Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer aunque yo haya cambiado los roles y apellidos en esta historia que sí es toda mía.


"La mente es como un paracaídas, sólo funciona si se abre"

Albert Einstein

Advertencia: Abrid sus mentes. Pueden encontrar escenas fuertes o subidas de tono. Algunos de los personajes de Twilight han cambiado de rol y hasta de apellido, es mi culpa.


Capítulo 16

Es.

Cuando veo tu rostro
no hay una cosa que yo quisiera cambiar en el,
porque eres asombrosa
así como eres.

Just the way you are

Bruno Mars

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La perfección en el ser humano se hace latente cuando es observado desde una óptica única e incomparable, la visión del aquel que le ama.

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—Muy bien, jóvenes, como todos saben hoy visitaremos el departamento de Ciencias de la Universidad de Washington. Creo que está de más recordarles que su comportamiento debe estar a la altura del objetivo de la actividad; por favor recuerden que los ojos de la gente están puestos en ustedes, los estudiantes de esta prestigiosa institución —decía Miss Weber, madre de Angela y profesora en el Saint Patrick, a los estudiantes, quienes ya estaban ubicados en el autobús.

¡Pura basura! ¡Lame botas! ¡Larguémonos! —gritó un estudiante que estaba sentado en uno de los últimos puestos.

—¿Quién dijo eso? —exigió saber Miss Weber mientras se ponía verde de la rabia.

El silencio reinó, nadie contestó a su pregunta, ella esperó unos minutos más pero al ver que nadie decía nada no tuvo más opción que pasar por alto el insulto y dar la orden al conductor de que podía iniciar el recorrido que los llevaría a la universidad. Miss Weber se sentó al lado de su hija, quien de inmediato la abrazó y trató de confortarle.

—Mami, tranquila. Mis compañeros son unos tontos, solo tienen envidia de que la madre de uno de nosotros, es decir, yo, trabaje en el cole, eso es todo —explicó Angela.

—¡Ay, mi nena! ¿Este año si serás la mejor de tu clase? —Angela se tensó ante la pregunta de su madre—. Yo espero que sí, nena… sino… tú sabes lo que pasará. Óyeme bien, nena, no quiero a Swan entre las mejores otra vez, ¿queda claro? —inquirió Miss Weber.

—Sí, mamá, ya lo sé —contestó Angela nerviosa.

—Muy bien, así me gusta, hay que aplastar siempre a las aparecidas. Me alegra que sigas mi consejo, a los amigos cerca y a los enemigos aún más cerca. —Sonrió Miss Weber mientras miraba hacia donde Isabella se encontraba y la saludaba con un gesto de su mano, que la chica respondió de igual modo.

Al llegar a la universidad Miss Weber dio unas cuantas indicaciones a los estudiantes y se dirigieron de inmediato al departamento de Ciencias, donde varios profesores de la universidad les esperaban. Luego de los saludos y presentaciones pasaron al auditorio donde se llevarían a cabo una serie de conferencias que cada profesor había preparado de acuerdo al área o tema en el que se destacaban.

Isabella miraba las instalaciones de la universidad embelesada, la ciencia le atraía mucho, era la mejor de la clase pero Miss Weber en ocasiones no se lo reconocía y se mostraba fría, y prefería ignorarla, por lo menos eso le parecía a Bella, sin embargo no comprendía el por qué esa actitud por parte de la profesora cuando ella y su hija eran tan buenas amigas, no sentía que su conducta daba oportunidad a reproches o señalamientos. Angela se acercó a ella y la abrazó.

—¡Oye! No habíamos podido hablar esta mañana, Bella. ¿Lista para demostrar si eres tan buena en ciencias cómo pareces? —cuestionó Angela mientras le daba un beso a Bella en la mejilla y regresaba a su lugar, al lado de su madre.

Isabella pestañeó varias veces seguida, definitivamente las palabras de Angela eran el complemento a sus ideas sobre Miss Weber y su hija, ambas, madre e hija no eran de fiar, su corazón se lo decía y rara vez este fallaba, tendría que estar alerta porque dadas las circunstancias este último año en el Saint Patrick no sería tan fácil, ¡cómo extrañaba a Victoria en aquellos momentos! Ella sabría qué hacer para salir bien librada de todo aquello, por lo pronto solo le restaba prestar atención a la primera conferencia: Ciencia en el siglo XXI, que sería presentada por el jefe del departamento de ciencias.

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En el momento en que Renée se dispuso a iniciar su conferencia Isabella estaba muerta de aburrimiento, las conferencias habían sido una serie de aclaraciones sobre términos relacionados con el mundo científico, fueron peor que una clase de Miss Weber, Isabella daba por sentado que los profesores universitarios los tomaban por estúpidos o por estudiantes poco aventajados, cuando la situación era todo lo contrario, sin embargo estos realizaron constantemente durante el curso de sus discursos preguntas a los estudiantes con el fin de que participaran activamente, pero por desgracia a ella no se le dio la oportunidad de hablar en ningún momento, Miss Weber parecía saber ingeniárselas para privarla de la oportunidad de participar y por el contrario hizo todo lo posible para que su hija, Angela, destacara, a tal punto que los demás estudiantes renunciaron a pedir la palabra y dejaron que esta repitiera como lora los conceptos que había aprendido de memoria; así que cuando Renée se presentó ante los estudiantes para hablar sobre biotecnología Isabella no paraba de bostezar y demostrar abiertamente cuan aburrida estaba.

Afortunadamente, Renée había estado observando a Isabella y no había pasado por alto que el aburrimiento de la chica era producto de la manera tan sosa en que sus colegas habían presentado la información, y el modo en que abiertamente la profesora Weber ignoraba a Isabella y le privaba de participar cuando los espacios estaban dados para hacerlo; a partir de allí Renée cambió lo que tenía preparado y decidió improvisar un poco, con tal de hacer destacar a la chica, bien lo merecía, era una estudiante brillante y no por el manejo de influencias de la corrupta Weber truncaría los sueños de la muchacha que se había robado el corazón de su hijo.

El modo en que Renée dio su conferencia le devolvió a Isabella la motivación y participó en diversas ocasiones durante esta, no solo cuando Renée hacía preguntas, también hizo aportes puntuales a lo largo del tema, inclusive discutió sobre varios avances en materia de biotecnología con ella. Renée sintió que había encontrado en Isabella una valiosa aprendiz y esta a su vez sintió que Renée era un ejemplo a seguir, mientras que Miss Weber y Angela se retorcían en sus asientos muertas de rabia porque después de todo no habían logrado pisotear a Isabella cómo pretendían.

Las conferencias terminaron y después de conclusiones, preguntas y una serie de hipócritas agradecimientos por parte de Miss Weber a la universidad los estudiantes emprendieron el regreso al Saint Patrick y de allí cada uno se dirigiría a sus respectivos hogares. En el camino de regreso al colegio Isabella no dejaba de pensar en Renée, lo buena que había sido du conferencia, se había identificado con su modo de pensar, de algún modo esta le había inspirado, tal vez se decidiría por la ciencias después de todo, era buena en el tema y les gustaba, así que podría emprender una carrera universitaria en el área. A inicios del año escolar había pensado que tal vez estudiaría música, pero su madre, Kate, le había dejado claro que la música no llenaba las neveras, así que la ciencia era su mejor opción y haría que su madre se sintiera orgullosa de ella.

Al llegar al Saint Patrick fue una de las primeras estudiantes en bajar del autobús e ir directamente al estacionamiento a buscar su auto, quería salir de aquel colegio cuanto antes, no quería volver a cruzarse con Angela y con su madre, no se sentía dispuesta a soportar sus sonrisas falsas, y pensar que en una ocasión había peleado con Lauren por defender a Angela, ¡qué estúpida había sido! Corrió hacia su auto, abrió la puerta de piloto, lanzó su morral en el asiento trasero y en cuanto pudo salió del Saint Patrick rápidamente. Pone un poco de música para relajar su mente y dejar de lado el mal momento que ha pasado, cortesía de Angela y su madre. Empieza a cantar la canción a todo pulmón mientras conduce y en seguida se siente diferente, la música tiene el poder de hacerle olvidar todo lo que le hace daño y trae a ella energía positiva, la llena de pensamientos felices.

Mientras conducía en ocasiones aparta la vista del camino y miraba a las personas, que van por las aceras, caminar, ¿cuántos de ellos se sienten tan imperfectos y poco valiosos como ella? Sigue cantando, pese a los pensamientos felices que la música ha traído a ella, nunca su mente para de menospreciarla, su autoestima está tan dañada que es inevitable que se vea de otro modo, no importa en donde se refleje, el resultado siempre es el mismo… Ella es menos que los demás y punto; no importa el talento, no importa cuánto lea o cuanto sepa, da igual porque no vale nada.

Sin embargo, es consciente de que sus amigos no piensan igual que ella, que tal vez su visión de sí misma esté dañada, pero luego vuelve a cambiar de parecer al recordar cada uno de sus errores a lo largo de su vida, desde su primer recuerdo hasta ese instante, su último error, sin lugar a dudas fue confiar en Angela Weber, esa estúpida y mezquina hija de mamá; respira profundo y mira hacia su derecha, sonríe al ver al chico que camina en esa acera… Edward Cullen. Baja la velocidad del auto y se orilla, detiene el auto, hace sonar el claxon para que él la vea y este detiene su caminata, y la saluda.

—Hola, Bella, ¿cómo va todo? —preguntó Edward inclinándose a la altura de la ventanilla del auto.

—Muy bien. ¿A dónde vas? Puedo llevarte, salí temprano de clases y no quiero llegar temprano a casa —contestó ella con una sonrisa.

—Iba a decirte que no era necesario, pero ya que puedo ayudarte a no llegar tan temprano a casa no me negaré —manifestó él entrando al auto.

Él ya había ejecutado la primera parte del plan que había trazado con su madre, ahora le correspondía ejecutar la segunda parte y la más importante.

—Gracias por decir que sí —expresó Bella poniendo en marcha el auto.

—¿Has tenido un día difícil? —inquirió Edward al ver la expresión de ella, su rostro mostraba la decepción.

—Podría decirse. Digamos que descubrí la falsedad en alguien —respondió Bella haciendo una mueca.

—Eso pasa, sobre todo en esta etapa. Naturalmente en el último año es cuando más máscaras verás caer, pero no por ello debes dejarte caer. Eres fuerte y muy inteligente, no te he escuchado cantar pero también sé, de muy buena fuente, que eres talentosa —explicó Edward mirándola fijamente.

—Tienes una visión de mí que parece que… que… —Bella tartamudeó.

—¿Parece qué? Dime, no me molestaré digas lo que digas —la instó él.

—A tus ojos soy perfecta, ¿no es así? —le cuestionó Bella.

—Así es y no me avergüenza decirlo, Bella. No tengo ningún motivo para sentir vergüenza de lo que pienso y siento por ti —respondió Edward tomándola de la mano y dándole un pequeño apretón.

—¡Vaya! No sé qué decir —manifiesta ella.

—No tienes por qué decir algo. La verdad no espera una respuesta de vuelta porque es lo que es sin importar los argumentos a favor o en contra. —Edward le sonríe.

—Tienes un particular modo de pensar, Edward —comentó Bella.

—Lo sé. —Él se carcajeó—. Lo heredé de mi madre.

—Tu madre es una científica genial —expresó ella.

—Gracias. Llevo toda la vida viendo lo excelente profesional que es, no se amedranta ante nada, ni nadie y a veces su boca no tiene filtro, pero sí, ella es genial, definitivamente.

—Hoy escuché una conferencia de tu mamá —informó Bella.

—Lo sé. Mi madre me comentó que tu colegio visitaría su universidad —puntualizó él.

—¿Y también sabías que saldría temprano? —increpó ella.

—Chica suspicaz, sí, eso lo calculé. ¿Cómo me descubriste? —le cuestionó Edward.

—No transitas esta calle, lo que hay al final de esta calle es el Saint Patrick y antes de llegar allí solo hay cafeterías —explicó Bella.

—¿Me creerías que vengo por café? —Edward pregunto. Bella negó con la cabeza—. Bueno, lo admito, vengo por algo mucho más dulce… tú.

Al escucharlo Bella se sonrojó, le parecía increíble la franqueza de Edward, era sincero sin caer en el cinismo. Edward era perfecto, pensó ella en ese instante.

—Bueno, no me has dicho a dónde vas —expuso Bella.

—A casa de mi abuela —contestó él.

—Muy conveniente —replicó ella.

—Bastante, dejé mi moto allí y pasaré a buscarla —explicó Edward.

—¿Te tomaste todo ese trabajo por mí? ¿Por qué? —inquirió Bella.

—Bueno, tengo un par de buenas razones, la segunda es la de mayor peso. La primera, es que tengo algo para ti y no podía esperar a entregártelo. Y la segunda, mi razón más importante, eres tú, por ti, me importas, Isabella, y mucho —expresó él con una sonrisa.

—Eres impresionante —soltó Bella sin pensarlo y en cuanto se dio cuenta de lo dicho se sonrojó levemente.

—Eso sí que no lo sabía —bromeó Edward.

—¿Siempre eres así de seguro? —inquirió Bella mientras dirigía el auto hacia la calle en la que vivía.

—Desde hace un tiempo sí. Hice algo bastante malo hace un tiempo atrás, no fue adrede pero lastimé a mi mejor amigo y él juró vengarse —empezó a narrar él.

—¿Y eso qué tiene que ver con tu seguridad? —cuestionó Bella.

—Que solo trato de hacerte sentir segura porque no quiero que seas objeto de una venganza absurda —argumentó él.

Bella bajó la velocidad del auto y estacionó frente a su casa, entonces miró a Edward.

—No te entiendo —se quejó frunciendo el ceño.

—Fácil. Tú no solo me gustas, mis sentimientos van más allá de una simple atracción —expresó Edward entregándole un paquete.

—¿Qué es? —preguntó ella tomando el paquete que él le tendía.

—Conocimiento —contestó él—. No olvides lo que te dije, ¿sí? Gracias por traerme —y diciendo eso bajó del auto y corrió en dirección a casa de su abuela.

—Este hombre está loco y yo por él —dijo Bella a la nada mientras rasgaba el papel de regalo que envolvía el paquete que Edward le había dado. Sonrió en cuanto vio de qué se trataba, era un libro, pero no cualquier libro, era un libro sobre biotecnología. Bella le dio un par de besos a la portada del libro, se decidió a bajar del auto y entrar a casa.

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—¿Y bien? ¿Cómo ha ido todo? —preguntó Ita en cuanto Edward estuvo dentro de la casa.

—Creo que debo suponer que tenía tres pares de ojos observando por la ventana, ¿o me equivoco? —replicó Edward.

—Jovencito, no contestes una pregunta con otra. Vamos, responde —le instó Ita.

—Pues todo ha salido muy bien, ella ha dicho que soy impresionante —dijo Edward rojo como un tomate.

—¡Bravo! Ese es mi bebé —gritó Renée haciendo aparición.

—Mamá, no soy un bebé —se quejó él.

—Siempre serás mi bebé —murmuró Renée mientras le abrazaba.

—Aquí hace falta alguien, ¿dónde está ricitos de oro? —cuestionó Edward.

—Está haciendo inteligencia —respondió Ita.

—¿Haciendo inteligencia? —inquirió él.

—Está hablando con Bella —aclara Renée soltando un carcajada al ver la expresión de su hijo.

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Londres.

—Es momento que decidan en qué lugar de los Estados Unidos se abrirá la escuela de diseño —expresó Elizabeth mientras cenaba con todos sus hijos en la mansión Masen.

—He estado pensando en la idea de Anthony de que no sea un lugar muy reconocido, donde los talentos se vean asfixiados por carencia de oportunidades, investigué y creo que podría ser en Port Angeles —explicó Marco.

—¿Dónde diablos queda eso? —replicó Carlisle.

—En el estado de Washington —contestó Anthony.

—¿Desde cuándo eres tan bueno en geografía? —se burló Carlisle.

—Desde que se la ha pasado peinando los mapas imaginando donde puede estar Renée —fue Marco quien contestó.

—Ya veo —solo atinó a decir Carlisle, al ver que el tema de Renée había salido a colación, sabía que hablar de ella era algo muy delicado para Anthony.

—Me parece un buen lugar para empezar —habló Elizabeth finalmente—. Que sea Port Angeles, tenemos que arriesgarnos, la moda es una industria de riesgos, que sea donde ha dicho Marco. Por favor, Anthony —se dirigió a este—, ayuda a tu hermano con los trámites. Espero que en menos de un mes, Marco esté viajando a Estados Unidos para iniciar todo. Anthony, te quiero supervisando todo el proyecto. Carlisle, espero que colabores y no te quejes tanto.

—¡Qué la aventura sea en Port Angeles entonces! —gritó Carlisle levantando su copa para brindar.

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Hola.

Después de eones atrapada dentro de una lámpara he sido liberada por mi amo y aquí estoy.

Espero que les guste este capítulo, es el preámbulo a muchas cosas, no puede decirles qué… pero creo que les encantará.

Mil gracias por sus alertas, favoritos y rrs.

Gracias a Tecupi, Yoliki, EriMy a Karel Gtz.

Nos vemos a final de mes, ¿qué día? No puedo darles seguridad sobre un día, pero a final de mes tendrán un nuevo cap.

Besos y buena vibra.