¡Hola! He vuelto inspirada con esta historia, la típica temática del chico pobre y la chica rica. Amor entre clases diferentes, ¿por qué? Porque es bello xD y pues ya saben, los personajes son míos solo en sueños porque en la realidad son de M. Kishimoto. Disfruten, se agradece cualquier review, queja, cumplido y amenaza. Y este fic está inspirado por el libro "Química perfecta" de Simone Elkeles, pero… no será igual al libro.

Química Perfecta

Hinata.

Perfecta. Así me ve todo el mundo. Vida perfecta, ropa perfecta, familia perfecta. Y por darle honra a mi apellido me he quedado callada y alimentado esa imagen sin quererlo.

Hoy es el primer día del instituto, este año será mi graduación y hoy… justo hoy me he levantado con el pie izquierdo y al verme en el espejo sé que mi madre me gritará que soy un desastre. Intento arreglarlo como pueda, al verme en el espejo de nuevo pienso que no estoy tan mal y ruego porque al bajar a desayunar mi imagen sea aceptada por todos. Cuanto quisiera quedarme en la cama, comiendo helado o galletitas. Deseo por un momento incluso enfermarme.

- ¡Hinata vas tarde! – gritan del piso inferior. Quisiera quedarme un poco más en mi soledad, ¿y si finjo no haber oído nada? No, eso sería iniciar un conflicto y causarle una jaqueca a mi madre.

Eché un último vistazo al espejo, sonrió con melancolía y empiezo a bajar las escaleras. Al final mi madre me espera, me pongo recta y espero que me diga algo. Si yo fuera una adolescente normal no tendría que importarme lo que piense mi madre de la vestimenta, pero… soy una Hyuga.

- Pudiste escoger algo mejor que unos simples vaqueros – dijo señalando mi pantalón – Aunque el cinturón te hace ver muy bien – sonrió – Usa la bufanda azul que te regalo tu padre – dio media vuelta y caminó hacia la cocina.

- Buenos días para ti también mamá – dije con vos queda.

La observo mientras camino tras ella, pueden ser las 6 am pero ya tiene encima un vestido de alguna marca costosa y su perfume favorito, una ricachona, pienso con gracia.

- Te he comprado los panecillos que tanto te gustan –

- Gracias – digo al sentarme en el comedor y tomar uno - ¿Papá ya se ha ido? –

- Sí –

- ¿Y Hanabi-chan? –

- Disfruta sus últimos días de vacaciones antes de entrar al instituto – se sentó frente a mí – No pude despertarla, su nueva niñera lo hará –

De repente el apetito se me esfumó - ¿Nueva niñera? –

- Sí, la anterior se marchó después de otra de sus rabietas –

- Ya veo –

Pensé de nuevo en decirle que Hanabi no necesitaba ninguna niñera nueva, necesitaba a su madre, pero ya habíamos tenido esa conversación sin éxito alguno.

- Ino llegará pronto – digo usándolo como excusa para dejar el panecillo a medias.

- ¿Qué? ¿No comerás el panecillo? – dijo mi madre haciendo un puchero.

- Es que… - una bocina interrumpe mi oración, miro a mi madre – Ino-chan –

- Entonces será mejor que corras, no quiero que despierte a Hanabi –

Asentí y salí corriendo tomando la bufanda azul y mi bolso.

Afuera de mi casa esperaba un BMW descapotable, ultimo regalo de cumpleaños de Ino. Mi rubia amiga me saludo con la mano efusivamente yo sonreí y caminé a su auto, de allí empezamos nuestro recorrido al instituto Konoha.

Naruto.

- Naruto, levántate –

Me tape la cabeza con la almohada ¿no podía dormir solo cinco minutos más?

- Ya voy mamá – me acurruqué como un bebé – Solo cinco minutos –

- Ya me has dicho eso y nunca son cinco minutos – me hizo cosquillas como a un pequeño – No querrás empezar tu último año con una metida de pata como lo es llegar tarde –

Último año. Debería sentirme orgulloso, seré el primer miembro de la familia Uzumaki en terminar el instituto correctamente. Mi padres no pudieron esperar y decidieron añadir un tercero a la familia, es decir, a mí, teniendo ambos 17 años debieron dejar el instituto y trabajar por un futuro para mí. Sobrevivimos con lo poco que mi padre trae a casa, pero somos felices, o al menos yo soy feliz. Sin embargo solo puedo soñar con la universidad, no puedo pagarla y no soy tan brillante como para ganar una beca. Me espera un futuro nada prometedor y ya lo he asimilado.

Me levanté y camine torpemente hacia el baño. Un baño rápido, ropa limpia y… mi bandana. Esa que hace 1 año tuve que empezar a usar, de color rojo y negro, los colores de la pandilla Akatsuki, pandilla a la que pertenezco, por un poco de dinero fácil. La ato a mi cabeza y camino a la cocina. Mi madre ha hecho un delicioso desayuno. Tras comerlo le beso la frente y me marcho.

En la calle veo unos cuantos chicos de Akatsuki que me saludan con la señal: golpearse el brazo izquierdo con la mano derecha dos veces, les regresó el salido sin ganas.

Antes de subirme a la moto una voz me llama – Naruto, espera –

Giro y encuentro a Sakura Haruno, mi vecina y ex novia.

- Hola – digo sin ganas.

- ¿Me llevas al insti? – pregunta poniendo su cara inocente.

Tiene una minifalda que deja ver unas piernas increíbles y una camiseta ajustada que realza sus pequeños pero preciosos pechos. En un tiempo yo fui un idiota que hacia todo lo que ella pedía, pero la encontré en la cama con otro tío, o en el coche… total fue una maldita perra.

- Ven Naruto, no muerdo… - se acercó – A no ser que tú quieras –

Giré el rostro despreciándola, ella también pertenece a la pandilla, seamos o no pareja debemos cubrirnos las espaldas. Código de pandilla.

- Sube – dije.

Subió de un salto y al abrazarme colocó deliberadamente una mano en mi entrepierna, antes hubiera temblado ante tal contacto, pero ya no. ¿Qué espera? ¿Acaso piensa que ya he olvidado todo? Enciendo el motor e intento no pensar en que mi futuro será tan jodido como mi presente.

Hinata

- Mi cabello llegará horrible – lloriquea Ino – ¡Este estúpido coche! Siempre que bajo la capota termino como recién salida de un tornado – yo sonrió al verla lloriquear por tales tonterías.

- Oh vamos, te ves muy guapa en el – dije sonriente – Pareces una diosa griega con un peinado rubio salvaje – Ino estalló a carcajadas tras el comentario.

- ¿Estás nerviosa? –

- ¿Por qué? –

Ella me mira y sonríe pícaramente – Kiba –

Desvió la mirada al ver que me sonrojo. Kiba es mi novio, ya hace unos cuantos meses, todo el verano se marchó de la ciudad y solo llamó un par de veces.

- La gente puede cambiar en un verano –

- No seas pesimista Hina-chan, tu eres la chica más inteligente de la clase, eres porrista y él es el mariscal de campo, si no están destinados a estar juntos no sé qué demonios pasará con la civilización – fue mi turno de reír – Por cierto, te ves muy bella, ¡me encantan esos vaqueros! Algún día los tomaré prestados sin permiso –

- A mi madre no le gustan para nada, dice que parece algo que sacaría de una tienda de segunda mano –

- Y como el lema Hyuga es: el aspecto lo es todo – dijo en tono medio burlón.

Nadie sabe lo que es vivir en mi casa. Pero por suerte, puedo contar con Ino. No lo comprende todo, pero sabe lo suficiente, me escucha y guarda mis secretos familiares.

Entramos por fin al aparcamiento del instituto pensando en todo, mi familia, Kiba, todo. Siento de repente como el auto se detiene. Al mirar al frente veo el motivo: una motocicleta.

- Pensaba que estaba libre – dijo Ino ya cuando el auto se detuvo por completo.

- ¡Cuidado niñita! – grita Sakura Haruno mientras levanta el dedo medio.

Ino la maldijo susurrando rápidamente y luego respondió – Lo siento, pensaba que este espacio estaba libre –

De repente miré al dueño de la moto, Ino también lo mira y se hunde en el asiento del conductor tanto como puede.

- Mierda, mierda, mierda – susurra haciendo muecas – Es Naruto Uzumaki –

- Nos va a matar – dije en voz baja, asustada por supuesto. Y no era para menos, la reputación de ese chico… no era muy buena que digamos.

Naruto fulminó a Ino con la mirada y solo sentí como mi amiga tembló. Empezó a buscar desesperada la marcha atrás. Yo solo miraba como Naruto avanzaba al auto.

- No consigo poner la maldita marcha atrás, ayudame –

No sé mucho de coches pero hago lo que puedo y conseguimos ponerla, las ruedas chillan mientras escapamos y llegamos sanas y salvas a otro lugar de aparcamiento. Lejos del pandillero que hace temblar hasta a los más rudos jugadores de futbol del instituto. Pero al subir los escalones… allí nos esperaba él, con sus amigos.

- No te detengas – me dice Ino – Ni siquiera los mires a los ojos –

Pero cuando Naruto se puso justo frente a mí, el consejo de Ino se hace inservible. En ese momento pensé tantas frases para decir antes de morir.

- Deberías decirle a tu amiga que tome clases de conducir –

Naruto es musculoso y de rostro impecable, de hecho es bastante guapo, pero siempre tiene esa expresión de "Buscado por la policía".

No es secreto que los chicos de la zona norte y sur no se llevan bien. De hecho la mayoría de las chicas de la zona sur me tratan como Sakura Haruno, por ser lo que soy, una Hyuga. Porque ellas viven cerca de las vías del tren mientras yo vivo en una gran casa al lado de un lago. Por ser "perfecta".

Naruto me recorre el cuerpo lentamente, de arriba abajo, antes de detenerse de nuevo en mi rostro. No es la primera vez que un chico me mira así, pero él lo hizo tan descaradamente y estaba tan cerca que solo pude sonrojarme y agachar el rostro. Escuché su risa, quizás por mi reacción.

- Mira bien por dónde vas la próxima vez – dijo dirigiéndose a Ino.

Miré a Ino y rogué mentalmente que no dijera nada, pero… mi mejor amiga es impulsiva – Gracias por el consejo –

- Si necesitas a un hombre hecho y derecho que te enseñe a conducir, puedo darte clases –

Sus amigos empezaron a silbar, quizás porque eran pocas las chicas que se atrevían a contestarle así a Naruto… y justo yo tenía que estar al lado de una de esas chicas.

- Si fueras un hombre hecho y derecho nos habrías abierto la puerta en vez de bloquearnos el camino –

Naruto se apartó, abrió la puerta e incluso nos hizo una reverencia.

- Madura un poco Naruto – le gritó Ino.

- ¿Cómo tu? – contesta con brusquedad – A ver chiquilla, ¡tu vida es una completa farsa! –

- Es mejor que la vida de un perdedor – después de esa frase sentí el tirón de Ino que me hizo caminar hacia adelante, unos cuantos pasillos después Ino se agarra el pecho y respira agitadamente – Oh por Dios, de seguro me matará –

- No es así, estuvo bien – la anime – Él no puede darse el gusto de intimidar a quien quiera –

- Claro que puede Hinata, ¿sabes por qué? Porque lleva un arma en sus pantalones –

- No pueden traerse armas al instituto – dije inocente.

- Como si eso lo detuviera –

Le doy un abrazo intentando calmarla. Ino sonríe y de repente sus ojos brillan – ¡Hina-chan estamos en el último año! – por un momento me pregunto si Ino es realmente bipolar – Todo será tan per-fec-to – dice entonando cada sílaba.

La música que indica el comienzo de clases suena – Tu funeral también será per-fec-to – la imito – Con flores y todo, yo lo organizaré – le digo burlándome.

- ¿Quién ha muerto? – oigo una voz tras de mí, al girar veo a Kiba y me quedo muda por un momento.

- Kiba-kun – susurré.

- ¿Qué? – dijo sonriente - ¿Ni un abrazo a tu novio que no viste por dos meses? –

Tras esto avance y lo abracé fuertemente. El me da un delicado beso en los labios e insiste con la pregunta - ¿Quién ha muerto? –

- Nadie – contesta Ino – Olvídalo, es más olvida todo lo que no tenga que ver con estar con Hina-chan – me sonrojó ante la petición de mi amiga.

- Es fácil cuando ella está tan guapa – dice y me besa la frente – Siento no haberte llamado anoche, tenía que deshacer maletas y todo eso –

Le sonrió y me alegro de ver que es el mismo chico que se marchó. Mi mundo se siente perfecto por un momento. Kiba me rodea los hombros con un brazo, las puertas del instituto se abren, Naruto y sus amigos entran a empujones.

- ¿Porqué se molestan en venir? – masculla Kiba – Muchos ni siquiera terminaran el instituto –

Naruto me mira brevemente y un escalofrío me recorre la espalda.

- Esta mañana casi choco con la moto de Naruto Uzumaki – cuenta Ino cuando ya no hay rastro del susodicho.

- Debiste hacerlo –

- Claro, como si quisiera suicidarme Kiba –

- Por lo menos el primer día hubiera estado emocionante – bostezó – Este instituto está demasiado aburrido –

¿Aburrido? Casi tengo un accidente en coche, me ha insultado Sakura Haruno y he sido acosada en la entrada por un peligroso pandillero. Si esto es solo el inicio del año, será todo menos aburrido.

Naruto.

Sabía que estaría en el despacho del director, pero… ¿el primer día? Había oído ya rumores sobre el viejo, que era estricto bla bla bla.

Alguien debía haber dicho algo de mí porque es mi trasero el que está en esta silla y no el de otro. Me han hecho salir de clase para escuchar un sermón sobre las normas del instituto.

-… además hemos contratado a dos guardias de seguridad a jornada completa –

Me mira fijamente queriendo intimidarme. Luego empieza un sermón sobre que el también era de la zona sur. Puras patrañas, dudo que si quiera haya pasado en coche por mi vecindario.

- No dudare en expulsarte –

Mientras estoy ahí sentado empiezo a pensar que es más que obvio que estoy aquí por cortesía de la señorita Ino Yamanaka, o quizás la chica Hyuga, ella y su noviecito jugador de futbol nunca se sentarían en el despacho del director porque sus padres pagarían por cualquier problema.

- Escuche no he causado ningún problema hoy –

- Muy bien – responde el director – He oído que acosaste a una estudiante a la entrada –

¿Es culpa mía que el BMW de Ino Yamanaka haya estado a punto de arrollarme? Vaya mierda.

- Te importaría aclararme eso. Me importa tu versión –

Patrañas. Hace tiempo aprendí que mi versión no cuenta.

- Solo fue un malentendido – respondí.

El director se paró frente a mi – Procuremos que los malentendidos no se vuelvan costumbre – me levanté al dar por terminada la conversación – Te aseguro que veo todo lo que ocurre en este instituto y seguiré todos tus movimientos, no quiero volver a verte en mi despacho –

Al salir al pasillo veo un montón de chicos y chicas caminando hacia sus próximas clases. Saco el horario del bolsillo y veo mi siguiente clase. Química con la señora Yuhi. - Genial, otro hueso duro de roer -

Continuará…