Arthur tenía la cabeza en otro lado mientras se des-cambiaba. Ni siquiera había notado la ventana abierta, o al individuo que miraba a través de ella.
El pervertido de su vecino.
Alfred no era un stalker. De pequeño, le habían enseñado que mirar a las personas cuando se cambiaban era malo. Aunque al parecer no lo había aprendido bien, a juzgar por la manera en que se comía con los ojos a su nuevo vecino.
Lo primero que Alfred pensó al ver el ejercitado cuerpo del neighbor recién llegado fue:
-"¡Qué lindo trasero!"-Seguido por otros pensamientos no inocentes.
Que incluían violárselo.
Tuvo que decidir entre conseguir unos binoculares y seguir mirando, o levantar el culo del sillón e ir a fastidiarlo, para, al final, lograr su cometido.
Era amor a primera vista.
O a segunda vista, se podría decir, ya que ambos se conocían.
O al menos, eso juraba Alfred para sí mismo.
.
.
.
Mientras tanto, el pobre chico de la ventana de al frente, seguí a des-cambiándose. Se quitó los bóxers, y los tiró por algún lado, anudándose una toalla, dispuesto a darse un baño.
Ya estaba metiendo uno de sus pies en la tina, cuando suena el maldito timbre.
-"Bloody hell!"-Al recién llegado no le importa salir sin toalla, y corre, abriendo la puerta principal y encontrándose con un desconocido en el porche.
-"What?"
-"The hero vino a darte la bienvenida!"
-"…"
-"También vino a follarte!"
-"…"
Claro que con lo que no contaba Alfred es que le cerraran la puerta en la cara.
-"O-ouch"
.
.
El americano se frota la cara con la mano, dolido por el porrazo que acaba de recibir.
Pero no se da por vencido.
Bordea el apartamento.
Y encuentra una ventana abierta, la misma por donde se había estado dejando espiar Arthur.
Y entra.
.
.
.
El inglés soltó un grito que cualquier tenor podría envidiar al ver al que había botado por la puerta entrar a la tina desnudo, y con un ramo de rosas.
Que se esparcen en el agua enjabonada.
Y que tiñen el agua a un rosa claro.
-"Acaso no me recuerdas, Arthur?"
-"I-Idiot!"
