AMOR DE VERANO

Epílogo

Hinata observó cuidadosamente el papel que tenía frente a ella. Lo leyó nuevamente, como si no supiera qué decía, y, al final, plasmó su firma en él. Se levantó de su lugar dándole un gesto de cabeza a los ahí presentes y se marchó sin más, conforme. Se olvidó de su auto y caminó sin rumbo fijo por un rato. Necesitaba sentir la libertad en toda su plenitud. Su caminata se prolongó por un par de horas en las que no atendió a llamadas. Su celular se encontraba apagado y al fondo de su bolso. Lejos de su nueva realidad.

La joven líder de las empresas Hyuga paró en una vieja librería, ya casi en las afueras de la ciudad, y entró para averiguar qué títulos había allí. Estaba muy empolvada en cuanto a literatura se refería y quería retomar su hábito de lectura, ése que había muerto casi al iniciar la universidad, donde solamente leía textos relacionados con su carrera, justo como ahora solamente leía contratos y más contratos.

Observó los estantes uno por uno, guiándose solamente por los colores de las portadas. ¿Qué sería bueno comprar? Pensó que una novela de misterio sería interesante y estaba a punto de ir a la sección correspondiente cuando un título llamó su atención. Perdona pero quiero casarme contigo, rezaba el nombre del libro. Hinata se quedó viéndolo con la mirada perdida unos minutos. Acabó tomándolo y lo hojeó rápidamente, sin leer nada en realidad.

Matrimonio. Nupcias. Enlace. Casamiento. No importaba cómo se llamara, al final era lo mismo. Era un compromiso que se hacía con otra persona, el ser amado, durante toda la vida. Supuestamente. Ella había hecho esa promesa con aparente ser amado hacía más de un año y hoy mismo había firmado los papeles que daban fin a esa unión. Que la devolvían a ser Hinata Hyuga y no Hinata Uzumaki.

Sí, Hinata se había casado con Naruto. Luego, por falta de amor, de química o lo que fuera, se separaron por mutuo acuerdo, sin peleas y sin pleitos, despidiéndose como amigos que no esperan verse jamás en la vida. Desinteresados en las futuras actividades del otro.

Dejó el libro donde estaba y abandonó la librería comprando un libro cualquiera del que ni siquiera vio su título. Cualquier cosa era buena para un lector ávido, creyó. Volvió a retomar su caminata y esta vez acabó en la banca de algún parque que no sabía que existía. Con el libro entre los dedos, Hinata decidió descubrir qué había comprado.

"La Chica que Soñaba con un Cerillo y un Galón de Gasolina". Notó rápidamente, al leer la sinopsis, que necesitaba comprarse el libro anterior en el que partía la saga o se perdería nada más iniciar la primera línea. Como no se sintió con fuerzas para regresar a la librería se quedó allí sentada, hecha un revoltijo de brazos y piernas en la banca. Nadie la veía y nadie parecía reconocerla, podía sentarse como le placiera.

La suave brisa movió sus largos cabellos negros y sintió un poco de frío. Lamentó no tener algún suéter con ella y continuó medio sentada, medio acostada en su lugar. Sacó su teléfono celular y hurgó entre los juegos que poseía. Muy pocos, a decir verdad. Jugó el clásico juego de tetris por un par de minutos y luego se hartó de él. Cerró la aplicación y cambió su atención a su listín telefónico. Tal vez podría llamar a alguna de sus amigas y celebrar su divorcio. Tal vez podría llamar a un taxi y pedir que la llevara a un bar. Las posibilidades se le antojaban infinitas. Pero Hinata no sentía que debía celebrar nada y desechó la idea rápidamente, sin embargo, una nueva entró en su sistema.

¿Qué pasaría si llamaba a Sasuke?

Hacían casi diez años que había tenido su última charla real con él. La última vez que se vieron hablaron sobre asuntos legales (Sasuke era dueño de un prestigioso y respetado bufete de abogados especializados en representar interesas legales de diversas empresas) y ella terminó consiguiendo su número telefónico por motivos de trabajo. Se preguntó si era correcto utilizar la información facilitada para motivos personales. No encontró mucho que perder. Bien podría restregarle en la cara que no quería su presencia junto a él, justo como ella había hecho cuando tenía veintiún años, y regresar a su trato formal y profesional sin mayores inconvenientes. Sasuke era muy profesional. Ella también.

Llamó, al final, a Sasuke sin vacilar, preguntándose sobre su reacción. Ella no quería iniciar una relación con él, acababa de terminar una y eso era una de las cosas que ya no le quitaban el sueño. Sin embargo, le picaba la curiosidad acerca de qué había sido la vida de aquel chico que le había declarado su amor hacía diez años. Era una necesidad insana de fisgonear en el pasado de su ex. Asimismo, debía reconocer, se la había pasado muy bien con él. Y no lo decía únicamente por el ámbito sexual. Que no lo hubiera sabido apreciar en su tiempo era un tópico que no le apetecía cavilar en esos momentos. Además, cabía aclarar, que el estar nuevamente soltera ante la ley no era lo único que había originado la idea de contactarlo. No. Ese sentimiento rondaba por su mente desde que lo había visto de nuevo. Sentirse libre simplemente le había dado tiempo para volver a plantearse aquello.

—Sasuke Uchiha al habla.

—Sasuke —Hinata repitió si nombre—. Hola. Soy Hinata. Hyuga Hinata. ¿Crees que podemos conversar?

—¿Hay algo en particular sobre el contrato de mi cliente con usted que desee aclarar?

—No, Sasuke. El contrato está correcto. Yo estaba pensando en una charla informal. Como viejos conocidos. Ni siquiera estaba pensando en asuntos de la empresa ahora mismo.

—¿Viejos conocidos? —repitió él.

—Sí. Viejos conocidos. ¿Te apetece?

—No tengo tiempo ahora.

—Oh. Entiendo. No tienes que dar excusas.

—No es eso —aclaró—. Tengo una junta en una hora.

—¿Entonces?

—Te parece mañana a las ocho de la noche —no era una pregunta, Hyuga lo notó de inmediato.

—A las ocho me parece perfecto.

Colgaron.


FIN


La la la. Final abierto.

Se pusieron bien intensos con los comentarios D: hasta me asusté xD no se crean, pero en sí yo no los iba a rejuntar, así que, sin salirme mucho de la idea original redacté este final. Juntarlos de la nada no tenía lógica para mí.

¿Les gustó?

La explicación de por qué Amor de Verano se llama Amor de Verano: porque, por regla general, los amores de verano tienden a fracasar.

Sí. Por eso.

Muchas gracias por hacerme llegar a los 100 reviews antes de los 10 capítulos, gente. De verdad los aprecio mucho. No quiero gastar espacio en las mismas cosas que siempre digo, solamente, espero que nos leamos nuevamente :'D

¡Besos embarrados de Nutella para todos (por última vez, en este fanfic)!