Diclaimer: Hetalia y todos sus personajes le pertenecen a Himaruya J
Aclaraciones: La cara de manjar es un término creado por una amiga, es una cara de súper suuuuuuuuuper feliz y emocionado, la definición exacta de la expresión es "Dígase a la cara que uno pone cuando come manjar" XD
J Agradezco a las personas que lo han leído y dejado reviews ¡Me animan mucho! J Espero que disfruten este penúltimo capítulo de "Amor a primera vista"
Sin más que decir
¡Disfruten!
Capitulo 4:
Nuevamente amanecía en Londres, esta vez el Sol brillaba por su ausencia, permitiéndoles a las grises nubes ser las protagonistas.
Arthur bebía su humeante té con suma tranquilidad mientras ojeaba el diarios "The Times", gran parte de las noticias que contenía hacían alusión a los . Días atrás de seguro hubiera estado gruñendo y maldiciendo el escrito, pero eso cambió tras conocer a Alfred, ahora leía animadamente cada novedad referida al evento deportivo que se estaba realizando en su querida Londres. Su objetivo era encontrar algo que tratase sobre el hiperactivo chico de lentes, no tardó mucho en divisar una fotografía de la delegación de los Estados Unidos y ahí estaba Alfred, era imposible no reconocer ese mechón que desafiaba a la gravedad y esa enorme sonrisa digna de comercial de pasta dental. Dejó el diario sobre la mesa, caminó tieso y nervioso, no quería que Francis le viera hacer la estupidez que iba a cometer con la imagen. Fue a la habitación donde el francés se estaba alojando para cerciorarse de que aún estuviera durmiendo y no deambulando por algún lugar de su casa. Suspiró al comprobar que no había despertado todavía. Abrió una cajonera de la cocina, donde cogió unas tijeras. ¿Por qué tanto dilema por una fotografía? No lo sabía, o al menos intentaba convencerse a sí mismo de que desconocía el motivo. Volvió a su sitio, miró con recelo el diario que tenía frente a sus ojos-Escucha maldito diario, no sé por qué demonios hago esto… pero queda entre tú y yo… ¡Maldición! ¡Le estoy hablando a un trozo de papel! ¡Es totalmente absurdo!-se dio un coscorrón en la cabeza. Comenzó a recortar la imagen con minucioso cuidado para no romperla.
-Esto sí que es nuevo, querido Arthur Hon Hon Hon ¿Recortando el diario? –Francis apareció de repente detrás del inglés con una voz burlona. Lo dicho por el galo resonó como un eco en la cabeza del británico, quería morirse ahí mismo de la vergüenza, quería que se lo tragara la tierra-¿A qué se debe este cambio de actitud?-sonríe pícaramente-¡Ohhh! ¡Ya sé! ¿Alfred?...-se aleja hacia la cocina muy cantarín- Es hermoso cuando el amor ronda por los aires…˜
Arthur tenía una salsa de emociones, no sabía si era rabia o vergüenza, aún asi tomó aire y le respondió a su amigo- ¡Estás loco, rana barbuda!¡Y-yo no estaba haciendo nada! ¡Así que no andes inventando cosas!-bufó colorado
Francis se asoma-Te vi con mis dos bellos ojitos, querido
Arthur no aguantó, cogió el diario completo junto a las tijeras y se encerró en su cuarto.
-Maldición…-tenía todas las intenciones de arrugar y lanzar el diario al tiesto de la basura, pero se arrepintió, terminó de cortar la famosa imagen y la guardo en una cajita-Demonios… ¿¡Qué mierda me hiciste, Alfred F, Jones!?-masculló, se giró y vio la chaqueta de aviador colgada en el respaldo de un silla-Por la mierda…Olvidé que debo ir a dejársela… antes iré a revelar las fotos de ayer-le avisa a Francis que iba a salir por toda la tarde, este le reclamó que lo tenía completamente abandonado y que lo había cambiado por el norteamericano, todo con su excelente capacidad de dramatización, su única intención era fastidiar al inglés y por supuesto que lo logró, ya que salió hecho un manojo de rabia, cerrando la puerta con brusquedad. Arthur se sentó ya listo para hacer andar su auto, arreglo el espejo retrovisor e hizo partir su carro. Avanzó unos cuantos metros cuando se percató que había olvidado la chaqueta de Alfred- ¡Por la mierda!-golpeó el manubrio mientras balbuceaba un par de maldiciones hacia su persona. Echó marcha atrás para volver a estacionar su auto frente a su casa. Abrió la puerta y caminó apresurado por el hall. Francis, que estaba en la cocina batiendo unos huevos, se asomo observo divertido. Arthur pasó frente a él.
-Oui ¿No qué me habías abandonado ya?
El inglés gruñó-Sólo cállate y sigue cocinando, rana peluda. Ya me voy- nuevamente sale de su vivienda, esta vez cargando la chamarra de aviador.
Se detuvo en una tienda Kodak para que le imprimiesen las fotos, esperó a que estas estuvieran en papel fotográfico, revisó una por una por una con sumo cuidado. Se paró en la que salían juntos en el parque, pidió una copia de esa, la cual la enmarco, pues se la llevaría de regalo a Alfred. Ya todo listo regresó a su auto, donde permaneció en silencio por varios minutos observando el pasar de la gente. Suspiró, cerró los ojos y sonrió-Mierda… en serio, Alfred, ¿qué me hiciste?-pronunció con unza mezcla de rabia y cariño.
El tono de mensaje de texto lo interrumpió. Leyó la remitente. Era de Alfred.
"Hello ,Artie!˜ J
Te extraño mucho :,(
Quiero verte pronto"
Arthur miró con ternura el mensaje recién llegado. Poco después retoma camino hacia la Villa Olímpica. Allí tuvo que preguntar por el paradero de Alfred a unos guardias, estos le indicaron que debía ir a la piscina olímpica, ya que se encontraba entrenando. Con algo de dificultad logró dar con ella. El sitio estaba casi vacío, habían tres personas, de inmediato identificó a Alfred sobre un trampolín listo para lanzarse, en la plataforma de al lado había un joven muy parecido al ojiazul y finalmente un señor no muy anciano dándoles un par de indicaciones. Arthur se sentó en una de las gradas a observar, no quería hacer mucho ruido para no distraer a los chicos que se estaban entrenando. No podía despegar la vista del trabajado y bronceado cuerpo del estadounidense. Los movimientos al caer del trampolín eran ágiles, rápidos y bellos. Si él fuera el juez le daría la puntuación máxima. Ya finalizado el entrenamiento del día, Alfred se envolvió en una toalla y con otra más pequeña secaba su cabello, el otro muchacho hacía exactamente lo mismo.
Matthew le susurró a su hermano que había un chico sentado en una de las gradas, Alfred, a pesar de no estar con sus lentes, identificó enseguida a la persona ¡ERA ARTHUR! El inglés se percató de que el estadounidense ya lo había visto, hizo un intento en hacerse el desentendido, mirando hacia otro lado. Alfred fue rápidamente hacia él, sin importarle el hecho de que estuviera descalzo y con traje de baño aún.
-Arthur ¡Qué sorpresa! ¡No pensé que vendrías! ¡Qué feliz estoy!-dijo totalmente alegre
-No te pongas melodramático, que ese papel le corresponde a Francis-suspiró resignado-Ten, se te olvidó pedirme tu chaqueta ayer-le extiende la prenda, tratando se parecer desinteresado. Alfred coge su chamarra y lo abraza efusivamente
-¡Arthur, te tomaste la molestia de venir personalmente a dejármela!
-Aghh ¡Apártate! ¡Estás todo mojado!-intentaba quitarse al chico de encima, pero los fuertes brazos del muchacho lo tenían bien sujeto. Terminó resignándose.
Alfred le pidió que le esperaba un poco mientras se iba a cambiar ropa, su hermano se quedó acompañando al inglés, rápidamente entablaron una conversación, siendo el tema principal: Alfred.
El chico de lentes y el ojiverde salieron a dar un paseo por el barrio aledaño a la Villa Olímpica. Recorrieron pacíficamente por un buen rato, Alfred relataba todo su heroico día muy animado, Arthur solo se limitaba a escuchar, bueno el norteamericano tampoco le daba alguna oportunidad para hablar.
Decidieron detenerse en una cafetería, ya que Arthur tenía que si o si beber su té de las 5 PM. Se sentaron en una mesita junto al ventanal que daba hacia la calle, allí el mesero los atendió enseguida.
-Dime, Arthur-bebió un sorbo de su humeante café-¿Qué harás después?... emh… digo… cuando terminen tus vacaciones…-algo nervioso y avergonzado
-Ehh pues…conseguí un nuevo empleo como profesor en "University College of London"-respondió tranquilamente mientras cortaba un trozo de pie de limón con su cuchara-… siempre he querido trabajar ahí. Me siento orgulloso de poder al fin hacer lo que me gusta… transmitirle a los jóvenes los encantos de la literatura, enseñarles la magia que tiene… que pueden llegar a otros mundos a través de ella… en fin, me siento bastante feliz de que me hayan contratado
-Oh… ya veo-contesto vagamente Alfred, revolviendo lentamente con la cuchara el café. No pudo evitar sentirse decepcionado y triste, solo hace tres días atrás había conocido a Arthur y ya era fundamental para él, lo necesitaba, ya no era capaz de ver su vida sin él a su lado. Tenía planeado pedirle que se marchara con él a cuando terminaran los y comenzar una vida juntos, pero el inglés ya tenía planes para después y se veía bastante entusiasmado, no podía llegar y pedirle que dejara todo por él, no, un héroe nunca haría eso.
-¿Por qué lo preguntas?-continuó el inglés limpiándose la comisura de los labios con una servilleta
-No… no era nada-Arthur leyó la atmosfera tensa que se había formado de un momento a otro, precisaba hacer algo para alentarlo.
-¿Y cuando compites?- lo mejor que se le ocurrió fue cambiar el tema
-Esta semana es la competencia de salto sincronizado y la próxima es salto individual… ¡Mis rivales son realmente buenos! ¡Pero yo, el hero, podré con esos chinos y esos rusos! HAHAHAHAHA-el frenesí retornó al rostro del norteamericano.
-Ya veo… quizá, solo quizás… vaya a verte competir, aún me quedan estas dos semanas de vacaciones y…-vio la cara de manjar que se había formado en la cara de Alfred- ¡DIJE SOLO QUIZAS! ¡N-NO TE ILUSIONES, MUCHACHITO!
-Pero Iggy… si vas… de seguro ganaré –lo miró suplicante-yo quiero que vayas a verme... ¿Sí? ¿Vas?
-H-haré lo que esté en mis manos
-Yahoooo! ¡GRACIAS, IGGY!-gritó, todas la personas que estaban en el local dirigieron sus miradas a esa mesa
-¡IDIOTA! ¡NO GRITES! ¿¡QUÉ NO VES QUE TODOS NOS ESTÁN MIRANDO!?-alzó la voz el inglés bastante avergonzado. Bien, ahora sí que eran el centro de atención.
Tras la bochornosa escena se retiraron del lugar para regresar a la Villa Olímpica. Arthur le pidió a Alfred que le acompañase. Este le siguió sin rechistar.
Arthur abrió la maleta de su auto, cogió una bolsa de papel con un pequeño listón, la cual se la entrega al ojiazul-Ten… ¡Ni se te ocurra abrirla aquí! ¿Me escuchaste bien?-vociferó, intentaba ocultar el rojo de su cara desviando la mirada. Las ganas de abrir el regalo carcomían a Alfred, pero como buen héroe, resistiría-Bien, ya me voy, Francis debe estar llorando con la teleserie o puede que tenga una orgía en mi casa, es peligroso dejarlo solo ¿Por qué te estoy dando explicaciones?- se sienta en el puesto de conductor y cierra la puerta. Baja un poco la ventanilla.
-Adiós, Artie ¡Nos vemos el miércoles!
-Tal vez venga… aún no lo sé… adiós- dicho eso hace partir su carro
-Yo se que vendrás- Susurro esperanzado, aferrando con cariño el regalo. Alfred se quedo observando hasta que perdió de vista el vehículo. Abrió con cuidado el paquete ¡Era la foto que se habían tomado ayer enmarcada!
Se fue a su cuarto, posicionó el retrato en la mesita de noche que estaba junto a su cama. Antes de dormirse, tomó el retrato y se lo quedó mirando un buen rato- Ohh… pensaba pedirte que te fueras conmigo a , pero te vi demasiado feliz con tus planes… pero si tú eres feliz después sin mi… yo también lo seré-dicho eso le da un pequeño beso a la fotografía y se duerme.
Por su parte, Arthur llegó bastante pensativo a su hogar, se encerró en su cuarto apenas llegó. Necesitaba aclarar y ordenar todas esas ideas locas que le estaban dando un fuerte dolor de cabeza. Desde que conoció a Alfred no ha dejado de pensar en él, de un momento a otro se convirtió en el centro de su mundo, lo necesitaba, hace mucho que no se sentía tan bien con alguien. Luego de un rato, aceptó eso que había estado negando desde que lo vio por primera vez en le apertura-Creo que ese bastardo me enamoró…
Los días pasaron muy rato. Arthur no solo había asistido a la primera competencia, sino que fue a todas, apoyó a su manera al estadounidense que estaba completamente feliz de que le estuviera animando desde las galerías.
Alfred estaba satisfecho con su desempeño, había conseguido una medalla de bronce en el salto sincronizado y una de oro en el individual, se sentía satisfecho y orgulloso de sí mismo, sin embargo, algo que lo puso más feliz de lo ya estaba fue que Arthur le haya brindado la sonrisa más hermosa y sincera cuando lo felicitó.
Ese mismo día fueron a festejar a un pub, Arthur se negó de todas la formas que pudo, ya que no quería que Alfred viera su debilidad por el alcohol, la que no tardó en aparecer tras un par de cervezas. El ojiazul se vio obligado a llevarlo a cuestas, el pobre no se podía ni sostener en pie.
Francis abrió la puerta de la casa, dejando que Alfred depositara el cuerpo de Arthur en el sofá.
-¿Siempre es así cuando bebe?-preguntó curioso el norteamericano
-Mmm Lo he visto peor…-río el francés- mañana te lo mando tempranito para que disfruten el día, además le conseguí boletos para que vaya al cierre de los juegos…-Francis no continuó, ya que notó como la cara del ojiazul se escureció y lo miraba con tristeza.
-No puede ser… ¿Tan rápido pasó el tiempo?...despídeme de Arthur… ¿Si?-trató de forjar una sonrisa, pero se le hacía muy difícil. Se retiró sin más, permaneció caminando sin rumbo por las calles de Londres hasta muy tarde-No quiero irme… han sido las dos mejores semanas de mi vida… ni siquiera he podido decirle que lo amo … no quiero decirle adiós… no todavia
Ojala lo hayan disfrutado J
