CORRE

«Así que corre como siempre que no iré detrás.
Lo has hecho ya, y la verdad, ya me da igual» Corre ~ Jesse&Joy


Epílogo


—Te ves bien, Bella.

El sol le llegaba a la cara y cerró los ojos antes de contestar.

—Gracias, Alice —suspiró, y una pequeña sonrisa se instaló en su cara—. Me siento bien.

Su amiga agarró su mano y le dio un reconfortante apretón.

Bella sintió que un nudo se instalaba en su garganta, pero se negó a sentirse nostálgica.

Muchas cosas habían pasado y no quería volver a sentirse mal. Ahora ella era otra y le gustaba el cambio.

A veces, los cambios son justo lo que se necesita para sanar.

—¿Y cómo te ha tratado California? Veo que estás bronceada —bromeó Alice—, ese es un buen síntoma.

—Los primeros años fueron difíciles —rio Bella—. No estaba acostumbrada a usar bloqueador solar en Seattle, ¿sabes? Pasé mucho tiempo con la piel dolorida y enrojecida. Finalmente aprendí de la forma dura.

Como otras cosas…

Ahuyentó esos pensamientos con rapidez. No quería recordar algo que no le traería ningún bien.

—¿Y no tenías a alguien que te frotara la espalda con loción? —Alice agitó sus cejas y Bella enrojeció.

De hecho, si lo hubo.

Y era comprensivo y ligeramente paternal, regañándola cada vez que volvía con quemaduras después de pasar una tarde en la playa.

Siempre fue tan protector.

Bella sonrió y Alice la imitó.

—En serio me alegro de verte bien, Bella. Es un agradable cambio después de… —se refrenó y abrió mucho los ojos, viéndose asustada por estar a punto de decir su nombre.

Era curioso. En algún momento de su vida pensó que jamás podría olvidar aquella persona que le hizo tanto bien y mal al mismo tiempo, pero ahora, después de haber superado tantas cosas, sólo podía sentir una leve punzada cada vez que escuchaba su nombre.

No era tan desagradable.

Ahora podía superarlo.

—Está bien, no me importa. ¿Cómo ha estado? ¿Y Jessica?

Después de irse de la ciudad había decidido cortar lazos de raíz. Apenas se contactaba con Alice una vez cada varios meses sólo para avisarle que estaba viva y recuperándose. No podía soportar nada más.

Cinco años después se veía demasiado lejano como para lamentarse por errores cometidos.

Había aprendido a salir adelante.

—Se separaron hace un año —le informó Alice con un suspiro—. Jessica descubrió a Edward con la niñera de Michael. Edward ha tenido algunos problemas legales, porque la chica era menor de edad. Ha sido duro para ambos.

Bella lamentó eso. Había sabido por Alice que habían tenido un hermoso bebé de cabellos rubios y ojos azules. Lo llamaron Michael, como el abuelo de Jessica. De todas formas tenía toda la genética de ella.

A pesar de todo lo que había ocurrido, Bella deseó la felicidad para ambos. Lamentablemente Edward seguía teniendo las mismas ideas erradas sobre su matrimonio.

—¿Y qué hay de ti? ¿Suenan las campanas de boda?

Bella sonrió y miró hacia el frente, viendo la misma escena que hacía que su corazón se apretara.

Pete le devolvió la mirada de inmediato y aquellos ojos azules tan limpios y honestos le traspasaron calor. Un pequeño bulto se le lanzó a su pecho y él rio para devolver su atención al juego.

Peter era excelente con los niños.

Y él era el único que conocía todos los detalles de su vida.

Y, a pesar de todo, la aceptaba en su complejidad.

—Es evidente que él te ama. Sus ojos se iluminan cuando él te ve, es impresionante.

—También lo quiero…

—¿Pero?

Bella se encogió de hombros.

—No lo sé, parte de la cicatrización, supongo. Pete dice que aun no me quiero lo suficiente como para querer a alguien más.

Pero le había dicho que él tenía paciencia.

Y que esperaría tanto tiempo que ella necesitara.

—¿Nunca le dijiste…? Quiero decir —Alice se mordió su labio—, ¿hablaste con Edward finalmente?

Bella dejó de ver al parque y encaró a su amiga, negando con suavidad sin dejar de mirarla a los ojos.

—La última vez que vi a Edward fue aquella tarde y dejó muy claro que no quería saber nada de mí. Traté de mandarle correos electrónicos los primeros meses, pero luego desistí al no recibir respuesta. Ni siquiera sé si los leyó.

Volvió a ver a Pete y sonrió cuando él rio.

—Bueno… supongo que él se lo pierde.

—Sí —dijo en una exhalación—, lo hace.

—¿Puedes llamarlo, Bells? Quiero conocerlo.

Bella mostró una verdadera sonrisa cuando ella lo mencionó.

Después de haber sufrido, llorado y gritado todas las cosas que vivió, reconocía que no cambiaría nada de lo que pasó, porque le ayudó a aprender y la llevó a estar en el punto en el que estaba parada.

Y había algo que definitivamente no cambiaría por nada.

—¡Charlie!

El pequeño levantó su cabeza apenas ella lo llamó. Una gran sonrisa se instaló en sus labios y Pete le hizo cosquillas para llamar su atención, pero él ya había visto a su madre a lo lejos.

Corrió lo más rápido que sus pies se lo permitieron y Pete trotó tras él para prevenir cualquier caída. Bella negó con la cabeza. Pete a veces era demasiado sobreprotector.

Sus pequeños y regordetes brazos rodearon su cuello y Bella sintió un beso mojado en su mejilla.

—Charlie, quiero que conozcas a mi amiga Alice.

—Mucho gusto, señorita Alice.

El pequeño Charlie era todo un caballero, especialmente con las mujeres. Pete le había enseñado eso.

Los tres adultos que rodeaban al niño sonrieron al verlo. Se veía a leguas que era un niño feliz y querido.

—¿Podría invitar a este señor a un helado? —dijo Alice con una sonrisa traviesa.

El niño abrió mucho sus ojos y miró a su madre de inmediato.

—¿Puedo, mamá?

Bella puso su gesto de madre; severa pero indulgente.

—Sólo si le traes uno a mamá también.

Charlie sonrió y saltó de su regazo para tomarse de la mano de Alice.

Pete se sentó a su lado y pasó su brazo por detrás de su espalda. Bella apoyó su cabeza en su hombro mientras veía a ambos caminar hacia el camión de helados.

Y cuando su hijo se dio la vuelta, vio que sus ojos verdes refulgían con la luz.

Bella se acurrucó más a Pete.

—Es feliz. Somos felices, Bella. Es todo lo que importa —él besó el tope de su cabeza y la abrazó más fuerte.

Sí, Pete tenía razón.

Eso era todo lo que importaba.

FIN

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Sé que no es un "final feliz" de esos que "fueron felices y comieron perdices", pero es un final real, con los complejos de la vida y lo que las personas viven a diario. Para mí es feliz, porque Bella logró ser feliz después de todo. Y aunque ella pensó al comienzo que había encontrado a su príncipe azul, representado por Edward, la verdad es que idealizar a una persona es el primer error para sufrir un desengaño amoroso.

No todos los hombres son Edwards, ni tampoco todos son Bastardwards.

La vida está hecha de sutilezas (?).

Muchas gracias por los que siguieron esta historia, a pesar de ser distinta y un poquitín deprimente. Sé que hay muchos puntos de vista en este tema, de parte de la mujer engañada, del marido infiel y de la amante en cuestión. No es mi intención clasificarlos como buenos o malos, sólo como personas, y como tales, cometen errores.

Estoy contenta con el recibimiento de este fic porque, aunque eran capítulos cortos, la siguieron y se emocionaron tanto como yo. Agradezco también por eso. :3

(Tengo que admitir que lo de los capítulos tipo drabble fue intencional, no podría haber soportado hacer un long-fic con capítulos normales y llegar a este resultado… tiendo a ser Team Bella/Edward Juntos, lo juro) xD

Y… eso sería.

Nos leemos en otra ocasión. ;)