No es tan fácil como parece

Capítulo 1

La noche es joven, dice un proverbio popular, pero hace varias que no podía disfrutar de una como se debe, las marcas obscuras bajo los amenazantes ojos de Randall eran perturbadoras para los pocos que podían sostener su mirada, estaba claramente enfadado desde que, en la lucha de parejas con Sheamus… bueno, había recibido una patada de él por error, no estaba completamente seguro de eso en dicho instante por lo que sin pensarlo se lanzó contra él, derribándolo.

Sin dar vueltas al asunto, lo que sentía era culpabilidad mesclada con algo más que no sabía identificar, posteriormente, al observar la grabación se dio cuenta de que el guerrero celta había tratado de disculparse y en efecto, había sido un craso error arremeter de esa manera.

Nunca antes experimentó aquella impotencia, sí impotencia al no saber cómo pedir perdón de manera adecuada, pues aquel suceso le estaba costando según él, la pérdida de una gran alianza. Personalmente opino que se trataba de más que una simple sociedad, pero soy una humilde narradora y me limito a pervertir a mis personajes *cofcof…* olvídenlo.

Al inicio trató de convencerse de que todo pasaría, el tiempo logra lo que el esfuerzo no alcanza, pero la relación cordial que antes mantenían se había desequilibrado de tal manera que cada pequeño roce en el cual trataba de conversar y aclarar la situación se tornaba gélido y brusco.

-Hey fellas!- dijo un despreocupado, casi feliz Sheamus al entrar a la sala donde comúnmente se reunían después del programa.

Recibiendo algunos saludos como respuesta tomó asiento entre sus más cercanos, donde entre uno y otro comentario se notaba lo crítico que se estaba volviendo el ambiente con Laurinates, sus perrillos falderos y la impasible actitud de la junta directiva y el señor McMan. Tratando de no estresarse con el frío y el creciente descontento de sus camaradas sacó un libro de bolsillo del interior de su chaqueta y sin más se entregó a una lectura que al parecer, le divertía muchísimo.

Desde un asiento lejano el albino sujeto era examinado por un par de ojos celestes cuyo dueño bebía una Heineken helada. Aún le dolía cada centímetro cuadrado del cuerpo pero un malestar más agudo se centraba en su cabeza al no hallar la motivación para levantarse, cruzar la sala y decir "disculpa por lo de la semana pasada, Stephen". Probablemente eso lo hubiera solucionado todo, pero el simple hecho de no poder guardarse el orgullo unos minutos le fastidiaba el ánimo de tal manera que salió cubierto literalmente por una nube negra… y todos lo notaron.

Tras intercambiar una mirada de "Mi–no-entender" con CM Punk el pelirrojo volvió a lo suyo, tratando de no pensar demasiado sobre ese tema que tanto le incomodaba últimamente.

Confundido por lo bajo, se acurrucó entre las sábanas de esa amplia y solitaria cama, pensando en cómo no empeorar la situación, por otro lado, su conciencia le recordaba que estaba dedicando demasiado tiempo a un asunto que de haber ocurrido con cualquier otra persona, hubiera pasado inadvertido.