"Hola a todos. Pues bien, no sé qué decir. He estado muy ocupada con un nuevo proyecto que he estado haciendo el cual es escribir cuentos cortos y ponerlos en Kindle Amazon. Aun no he subido ninguno pero creo que el primero ya está casi listo. Por otra parte, seguiré haciendo fic porque me gusta y, pues bien, es hora de incursionar en algo un poco más original. No pretendo que sean los mejores cuentos… peeeeeero por lo menos me divierte XD.

Y, por otra parte, un saludo a todos por sus comentarios tanto en el face como en mi blog en mi tumblr en tweeter, pinterest y todas esas redes sociales loquillas.

Un abrazo y gracias por todo"


El Enemigo Imperfecto
por: Chris McRaven

Capítulo 19: Nuevos problemas

Al día siguiente el resto de la familia jefe de la Tribu Agua llegó a su propio hogar. Saludando, sonriendo, contando las anecdóticas de sus amigos lejanos, trayendo regalos, incluso para la mismísima Azula.

Y que contenta estaba la familia, si lo diré yo, pero Sokka tenía uno o dos o tres problemas en su cabeza, y todos con ojos de dragón. Las cosas se iban a complicar mucho, la relativa tranquilidad de la casa pronto se resquebrajaría con la altanería que solo la princesa sabía expresar a terceros… pero no era como que el asunto se mantendría oculto para siempre, más temprano que tarde sus amados familiares verían a la amenaza de la Nación del Fuego tal y como la recordaban… y más tarde que temprano Azula haría de las suyas…pero todo a su tiempo; mientras tanto, esperaría unos minutos hasta que todos se acomodaran en casa, puesto que se veían tan contentos que sería ingrato romper la atmosfera con semejante avalancha carmesí de malas noticias. Y entre risa y risa, cuento y momento, Sokka no hacía más que darle vueltas en su cabeza al asunto de como revelaría la verdad a su familia.

A la vez que todo esto se daba en la sala fría y acogedora de la casa, Azula, la mujer más desgraciada de la Nación del Fuego, hacía suyas las risas y voces de los nativos de nieve en sus oídos. Sentada en la cama, cobijada con pieles de todo tipo, leía atenta "Historias de la Luna y el Mar", pero los atípicos sonidos le hicieron voltear su mirada a la puerta cerrada de su habitación (aunque nada de ahí era realmente suyo). Su mente de estratega imaginó cada instante, desde la entrada de Hakoda hasta el beso en la mejilla que recibiría Sokka de su abuela… y algo le constriñó el pecho sin saber jamás el que.

La alegría de repente llenó el hogar, y la soledad y el frio se disipó por completo, Azula, la de la Nación del Fuego, le costaba entender estas cosas, siendo entonces, para ella, un hecho sumamente curioso. No obstante no era algo que le quitaría el sueño; por ello, volvió a su lectura una vez más. Y entre frases de "la Luna y el Mar", lo que si inundaba de curiosidad a la princesa era algo simple pero complejo por su sencillez. Eso era "el cómo", El cómo revelaría el campesino a sus familiares que ella estaba tan consiente como el primer día que piso ese indecente lugar.

-:o:-

-No puedo creer lo que dices-, acotó Pakku ante la confesión de su nieto. Las frases del joven habían sido claras, sencillas, pero al punto. No podían ser de otra forma.

En un inicio no supo cómo comenzar a contar lo que ni el mismo comprendía, más las palabras fueron saliendo de su boca como guiadas por la Luna misma. Abrazado por la mirada atónita de los sabios líderes de la Tribu Agua del Sur, contaba como un niño cada detalle, dejando ver sus puras emociones en sus ojos, manos y cuerpo. No obstante, prefirió omitir la verdad, que no es lo mismo que "mentir" para Sokka, claro está. Dejó de lado el intento de suicidio de la princesa y la contienda con la espada, de cómo se fragmentó la muchacha o su llanto amargo que nacía y moría en la parka del joven de hielo. ¿Para qué contar algo así?, mal juzgar a Azula ya era imposible, pero meterle leña al fuego era simplemente infame. Siendo de ese modo, solo dijo que un día ella abrió los ojos como si nada y volvió a ser la misma. Fin de la historia.

Nunca un cuento tan simple había preocupado tanto a dos veteranos de guerra y a la más sabia anciana de las Tribus Agua. Al igual que Sokka, los tres llegaron a la misma conclusión… las cosas se iban a poner color de hormiga de ese día en adelante.

No fue una sorpresa ver las caras serias de todos en la casa, así como tampoco lo fue que Azula, desde su habitación, posando un oído en cima la puerta, escuchara todo lo que se discutía en la sala. Ella, la princesa, desconocía todos los detalles, puesto que en su aparente "ausencia" ella vivió otras realidades alternas que, evidentemente, no concordaban con la realidad real-real.

Ella había notado que las cosas habían cambiado un poco (y con "las cosas" me refiero a las cosas-cosas), y, honestamente, estaba un algo desorientada por eso pequeños detalles distintos. Por ejemplo, tenía el cabello más largo, atado de la misma forma que las nativas de lugar solían andar; había un caballete y pinturas en su habitación ¿Cómo se habían enterado que ella pintaba?; tenía zapatos que jamás había visto, ropa que no recordaba, ornamentos para el cabello, listones, un espejo de mano y un cepillo nuevos, sin olvidar que las sombras de los edificios, de las personas, que podía ver desde su ventana eran más cortas de lo que recordaba. Había algo que no encajaba, pero tenía que ver con el tan mencionado "despertar de la princesa" del cual no dejaban de hablar, eso era evidente.

Azula, el Arma Definitiva, temía que su magnánima memoria estuviese dañada, recordaba la prisión pero nada más, y lo siguiente que recordaba de la tribu era "su habitación" y, en medio de eso,… ¿La Nación del Fuego?.

Tenía, claramente, una falta de información brutal que le impedía resolver el misterio… pero no estaba preocupada, de alguna forma se las arreglaría para obtener los datos ausentes.

No obstante, las conversaciones de la familia eran incomprensibles para ella, por lo menos lo que se refería al eje central de la misma. Al parecer todos sabían de lo que estaban hablando, y ella, sin un contexto, no hacía otra cosa que perder el tiempo con la puerta, ahora, apenas entreabierta.

-Esperemos a ver que nos ofrecen los dioses-, dijo finalmente Kana. Para ella la noticia tenía un sabor agridulce. Estaba feliz por su pequeña, mas habría que ser astutos con su integración a la sociedad; ya que Azula no estaba en el top 10 de las personas más amadas de las cuatro naciones… pero eso sí, en el top 10 de las personas más odiadas ella era la líder.

Todos soltaron un suspiro, la suerte estaba echada pero solo el señor del Karma sabía hacia qué lado. Azula cerró la puerta, apoyó su espalda a la pared y soltó un suspiro, sin entender jamás porque el "Señor del Karma", el tan mentado santo del campesino, le venía a la mente.


"Mil gracia por leer y los veo en la próxima"

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Yaritza: Gracias. Pues ahí iré poco a poco.

NigerLacrimam: JAJAJAJA! Pues ya no te mueres XD y eso me alegra mucho XD. Espero que te gustara este capítulo.

Deyani: Mil Gracias, pues ahí vamos con trabas y todo :C

AleBelikov: Pues sí, lo continuare XD. Gracias por leer.

: Gracias, espero verte tambien en el próximo.

YaniG: Gracias!, bueno y tambien me encanta que te guste leer. Con respecto al capítulo pues ahí van, no me gusta decir mucho porque aunque ya tengo un hilo argumental en mente pues, puede ser que algo ocurra, eso es lo bonito de escribir lo que uno quiere cuando quiere. Y, bueno, sin mas te espero en el próximo Yani ;D