¡Hola! Aquí traigo otra historia ^^ Espero que os guste

Resumen: Alfred siempre se quejaba de que estaba molesto con él, pero si él supiera el verdadero motivo, ¿dejaría de molestarle?.

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, pertenecen a su respectivo autor, yo sólo los uso para escribir esto, sin ánimo de lucro.


¿Qué pasaría si todo por lo que has luchado alguna vez desapareciera? Alguna vez intentó luchar por sus sueños y lo logró.

Otras veces perdió en la terrible batalla que es la vida, pero por supuesto tuvo buenos momentos…

Como aquella vez...suspiró, recordando ese día en el que lo conoció. Había sido uno de los más felices de su vida. Aquel inglés que había decidido visitar ese nuevo territorio encontrando a alguien que parecía pequeño comparado con él. Pronto esa idea cambió, cuando aquel chiquillo le demostró que poseía una fuerza de acero, al igual que su voluntad.

Él solo quería permanecer a su lado. Y como era obvio lo consiguió.

Pasaban los días juntos, hablando de cosas tan triviales como las vacas o los búfalos que rondaban por allí.

A veces se iba y tardaba en volver un tiempo, cuando esto ocurría, Alfred siempre le mostraba la mejor de sus sonrisas, seguido de un "te eché de menos" y un abrazo.

Entonces se quedaban hablando hasta tarde de lo que había hecho el mayor…

—Estuve inaugurando un edificio nuevo en la calle principal, deberías venir a verlo, ¡ah! Y también visité a la Realeza y… —Arthur comentaba tranquilamente lo ocurrido, mientras el pequeño le miraba con una cara de fascinación absoluta.

—¡Increíble! —Exclamó con gran entusiasmo —Deberías llevarme allí alguna vez… —Pidió con un susurro.

En aquel entonces le había sonreído y había asentido con la cabeza, lo que no se esperaba era que al final esa visita nunca llegaría.

Simplemente eran felices.

Nunca había experimentado tal felicidad como en aquel momento. "Demasiada felicidad" pensó dejando escapar un suspiro. Sabía que acabaría pronto, no podía tener tan buena suerte.

Y efectivamente, se acabó.

Aquel día lluvioso… él simplemente quería acabar con él, con su mandato, América ya no quería estar más a su servicio, Alfred no quería estar más con él.

Sólo un pensamiento rozaba su cabeza en aquel momento: "Fría traición".

Y se cabreó, vaya que se cabreó y no quiso volver a saber nada de él.

En aquel entonces, a día de hoy sabía que no podía hacer nada al fin y al cabo, pues es el ciclo de la vida.

De su vida. Y él sabía que ocurría, así que no pudo más que esperar por ello y no hacer nada por aliviar la situación.

Luego habiéndolo pensado fríamente se dio cuenta de que existía alguien más idiota que el americano; él mismo.

Era idiota por haberlo dejado ir.

Quería, necesitaba esa felicidad.

Y seguía cabreado consigo mismo por haber provocado su estado de depresión y mal carácter.

¡Ah! Y ese vacío que prometía no irse más.

Ahora sólo discutían de pequeñas cosas sin sentido, como antes, pero de un modo tan diferente que le cabreaba más si podía ser. Con Alfred y con él mismo.

Y luego el maldito tenía la decencia de decirle que tenía un humor de perros y que debería alegrarse, si él supiera que todo era su culpa…


¡Hasta más ver! ^^