DISCLAIMER: Harry Potter y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de JK Rowling.

N.A.: Hola a todos! No saben lo apenada que estoy con todos ustedes! me disculpo por la tardanza, he estado extremadamente ocupada con la universidad, y he estado corta de inspiración. No sabía muy bien cómo terminar este fic, la verdad... al final, me he decidido por algo corto y ligero, algo dulce. Espero sea, a pesar de todo, de su agrado :)

Por última vez en este fic, quiero dar a todos las gracias por su incondicional apoyo a todos los que han agregado a esta historia a alertas y favoritos, y a los reviewers del capítulo anterior: Mons Malfoy, malfoy19dani, Cookie Abii, Zhirru, Artemisa, Malaka, Venix14, darkangelcullenmalfoy, Cleoru Misumi, pekelittrell, selene lizt, Lefrance13, MRS Taisho-Potter, Sab30, Luna White 29, EmDreams Hunter, Conniesc97, Leyla Zind, Annie Thompson, y los reviewers anónimos. MIL GRACIAS.

Sin más preámbulos...


Epílogo

—Papi, ¿crees que mamá pueda venir a leerme un cuento esta noche? —preguntó en voz baja el pequeño, adormilado. Pasó su regordeta manito por sus ojos, aliviando el ardor del cansancio, tratando de mantenerse despierto con la esperanza de ver a su madre antes de dormir.

—Tu madre dijo que trataría de llegar a tiempo, Scor… pero sabes que su trabajo es impredecible. —respondió Draco a su hijo, aplacando con su mano sus cabellos rubios oscuros—puedo leer tu cuento yo, en todo caso.

El niño frunció el ceño. No era inusual que Hermione se ausentase durante sus turnos nocturnos en San Mungo… pero para Scorpius siempre sería algo molesto que su mami, la encargada de las historias no estuviese para ayudarle a dormir. No quería decírselo a su padre y ofenderle, pero un cuento contado por él no tenía el mismo efecto que cuando lo hacía su mami.

—No creo que sea necesario, Draco—se oyó una voz desde el umbral de la habitación del niño y ambos rubios voltearon a la vez observando con ojos inquisidores, ambos grises, a la figura delineada a contraluz en la entrada. Ambos pares de ojos se llenaron de luz al ver a Hermione allí parada. Unos inocentes y dulces, los otros más maduros y cansados, pero no menos alegres. Draco se puso de pie de inmediato y se acercó a su esposa, tomándola por la cintura y apoyando a su vez una de sus manos sobre su abdomen, ya notablemente redondo con la presencia de su segundo hijo. El rubio inclinó la cabeza, besando a Hermione en la frente y ella sonrió con dulzura, acercándose luego a la cama del niño, sentándose en el borde del colchón y dándole un sonoro beso en la mejilla que hizo reír al pequeño.

—Te dije que llegaría a tiempo, Scor—susurró ella—Dime, ¿qué quieres que te lea?

Scorpius pareció reflexionar seriamente por unos segundos, como si de una decisión de vida o muerte se tratase, para luego sonreír y emitir su veredicto.

—Babbity-Rabbity—contestó con finalidad, apoyándose contra sus almohadas nuevamente, demasiado agotado para mantenerse sentado. Hermione hizo amago de levantarse de donde se encontraba cuando Draco hizo un gesto indicándole que no se moviera, y buscando en el librero el viejo ejemplar de Los Cuentos de Beedle el Bardo para Hermione. La castaña lo miró con reproche, aceptando el libro y sonriéndole levemente.

—No soy minusválida… sólo estoy embarazada, Draco—le dijo. Él se encogió de hombros y le lanzó una de sus sarcásticas sonrisas.

—No te quejes… mucho hago con dejarte trabajar en estos momentos. No deberías pasar tanto tiempo en el hospital en estas condiciones—dijo él, con cierta seriedad. Ella frunció el ceño.

—No puedo dejar el hospital… ya lo hemos discutido. Ya basta con el hecho de que trabajo solo medio turno, cosa en la que tuve que ceder… además, pronto estaré de reposo hasta que pueda dejar al bebé con Molly… debo dejar todo en orden. —respondió ella. Habían discutido por la exigencia de su trabajo en San Mungo miles de veces, y aún así Draco continuaba insistiendo que su trabajo de auror les permitía tenerla en casa con Scorpius unos cuantos años, y ahora más con su próximo hijo en camino… un argumento inútil, pues Draco en el fondo sabía que el sentido de responsabilidad de Hermione no le permitiría abandonar el hospital por mucho tiempo, a menos que fuese estrictamente necesario. Y sabía también, en el fondo, que esa era una de las cosas que siempre amaría de ella pero que a la vez le hacía desesperarse.

Un ligero aclaramiento de garganta rompió el duelo de miradas de ambos, y los dos voltearon para ver a Scorpius mirarles con impaciencia.

—Papi… estuve esperando a mami y ahora la distraes. No la distraigas—refunfuñó el pequeño, dejando salir su lado más mimado, cortesía de la genética y crianza dada por su padre. Hermione rio y lanzó una sonrisa sarcástica digna de un Malfoy a su marido… no en vano habían pasado los últimos cinco años juntos. El rubio negó con la cabeza, riendo para sí ante la conducta de su hijo y su esposa, dándoles su espacio y observándoles ahora desde el umbral, sin interrumpir.

Hermione comenzó a leer, mientras Scorpius luchaba para mantenerse despierto y escuchar el final de la historia, tiempo que Draco utilizó para detallar la escena.

Miró con atención a su hijo, que trataba forzosamente de mantener sus ojos abiertos. Sonrió, incrédulo, pues jamás pensó realmente que tendría un hijo tan perfecto como Scorpius. Siempre había tenido presente el concepto de engendrar un heredero, sí, pero siempre lo tomaba como un deber, una tarea que cumplir para su familia… pero ahora que tenía a Scorpius y estaba viviendo al máximo la experiencia de ser padre, sabía que jamás hubiese podido imaginar una felicidad como esta. Y ahora… en cuestión de algunas semanas sería padre por segunda vez, nuevamente de un varón, según les habían dicho los sanadores, y el miedo de no cumplir las expectativas lo llenaba, aunque Hermione siempre se encargaba de asegurarle que hacía un maravilloso trabajo con Scorpius y lo haría con su nuevo hijo.

Observó luego fijamente a Hermione, detallando su rostro y viendo sus labios moverse y narrar su historia a Scorpius, y rememoró todo lo que ella había hecho por él hace cinco años… cómo lo había salvado, había creído en él… y había entregado todo de sí para amarle libremente. Gracias a ella era un hombre libre, y tenía a su lado una mujer inteligente, maravillosa, amorosa… no podía creer su suerte.

Justo en ese instante, Hermione volteó a mirarlo, y sus miradas se encontraron. Ella detuvo la lectura un par de segundos para sonreírle y luego continuar. Draco sintió su corazón palpitar con más fuerza de lo normal, tal como la primera vez que supo que estaba enamorado de ella… siempre sería así.

Siempre sentiría esa sensación de novedad, de asombro ante la intensidad de sus sentimientos por ella… cada vez que ella le dirigía una mirada, cada vez que la besaba, que le hacía el amor… como si fuese la primera vez.

Siempre atesoraría esos momentos con ella en su memoria. Nunca pudo recordar del todo cómo sucedieron las cosas en la Mansión Malfoy aquél fatídico día en que le habían arrebatado todo... sin embargo, sabía que nada hubiese sido posible sin tal tragedia. Su vida había tomado otro rumbo desde ese día, y sabía que su madre y Astoria podían verlos desde el otro lado del velo y que estarían felices por él a pesar de todo. Sólo lamentaba que no estuviesen allí para compartirlo con ellas.

Observando a su esposa acariciando los cabellos de su hijo ya dormido, y tocando su vientre con su mano libre, Draco sintió una enorme satisfacción bullir en su pecho… pues hacía ya cinco años, cuando Hermione le había preguntado qué vería si estuviese frente al legendario Espejo de Oesed, aquél que dejaba ver los deseos más profundos del corazón, había respondido que una familia era su mayor deseo… y la imagen que tenía en frente en ese preciso instante, en la que ahora era su realidad, muy probablemente hubiese sido lo que el cristal le habría mostrado.

Sin duda, ahora tenía todo lo que habría podido desear... gracias a que Hermione, en más de una forma, le había ayudado a sanar.

FIN.


N.A.: Bueno, espero que les haya gustado! Por favor no olviden dejarme un review con su opinión acerca de este pequeño cierre a la historia.

Antes de despedirme de esta historia, quería dejar un mensaje como venezolana a todos mis lectores, tanto de Venezuela como de otros países, pues si no saben lo que está pasando en Venezuela, si no están informados del todo, les invito a que se empapen del asunto por internet u otros medios. Estamos en medio de una situación difícil en nuestro país, donde se nos quiere arrebatar poco a poco la libertad, disfrazando una dictadura con mensajes contradictorios, omitiendo la voz y el descontento de un sector considerable de la población, y amordazando a los medios de comunicación de nuestro país... eso por nombrar algunas de las cosas que suceden, y no son ni siquiera las más graves... es por eso que les pido, a quienes pueda interesarles, que de ser posible actúen como voceros en sus respectivos países, ciudades, etc. Mientras nos queden medios alternativos para dar a conocer la situación de Venezuela, debemos aprovecharlos.

Disculpen la pequeña inserción de un pequeño fragmento de opinión, es algo subjetivo, pero espero que de algo sirva. Cada quien con su granito de arena, por pequeño que sea, puede hacer algo. Lo importante es que cada quien busque información y pueda crearse su propio criterio.

Ahora sí, me despido de Sanación. Mil gracias de nuevo a todos por su apoyo. Tengo algunas ideas para un nuevo fic, de Draco y Hermione post-epílogo de Las Reliquias de la Muerte... no prometeré fechas para publicarlo, pues todo depende de mi disponibilidad :( Un gran abrazo a todos mis queridos lectores. Los quiero!

A.-