Empty Hearts.

Capítulo 3: Volveremos a vernos.

Podía oír los latidos de su propio corazón chocar alocadamente contra sus oídos, recordándole que todo aquello era real, que no era un sueño.

Su respiración, ligeramente descontrolada la acompañaba a cada paso que firmemente daba sobre el suelo de aquella corrompida isla.

No habían pasado ni dos minutos después de dejar a Kid con Kei cuando múltiples explosiones se hicieron audibles. Sabía que su capitán era fuerte, pero el comodoro contaba con la experiencia de la que Kid carecía.

Cerró sus ojos momentáneamente, deseando que sus dos amigos pudieran arreglárselas.

Aunque ahora no podía darse el lujo de pensar en otra cosa que no fuera su batalla. Kori se había detenido unos pasos más adelante, justo en el centro de lo que parecía ser un terreno baldío.

Sus rubios cabellos se mecían salvajemente con el viento que soplaba, otorgándole una inigualable aura de misterio y poder.

Un choque de miradas lo desató todo, el cielo y el mar chocaron, desatando la tempestad.

No necesitaron de palabras para comenzar la pelea, como si fuera un acto coordinado, ambas alzaron sus espadas al mismo tiempo, dictaminando el resultado de aquel encuentro.

El viento sopló en ese momento, cargado de un extrañamente cómodo silencio, dándoles tiempo a las luchadoras a prepararse para la batalla.

No pasó ni un segundo cuando ambos filos chocaron, provocando que chispas azules saltaran. Acero contra acero, voluntad contra voluntad, las antiguas conocidas se enfrentaron.

Y la batalla comenzó.

Tuvo que esquivar una estocada por parte de la mujer, aunque sabía que aquella no era su habilidad Kori era muy buena en el manejo de la espada, no por nada era comodoro en la Marina.

Sus recuerdos sobre ella eran difusos, pero aún podía hacer memoria de su fruta del diablo. Junto con ella, Kori y Kei habían pertenecido a un lote de esclavos con poderes de Akuma no Mi especialmente raros, tal como su Logia o la Zoan Despertar de Kei.

Conocedora de su habilidad en ataque a cualquier distancia, Raven tuvo que moverse rápidamente, esquivando, cortando y golpeando fuertemente. Sabía que no podía darse el lujo de perder un solo segundo preparando algún ataque, porque sino ella aprovecharía el momento para atacar con todo lo que tenía.

Pronto a su alrededor apareció un perímetro claramente visible, indicándole que la verdadera batalla comenzaba ahora.

Intentó desaparecerse fuera del gran habitáculo, pero rápidamente fue ralentizada, hasta que la velocidad de sus pasos ni siquiera generaba un movimiento visible.

Kori no perdió el tiempo regodeándose, rápidamente cortó su espalda, abrió heridas en sus brazos y en el momento en que iba a atravesar su abdomen el acero chocó contra una superficie extremadamente dura.

Cuando alzó la mirada se encontró con que el pecho y el estómago de su contrincante se habían convertido en un material más duro y resistente que el diamante. Haki, supuso.

Sí… ella sabía quiénes habían sido sus maestros y no dudaba en que el Haki hubiera sido una de sus principales enseñanzas.

No le quedaban más opciones, entonces. El tiempo volvió a correr para Raven y sorpresivamente ella se abalanzó sobre la rubia, cayendo sobre su espalda y estampándola contra el suelo.

Ambas armas volaron de sus respectivas dueñas, clavándose unos metros más allá, muy lejos del alcance de ninguna de las luchadoras.

Concentrándose en el cuerpo bajo ella, la morena presionó fuertemente sus manos contra los brazos de la otra mujer inmovilizándola. Kori se revolvió durante algunos segundos, maldiciendo su lentitud a la hora de saldar cuentas. Pero ella era una mujer inteligente y sabía cuando parar.

—No vamos a matarnos entre nosotras, Kori. Acabo de llegar a esta isla y no tengo pensado hacer enemigos ya. —Rápida y concisa Raven explicó, intentando que sus palabras sonaran indiferentes y cortantes.

—En eso te equivocas, tú ya tienes enemigos, Raven. Tantos que no podrías contar ni con todos los dedos de tus manos y pies. Y nuestra enemistad… nuestra enemistad ya viene de antes. —Inconforme con la situación en la que se encontraba Kori respondió serena y tranquila, pero con un toque de veneno en la voz.

Pero aquellas palabras no tuvieron la reacción deseada sobre la diosa vacía. En vez de soltarla o defenderse simplemente hundió más la cabeza de la mujer a la que tenía inmovilizada.

—Así es el mundo, Kori. Y tú lo sabes mejor que nadie, ambas vimos cosas que nadie debería ver y míranos, mira dónde hemos terminado. —Pensando durante algunos segundos sus próximas palabras, la mujer continuó—. No tengo escusa alguna para ese día, pero desde aquel entonces ambas hemos cambiado. Ya no soy la niña que conociste, ni la adolescente que te liberó. Ahora soy una pirata y tú eres una marine, los caminos que tomamos son completamente distintos ahora y si insistes en culparme por ello, hazlo.

De un salto liberó a la rubia, incorporándose y recogiendo su espada. Aquella respuesta indiferente provocó una sensación burbujeante en la garganta de la ojiazul. No se esperaba aquella contestación. Si antes llegaba a despreciar a la que anteriormente había sido su compañera, ahora comprendía que aquella sensación era un aborrecimiento que rozaba la indiferencia malsana.

Si se replanteaba la relación que había tenido con la morena comprendía que aquello era normal, algo previsible y completamente entendible por su parte, y Raven lo comprendía. Durante su estadía juntas no habían intercambiado más de dos palabras, no querían ni habrían podido. Se cruzaban en el pasillo, conectaban miradas vacías y después una u otra desaparecían por pasillos extremadamente lejanos entre sí.

No se les permitía establecer contacto alguno con cualquier otro preso, por lo que las celdas eran individuales, pero aún si no lo hubieran sido, nadie allí tenía ni ánimos, ni las fuerzas suficientes para hablar.

El día en que la vio allí de pie junto a su celda pensó que estaba delirando por sus heridas o por el maltrato, pero no había sido un delirio toda aquella sangre, ni el sonido de la puerta abriéndose junto con la de otros presos, tampoco lo fueron sus silenciosas órdenes ni las secas indicaciones.

Había liberado a los presos que había podido, había matado a un Tenryuubito en su fuga y los había abandonado allí, en Mariejoa, a su suerte. Por lo menos les había lanzado las llaves de sus collares explosivos y de sus cadenas, sin tiempo para liberarse a ella misma.

Y lo único que pudo sentir en el momento del abrumador sonido de las explosiones fue odio y resentimiento, algo tan profundo que borró rápidamente la única pizca de agradecimiento que había aflorado en su interior.

Había conseguido escapar de allí por los pelos y, junto a Kei, un esclavo que verdaderamente había colaborado en su huída borraron sus huellas del mapa.

Pronto tuvo noticias de Raven Blackdragon, apodada "La Diosa Vacía", conocida por el asesinato de un Dragon Celestial y la liberación de cantidad de esclavos usuarios de frutas del diablo.

Ella había sido la cabecilla de la fuga e indudablemente obtuvo las justas consecuencias. Fue perseguida por marines y cazarrecompensas durante algún tiempo, hasta que su nombre fue prácticamente olvidado, tan solo mencionado de cuando en cuando por algún marine o pirata de turno.

Tal como Kori y Kei, Raven borró todo rastro de existencia sobre lo que alguna vez fue y lo último que supo de ella fue que había sido vista en el barco de un piratilla con una fama mínima, camino a la Reverse Mountain.

Y curiosamente, justo cuando aquella noticia escapó de los labios de aquel viejo tabernero fue cuando Kori decidió hacerse marine, dispuesta a encontrar a Raven y a hacerle pegar por todos los crímenes que había cometido.

Podía haberla liberado, sí. Probablemente si Raven no la hubiera salvado de aquel infierno seguiría allí, también. Pero de lo que no tenía duda era que no olvidaría aquella indiferencia hacia su persona y hacia los demás esclavos por parte de la morena.

Esperaría el tiempo necesario, aprendería a luchar y a dominar su Akuma no Mi. Forjaría su identidad en la Marina y sería recordada, solo para que el día de su reencuentro ella pudiera mirarle a la cara y saber que cometió un error al abandonarla junto con los demás esclavos en Mariejoa.

Sin embargo, ahora que la tenía delante pudo comprobar que aquella mentalidad no le serviría a partir de ahora, que Raven había madurado a fuerza de golpes y que sin darse cuenta, ella también lo había hecho.

Pero nada de eso cambiaría sus ansias de venganza. Simplemente no podía hacerlo, porque si lo hacía se estaría perdiendo a sí misma, estaría olvidando que gracias a ese resentimiento ella había conseguido una voluntad a prueba de fuego… o eso pensaba ella.

Porque Raven se había dado cuenta, ambas habían cambiado y aceptaba el odio de Kori hacia ella, pero sabía a la perfección que algo tan simple como aquello no podía haberla llevado hasta donde estaba.

Raven no era tan importante, en aquel momento era fácilmente olvidable, nadie sabía de quien hablabas hasta que mencionabas el crimen que había cometido. Pero ella se aseguraría de que eso cambiara.

Tanto Kori como Kei, el resto del mundo, todos tendrían que temerla y recordarla como la pirata que era. No podía demostrar debilidad alguna y siendo como era…

Tendría que cambiar, no instantáneamente, pero a la larga tendría que hacerlo. El mar se encargaría, se dijo, pero también ella debía comenzar aquel movimiento. No podía quedarse sentada a esperar mágicamente su cambio, porque si lo hacía pecaría de ignorante y aquello podía llegar a costarle caro.

Más violenta, más agresiva, fuerte, desalmada, malvada y despreciable. Así tenía que verla el resto del mundo; Raven se encargaría que le creyeran tan mala como Kori lo hacía.

Así se aseguraría de que nadie tuviese el valor necesario para preguntarle nunca.

Pero aún quedaba tiempo para eso y aunque disponía del necesario y más, tenía que asegurarse de atar los cabos sueltos o simplemente… dejarlos a la deriva, bien lejos de ella.

No iba a matar a Kori hoy, tal como la rubia no la mataría a ella en ese momento.

Esperaba que Kei hubiese abandonado ya la pelea con su capitán y Killer. No podía perder más tiempo, por lo que rápidamente enfundó su nodachi y partió con dirección al pueblo, observando las altas columnas de humo, dispersas por la ciudad de End's Land.

Kori la observó marcharse, no sin antes dejando bien claras sus intenciones.

—Volveremos a vernos, Raven; y terminaremos con lo que dejamos varado hoy. —Hablando alto y claro Kori se dirigió a la morena, que se encontraba lo suficientemente cerca para escucharla.

Continuó su camino sin responder a aquella promesa de batalla e, internándose en los árboles caminó a paso rápido hacia la taberna.

*oOo*

Tal y como esperaba, los restos del local yacían dispersos por los alrededores, mientras que la ciudad mostraba síntomas de una batalla campal. Hacía poco que habían dejado de oírse explosiones, por lo que supuso que Kei demasiado malherido para continuar con la batalla había regresado junto a Kori.

Sujetándose el costado y sangrando profusamente por la espalda y con un dolor horrible en los brazos caminó a duras penas por la destrozada ciudad. Ya nadie se atrevía a mirarla, todos estaban demasiado ocupados recuperando lo que podían de los escombros.

Encontró a sus amigos unas calles después, ambos sentados sobre el suelo quemado, igual de malheridos que ella. Killer tenía un zarpazo en el costado, del que seguramente quedaría cicatriz y todo el lado derecho de su cuerpo estaba quemado.

Por lo que sabía, el comodoro Kei, aparte de ser usuario de una Zoan Despertar era un experto en pirotecnia, por lo que no dudaba que hubiera decidido volar a su compañero en pedazos.

Kid por su parte mostraba heridas profundas en el pecho y en los brazos, su abrigo había desaparecido, probablemente incinerado en alguna explosión y sus gafas de ingeniero estaba rotas, colgando sobre su frente.

En cuanto a su estado solo podía describirse como lamentable. Tenía el pelo lleno de hollín, tierra y sangre y su ropa estaba desgarrada. Manchas oscuras cubrían su atuendo y tenía la cara completamente manchada de tierra y sangre.

Se acercó a sus amigos a paso rápido, en el barco era ella por ahora la que se encargaba de las labores de médico y las quemaduras de Killer no tenían buena pinta.

Estaba lejos de saber qué alcance y qué consecuencias podían tener sobre el cuerpo de su amigo, pero de lo que estaba segura era de que necesitaba atención médica y ya.

—Kid, tenemos que llevar a Killer al barco; ahora. —Su tono de voz era distinto, al igual que sus maneras de dirigirse al pelirrojo. Anteriormente se habría preocupado por su estado de salud, pero necesitaba cambiar y era en las pequeñas cosas donde más se reflejaba.

—No es necesaria tanta urgencia, estoy perfectamente. —Killer, orgulloso como ninguno se incorporó de un pequeño salto, agarrando su hombro derecho en el proceso.

Debía de dolerle y mucho.

—Tenemos que movernos. —Kid no se molestó en preguntar si se encontraban bien, al fin y al cabo la misma Raven le acababa de recordar que no era alguien por el que tenía que ocuparse de proteger y cuidar todo el día.

Él también necesitaba cambiar.

—La Marina no tardará en llegar, seguramente ya estén sobre alerta y en movimiento. —Con esa alerta por parte del rubio los tres se pusieron en marcha. Orgullosos como ninguno, los tres caminaron erguidos, con la cabeza bien alta y con una sonrisa satisfecha en el rostro.

Habían sobrevivido a su primera pelea fuera de su isla y la sensación era realmente reconfortante.

Aquello tan solo era el principio y al final llegarían tan alto como habían apuntado.

Hora de los revieeeeeeeeeews.

HainesHause, muchas gracias por la corrección. En esta historia será pues "Kara no Megami". Tampoco es que lo use mucho, pues como verás siempre me refiero a ella en español. Pero igualmente tengo pensado utilizar el de "Sora no Megami" para la secuela, pero no quiero darte spoilers, así que me dejaré calladitas las razones. :3 Gracias por dejar tu opinión, espero que el desarrollo tanto de los próximos capítulos como el de este te gusten.

Tannys H, gracias por avisarme. Realmente no sabía que se viera así. Tal vez es porque yo ya tengo la historia completa en la cabeza y no puedo verla desde ese lado. Por otra parte, lo del cambio de personalidad de Kid no es eso propiamente dicho. En este capítulo te habrás dado cuenta del porqué. Como todos los personajes, su personalidad va formándose a lo largo de toda la serie, que es justo lo que yo pretendo hacer con Kid y Killer. Ya verás que cuando llegue a Shabondy serán igual de malotes y genialosos como son en One Piece realmente. ¿Sobre el protagonismo de Kid? Esta historia no narra las aventuras de Kid como tales, sino las de mi personaje y de sus vivencias en One Piece, Kid está ahí y tendrá su protagonismo, pero particularmente esta historia no se centra en él. Espero que en los siguientes capítulos vayas viendo el cambio con respecto a Raven y no pienses lo mismo que ahora :D (Porque para ser Mary Sue, le falta muuuuuuuuuuuuucho, que no la pinto como la mujer perfecta x'D)