Sakuno miró a su alrededor mientras ayudaba a Ryoma a sentarse. Habían caído desde una altura considerable, tenían suerte de tener heridas poco graves. La muchacha cogió el pañuelo que llevaba en el bolsillo para limpiarle la sangre de la cara al joven.

-Gracias.

Acto seguido, Ryoma se puso en pie y con una sonrisa serena dijo: -¡Vamos allá!

La chica le cogió la mano que le ofrecía respondiendo con otra sonrisa.

-¿Cómo vamos a salir de aquí?

-Esto era el viejo cauce del río que atravesaba este bosque, así que, en algún punto podremos salir.

-Tengo miedo... - la oscuridad era total, Ryoma miró a la chica de trenzas medio deshechas que temblaba junto a él. Era normal que estuviese asustada, hasta él lo estaba.

Le cogió la mano y la miró a los ojos.

-No te preocupes, no voy a dejar que te pase nada. - le dio un beso en la frente. El sonrojo de Sakuno se hizo visible casi de manera instantánea.

-Gracias, Ryoma. - Ella lo abrazó y ocultó el rostro en su pecho. El príncipe la correspondió con el brazo sano, abrazándola efusivamente.

Empezaron a caminar, Sakuno cojeaba y tropezaba con casi todas las piedras del viejo cauce del río. Por suerte, Ryoma la llevaba cogida con seguridad por los hombros.

-¿Estás seguro de que saldremos de ésta? - murmuró Sakuno deteniéndose al oír un trueno en la lejanía.

-¿Por qué dices eso? ¿Es que acaso no confías en mí? - la chica de las trenzas no contestó. Ryoma se sintió estúpido, estaba claro que Sakuno Ryuzaki no confiaba en él, él nunca le había dado motivos para hacerlo, más bien al contrario, siempre conseguía asustarla o herirla.

El príncipe del Seigaku no dijo nada más, cogió a la joven de la mano y la obligó a caminar.

Un buen rato más tarde empezó a llover, la lluvia caía fría y ese frío se clavaba en la piel y en los huesos como agujas. La incesante lluvia hizo que el terreno se hiciese de lo más resbaladizo y Sakuno que no podía levantar bien el pie tropezó por enésima vez, cayendo esta vez de cabeza al lodo.

Ryoma que había soltado la mano de la chica un rato antes la vio caer y rápidamente la ayudó a levantarse. Sin embargo, Sakuno se quedó de rodillas en el suelo y empezó a llorar a pleno pulmón. Sus sollozos rasgaban el cielo y el corazón de Ryoma Echizen. El tenista se quedó de pie junto a su compañera de "viaje" incapaz de decirle nada. Sabía perfectamente que esto era culpa suya, siempre conseguía herir a esa dulce chica mientras ella solo quería hacerle feliz. Cayó al suelo derrotado, embarrándose él también, la cogió por los hombros con brusquedad y la besó.

La lluvia dejó de caer por un instante, el viento dejó de silbar, Sakuno se quedó paralizada y dejó de llorar. Intentó analizar la situación pero solo había una frase que la definiese: "Ryoma, su príncipe Ryoma, la estaba besando"

-Por favor confía en mí... - rogó él mirándola a los ojos – por favor, Sakuno...

-Ryoma...

-No te enfades por lo del beso... - Sakuno lo cortó con un beso dulce y cálido.

-Confío en ti... - dijo ella sonrojada junto a su oído. - Vamos a salir de aquí.

Él chico sintió como si su corazón se llenase de energía y alegría. La ayudó a levantarse para seguir andando.

Cuando el sol rozaba el horizonte, los dos chicos llegaron al hotel, aquellos profesores, entrenadores y alumnos que les vieron llegar supieron de inmediato que entre ellos había cambiado algo.

-Lo hemos conseguido... - susurró Sakuno, agotada pero feliz.

-Solo teníamos que...-empezó él.

-Hacerlo juntos... -terminó ella, Ryoma le apartó los mechones de pelo mojados y sucios de la cara y le tomó el rostro con la mano.

-Te quiero, Sakuno Ryuzaki... gracias por confiar en mí.

-Yo también... - él la cortó en seco como había hecho en el bosque. Sakuno le correspondió al beso mientras le rodeaba el cuello con los brazos.

"Te amo Ryoma, siempre estaré junto a ti. Siempre JUNTOS"