Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de Kishimoto-dono. Yo sólo los uso para dar forma a mis historias.

08 -

Era la cuarta vez que lo llamaba al móvil, la cuarta vez que escuchaba el mensaje grabado: "El número al que ha llamado no pertenece a ningún cliente. Disculpe las molestias, gracias."

Se alborotó el pelo con frustración.

Quería hablar con él, decirle que había tenido que marcharse sin decirle nada porque había tenido miedo. Sí, era una cobarde, y el pánico le había hecho actuar sin control. Haciendo lo que ellos querían que hiciera, lo que se esperaba que alguien como ella haría.

Y lo había echado todo a perder.

"¿Lo he echado todo a perder? ¿A perder el qué?". Hinata se sonrojó, negando con la cabeza para intentar evitar aquellos pensamientos. En realidad, Sasuke y ella no tenían nada... Por tanto, era imposible que echara a perder algo. No tenía derecho a pensar que aquella cena que habían tenido, aquel casi beso, había significado algo para el moreno.

¿Acaso había significado algo para ella? Se sonrojó con violencia, y se dejó caer al suelo, arrastrándose por la pared.

Se sentía patética. Un sólo beso, y ya actuaba como el resto de las chicas que lo conocían... Y Uchiha Sasuke había cancelado su línea de teléfono. Estupendo...

La vibración del móvil hizo que diera un respingo. Miró la pantalla, pero sólo vio un número que no conocía. Dudó, pensando si debía contestar o no. Los paparazzi habían invadido su puerta y ella se había negado a salir de la habitación, al menos hasta que supiera lo que podía hacer, las opciones que tenía. ¿Y si era algún periodista que había conseguido su número? No, era prácticamente imposible. Sus números de teléfono siempre estaban protegidos para que no aparecieran en ningún medio.

Vio cómo la pantalla dejaba de iluminarse, y a los tres segundos volvía a cobrar vida, la luz parpadeando al mismo ritmo que la vibración, y el teléfono desconocido en la pantalla.

-¿Sí?

-Hinata, soy Sasuke.- aquella voz grave y profunda llenó sus sentidos e hizo que un escalofrío la recorriera.- ¿Qué es eso de que no vas a ir a trabajar?

-Sasuke...

-¿Vas a dejar que ellos te pisoteen?- siguió, sin dejarla hablar.- Escucha, ya he dimitido. Han conseguido lo que querían. Pero eres la Heredera, la futura jefa de la empresa. ¿Y si esto hubiera pasado cuando tú estuvieras al mando?- la joven se quedó callada al otro lado de la línea, sin saber que decir... Era totalmente cierto.- Tienes que ir mañana a la empresa, a tu despacho. Y mirar a todos con la cabeza alta. No hicimos nada, no pasó nada entre los dos. Sólamente tuvimos la mala suerte de que nos sacaran una foto juntos.

-Sasuke...

-El Usuratonkachi va a iniciar una demanda contra el periódico, por manipulación de información. Y tú tienes que ir a la empresa mañana, y trabajar como todos los días. Y si alguien te dice algo, contéstale. O no contestes, pero no hagas lo que ellos quieran.- se quedó callado, no sabía qué más decirle. Al ver que ella no contestaba, preguntó.- ¿Hinata? ¿Estás ahí?

-Sí...- susurró ella en un hilo de voz.- ¿Por... por qué has dimitido?- en ese momento fue él el que se quedó en silencio.

-No lo sé.- contestó al fin.- Cuando me dijo el Hyuuga lo que te había pasado... No quería causar problemas. Por eso tienes que hacer como si no hubiera pasado.- Hinata sonrió, resignada. Le decía que no la mandaran pero él era el primero en decirle cómo tenía que comportarse.

-Está... está bien.- asintió. Los dos se quedaron callados, dejando que sólo se escucharan sus respiraciones.

-Hinata, yo...- la joven lo escuchó dudar, y eso le sorprendió. Desde que lo conocía, él había sido directo siempre, y sus reacciones la confundían.- No soy bueno pidiendo cosas, y en este caso tampoco tengo... derecho.- ella abrió los sojos, sorprendida.- Necesito que hablemos, pero ahora es un poco complicado.

-¿Este es tu nuevo número?

-El de Naruto. Mi hermano me ha cortado todo. Escucha, tengo... Tengo que verte.- la Hyuuga no entendía lo que le estaba diciendo. ¿Qué le había cortado? Pero sus pensamientos se dispersaron cuando él le dijo que tenían que verse. Se sonrojó de nuevo, dándose cuenta de que ella quería verlo también.- ¿Puedes ir al local de Naruto? ¿Mañana por la noche?

-Sí.- tartamudeó.

-De acuerdo. Te veo a las ocho allí. Estaré en una sala. Naruto estará en la barra, él te dirá...- pareció dudar de nuevo.- Tengo que dejarte, Hinata. Mañana hablamos.

-Ok. Hasta luego, Sasuke.

-Hasta mañana, Hinata.- cortó la comunicación, y ella sintió cómo su mundo se tambaleaba.

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Seis y media de la mañana. Hinata se encontró a su primo mayor sentado en la mesa bebiendo un sorbo de café negro, con el periódico en la mano. Cuando el joven levantó la vista, abrió los ojos con sorpresa al encontrársela vestida con un traje y blusa de seda negra. Sus ojos blancos, enmarcados en rimmel, destacaban entre tanta oscuridad.

-Hinata-sama.

-Niisan.- contestó, asintiendo con la cabeza en una leve reverencia antes de sentarse con una taza de té entre las manos. Tenía que serenarse.

-¿Puedo saber...- carraspeó.- por qué se ha arreglado tanto? ¿Tiene alguna cita esta mañana?- la joven suspiró al ver cómo enmarcaba aquella palabra.

-No, Neji-oniisan, no tengo ninguna cita programada para hoy.- él se mantuvo en silencio, esperando a que continuara.- Voy a ir a trabajar.- el joven se atragantó con el café, pero al momento repuso su sorpresa bajo una máscara sin expresión. La Hyuuga vio la sonrisa en sus ojos.

-Hinata-sama, los de la junta...

-Mi padre no está todavía, así que aún no se ha decidido nada.- lo miró con determinación.- A no ser que él mismo me diga que deje de trabajar, seguiré yendo por las mañanas...

Sonrió para sí mismo, sorprendido y complacido por el cambio de su prima. Y, en ese momento, la realidad lo golpeó con fuerza.

Aquella reacción impasible era impropia de su prima, pero era muy real en otra persona... con apellido Uchiha.

Hyuuga Hinata vio cómo el ceño de su primo se fruncía, pero ninguno de ellos dijo palabra.

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Uchiha Sasuke cogió la bolsa de deporte y, en chandal negro y blanco, salió a la calle, con la gorra tapándole los ojos. Esquivó a los periodistas y se metió en el Lamborgini naranja de Naruto. No, no podía tener un coche menos llamativo.

Tras perder de vista a los cámaras que le habían intentado seguir por la carretera, aparcó el coche en el parking privado del gimnasio al que solía ir.

-Uchiha-sama, su suscripción...

-Lo sé. Quiero el pase de un día.- la recepcionista asintió, sonrojada e incómoda por tener que hacerle pagar un día de gimnasio cuando había pagado a principios de año la cuota de todo el año. Sin embargo, eran órdenes de su jefe. Le tendió la tarjeta.

-Que tenga una buena estancia.

-Lo que sea.- contestó él con su máscara aburrida puesta en su hermosa cara. Caminó hasta los probadores y se metió dentro. Pasó a los individuales y fue hasta el quinto, llamando tres veces antes de que se abriera la puerta.

-Cuánto tiempo sin vernos, Bastardo.

-Un placer, Enana Repelente.- ambos sonrieron sin que llegara la alegría a sus ojos. Hyuuga Hanabi lo dejó pasar y cerró tras él.- ¿Qué quieres?

-¿Has mirado a ver si había alguien?- Sasuke levantó la ceja a modo de respuesta y ella achicó los ojos.- ¿Cómo se te ocurrió llevarla a ese sitio? ¿No podía haber sido otro? ¿Uno que tuviera carteles luminosos?

-Lo sé, lo sé. Fue un error, no hace falta que me lo recuerdes.- siseó el moreno. Ella negó con la cabeza.- ¿Qué piensas hacer ahora? ¿Vas a dejarlo?- al ver que él no contestaba, la castaña bufó.- El acercarte a Hinata-oneesan.

-No. Un trato es un trato.- la respuesta fue tan rotunda que sorprendió a la niña. Una parte de ella esperaba que él fuera un bastardo y que, ante la mínima inconveniencia, desistiera. No había esperado aquello.

-¿No?

-Claro que no. ¿Quieres que te lo escriba y firme?- la mueca que hizo la joven lo exasperó.- ¿Qué pensabas? ¿Que cuando las cosas se pusieran feas yo me daría la vuelta? Sabía que esto podía pasar, tú deberías haberlo sabido cuando me lo dijiste en primer lugar. Llevo el apellido Uchiha a mis espaldas, y Uchiha y Hyuuga juntos en la misma frase no augura nada bueno. ¿No pensaste en eso, genio?

-Oye, si no hubieras sido un notas y te hubieras dejado ver en ese restaurante no estaríamos en esta situación.- le contestó, molesta porque él se metiera con ella.

-Soy humano, cometo errores.- no iba a decirle a esa pequeñaja que no había salido a cenar nunca con una mujer, y que el sitio que más le gustaba era el restaurante donde solía ir con su madre a cenar cuando todavía vivía.

-Demasiados errores.- remarcó la joven. Sasuke frunció el ceño y se acercó unos pasos a la niña.

-Escucha, no voy a aguantar estas gilipolleces. Yo haré las cosas a mi manera. Y si te gusta, bien. Y si no... buscas a otro y me lo dices, ¿entendido?- vio cómo levantaba la barbilla ante aquel gesto amenazador. Su arrogancia, tan propia de los Hyuuga. Tan distinta a Hinata... Se dio la vuelta. Ya que había pagado por lo menos liberaría tensiones en las máquinas. El esfuerzo físico siempre le ayudaba a pensar.

-Uchiha.- lo llamó Hanabi cuando iba a salir por la puerta.- Hoy mi hermana ha ido a trabajar.- él no se dio la vuelta, pero se quedó quieto.

-¿Por qué me lo dices?

-Pensé que te interesaría saberlo...- notó la sonrisa en sus palabras.

-Lo que sea.- y salió del cubículo.

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Hyuuga Hinata no sabía si estaba más nerviosa por el correo electrónico que había recibido de su primo indicándole que mañana por la mañana llegaría su padre, o por la cita que iba a tener con Sasuke.

¿Cita? No, cita no. Encuentro.

Tenían que quedar para hablar sobre lo que había sucedido, sobre lo que podía ocasionar. Aclarar las cosas y, seguramente, separar sus caminos de nuevo.

Al notar cómo había apretado los puños ante esa posibilidad, se dio cuenta de que ella no quería que dejaran de verse. La asustaba, la incomodaba, la hacía ponerse nerviosa... pero al mismo tiempo le gustaba estar cerca de él.

Era un chico serio, tranquilo, y mandón, pero también sabía escucharla y dar importancia a sus ideas. A su manera, la animaba a seguir, a que diera un paso al frente, y aquello era nuevo para la joven.

Ella, Hyuuga Hinata, nunca había destacado por nada. Prefería estar entre las sombras, no ser notada, no ser vista. Él, Uchiha Sasuke, era todo lo contrario. Siempre se dejaba ver, su voz no preguntaba, ordenaba, y su porte orgulloso resaltaba entre los demás. Era como si un aura oscura y peligrosa lo envolviera, y resaltara entre los demás imponiéndose sobre ellos.

Por eso la incomodaba, por eso la atraía. Porque una persona con su carisma le daba pie a que ella alzara la voz, a que ella resaltara también.

Sonrió, diciéndose a sí misma que eran tonterías.

Sin embargo, cuando cogió el bolso, bajó esperando encontrar a Shino y Kiba en la puerta. Había quedado con ellos diciéndoles que fueran a tomar algo al bar del Uzumaki, y ellos habían contestado alegremente que sí. Bueno, Kiba había contestado que sí, y había arrastrado a Shino con él.

Se sintió mal por no decirles sus verdaderas intenciones. Pero cuanto menos supieran, mejor. Ya se le ocurriría algo. Tenía que ocurrírsele algo.

Al bajar les sonrió, abrazándoles como hacía siempre, dándoles dos besos amistosos. Se montaron en su coche y fueron al local. Nada más entrar, Uzumaki Naruto los saludó desde la barra, invitándoles a que se acercaran.

-¿Mucho jaleo hoy?- preguntó Kiba con una sonrisa, a lo que el rubio asintió.

-¿Qué queréis? Invita la casa.- le guiñó un ojo a Hinata, diciéndole con una sonrisa zorruna que los entretendría él. La joven se relajó parcialmente, bajo la mirada atenta de Aburame Shino.

-Tres cervezas.- contestó el Inuzuka. Con soltura, el rubio metió la mano bajo la barra y sacó tres botellines, abriéndolos con calma y dejándolos encima de la mesa con una servilleta en la boquilla. Los tres cogieron sus respectivos y secaron el borde, quitando luego la servilleta de papel.

-Hinata-chan, quería enseñarte una cosa, que además el otro día no tuve ocasión. El Teme se niega a hacerlo porque dice que es demasiado trabajo y que ya está demasiado ocupado, tan típico de él...- se quejó con dramatismo exagerado, a lo que los dos jóvenes sonrieron.

-Claro, dime.

-¿Puedes venir a mi despacho un momento? Son unos papeles que hay allí.- miró a los acompañantes, que se mostraban extrañados.- ¿Os importa si os la robo un momento? Es por mi abuelo, que hasta que no tenga respuesta no va a dejar de darme el coñazo.

-Habíamos venido a relajarnos, Naruto. No a hacer a Hina-chan trabajar más. Ha tenido un día duro.

-Sólo serán unos minutos...- miró a Hinata con cara de carnero degollado, y ella no pudo más que reír.

-No hay problema. Ahora vengo, chicos...- el rubio sonrió y salió de la barra, para coger a la Hyuuga de la mano y arrastrarla entre la multitud hasta una puerta.- Perdona, me están siguiendo y...

-Lo sé, a Sasuke-Teme también. Os dejaré solos, pero intentad no tardar mucho, ¿vale?- la joven asintió, sonriendo incómoda, y Naruto no pudo más que reírse.- No te va a comer, es un buen chico. Por aquí, pasa.- abrió la puerta y prácticamente la empujó dentro. La joven tropezó y estuvo a punto de caerse, pero unas manos fuertes la sostuvieron.

-Hinata.- levantó la vista, sonrojándose por tener a Sasuke tan cerca. Los recuerdos del casi beso llenaron su mente, y sus nervios aumentaron. Su cara estaba tan seria, sus ojos demasiado profundos, absorbentes. El olor de su aftershave inundaron sus fosas nasales, mareándola.

-Sasuke...- la enderezó, pasando sus manos por sus brazos lentamente cuando estaba de pie de nuevo. La guió hasta un par de sillones de piel, dejándole sitio para que se sentara.

-¿Qué tal estás?- vio que estaba incómodo, como ella.

-Bien, ¿tú?- tartamudeó la joven. El Uchiha asintió, y el silencio llenó el espacio. Hinata se removió incómoda en el asiento, fijando sus ojos en cualquier sitio menos en él. Si lo hacía... Dios, podría volver a perderse como antes.

-Escucha, lo que pasó...- se quedó callado de nuevo. La joven esperó, dándole su espacio.- Lo siento.- Hyuuga Hinata lo miró a los ojos, sorprendida, y esta vez fue él el que apartó la mirada.- No quería que esto pasara.

-Oh...- se sonrojó de nuevo, pensando que era a lo que estuvo a punto de pasar al final de la noche.- No... no pasa... no importa. No es como... no es como si tú y yo...

-No. No es eso.- Sasuke volvió a fijar sus ojos en ella, envolviéndola.- No quería que te vieras perjudicada por salir conmigo.- vio cómo abría la boca pero no salía nada de sus labios. Aquellos rojos y carnosos labios.- No soy buen chico, Hinata. No tengo buena imagen.

-Sasu...

-Espera.- la cortó.- Tu primo tiene razón. Me he dedicado a joder a mi familia sólo por culpa de mi padre. No trabajo, no soy leal, y sólo miro mi propio interés. Me acuesto con cualquier chica que se me ponga por delante, la ley y yo no nos llevamos bien, y me gusta beber y fumar.- se separó de ella y dio unos pasos, alejándose.- Tú eres todo lo contrario. Te preocupas por los demás, eres trabajadora y piensas en tu familia antes que en ti misma. Somos incompatibles, y encima...

-Sasuke.- la mano de la Hyuuga se posó en su brazo, pero él no se movio ni se dio la vuelta.- No me arrepiento de haber cenado contigo.- su voz era temblorosa, nerviosa, pero sincera.- Lo pasé muy bien. Y no creo que seas tan mal chico como quieres aparentar.- él la miró por el rabillo del ojo.- Conmigo has sido atento, y me has ayudado. Si no hubiéramos hablado ayer, creo que hoy no hubiera ido a trabajar... Siempre hago lo que todos quieren, pero tú...- se sonrojó de nuevo.- tú me das fuerza, me animas a mirarlo de otro modo.

-Hinata...- susurró él, sin ser capaz de decir otra cosa.

-¿Por qué... dimitiste ayer?- ella lo miró a los ojos, con total calma.

-Porque no debería haber pasado nada entre los dos. No tenía que haberte invitado a salir.- la joven abrió los labios, pero tardó en sacar la voz.

-¿Por qué me... invitaste a salir?- dudó ella, sonrojándose.

-Porque...- ¿por qué? ¿Porque había pensado en eso al decirle su hermana que se la llevara a su terreno? ¿Porque había soñado con ella desde que trabajaba con ella y no eran precisamente sueños inocentes? ¿Porque le gustaba molestarla? ¿Porque ella le traía calma?- No lo sé. Ahora mismo solo pienso en besarte.

Ante la sorpresa de ella, Uchiha Sasuke se dio la vuelta para mirarla de frente. Al ver que no reaccionaba, acortó la distancia y la besó. Un leve roce de labios, mientras sus manos iban por sus brazos hasta su cuello y le levantaban la barbilla.

Con el segundo beso, la joven lo devolvió, titubeante, pero dándole la seguridad para que lo profundizara. Abriendo sus labios rojos y suaves con la lengua, se adentró en ella, rodeándola con calma, inspeccionando su boca. Hinata puso sus manos sobre los biceps de Sasuke mientras se perdían en el beso, profundizándolo.

Cogió intensidad, y él recorrió su torso con las manos hasta llevarlas a sus caderas, sus muslos. Agarró las piernas y se envolvió la cadera con ellas, sujetándola con sus manos.

Al darse cuenta de lo que estaba pasando, cortó el beso, para ver a una Hinata con rostro rojo y los labios hinchados. Volvió a besarla, esta vez de forma inocente, y poco a poco la bajó hasta el suelo.

-Vamos a tener que hacer algo.

-Sí, ¡porque no quiero sexo en mi despacho!- Hinata estuvo a punto de desmayarse al escuchar la voz del rubio y luego su carcajada. Totalmente roja, agachó la cabeza y se escondió en el pecho del Uchiha.

-Maldito cabrón...

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continuará...

Buenas chicos! Bueno, cómo se puede ver... esto ha vuelto a dar un cambio drástico. No sé si estoy del todo convencida de lo que ha pasado aquí pero... sólo adelanto que en el próximo capítulo va a aparecer Hyuuga Hiashi ^^

No voy a poner excusas de por qué no he podido actualizar antes... trabajo, trabajo, y más trabajo. Y si, encima, se me va la inspiración... ¿qué más puedo decir?

Sólo espero que no me hayáis abandonado... =3

Nos leemos pronto! Y gracias de antemano!