro divertida— Soy el avatar, Tahno. Si quiero puedo enterrarte hasta el cuello.

—¿Usarás tu control contra alguien que ya no lo tiene? —preguntó más serio que antes, entrecerrando sus ojos.

Korra le iba a contestar, le vio toda la intención, pero de repente su cara cambio de alegría a pena.

—Lo olvidé, lo siento.

Tahno no entendió al principio, tuvo que repasar una vez más su conversación para darse cuenta cómo reaccionó él, para que Korra dijera lo que dijo. Esto lo hizo ponerse más nervioso, sintiendo como toda esa serie de pensamientos negativos regresaban. El mismo había caído en lo que había estado evitando. Lo peor era que ya no podía mantenerlos a raya. A eso súmenle que su nariz llegaba el olor del agua salada de la bahía. Giro su cabeza a la izquierda, podía verla, todo el agua de la bahía. Ignoró a Korra y se acercó a la orilla, con la mirada fija en ella.

Su mandíbula se tensó, frunció el ceño, apretó sus puños y su cuerpo empezó a temblar. Su respiración se acelero y se volvió tan fuerte que perturbaba la poca paz que había en aquel lugar. Sintió una mano en su hombro, pero se removió para quitársela.

—…Tahno…

—Dejame —siseo entre dientes, su mirada no se despegaba del agua.

—No.

—Vete

—¡No!

—Korra…

—¡Quiero ayudarte puta madre!

Al fin se dignó a girarse a verla, mirándola con la misma furia con la que había estado aquel apacible elemento.

—¡Bien! —exclamó— Usa tu control

La mirada de contrariedad de Korra no hizo más que enojarlo más.

—¿Qué?

—Ya te dije, usa tu control. Agua-control.

—¿Seguro?

—Si… —no quería gritarle, estaba valiéndose de todo su auto-control para no hacerlo. Entre toda esa furia tenía la suficiente lógica para saber que ya había avanzado demasiado para echarse para atrás.

Korra aun lo miro insegura, pero hizo caso a su petición, se puso a un lado suyo, y con el movimiento de sus manos empezó a juguetear con un chorro de agua, que se movía de arriba abajo, en círculos, curvas y todo tipo de forma.

—¿Qué quieres que haga? —preguntó.

—Lo que quieras, sólo no te detengas.

-.-.-.-.-.-.-.-

La mirada de Tahno jamás se separo del agua que Korra manejaba a voluntad. El cielo ya estaba claro, estaba segura que ya había pasado más de una hora con Tahno y simplemente no dejaba de ver el agua. Ya estaba calmado, pero aun así…

Al principio se aburrió de esos simples movimientos, así que optó por hacer una de sus rutinas de práctica, con movimientos más complejos y sobre todos llamativos. De vez en cuando miraba a Tahno, para ver qué cara ponía, pero era la misma mueca de seriedad que desde el principio. Ni una sonrisa de alegría o tristeza, malicia o felicidad. Estaba como ido, o hipnotizado por el agua. Cualquiera de los dos u otras opciones… hace mucho que el chico había abandonada la isla.

—¡Korra!

El oír su nombre entre todo aquel silencio, y dicho con una voz tan aguda como la de los hijos de Tenzin fue suficiente para privarla de la concentración y el agua cayó al suelo, haciendo el splash más sonoro que Korra había escuchado en toda su vida. Su mirada se dirigió inmediatamente a Tahno, quien al parecer al fin había regresado de donde sea que su mente se había ido.

Antes de poder preguntarle algo, los niños ya habían llegado a su lado. Al menos Ikki y Meelo. Jinora no estaba con ellos.

—¡Korra! ¡Korra! —era Ikki quien la llamaba con tanta insistencia— Papá dice que ya es hora de que vayas empezando tu entrenamiento. Ya lo haz retrasada bastante.

—Siiii —Meelo apoyó—. Dice que si quieres ver a tu amigo, que venga en la tarde —Se giro a ver a Tahno, quien aun seguía muy en su mundo como para notarlos—. Antes de la comida o la cena. Papá dice que otro más no.

—Muy bien, muy bien, ya entendí, ya voy. Sólo, déjenme despedirlo. En un momento los alcanzó.

Los niños asintieron y se fueron hacia las puertecillas. Korra se aseguro de que estuvieran lo suficientemente entretenidos con ellas para que no llegaran a escuchar lo que sea que fuera a platicar con el ausente Tahno. El susodicho estaba sentado sobre una piedra lo convenientemente grande para no tener ninguna incomodidad.

—¿Mejor? —preguntó.

—Algo —contestó con simpleza, pero no la miraba a ella. De hecho, no parecía estar enfocado en algún lugar en específico. Como si estuviera viendo más allá de lo que tenía en frente.

Korra se sentó, de piernas cruzadas frente a él. Cosa que al fin logró llamar su atención.

—¿Ya me vasa decir que te pasa?

Tahno dudo un momento, aun lo estaba haciendo. Suspiró, más cansado de lo que lo había podido escuchar.

—No puedo.

Korra ya se iba a poner alegar una vez más cuando el volvió a hablar.

—No es que no quiera, en serio no puedo. Ni yo mismo sé que tengo. Sólo sé que… necesitaba verlo una vez más. Saber que no había sido mentira, que hubo una vez en la que yo también podía hacerlo.

Ella no dijo, nada, simplemente lo miro con más pena que antes, y reafirmándose aquello que había pensando en la estación. Tahno no se iba a recuperar de eso tan fácil.

—…y por alguna razón, sólo podía pedírtelo a ti.

—¿Y tus amigos? —las palabras salieron antes de que pudiera detenerlas. Y se arrepintió tanto de ello, porque ya se imaginaba la respuesta.

—Si los tuviera no hubiera acudido a ti en primer lugar, Avatar.

Una sonrisa, burlona se asomó en sus labios, pero así como era burlona podía notarse la tristeza del joven. Korra ya no tenía dudas. Tahno sólo la tenía a ella.

—En fin, gracias. No volveré a molestarte.

Apoyó sus manos en sus rodillas, se levanto y marchó. La chica no tardó ni un segundo en seguirlo.

—¡Oye! —llamó al tiempo que lo tomaba del hombro, y el nuevamente reaccionó algo violento al contacto. Korra quito su mano. En su mirada, él se lo agradeció— Este… —a veces, se preguntaba como cuando quería decir algo bueno y motivacional, se le trababa la lengua, si cuando para meter la pata hasta parecía que funcionaba sola…— te iba a decir, que cualquier cosa. Puedes… este… venir. Te juró que no me molestaría volverlo a hacer. Digo si en algo te puedo ayudar…

—Gracias… —fue lo único que le dijo, cerrando sus ojos y con una sonrisa tan pobre que hubiera preferido que no la hiciera. Después de eso, siguió su camino.

—¡Puedes seguir viniendo en las mañanas! —le gritó, poniendo ambas manos alrededor de su boca, para que lo escuchará—. Es más probable que este libre a esa hora.

Él ya ni se molesto en voltear, simplemente levantó su mano, ondeándola levemente. Para Korra eso fue un sí. Suspiró aliviada. Ayudar a Tahno, aunque no lo hubiera imaginado ni en sus más locos sueños, no le parecía tan mala idea. Era lo mínimo que podía hacer por no haber podido estar ahí y detener a Amon [3], además, el ya lo había dejado claro.

"Si los tuviera no hubiera acudido a ti en primer lugar, Avatar."

La necesitaba.

Tahno necesitaba de Korra… así como ella necesitaba algo que la distrajera de Mako mientras estuviera en la isla viviendo con ella. Y no sólo eso, principalmente, ella necesitaba algo que la hiciera sentir que valía la pena luchar, que estaba haciendo lo correcto. Que aún podía entregar esperanza y que Amon era en realidad una amenaza. Que aún no había fallado como Avatar.

Y para eso, Tahno estaba perfecto.


-Aclaraciones.

[1] Pro-bending… tomando en cuenta que en español tradujeron bending como control… solo se me ocurrió traducirlo así D: Apenas salga una traducción oficial (en español latino) la cambiaré.

[2]Según la wikia de Avatar en inglés, a esas se les llaman "air-bending gates" son las que Korra destruye el primer cap. Les puse "puertecillas" porque puertas me sonaba más a puerta que a tabla giratoria XD.

[3] Hay dos de estos porque el que esta marcado primero, se refiere al que esta marcado después. Cuando Korra dice que no le volverá a fallar es porque ya lo había hecho antes, cuando no pudo impedir que Amon le quitará su control.


No sé porque mocos me salió tan largo, yo quería hacerlo cortito… como de menos de 1000 palabras por cap… y les juró que iba a ser originalmente un one-shot por Santa Madonna y beata Lady Gaga que si, pero aarg! Igual no le veo más de cinco capítulos de vida *tiene muchos otros fics pendientes como para hacer otro y dejarlo a medias*.

Anyways, nos vemos ;D
PD: los reviews son bien recibidos por esta autora.
PD2: Cualquier error ortográfico o gramatical, díganmelo y lo corregiré de inmediato.