31 de Diciembre de 1979

Bellatrix Lestrange había perdido la cordura, su mente se había extraviado en las paredes de la locura. ¿Cuál era la razón? La razón era la única que puede llevar a una mujer a un colapso catastrófico a un estado de histeria y tristeza. La muerte de un hijo, esperado y amado. Había nacido y muerto casi en el mismo instante, llevándose con él la conciencia de su progenitora.

Su esposo, el honorable señor Rodolphus Lestrange observaba preocupado la devastadora escena, los ojos negros hechizantes de ella se habían desorbitado, la sonrisa altiva se había transformado en una pequeña línea entre la felicidad y la tristeza, su cabello negro era como una telaraña envuelta en sudor, sus mejillas arreboladas lucían pálidas dándole un aspecto enfermizo. Pero aún entre todo aquello él podía reconocer a la hermosa mujer de la que se enamoro diez años atrás.

-¡Déjame verla, déjame ver a mi niña!-dijo con tal desesperación que Rodolphus temió que si le daba a la otra criatura, la matara. Pero la pobrecilla la miraba con tal agonía que no resistió y le tendió a la niña que reposaba en la cuna.

-Mi niña, mi niña, que desgraciada has conocido el sufrimiento de perder un ser amado incluso antes de nacer.

La niña antes gimiente lloro con fuerza, con consternación y desconsuelo; como si acompañara a su madre en la penuria de haber perdido a aquél con el que compartió vientre nueve meses.

Rodolphus, quien solo había llorado una vez a la edad de siete años ante la muerte de su madre no pudo más ante conmovedora escena, lloro junto con sus amadas mujeres, sobre el cuerpo inerte de su hijo.

12 de Mayo de 1980.

Narcissa Malfoy estaba tendida en la cama su embarazo se había complicado y el doctor la había mandado estar en reposo. Su hermana había venido a visitarla, de haber podido hubiera dado la excusa de no estar en casa, pero ya eso era imposible. Bella se había transformado en un ser perturbador su voz había adquirido un tono tan agudo que le crispaba los nervios, sus ojos psicóticos la trastornaban.

-Mi querida Cissy, por un instante tuve miedo de que me dijeran que no estaban en casa miedos infundados ya que, ¿a donde irías en tu estado?

-Bella, tienes que recuperarte no puedes seguir así. Piensa en tu hija la pobre cada vez está más débil ante la falte de cuidados de su madre.

-Esos estúpidos elfos, ¿Me permitirías darles un castigo? deben aprender a cuidar a mi hija como se debe.

-Ellos la cuidan bien pero no deja de llorar, ella siente tu abandono ni siquiera le has dado un nombre.

-Llora porque extraña su hermano pero pronto él volverá, él me prometió que lo haría ¡Lord, me regresara a mi hijo!

-¡Bella por favor entra en razón!

-¡Tu no entiendes! a veces me dan ganas de hacer que pierdas a tu hijo para que comprendas mi dolor, este dolor que me desgarra incluso al respirar y me impide amar a mi hija como se debe.

32 de julio de 1980

-¡Hay que encontrarlos, hay que encontrar a los bastados de los Potter y matarlos como perros!

-No sabemos dónde pueden estar.

-La vergüenza de la familia Black lo debe saber, siempre le ha gustado juntarse con esa escoria.

-¡No vuelvas unir a esa porquería con el nombre de nuestra honorable casa, Snape!

-¿Crees que si lo torturamos hable?

-Oh, yo sería incluso capaz de hacerlo cantar para nosotros ¿Seguro que no sabes nada rata?

- Mi señora, Dumbledore ha sido muy cuidadoso con su localización.

-¡Eres inútil! aquél sucio mestizo debe de haber nacido ya.

-Yo… tratare de averiguarlo… El Lord podrá acabar con el bebé Potter, tal como le prometí.

31 de Octubre de 1981

Era una noche sublime, el matrimonio Longbottom agradecía que su pequeño Neville no sufriera más esa era oscura en la que el mundo mágico se había sumergido desde el levantamiento de Lord Voldemort.

El señor tenebroso había atacado al matrimonio Potter con lo que no contaba era que Sirius Black y Remus Lupin descubrieran la identidad de su espía. Peter Pettigrew había huido al ser descubierto, pero gracias a eso la orden comandada por Albus Dumbledore llego al valle de Grodric antes de que ocurriera una tragedia. La orden había apresado a la mayoría de mortifagos y solo era cuestión de tiempo para encarcelarlos a todo ellos en Azkaban.

Pero a pesar de toda aquella paz que se extendía por todo el mundo mágico, Alice sentía que algo andaba mal, algo tenebroso iba a caer sobre ellos, su esposo había calmado todas aquellas impresiones diciéndole que se tranquilizara que habían vivido tanto tiempo en guerra, temiendo por su vida, que era normal que aún se inquietara.

Pero como si contradijera las palabras de Frank Logbottom una risa se escucho por toda la casa, al mismo tiempo que todas las luces se apagaban. Aquella risa chillona, malévola, triunfante y demente logro que las piernas de Alice se volvieran gelatina y que Frank la tuviera que sostener para evitar su caída.

-Alice levántate ella no debe estar sola.

De las sombras, tenebrosas y oscuras salieron tres figuras portando todos ellos en sus rostros una sonrisa similar a la de una hiena. En menos de un minuto habían desarmado a ambos.

-Ahora jugaremos a las adivinanzas yo preguntare algo y cada vez que no me digan lo que quiero saber mi querida esposa les dará un pequeño castigo. ¿Entendieron?

Alice nunca había agradecido tanto que Augusta en su terquedad hubiera insistido en llevarse a su hijo al nacer para que estuviera a salvo (aunque en ese momento le pareció una exageración). Fue tomada bruscamente de los hombros y arrojada en medio de ellos.

-¡Déjenla ir, interróguenme a mí! –suplicó Frank, la risa arrogante y despiadada de los cuatro mortifagos no se hizo esperar.

-¡Petrificus totalus!-grito Barty Crouch Jr.

-Debo advertirle que mi querida cuñada suele extremar mucho los castigos así que procura contestar correctamente.

-¡Donde está el señor tenebroso! –Demandó Rodolphus.

-¡Él está muerto, nosotros lo matamos, no quedo nada…!- Bella haciendo uso de maestría lanzó un cruciatus incluso antes de que terminara la frase, Alice se doblego ante el dolor, sus brazos y piernas se estremecieron de forma brusca, sus gestos se tensaron y su quijada se apretó de forma fuerte conteniendo los gritos que pugnaban por salir.

-¡Mientes perra! Quedó algo de él podemos sentirlo.

-¡Nosotros lo vimos nada quedo de él!

Un nuevo cruciatus recorrió cada célula del cuerpo mal trecho de Alice, apretó la quijada tan duramente mordiéndose la lengua logrando que la sangre escurriera de su boca cual fuente fuera. Después de cinco cruacitus más Alice Longbotom era incapaz de mantenerse consciente.

-¡Finite Incantatem!-Frank se tiro de inmediato hacia el piso junto a su esposa.

-¡Mi amor, mi amor…, todo va estar bien yo voy a vengarme de estos bastardos! –La ira bailo en los ojos avellana de Frank, no tenia varita pero en un acto que puede que considerarse demasiado valiente o demasiado estúpido se abalanzó sobre Bellatrix , pensando que tal vez pudiera dominarla con fuerza física y lograr utilizarla como rehén para su escape.

- Sectumsempra - conjuró ella.

Que equivocado estaba antes siquiera de acercarse a ella sintió su carne desgarrarse y la sangre gotear por su piel.

-¿Es que a caso querías atacarme traidor de sangre? que no te enseñaron que no debes golpear a una dama.

-¡Ustedes no son quienes para hablarme de no golpear a una dama!

-Esa sucia perra no puede ser considera un dama.

-¿Qué te parece jugar con nosotros? sí nos dices lo que queremos saber tal vez no dejemos al pequeño Longbotom huérfano.

-Váyanse a la mierda.

-¡Respuesta equivocada!- aulló Bellatrix antes de lanzar un cruciatus.

Tuvieron que reanimar varias veces al matrimonio Longobotom para evitar que murieran pero después de diez horas de tortura habían conseguido la información que buscaban. Los cuatro mortifagos salieron en dirección al ministerio de magia.

1 de noviembre de 1981

Bellatrix resguardaba en sus brazos el último trozo que le quedaba de su señor, podía sentir que ese pedazo sanguinolento de carne aún estaba vivo, su señor aún estaba vivo. Era luna llena el momento perfecto para llevar a cabo aquella magia antigua, aquella magia oscura que solamente se es posible encontrar en las profundidades de una familia como la Black con una reputación tan escabrosa. Debían ser rápidos después de lo sucedido con los Longbotom los aurores los estaban buscando y no tardarían en dar con ellos.

-Rabastan y Barty los están deteniendo, pero no tardaran mucho en venir para acá Bella.

Bellatrix deposito el bulto que cargaba en el piso debajo de numerosas runas antiguas. Lo único que quedaba de su Señor Lord Voldemort.

Rodolphus observó nuevamente el cuerpo putrefacto de su hijo entre sus brazos ambos podrían perder la vida si el hechizo fallaba, pero no lo haría, no debía ser así. Era cierto que nunca nadie había podido revivir a un ser humano por que aquello era una blasfemia hacia la vida y hacia la humanidad. Pero era esa misma humanidad la que los había orillado a hacer aquello la fragilidad, el amor y la desesperación que solo puede experimentar el alma de los hombres.

-Ya es hora.- dijo Bellatrix mientras colocaba los demás ingredientes y cortaba su mano para esparcir su sangre sobre los bultos, uno inmóvil y otro palpitante. Su esposo no tardo en hacer lo mismo.

2 de noviembre de 1981

Su hijo dormía profundamente, beso cálidamente su frente dispuesta a irse a dormir eran las tres de la mañana y ella no había podido dormir nada por los constantes llantos de Draco. Ahora mismo dormido como un ángel era cuando lo amaba más. Estaba dispuesta a regresar a la cama, cuando escucho diversos gritos, furiosa por saber quien se atrevía a armar tanto jaleo bajó hacia la entrada de la mansión.

Lo que vio la dejó muda. En la entrada se encontraba su hermana con un bulto andrajoso entre los brazos, un bulto lleno de tierra y sangre.

-Cissy no tengo mucho tiempo. Atraparon a Rabastan y a Barty , Rodolphus los distrajo para que yo pudiera venir aquí.

-Bella, lo mejor será que te vayas de aquí no podemos arriesgarnos a que te inmiscuyan con nosotros.

-Cissy, cuida de mi bebe.

-Está dormida, no te preocupes ella es una Black nunca dejaría a mi sobrina desamparada.

- No habló de ella es obvio que la cuidaras. Hablo de mi hijo. – la pelinegra se acerco y tendió el bulto a Narcissa que la miraba perpleja, esa perplejidad aumento al escuchar aquel bulto gemir.

-¿De dónde has sacado este niño, Bella?-cuestiono horrorizada.

-Es mi hijo, tu sobrino.- contestó tendiendo nuevamente el bulto hacia ella quien no tuvo otra opción que tomarlo.

-Sus nombres…, los nombre de mis hijos… Marvolo y Hermione... –anunció en un leve murmullo apenas audible antes de desaparecer .


Lo sé, lo sé, debería ponerme a trabajar en Metamorfeame en vez de una nueva historia mientras me quemaba las neuronas pensando en el capítulo 14, llegó a mi esta fabulosa historia, que por más que intente no pude quitármela de la cabeza hasta que escribí este capítulo. Espero me disculpen los que siguen mi otro fic por no publicar aún.