Hola mis lectores, ¿cómo están? Bueno, después de tanto tiempo aventurándome a escribir un multi-chap, aquí me tienen. Eso sí, esta vez he aprendido mi lección y he escrito todos los capítulos antes de publicarlos (no pasará lo mismo que con Redeem, así que lean sin miedo)

Me gustaría hablar acerca de qué me inspiró a escribirlo, pero creo que les daría un terrible spoiler así que las dejo que lean y después les explico ;) sólo agregaré los correspondientes agradecimientos a Nerea, quien fue mi beta en las primeras etapas de esta historia y a Eli después cuando decidí retomarlo. Gracias chicas!

Espero que les guste

Enjoy!

Disclaimer: The Mentalist no me pertenece. Mi sueldo no me alcanza para comprarlo.


She Dreams In Red

Capítulo 1

Supe que algo andaba mal incluso antes de abrir los ojos. En primer lugar, yo no me encontraba en mi propia cama y, de hecho, ni siquiera recordaba haberme echado a dormir en ella la noche anterior.

Sentía como mis sentidos comenzaban activarse uno a uno en busca de respuestas. Mis oídos fueron los primeros en responder escuchando a lo lejos el sonido de los autos y el canto de los pájaros al lado de mi ventana. Probablemente era de mañana, pero eso no contestaba mi pregunta de por qué me encontraba en un lugar extraño siendo que no recordaba nada al respecto.

Pronto el gusto y el tacto reaccionaron producto de la adrenalina. Mi boca estaba seca, terriblemente seca, como si no hubiese bebido agua en semanas. Mientras que el tacto sólo me confirmaba lo que yo ya sabía: esta no era mi cama. Las sábanas ásperas sobre el colchón lo demostraban. Por otro lado, y más raro aún, estaba yo todavía estaba completamente vestida.

Apuré entonces el olfato y la visión, pero esta última parecía no funcionar producto del fuerte dolor que se extendía desde mi sien derecha hasta todo el resto de la cabeza. Mi corazón empezó a latir inquieto, sobre todo al usar mi nariz y sentir el aroma a encierro a mi alrededor.

Quería saber qué rayos sucedía, qué había pasado la noche anterior para que yo hubiese terminado así, pero mis extremidades no parecían querer cooperar al igual que mis ojos. Me dolían, tal como si la noche anterior hubiese estado metida en una pelea de la cual no había salido airosa. Traté de moverme de cualquier manera, pero no tenía la fuerza para hacerlo.

Dejé escapar un sollozo de angustia. Esto no era normal y no me gustaba nada.

De pronto, una mano fría se posó en mi frente y apartó el cabello que había en ella suavemente. Era un gesto que en otras circunstancias hubiera tranquilizado a cualquiera. Sin embargo cada célula de mi cuerpo me pedía a gritos que no bajara la guardia a pesar de lo dulce y tranquilizadoras que parecían esa mano.

-Shh…Todo estará bien- escuché una voz masculina a mi lado. Sonaba neutra e irreconocible, seguramente producto de la nebulosa que era mi cabeza en esos momentos-. Tranquila, Teresa, pronto te sentirás mejor y podremos hablar acerca de lo que sucede aquí. Sólo espera que pase el efecto del sedante ¿Bueno?

Aún no podía reconocer la voz de quien me hablaba y ahora se sentaba a mi lado, pero la idea de que fuese Jane cruzó por mi mente súbitamente. Sólo él podría tratar de calmarme de esa manera en una situación así.

¿Estaba en un hospital acaso?

¿Por eso el dolor, la cama extraña y su actitud tan próxima a mí así de la nada?

Era la explicación más probable.

No obstante había cosas que me hacían dudar de esa conclusión ¿Desde cuándo los hospitales olían como al interior de un armario? ¿Desde cuándo las enfermeras te dejaban puesta la chaqueta y los zapatos a la hora de acostarte en una cama?

¿Me estaban atendiendo en otro lugar entonces? Quizás, o al menos así quería creerlo, porque estaba herida y la voz había dicho algo acerca de los sedantes.

Tragué saliva e hice algo que odiaba hacer: decidí confiar en la voz rezando porque fuera Jane para que todo esto terminara y me diera las respuestas que tan desesperadamente necesitaba saber. Desistí de intentar abrir los ojos y dejé que el sueño se apoderara de mí otra vez.

A pesar de que no tenía otra opción, ese fue uno de los peores errores que pude cometer.


Supuse que era la mañana siguiente cuando desperté. No podía estar segura después de todo ya que, aunque al fin había recuperado la visión y podía observar el amanecer desde la ventana contigua, no podía afirmar que llevaba solamente un día durmiendo. Lo que había ocurrido debía haber sido aterrador y probablemente grave, dudaba que hubiese recuperado la conciencia en cuestión de un par de horas.

Con algo de dificultad me incorporé de mi cama y comencé a tratar de encajar las piezas ahora que estaba en pleno control de mí misma. Tenía razón al deducir que no había estado todo este tiempo en una habitación de un hospital. Me encontraba en una especie buhardilla de paredes de madera algo roñosas y polvorientas. No había casi nada ahí aparte del catre en el cual estaba sentada, una silla, un baño en una habitación contigua y una ventana redonda, la única del lugar, protegida con una reja que apenas si me dejaba ver al exterior.

Me levanté con cuidado y caminé por el cuarto lentamente, deteniéndome unos minutos a mirar mi reflejo en el espejo diminuto pegado a la pared del baño. Efectivamente llevaba la misma ropa del día anterior, sólo que había una pequeña mancha de sangre en el cuello de mi blusa. Busqué de dónde podía haber venido y vi un parche de gasa en la sien derecha. "Eso explica el dolor" pensé mientras lo levantaba y veía un pequeño corte en la piel que ahora cobraba un horrible color púrpura.

Di un respiro de alivio al notar que la herida había sido limpiada apropiadamente y que el vendaje había sido colocado de manera correcta. Quizás sí me habían atendido ahí por un asunto de urgencia y el resto del equipo estaba abajo esperando que despertase.

Seguí mi camino a la puerta, feliz de comprobar que todos los horribles escenarios que había creado en mi cabeza acerca de mi condición no eran ciertos. En serio debía relajarme, tal como Jane me había dicho una docena de veces.

Sentí unos pasos en la escalera justo cuando me disponía a alcanzar la perilla. De mala gana volví a mi cama lo más rápido posible. Lo que menos necesitaba ahora era que me regañaran acerca de por qué no me encontraba descansando.

Esperé pacientemente que los crujidos de los escalones se escuchasen más y más cercanos y que la puerta se abriera.

Para mi sorpresa, no fue ni Jane ni el resto del equipo quien se asomó por el umbral.

-Buenos días. Parece que te sientes mucho mejor hoy- dijo el desconocido sonriéndome como si hubiésemos sido amigos por años-. Supongo que no tienes hambre después de lo que ocurrió ayer, pero te traje desayuno de todos modos.

Parpadeé desconcertada y sin saber qué decir o hacer. Reconocía la voz. Era él quien me había calmado la primera vez que recobré la conciencia. Un frío me subió por la espina al darme cuenta que no había sido Jane tal como lo había supuesto. El tipo tenía un aire parecido con aquella sonrisa de oreja a oreja y esa mirada penetrante. Sin embargo, ambos eran como el agua y el aceite. Él tenía el cabello oscuro y liso, ojos negros y era bastante más alto y robusto.

-Bébela. Está tal como te gusta…-sugirió amablemente.

Fruncí el ceño y recibí la taza, aunque no seguí su consejo. Desde lo ocurrido con Carmen que desconfiaba de cualquier tipo de bebida que me ofrecieran, sobre todo si esta venía de otra persona que no conocía.

-¿Quién eres?- pregunté sin rodeos-¿Cómo terminé aquí?

El sujeto sonrió otra vez y se sentó en la silla vacía a mi lado.

-Tú me conoces. De todas las preguntas que deberías estar formulándote ahora mismo, esa es la única que deberías poder responder por ti misma.

Lo observé aún más extrañada y tratando con todas mis fuerzas de hacer encajar su rostro con alguno que haya visto en el pasado. Él podía estar jugando conmigo y fuera nada más que un sicótico inestable torturándome al negarme la verdad, pero se veía tan convencido y resuelto que sentí que tenía razón. Por otro lado, a pesar de que tenía el impulso de agarrarlo por el cuello y exigirle que hablara claro, sabía que no era la mejor opción. Obviamente la posibilidad de que el equipo me hubiese traído aquí estaba de plano descartada. Estaba sola, aún débil y si él me había arrastrado aquí a la fuerza o algo por el estilo era mejor ir con cuidado.

-Lo siento. No sé quién eres…-respondí finalmente.

-Ya lo sabrás. Dale un poco de tiempo- dijo poniéndose de pie-. Te dejo tu café por si lo quieres más tarde.

-¡Espera!- exclamé al verlo que se dirigía a la puerta. Traté de seguirlo, pero no logré alcanzarlo con mis piernas cansadas antes de que desapareciera tras el umbral.

Maldije en voz alta y tal como lo supuse, la puerta estaba cerrada por fuera. Desesperadamente busqué otra vía de escape. No había nada aparte de la ventana enrejada también por fuera.

Tomé la cruz que colgaba de mi cuello, la cual afortunadamente no me había quitado y comencé a rezar pidiendo mente fría y calma.

Todas las señales indicaban que había sido víctima de un secuestro, aunque no se sentía como tal de no ser por las puertas y ventanas cerradas. Tenía que mantener la calma si quería salir de esta viva.


¿Les gustó? Espero de corazón que sí. Por favor dejen review.

Sobre la inspiración de este fic (por si les interesa) la verdad es que muy simple. Siempre he querido escribir mi versión de "Lisbon siendo secuestrada por tipo X por X razón", pero dado que hay muchísimos fics al respecto (muchos escritos por gente mucho más talentosa que yo), preferí hacer algo diferente.

Por eso, dado que estos fics generalmente son desde la perspectiva de Jane, quise hacerlo esta vez a la inversa. Veamos si de veras me resultó mi idea :)

La próxima actualización será la próxima semana, quizá antes dependiendo de las reviews :)

Nos leemos