Los personajes son de Stephenie Meyer y la historia es mía


Hola, la historia esta en PROCESO DE BETEO y para no crear confusiones entre los capítulos editados y sin editar, los capítulos han sido borrados, cada semana o menos estaré subiendo un nuevo capitulo. Así que perdón por las molestias que podía ocasionar.


Capítulo beteado por Ale Gómez

¡Gracias por ayudarme!


El pequeño de mamá

Capitulo 1: Conociendo al pequeño de mamá

— ¡MAMÁ! Mamá, mamá mamá.

Dio un brinco y casi cae de la cama, si no fuera por que se sujeto de las cobijas como si de eso dependiera su vida, Edward se sentía desesperado; con cautela se sentó bien en la cama, se talló los ojos que le ardían y se sentían pesados.

Unos pequeños pasos se escuchaban cada vez más rápido. Bella, que a su lado seguía durmiendo abrazando la almohada, mostraba una calma imperturbable, como si todo el escándalo de afuera no existiera.

—Mamá, mamá—una voz canturreaba.

Se abrió la puerta y detrás de ella se mostró la figura de un niño de cuatro años, con el cabello despeinado y solo vistiendo una camisa y calzoncillos de cars.

—Mamá… ¿Qué haces tú aquí?—el niño se notaba desconcertado y lanzó esa pregunta dirigiéndose al hombre que estaba en la cama de su madre, nadie podía dormir con su mamá más que él, y aunque ya era un niño grande, había noches en las que le costaba conciliar el sueño y solo el olor del cabello de su madre era como una medicina para poder dormir.

— ¡Hey Chris!—respondió Edward de manera agradable. Daba gracias a dios que Bella lo obligaba a ponerse su ropa después de hacer el amor, por si llegaban a encontrarse en esta situación.

—No me llames Quis, solo mamá y el abuelito Chalie puede decime así. Mi nombe es Christopher Swan—dijo el niño mientras miraba al novio de su madrecon recelo. A Edward el ver como el pequeño niño que aun no sabía pronunciar la "erre" se ponía a pelear con él, le daba mucha ternura y risa.

Empezó un duelo de miradas, aunque solo violento por parte del pequeño Chris.

— ¡Silencio los dos! No me dejan dormir—respondió la silueta femenina que se encontraba en la cama, mientras se removía en su lugar—ven Chris, dame mi beso de buenos días. —la mamá del pequeño se sentó en la cama, el pequeño corrió hacia sus brazos riendo mientras le daba un beso baboso en la mejilla, los favoritos de Bella.

—Te amo mami—respondió el pequeño celoso mientras se subía a la cama y se abrazaba del cuerpo de Bella como un koala. Edward miraba la escena divertida, sabía bien que no tenía caso discutir con el pequeño por el amor de su madre, esa era definitivamente una batalla perdida. Bella se lo advirtió en su segunda cita, y el saber cómo su familia era lo más importante para ella hizo que él se enamorara más, si es que eso era posible.

Era su segunda cita, Bella era una mujer excepcional y le atraía de todas las maneras posibles, la había conocido en un club de lectura a la cual los dos asistían, siempre la miraba desde las sombras pero cuando fue el último día del taller, decidió no perder más tiempo y la invito a salir. Ella trabajaba en la redacción de un pequeño periódico que apenas estaba comenzando y además colaboraba periódicamente con una editorial que a veces le mandaba libros para que leyera y editara. El, apenas un médico recién graduado, y tenía solo un par de meses en el hospital. El tenía 26 y ella 24. Continuamente se preguntaba por qué unacriatura tan pequeña y aparentemente delicada se esforzaba tanto.

La primera cita fue genial, solo esa palabra la describiría, todo fluyo desde el principio y de inmediato se dio cuenta de que de ser amigos podrían llegar a ser algo más, él quería conocerla a fondo, saber más de su vida, parecía que mientras más la conocía más difícil le era apartarse de ella, así fue que sin pensarlo le pidió verla de nuevo, y ahí estaban, Edward ansioso de saber más de esa fascinante mujer y Bella dispuesta a compartir con él, el aspecto más importante de su vida. Ahí fue cuando le conto todo.

Edward sostenía su mano mientras hacía círculos con su pulgar.

Edward, tengo que decirte algo antes de que lo que sea que tengamos vaya más lejos.

Edward se irguió en su silla y se dispuso a escucharla atentamente.

Tengo un pequeño… su nombre es Christopher y tiene cuatro años.

Decir que no se sorprendió seria mentira, que casi se ahoga con el vino también,la idea lo asusto un poco no hay que mentir.

—…Y debo decirte que mi hijo es lo más importante para mí y antes que cualquier hombre está el.

Que Bella hablara como una madre osa guerrera, hizo que todas sus inseguridades pasaran a segundo plano, Bella era perfecta, una mujer que anteponía a su familia antes de cualquier cosa. Edward juro que ella sería su esposa y que querría a su hijo igual que ella, como si fuera suyo.

Bella no le presento a Christopher ni en la tercera cita, ni en la cuarta… tampoco en los meses que siguieron, Bella le había explicado que quería estar segura de ellos y su relación.

A los seis meses, Bella tenía más seguridad, había visto como Edward se esforzaba cada día y fue entonces que decidió presentarle a su bebe, como ella le decía. Edward le pido consejos a su hermana Alice, ella le dijo que la primera impresión era la que siempre contaba más, y aunque hablaran de un pequeño, no era la excepción, así que le sugirió comprarle un obsequio. Así queEdward se presentó en la casa de Bella con un balón de soccer bajo el brazo, ella cocinaría una cena especial para los tres, él ya había ido a casa de Bella antes, a cenar y luego a otras cosas, pero Christopher nunca había estado presente, así que solo lo conocía por las fotos que había en las repisas y paredes.

Antes de tocar el timbre, se abrió la puerta, más despacio de lo usual, a simple vista parecería que se había abierto sola, pero al bajar la mirada se encontró con una pequeña cabecita que lo miraba con el ceño fruncido.

¡Hey Christopher!— Edward lo saludo emocionado agachándose a su altura.

¿Quén "eles"?—le pregunto el niño sin responder al saludo.

Antes de siquiera pronunciar una palabra Bella apareció detrás de Christopher.

Hola Edward—saludo Bella a Edward mientras ponía sus manos en los hombres del pequeño.

Ho-hola—saludo Edward nervioso, la belleza de Bella siempre lo aturdía.

Gracias por venir, pasa—dijo moviéndose a un lado junto a su hijo para que pudiera pasar al recibidor.

Edward estaba a punto de darle un beso en los labios cuando Bella giró el rostro y sus labios hicieron contacto con su mejilla, se sorprendió con su actitud, pero cuando la miro haciendo señas en dirección al pequeño lo entendió todo, el pequeño Christopher tenía la cara enrojecida por la furia, para el tampoco pasaron desapercibidas las intenciones de Edward.

Veo que has traído un regalo—Bella rompió el silencio incomodo en el que los tres se habían sumergido, ahora estaban sentados en la sala.

¿Ah?... Oh si—Edward le entrego el balón a Christopher—te traje esta pelota Chris, espero que te guste y no sé, tal vez podamos jugar con ella luego.

No me guta el toquel—dijo el pequeño de tres, con los tiernos balbuceos que delataban su edad, aun le costaba un poco hablar con fluidez.

Bueno…—Edward se rasco la cabeza sin saber que decir.

No seas grosero con Edward bebe—lo regaño Bella que estaba sentado junto a él, dejando a Edward en el sillón individual solo— además, siempre es bueno intentar cosas nuevas.

La duda se instalo en la mirada de Chris, pero rápido la reemplazócon una mirada de frialdad para Edward, que hizo que los vellos de la nuca se le pararan de punta. Al ver que de nuevo el silencio gobernó en la habitación y el nerviosismo de su novio aumentaba, Bella inicio una nueva conversación hablando de los gustos de ambos hombrecitos.

A Edward le gusta tocar el piano, ¿Tú querías aprender a tocarlo Chris, recuerdas?

Claro Chris—el niño volvió a lanzarle otra mirada matadora al nombrarlo con ese nombre—Chris-Christopher —Edward corrigió de inmediato—, si quieres te puedo enseñar.

Nop— Bella rodo los ojos al ver la respuesta de su niño.

Chris porque no le enseñas a Edward tus carritos, creo que el auto de Edward es igual a uno de los que tienes tú.

No es hola de jugal, tú me lijiste

Si bueno, hagamos una excepción, ¿quieres?

Lebemos de seguil las leglas.

Esa noche siguió igual, el pequeño no quiso comer en su silla, quiso comer sobre las piernas de Bella, pidiéndole la comida en la boca.

Christopher, ya no eres un bebé, puedo permitir que comas en mis piernas pero no darte comida en la boca.

Pol favol mami—le suplico con los ojos llenas de lagrimas a puto de derramar.

Adelante—le insistió Edward.

Y con ese ritmo pasaron las horas, con un pequeño que no se despego de los brazos de su madre hasta que se fue el "intruso", Edward, e incluso Bella pensaron que sería temporal, que el pequeño solo necesitaba tiempo para darse cuenta de que nada cambiaria, pero la actitud que pensaron duraría por un par de ocasiones, se repitió durante mucho tiempo más, hasta el día de hoy.

Edward volvió al presente en el que el niño seguía abrazado a Bella mientras le sacaba la lengua. Tenía que ganarse el amor del niño o por lo menos su confianza a cualquier costo, y más ahora que había decidido pedirle matrimonio a su madre.


Bueno he aquí una nueva historia, espero que les guste y si quieren que la continué manden sus comentarios.

Espero sus comentarios o sugerencias. Saludos