Hola de nuevo, chicas! Espero que hayan descansado de mis locuras porque definitivamente aquí llega otra bien cargada. Me prometí a mi misma que no iba a publicar nada que no hubiera finalizado previamente en mi prdenador, pero luego me puse a leer y me dije: "¿Qué demonios?" y aquí está.

Es un tópico entre todos los tópicos, como ya podréis haber intuido con el título, pero espero que rompa un poco los esquemas de este tipo de fics tan… tan de este estilo.

Disclamer: Todo lo escrito sobre los personajes y el mundo de Harry Potter es propiedad de J.K. Rowling, la imaginación y la trama de esta historia, sin embargo, me pertenece a mi (y ay de ti si te pillo publicando sin mi permiso en algún otro lugar).

No las demoro más, espero que disfruten del primer capítulo!

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Hermione Granger se despertó sintiéndose extraña esa mañana. Sentía dolores y calambres en absolutamente todas las zonas de su cuerpo, incluso en las que ni ella misma sabía que podían sentirse. Se dio la media vuelta en su cama roja con dosel, aun con los ojos cerrados, notando sus pies sobresalir de las mantas… ¿sobresalir de las mantas? Que extraño… se frotó los ojos con las manos, algo mas delgaduchas pero igual de grandes que de costumbre, aunque con la piel mucho mas tersa y suave y… ¿eso que llevaba en las uñas era una manicura? Se incorporó en la cama, algo preocupada ya, apoyándose con la espalda en el cabecero. Mas extraño incluso le pareció que sus piernas, vistas desde ahí arriba, se vieran tan largas y anchas, incluso para estar sentada. ¿Acaso ella ya se había depilado y no se acordaba o es que sus vellos estaban más claros? Se miró misteriosamente sus manos. ¿Por qué era tan blanca y tenía hecha una manicura tan sosa como esa?

¡Puff! Ese día estaba pasando algo muy extraño, pensaba ella mientras se rascaba los… ¿los testículos?

-¡Aaaaaaahhh!

El grito, de voz ronca y suave, fue tan fuerte que, tras taparse la boca con sus manos blanquecinas y bien cuidadas, suerte tendría si no había despertado a sus compañeras, a los de abajo, a los de las mazmorras e incluso al calamar gigante del lago. Ginny Weasley fue la primera en subir al cuarto de los premios anuales de Gryffindor, con la bata a medio poner y el pelo completamente hecho una leonera.

-¿Harry? ¿Has gritado tú…? -Su pregunta quedó interrumpida por ella misma al observar a quien estaba tumbado en la cama de nuevo-. ¿Qué haces tú aquí? Esto es solo para Gryff…

-Ginny, Ginny no grites, soy yo, ¡Hermione! –dijo desesperado el muchacho, levantándose y tratando de cogerle la mano a la pelirroja. Ella por supuesto retrocedió de un salto-.

-¿Pero es que tu has perdido el juicio? –Exclamó-. Está más que bien clarito que tú no puedes ser Hermione, y dale gracias a Dios que soy yo y no Harry el que te está echando de aquí ahora mismo, ¡y vete rápido si no quieres que el profesor Dumbledore se entere de esto!

-Pero Gin, soy yo, ¡de verdad que soy yo! –Exclamó desesperado-. Soy Hermione, pregúntame lo que sea, ¡lo que quieras! –La pelirroja se quedó desconfiada y pensativa antes de ceder-.

-Vale, entonces, ¿quien ha sido y siempre será el amor de tu vida? –Preguntó Ginny, con mucha, mucha maldad-.

-Si no te lo he dicho nunca, Gin, por mucho que me hayas insistido, ¿como sabrías que te digo la verdad si ahora voy y te contesto? ¿Es una trampa para enterarte? ¡Quieres enterarte haciendo trampas! Es lo último que…

-¡Vale, vale, para el carro vaquero! –Dijo Ginny, poniéndose blanca como la nieve, viendo al chico indignarse como su amiga Gryffindor lo haría-. Espera, porque ahora si me creo que eres tú, Hermione, pero… ¡pero tenemos que esconderte por donde sea! ¡No puedes salir así! –dijo la pelirroja, mirando de arriba abajo el hombre con camisón que tenía enfrente-. Ven, vamos al baño, Harry tendrá que subir a por su mochila de clase en cualquier momento.

Ginny agarró a Hermione por el brazo fuerte y musculoso y la encerró con ella en el baño. Ginny se puso estratégicamente frente al espejo para que la otra (o el otro) no pudiera ver nada mientras se aclaraba todo el asunto.

-A ver, Hermione, ¿como has llegado a convertirte en…? bueno, en fin, ya me entiendes –dijo Ginny-.

-Bueno, no se… -contestó pensativa-. Lo mas seguro es que fuera cuando se derramó la poción de Goyle en clase de pociones, como ahora Snape nos tiene a Malfoy (que es quien siempre le ayuda) y a mi de compañeros de pupitre para alardear de lo buenísimo que es Malfoy al lado mía –informaba indignada-, que yo, que soy premio anual y matricula de honor en brujería…

-No te enfades, cuéntame que pasó –dijo impaciente la chica-.

-De acuerdo, pues…

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Estábamos en clase de pociones. Malfoy estaba sentado a mi lado, Crabbe enfrente con Ron y Goyle con Harry. Nos habían separado para, ya sabes, que Snape pudiera humillarnos y favorecerlos un poco mas cómodamente, de uno en uno. Yo estaba tan tranquila haciendo mi poción de Matalobos, pero Malfoy no paraba de molestarme, con sus estúpidos comentarios despectivos hacia nuestro, o mas bien dicho mi trabajo de clase.

-Desde luego, Granger, con semejante poción mas que salvar a un hombre lobo lo matarías de verdad, del asco que debe de darle beber una poción tan horriblemente preparada.

-Ya, claro, porque la tuya, que está color verde moco y debería ser dorada, está mucho mejor que la mía, ¿verdad?-replique con todo el veneno que pude-.

-¡Silencio! –exclamó Snape, que pasaba junto a nosotros. Aquel día estaba especialmente disgustado porque el equipo Slytherin llevaba puntos por debajo de nosotros, los geniales de las pociones… ("Tampoco te pases-dijo Ginny").

Entonces, y sin ningún motivo aparente, Goyle se levantó alzando la mano. Se movía de una forma muy extraña, hacia los lados, y cruzaba las piernas. Era obvio que se había pis.

-Profesor, podría ir a…

-En mi clase antes muerto, Goyle –replicó el profesor con frialdad-, ¡y ahora siéntate y termina tu poción!

-Sí, señor –dijo. Tenía la cara morada y roja, y al sentarse lo hizo con tanta rapidez y nerviosismo que volcó su caldero, se derramó todo su asqueroso y poco "matalobos" contenido y, como no, salí mojada porque no me lo esperaba. Los demás fueron listos y se subieron a las sillas. Gracias a dios era tan, tan espesa y lenta que era imposible que nos hiciera quemaduras o algo por el estilo al no evitarla… no sé si alguien más se mojó, a parte de mi mesa de trabajo, yo y creo que Malfoy, pero eso fue lo que pasó…

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-…Y Snape le mandó a castigar y nosotros seguimos con lo nuestro. Pero no sé Gin, ¿tú crees que puede haber sido por eso?

-Pues depende… -dijo la pelirroja, algo inquieta-.

-¿De que?

-A ver, Hermione, ¿recuerdas bien quienes os mojasteis las túnicas?

-Pues nos mojamos Yo, y Malfoy, y creo que no se mojó nadie más. ¿Porque? –preguntó inquieta. La Weasley la miraba con temor a su reacción, pero ella sentía que mejor que contárselo sería que ella lo viera en persona-.

-Pues… mírate un poco al espejo…

Hermione se asustó de repente, aun más de lo que ya podía estar. Ella era un chico, eso lo sabía porque a esa conclusión es fácil llegar si tienes un par de testículos que rascarte, pero si tenía que mirarse al espejo para ver quien era, eso solo podía significar…

Al ponerse delante del espejo pudo observar a la perfección sus manos blancas y sedosas con sus dedos alargados y finos, su piel tersa y marmórea, sus desaparecidos pechos, que dejaban paso a un bien marcado tórax que estaba cediendo las costuras de su bata de dormir, y un cabello y unas cejas rubias, muy alzadas por la impresión, junto con unos ojos grises asustados y enormes que le devolvían la mirada.

-Hermione, estás metida en el cuerpo de Draco Malfoy… -soltó por fin, la pelirroja, en forma de bomba nuclear-.

-Ginny, Ginny, esto no puede ser… ¡Hay que ir directas al despacho del Profesor Dumbledore, él seguro que sabe como arreglar todo esto!

-Hermione, cálmate, no puedes ir por ahí con el cuerpo de otra persona en camisón de mujer –dijo ella, intentando ser comprensiva pero al mismo tiempo aguantando las carcajadas-. Primero tendríamos que buscarte algo para que te pusieras que fuera un poco mas de tu… de tu talla, no se, una tunica, unos zapatos mas grandes… unos calzoncillos… -Ginny no pudo aguantar mas y soltó una carcajada que resonó en todo el baño de la premio anual-.

-¿Con que te parece gracioso? Ginny, esta mañana me he rascado los… ¡los "esos"! –Dijo preocupada, pero con ese comentario solo consiguió que Ginny se riera aun más-. Y no me puedo ir a duchar, ¡y no pueden ver un Slytherin saliendo de la torre y mucho menos con un uniforme de Harry!

-Pero mujer, ahora iría yo a la lavandería a conseguirte uno de Malfoy… ¿pero porque no te puedes duchar? ¿Eres soluble al agua o algo así? ¿Le vas a pedir a Malfoy las instrucciones de cómo lo hace el, para tener la piel tersa y suave como un bebé?

-Ay, Gin, es que tengo… ya sabes, tengo un "eso", un…

-¡Ah! ¡Un pene! –Ginny estaba que no cabía en sí de gozo con aquella extraña y entretenida situación-. Por supuesto, aquí tenemos ni más ni menos que a Draco Malfoy el aventurero y capaz, ¡con su florete siempre listo para la lucha!

Hermione estuvo a punto de dejar de hablar a la pelirroja para el resto de su vida. Ginny se rió a carcajadas hasta que le dolieron las costillas, pero luego se puso seria y se disculpó con su amiga. Una vez que consiguió convencerla de que no haría ni una broma más sobre ello, ambas se sentaron en la cama, después de que Harry subiera apresuradamente a por su mochila mientras "Hermione" se escondía en el baño aquejada de una ficticia jaqueca, a pensar.

-Ginny, ¿como es posible que yo sea un chico?, o Draco Malfoy, ¡o quien sea! Voy a dejar de ducharme hasta que esto se solucione, ¡aunque tenga que oler a vinagre hasta entonces!

- Pero mujer, no te alteres tanto, al fin y al cabo es el cuerpo de un hombre, y no me creo que nunca hayas… -comentó, pero se interrumpió al ver a su amiga inusitadamente inquieta- ¿Nunca has visto a un hombre desnudo?

-¡Pues no! –Dijo Hermione tapándose la cara con la almohada-. ¡Ni lo nombres! No quiero ver nada, ni saber nada, ¡y no quiero ni pensar en el momento en el que me haga pis!

-Pero mujer, si es el florete de… quiero decir –se corrigió ante la mirada asesina de su amiga sobre sus ojos-. Que es indispensable que para hacer pis tengas que, bueno, estar de pie y sujetarla. Tampoco te estas pidiendo a ti misma que te masturbes, ¡es solo hacer pis mujer!

-¿Me ayudarías tu entonces? –Preguntó con una ceja alzada-.

-¿Y que Harry se piense que estoy liada con Draco Malfoy porque me vea salir con el del baño de chicos? Ni hablar –dijo Ginny-. Llevo mucho tiempo esperando a que se fije en mí como para que ahora vengas tú con tu media sonrisa y tus ojos azules para destrozarme todo lo que he hecho yo solita…

-Ginny –dijo de repente el rubio de la voz suave-. Ginny, si yo estoy aquí, ahora mismo, contigo…

-Si, Herms, estás aquí conmigo y yo no voy a dejar que te descubran, porque se pueden pensar que eres quien no eres y se puede liar un buen pandemónium…

-No es eso, sino… si yo soy él, ¿dónde está mi cuerpo?