"You are my weakness…"

Cuando todo está tranquilo en mi mente, finalmente puedo pensar en ella… en la razón por la que realmente me he quedado.

Venganza, ira, extinción… Cuando mi mente piensa en eso, ya no puedo evitar pensar que ella podría estar en peligro… no puedo permitirlo.

Como todas las noches en la soledad de mi mansión, que alguna vez se sintió como un hogar pero no más, ahora, solo está vacía como lo está mi corazón, o al menos así me lo hago creer, puedo pensar y sucumbir a mi debilidad… solo en mi mente. Ella es muy parecida a mi pero a la vez infinitamente diferente: Cabello de ébano azulado, piel tan blanca como la nieve, tan callada, tan… perfecta, pensarán que soy narcisista… pero en realidad no es así, nuestro parecido físico puede ser importante pero ella tiene cosas de las cuales, debo admitir yo carezco…

Bondad, un corazón cálido, sensatez… son solo algunas de las tantas cosas que puedo nombrar, su belleza, timidez, inteligencia y valentía son lo que me ha cautivado.

Puedo recordarlo perfectamente, los exámenes chunnin cuando peleó contra él, tan sádico y frío, no le importaba lastimarla y eso me hizo enfurecer, cuando la llevaban herida, no pude evitar aquel sentimiento de ira corriendo por mis venas haciendo que mis puños estuvieran a punto de sangrar; O aquella vez en una pelea, cuando en furia, mi sangriento sharingan se cruzó con sus albinos ojos…-"Hinata..."-.

Su nombre suspirado por entre mis labios me sorprende y me vuelve a una realidad; Es increíble la manera en la que me he dejado "hechizar" tan cruelmente; La luz de la luna se posa sobre mi pecho desnudo y el aire fresco ondea mi cabello de una manera muy placentera.

De pronto mis ojos se abren bruscamente al escuchar, a lo lejos, pasos apresurados, voces graves y el llanto de una joven acompañado de respiraciones agitadas, todos los pasos cesaron de pronto al escucharse un golpe y lo que vino después me dejó congelado por un momento.

-"¡Ayuda!"- un grito… esa voz…-"No"- salió de mi boca en un susurro casi inaudible.

Rápidamente salté del balcón de mi habitación, trepé a los tejados y comencé a correr a toda velocidad, al llegar a la entrada de Konoha me adentré en el bosque y unos cuantos metros más adelante me encontré con una escena que logró sacarme de quicio.

Seis hombres se encontraban sobre una figura femenina golpeándole brutalmente y tratando de aprovecharse de ella, rasgando su ropa mientras se escuchaba claramente su llanto en desesperación… enloquecí.

Salté del árbol en el que me encontraba y me abalancé sobre los hombres con un taijutsu perfecto, tomé un kunai de las manos de uno de ellos desgarrándoles las extremidades… Sentí como mis manos comenzaban a llenarse de sangre, de la cual, comenzaba a salpicar sobre mi rostro.

El control ya era algo desconocido para mí, pero, entonces, una cálida y temblorosa mano se posó sobre mi hombro… giré mi rostro y la vi, sabía que era ella, lágrimas corrían por su rostro al verme… supongo que debía verme aterrador, el rojizo sharingan activado, mi rostro contraído por la ira y lleno de la sangre de sus atacantes misma que yo había derramado, las palabras que después llegaron a mis oídos se clavaron en lo más profundo de mi alma:

-"No eres u-un a-asesino"-

Al escuchar su tierna voz diciéndome esto, mi cuerpo se relajó instantáneamente, solté el kunai y con mi habitual rostro inexpresivo me volví mirando directamente a los atacantes quienes me miraban aterrorizados.

-"Váyanse"- no necesité decirlo de nuevo, ellos ya se encontraban corriendo hacia la obscuridad del bosque.

Al girarme de nuevo hacia ella comenzó a perder la conciencia, cuando sus piernas se doblaron mi reacción fue sostenerla con mis manos, sus ojos me miraron una vez más y se cerraron ante mi privándome de su hermosa luz.

La tomé en brazos y la sostuve cerca de mi pecho, su cuerpo era cálido a pesar de la noche, tan fría, contagiándome de esa calidez. –"Que sensación tan… placentera"- pensé "ilógicamente", comencé a caminar hacia mi "hogar" postergando innecesariamente el camino. Era este exactamente el tipo de comportamiento que debía evitar, porque al mirarla más cuidadosamente, me di cuenta de su estado: heridas sangrantes, numerosos rasguños y moretones formándose… demonios.

Tarde solo algunos minutos en llegar a mi destino, noté como su respiración se agitaba y su temperatura aumentaba en demasía, me dirigí directamente hacia el baño abriendo el grifo de la ducha, mi primera reacción fue meterme con ella en brazos, sentí el agua fría sobre mi cuerpo y, aunque mi temperatura bajo aún más no me importó por que la suya bajaba también, así que me quede justo donde estaba…

Cuando su temperatura se estabilizó de nuevo salí del baño con ella aún en mis brazos y la cubrí con una de mis toallas, no le solté en ningún momento, debo admitir, que la sola idea de hacerlo me daba terror.

Supongo que ahora comprenden cuando me dije "hechizado".

Coloque su cuerpo ligero sobre mi futón y batalle conmigo mismo sobre la forma de atender sus heridas, fue entonces cuando realmente observé su condición: su piel blanca era iluminada por la luz de la luna que se colaba por mi ventana haciendo su sangre relucir en un rojo escarlata contrastado grácilmente con lo blanco de su piel y el negro de sus cabellos.

Cuando mis ojos rojizos se posaron en su rostro se encontraron con un par de orbes albinos mirándome temerosa pero interesadamente.

-"N-No eres u-un asesino… S-Sasuke-kun"-

Sus palabras me dejaron congelado.

"Tú no me conoces" pensé, no me atreví a decirlo –"Puedes disponer de la habitación para asearte, hay algo de ropa seca en el estante de allá, vístete y yo te esperaré en la sala para atender tus heridas"-.

Salí de la habitación dirigiéndome hacia el recibidor, me puse en pie frente al ventanal y la brisa me refrescó de nuevo, sentí su sangre y la sangre de sus atacantes secándose sobre mi torso desnudo y mi rostro. Escuché sus torpes pasos aproximándose y después su dulce voz.

-"C-Creo que t-tomé l-la otra parte…"-

Me volví hacia ella y me di cuenta de lo que hablaba: llevaba puesta la parte de arriba de mis pijamas, una ligera yukata negra con prendedores de madera al frente, la cual le quedaba bastante grande de las mangas y tapaba casi hasta sus rodillas.

No pude más que mirarla mientras se acercaba hacia mí con un paño entre sus manos…

-"¿P-Puedo limpiarlo S-Sasuke-san?"- me preguntó tímidamente. Mi nombre susurrado entre sus labios me hizo… estremecer.

Tomé de entre sus manos la tela húmeda y comencé a limpiar la sangre de mi torso y mi rostro; me encaminé hacia el librero que estaba del otro lado de la habitación y tomé la caja negra donde guardaba un botiquín de primeros auxilios, ella entendió y se sentó en el enorme sofá negro esperando a que yo terminara de esterilizar las agujas que usaría para cocer la herida en su hombro, la cual, estaba abierta aún y levemente sangrante, más ella ni siquiera se inmutaba, los demás eran solo rasguños.

-"G-Gracias p-por salvarme"-

-"Hmph"-

-"Y p-por a-atenderme tan a-amablemente…"-

La ignoré y, ya teniendo todo listo, me acerqué a ella, tomé su brazo y levanté la manga de la yukata hasta su hombro para comenzar a cocer la herida…

-"Dolerá"- dicho esto comencé con las puntadas, un leve gemido me distrajo por un momento, le miré de reojo y ella, aunque con lágrimas en las comisuras de sus ojos, me sonreía tímidamente con rosa teñido en sus mejillas. Me concentré en la siguiente puntada pero no pude evitar esperar su reacción… nada.

-"Hmph"-

-"¿Q-Qué sucede?"- cuando escuché su pregunta me sorprendí.

-"Nada"- dije tajantemente.

-"De v-verdad l-lamento m-molestarte p-pero puedo i-irme s-"-

-"Basta"- le corté de inmediato –"No te irás"-

-"P-Pero Sasuke-s-san s-solo soy u-una m-molestia…"-

-"No lo eres"- "punto"-"¿Vas a dejarme terminar?"- le miré fijamente, sus ojos se cerraron al instante y agachó la cabeza como ademán para dejarme continuar con mi labor, no pude evitar sentir una especie de, uhm, calidez en mi pecho… ella no se iría, aunque de hecho si ella lo llegase a intentar yo no lo permitiría.

Los minutos pasaron y ella seguía en silencio, solo fueron suficientes 5 puntadas para cerrar la herida, las cuales, inconscientemente, me había encargado de hacer pequeñas y casi superficiales, profundas solamente lo necesario, para que, más adelante quedara una marca que no arruinaría su marmolea piel. Habiendo terminado la última de las puntadas acerqué mi rostro a su hombro y corté el hilo con mis dientes, noté enseguida que su piel tembló un poco y al voltear a mirarle me encontré con el hermoso paisaje de sus ojos albinos envolviéndome… no pude resistir la debilidad que se anudó en mi pecho y volví mi rostro.

-"Listo"-

-"A-Arigato S-Sasuke-san…"-

Queriendo terminar con este "martirio" tomé rápidamente el ungüento de hiervas del botiquín y comencé a frotarlo en las heridas restantes, mi mente quería hacerlo rápido, pero mi cuerpo reparó en cada detalle de la piel que había sido desgarrada tan fácilmente "malditos", un gruñido grave escapó por mi garganta en cuanto mis dedos terminaron con la última herida y mi cuerpo de quedó inmóvil al sentir algo húmedo sobre mi mejilla, la miré, ella ahora se dedicaba a limpiar la sangre de mi rostro… Me levanté abruptamente y me dirigí hacia la entrada del recibidor, le miré por sobre mi hombro y con una voz tajante le indiqué que me siguiera, se puso de pie con algo de dificultad y mis estúpidas manos no podían contener la urgencia de sostenerle de nuevo, sin embargo, no me moví ni un centímetro, no sucumbiría de nuevo. Me siguió por el pasillo principal caminando cerca de mi torpemente, llegué a donde me dirigía, me detuve en seco y la sentí chocar levemente contra mi espalda desnuda, un choque eléctrico recorrió mi espina dorsal… me enfurecí.

-"Puedes quedarte en esta habitación o puedes largarte, haz lo que te plazca"- sin esperar respuesta y sin mirarle seguí mi camino hasta llegar a mi habitación (que solo se encontraba a tres habitaciones de donde ella se encontraba) y me adentré en ella corriendo rápidamente el shoji y cerrándolo detrás de mí, escuche un shoji abrirse y cerrarse delicadamente y después todo quedó en silencio… esta noche no podría conciliar el sueño.