Epílogo

1 de septiembre.

De la chimenea de la directora aparecieron dos figuras, los dos profesores que empezarían ese nuevo año en Hogwarts; Severus Snape y Hermione Granger. A la directora le hizo abrir los ojos ver a ambos llegar juntos y desde su mesa les miró acercarse.

- Buenos días Minerva -saludo el mago seguido de la joven-.

- Bue. Buenos días...vaya! Los dos a la vez? -encima de la animaga el retrato de Albus presenciaba la escena-.

- Buenos días queridos -repuso el viejo mago incorporándose en la silla que había dentro del retrato-. Qué alegría veros de nuevo.

- Gracias profesor Dumbledore -se apresuró a decir Hermione y miró al suelo-.

Minerva se levantó y les ofreció asiento delante de ella. Pensando en qué podía estar pasando, algo en el ambiente le era raro.

- Bien. Severus, tú ya sabes el procedimiento...-dijo esperando por si el mago quería evadir aquella reunión, pero pasaron tres segundos y el mago no se levantó- Así que...señorita Granger -la miró a ella- Como ya sabrá esta noche llegaran los alumnos, usted será la encargada de distribuir a algunos alumnos por sus casas, me acompañará en el proceso para prepararla...

- Muy bien directora. La verdad directora..hay algo que me gustaría exponerles.

Dumbledore se inclinó todavía más y Minerva levantó su fina ceja.

- Algo en referencia a nuestro puesto como profesores de Hogwarts. -Ese "nuestro" hizo contener el aliento de la animaga que miró a Snape-.

- Sí Minerva...-se limitó a decir él-.

- Y bien señorita Granger? Qué es? -preguntó intrigado Dumbledore desde su posición, haciendo saltar de su silla a la directora y girarse a mirarlo-.

- Sí...algún problema querida? -sugirió ésta-.

- Bueno, eso es lo que nos gustaría saber. -respondió Hermione y siguió hablando- Verá...como sabrán -miró a Albus- Este verano encontré al profesor Snape y durante el verano...nos enamoramos -dijo rápidamente sin evitar sonrojarse-.

- Qué? -la directora no pudo reprimirse el monosílabo que le salió disparado de la boca-.

- Cálmate Minerva. -repuso Dumbledore mirando a Snape y a ella con una sonrisa- Continúe señorita Granger.

- Eh...Bueno, sabemos que las normas en Hogwarts prohíben las relaciones entre profesores. -Snape miró con determinación a la directora y al cuadro-.

- Sí, eso es verdad...-meditó Albus- Y Severus, con lo inteligente que eres...me extraña que no hayas encontrado la solución para eso. -le miró por encima de sus gafas-.

- Cómo dice? -contestó pausadamente Snape-.

- Un momento! Albus! Qué...es que nadie tiene en cuenta que yo soy la directora? -miró a Dumbledore levantándose de su sitio- Sí, no me mires así! -hubo un silencio- Y qué se supone que vamos a hacer? Romper las normas?

- Minerva...-la voz calmada del ex director sonó- Creo que nuestros profesores quieren pedirnos algo. Me equivoco?

- Oh ya, no me digas...

- Queremos saber si podría haber una posibilidad...-dijo la joven vencida-.

- Hay muchas posibilidades señorita Granger...-se anticipó de nuevo en responder Albus y Minerva se mordió el labio. Todavía no asimilaba que de lo qué estaban discutiendo era que Hermione y Snape estaban juntos!-. No habéis pensado en esas otras posibilidades? -miró a Snape y después a Hermione-.

- Sí. Lo hemos pensado -se atrevió a responder el mago-.

- En ese caso me parece que la posibilidad que estáis pidiendo es la menos acertada. -las tres frentes de los presentes se arrugaron meditando-. Minerva...-ésta le miró- Crees que Hogwarts podría prestar esa ayuda a quienes lo necesitan, verdad? Yo creo que nuestros profesores deberían probar vivir separados para comprobar qué es lo mejor para ellos.

- Pero qué! -se levantó Snape-.

- Severus! -Hermione le cogió de la maga e hizo que se sentara-.

Dumbledore se aguantó una sonrisa al ver que de verdad la amaba, y Minerva se sorprendió de verles interactuar así.

- Profesores...-dijo la directora- Creo conveniente, y esta es mi decisión -miró a Dumbledore victoriosa- Que de ahora en adelante eviten dar muestras de afecto en público. Por lo demás, no les prohíbo, y por tanto pueden seguir manteniendo su relación dentro del castillo. De todos modos, no estaría mal que buscaran otra alternativa... -sonrió un poco- Pueden irse.

Ambos magos, algo perturbados salieron del despacho. Snape refunfuñó todo el camino, haciendo ondear su capa negra.

- Pedir ayuda en Hogwarts...pedir ayuda...ts...

- Severus déjalo ya. Al menos no nos han despedido...

- Claro, cualquiera encuentra ahora un reemplazo cuando las clases van a comenzar.

Hermione lo cogió del antebrazo y le hizo retroceder para quedar cara a cara. Estaban en un pasillo desierto, ambos con sus túnicas y capas. En ese momento Hermione sintió como un dejà vú. Cuando todavía él era su profesor y ella su alumna. Si alguien le hubiese dicho que después de la guerra estaría con Snape, le habría dicho que estaba hechizado o loco. Sonrió al mirarle y juntó sus manos. Se acercó a él y le dio un fugaz beso en los labios poniéndose un poco de puntillas.

- Tsk tsk...un pie en el castillo y sale de nuevo ese genio...-le sonrió casi de forma juguetona-.

Snape levantó una ceja y la miró hipnotizado. Miró al final del pasillo y pudo ver que estaban solos. Maldito viejo, pensaba. Acaso creía que no se atrevía a pedirle a Hermione que se casara con él...? Estaba muy equivocado.

- Has pensado en la otra posibilidad...? -sugirió el mago intentando mostrarse firme-.

Hermione se puso roja. Sí, la verdad era que a medida que el verano finalizaba, había pensado en la posibilidad de casarse con él. No perdía nada por probarlo...y ahora que Hogwarts casi les "obligaba" a aceptar la posibilidad de casarse, se había puesto algo nerviosa. No pensaba que Snape reaccionara justo ahí, en ese momento. Era algo improvisado, raro para un hombre como él.

- Sí, claro que lo he pensado...-agachó la cabeza para después mirarle con ojos que hablaban solos-.

Snape, a finales del verano, comprendió que quería estar con esa mujer siempre y un día en que Hermione estaba contándole su secreto a Potter y a la joven Weasley, aprovechó y se atrevió a entrar en su cámara de Gringots para recoger uno de sus más preciados bienes.

- Y tú? -dijo ella al ver que el mago parecía meditar mucho-.

- Por supuesto Hermione...-miró de nuevo y no vio a nadie en el pasillo. La miró mientras acariciaba su mano con sus dedos y con la otra mano sacó su varita haciendo aparecer de la nada un caja pequeña de terciopelo negro que flotó delante de los ojos de la joven-.

Hermione reconoció qué podía contener aquella caja y su corazón se alteró. Oh dios, lo iba a hacer! No se esperaba eso ahora. Soltó la mano de Snape y cogió la caja con sus dos manos. La miró y sonrió de pura felicidad, sus ojos buscaron los del mago y éste, sin dejar de mirarla, cogió la caja de entre sus manos y la cogió con las suyas. De pie, enfrente de ella, le abrió la caja, revelando un anillo de oro blanco con un cristal tallado en forma de P en el centro rodeado de pequeños diamantes negros, era precioso y parecía antiguo.

- Severus...-contuvo el aliento y las lágrimas- Es...precioso...

- Pertenece a mi familia, la P es por el apellido de mi madre...-dijo sabiendo que ella ya lo habría intuido, mientras sacaba el anillo de su caja y la cerraba-. Es...-la miró- Es tu anillo de compromiso si me aceptas Hermione Granger. Eres la mujer de mi vida...

La joven se tiró a sus brazos y beso sus labios. Al despegarse le miró radiante de felicidad.

- Sí, acepto. Acepto! -el mago cogió la mano de la joven y con delicadeza introdujo el anillo de compromiso en el dedo anular-.

Para concluir con aquel mágico momento, Snape agitó su varita susurrando y un pájaro plateado voló al rededor de ambos. Hermione abrió los ojos fascinada al ver la nueva forma del patronus de Snape, una alondra. Y siguió sonriendo como nunca antes lo había hecho.

Se miraron y Snape abrazó a la joven mientras volvían a besarse con todo el amor posible. Snape se separó con una sonrisa cínica. Oh, oh-pensó ella.

- Severus...qué?

- Espera...-se giró y fue decidido a entrar de nuevo al despacho de la directora, que se levantó al verle entrar-.

- Severus querías algo más?

- Sí directora, verá, hemos cambiado de opinión. Creo que sería conveniente avisar a los alumnos durante la cena, de que la señorita Granger y yo estamos comprometidos. -Albus abrió los ojos- Así que será mejor que se acostumbren a vernos juntos antes de la boda. -miró a Albus- Contento, Albus?

- Oh, mucho querido.

Minerva seguía atónita.

- Vaya!...felicidades a los dos! Me alegro por ambos Severus -dijo la irlandesa con un cordial abrazo-.

El mago aguantando una sonrisa de pura felicidad, hizo una reverencia rápida y sin decir nada más, salió del despacho-.

- Vaya...no pensé que sería tan rápido. De verdad, este Severus...no deja nunca de sorprenderme. -repuso Dumbledore con voz queda mientras McGonagall se sentaba de nuevo con dificultad en su silla con la boca medio abierta-.

- Esto me parece de locos Albus! Pero a la vez me alegra saber que ese pobre hombre haya empezado a vivir de verdad. Confío que la señorita Granger le dará toda la dulzura que necesitaba.

- Sí sí...ahora espero que no tarden mucho en hacerme abuelo.

- Pero qué dices? Abuelo tú?

- Cómo si lo fuera Minerva...-repuso suavemente el mago y la sala se quedó en silencio-.

Snape y Hermione tomaron sus aposentos y llegó la hora en que los alumnos llegaban a Hogwarts y Hermione estaba entre los profesores encargados de recibirlos. Hermione que sabía que Harry vendría a ver a Snape, después de que éste eludiera verle durante el verano; estaba nerviosa por revelarles que estaba comprometida. Con el corazón agitado durante todo el día, y enfrascaba en la búsqueda de los nombres de alumnos que no conocía, no reparó en que Harry Potter se acercaba seguido de Ron Weasleay y Ginny Weasley.

Cuando los tres se pararon con sus sonrisas delante de la joven para llamar su atención, esta se quedó de piedra unos segundos, después pestañeó y miró a Harry con cara de "Qué hace Ron aquí y porqué no me has dicho nada!", éste agachó la cabeza.

- Hola chicos! -por fin saludó acercándose a darles un abrazo- Yo...me alegro de veros...lo siento, esto es terrible -dijo mirando unos metros a su derecha para ver que McGonagall la llamaba- Lo siento...supongo que os veré después de cenar...-y de inmediato pensó en que todo el mundo iba a enterarse de su compromiso esa noche. Claro que Snape había conocido a los padres de Hermione al final del verano y también sabían de las normas de Hogwarts. Pero obviamente, no había tenido tiempo de decirles nada a sus mejores amigos.-

- No te preocupes Hermione -sonrió la joven Weasley-.

Snape, desde la torre de astronomía, hizo una media sonrisa. Se moría de ganas de ver la cara de bobo que se le quedaría a Weasley al enterarse de la verdad. Incluso cómo reaccionaría Potter al saber que darían un paso más adelante en su relación. Haciendo ondear su capa salió de ahí bajando por las escaleras hasta llegar al gran comedor.

Después de que los alumnos tomaran asiento, los de primero esperaban a que McGonagall fuera a pronunciar sus nombres. Se sentó en la mesa de profesores y vio que esta vez, sería Granger quien hiciera el procedimiento y el discurso sería parte de la directora.

Una vez cada alumno fue asignado a una casa, Snape reparó en que los tres visitantes se habían sentado en su antigua mesa Gryffindor. Qué conmovedor...resopló y volvió a sonreír sabiendo lo que les esperaba. Hermione tomó lugar en la mesa al lado del profesor de pociones y la directora hizo presentación de su nuevo cargo en la escuela como profesora de Transformación y futura jefa de la casa Gryffindor, lo cual hizo sonreír a Hermione.

- Bien...-la gente aplaudió- Calma..silencio! -los aullidos fueron cesando- También hay otra novedad dentro de nuestra plantilla...-Harry y los demás asomaron las cabezas en alto- Dos de nuestros profesores han pasado a estar comprometidos. -Todo el mundo abrió la boca esperando saber de quienes hablaba- Me alegra mucho comunicarles que nuestra profesora Hermione Granger pasará a ser dentro de poco a profesora Hermione Snape.

El comedor quedó pasmado en silencio durante unos segundos, los cuales fueron eternos para Hermione que se puso como un tomate. De golpe se oyeron aplausos, no supieron quien había empezado, pero poco a poco todo el mundo estaba aplaudiendo y gritando ovaciones para la pareja. Snape se giró a mirarla y cogió su mano por debajo de la mesa. Hermione le devolvió la mirada y se besaron.

Los aplausos sacudieron el momento y Ronald Weasley se había desplomado encima de la mesa dando un fuerte golpe. La noticia le había impactado, eso seguro; sonrió Snape victorioso.

12 años después.

- Elisabeth Snape! No quiero verte ayudar al señor Potter ni una vez más, entendido? -dijo el profesor de pociones a su hija de 10 años viendo cómo ella y el hijo de Harry Potter compartían mesa en su clase-.

- Sí profesor...-respondió ésta vagamente ocultando una sonrisa, su madre ya la había hablado del carácter que podría tener su padre en clase. Miró a Severus y le guiñó un ojo para que se tranquilizara- Tranquilo, de momento no se ha comido a ningún alumno...

Severus Potter miraba al gran héroe del que tanto había oído hablar siempre y con el que había compartido algunos días de su vida. Siempre creyó que era el hombre que más conseguía intimidarlo. De golpe las puertas se abrieron y la profesora Snape entró en el aula para colocarse al lado de la silla del profesor.

- Severus, mañana tenemos que ir a cenar a casa de Harry, ya tienes el regalo para su aniversario de bodas? -el mago hizo una mueca-

- Claro...-miró a su hija y Hermione le siguió la mirada-.

- Es su primer año, espero que te portes bien. Y que no quites muchos puntos de mi casa. -era la jefa de la casa Gryffindor-. Ni de la tuya...-sonrió al mirar al joven Severus Potter que al final, pertenecía a la casa Slytherin-.

- Sí...pero odio que sea tan buena como tú...-miró cómo su hija le susurraba algo al pequeño Severus y suspiró rendido-.

- Shh...Ya hablaremos con Elisabeth en privado si quieres, señor gruñón. -Snape no pudo reprimir una honda sonrisa. Se levantó y le dio un suave beso en los labios. Al separarse vieron que la clase les estaba mirando-.

- Es que no tienen trabajo? -inquirió el mago y Hermione sonrió-.

- Hasta luego mi amor...-la joven salió y le sonrió una vez más mientras cerraba la puerta del aula-.

Severus Snape se sentó en su silla complacido con la vida que tenía. Miró a su hija de ojos melados y pelo oscuro, con la nariz de su madre; menos mal, pensó. Sonrió y se quedó en el limbo unos segundos. Ella y Hermione eran su vida, y ya no necesitaba nada más.

FIN

OOOooooooh!... Último Review, chicas? ;)

Muchas Gracias! Esos 100 reviews no se olvidan! Gracias a: Sevmione23 por tu apoyo y gentileza; MamaShmi, por estar siempre alerta; Patybenededmalfoy, por su persistencia; Alexza Snape, por mostrar su energía; Kuka Snape, por estar alerta y conseguir sorprenderte; Lina Snape, Herla King, Brenkis, CrazyMissSunshine; por leer de una tacada todos mis ff de HP, Carmen, Raygranger, Desvario, Hakate Nabiki, por tus buenas cavilaciones; Ayra20, Vale (eres una rickmaníaca verdad?), Jisi Snape, Always Severus, Minerva91, Paladium y todos los anónimos que se han mojado y han dejado su review! Os lo agradezco a todas! Y también por poneros el ff como fav. Gracias a todas!

Besoss!