Readers!

Les dejo el primer capítulo de un nuevo FanFic. Es una adaptación. Espero que les guste.

Ésta historia no se estará actualizando tan seguido, pero espero que sea al menos una vez a la semana.

No puedo esperar a leer sus reviews.

¡Happy Reading!


La pequeña se prepara para dar el salto. Calienta sus músculos y truena con rigidez su cuello. Sus goggles descansan en su frente y su cabello ha sido meticulosamente recogido y protegido con su gorra de látex favorita.

- ¿Estás lista? – grita su padre desde el otro lado de la alberca.

Ella asiente y se pone en posición.

Su corazón palpita un poco agitado, preparada para escuchar el silbato.

En cuanto lo escucha, se inclina hacia delante, dejando caer todo su cuerpo al agua. Sus brazos y piernas se mueven sincronizados, saca la cabeza para jalar aire y vuelve a sumergirse. Comienza a ganar velocidad, le da la una segunda vuelta a la alberca y al tocar la pared busca la cara de su padre.

- ¿Cómo lo hice? – pregunta jadeante.

- Te tardas demasiado en salir de la plataforma – dice molesto – Hazlo de nuevo.

La pequeña se llama Isabella Swan, su padre Charlie Swan, es un famoso entrenador de natación que ha llevado a más de 14 de sus alumnos a las Olimpiadas, ganando siempre medallas de oro.

Durante su tiempo libre, opta por entrenar a su pequeña de tan solo 10 años. Él sabe que le exige demasiado, pero su Isabella ha demostrado tener el carácter lo suficientemente necio y competitivo para no rendirse.

La niña se posiciona de nuevo y al escuchar el silbato entra de nuevo al agua.

Cuatro vueltas más y Charlie le recrimina que no toma el suficiente aire y hace que pierda tiempo.

Ocho vueltas más, le corrige el braceado y la forma de patalear.

Ella está exhausta pero no quiere fallarle a su padre.

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- ¡Bella! – grita Charlie cuando ella está dentro del agua - ¡Ven aquí!

La niña toma su toalla y se acerca al extremo donde se encuentra él, pero no está solo lo acompaña un hombre rubio que estrecha la mano de su padre y un niño de cabello cobrizo que la mira fijamente con sus grandes ojos verdes.

- Ella es mi pequeña nadadora, Carlisle – dice su padre con tono orgulloso.

El hombre de tez blanca, ojos dorados y cabello corto le dedica una sonrisa.

- Mucho gusto, Isabella.

- Bella. Sólo Bella – contesta ella de forma educada.

- De acuerdo, Bella – dice Carlisle – Vaya, eres idéntica a Reneé, ¿dónde está ella por cierto?

- Abrió su propio Spa, está cerca de aquí – dice su padre.

- La última vez que la vi estaba dando clases de pintura – comenta Carlisle con una sonrisa – Sigue cambiando de profesiones, ¿verdad?

- Tú la conoces – se une Charlie riendo – Así que, tú y Esme sólo tuvieron un hijo.

- Sólo uno por ahora. ¿Bella? Te presento a Edward. Él también practica natación.

La mirada de la niña ahora se concentra en el chico del cabello cobrizo.

- Mucho gusto – dice apenada.

Pero el niño no hace ningún gesto.

- ¿Por qué no entras a ponerte un traje de baño para que nades con Bella? – pregunta Charlie dirigiéndose a Edward.

Él mira a su padre como pidiendo permiso y entra a los vestidores. A los pocos minutos sale ya con gorra y goggles.

Bella se siente optimista y un poco soberbia. Ha practicado bastante duro, pretende impresionar al hijo del amigo de su padre.

Los dos caminan hasta donde se encuentran las plataformas.

- ¿Estás segura que quieres hacerlo? – pregunta Edward de repente.

- ¿Por qué no querría? – dice ella.

- No quiero hacerte pasar vergüenzas frente a tu padre – contesta con voz monótona.

- ¡Ha! No tienes ni idea de lo que te espera – dice Bella entre dientes.

Toman posiciones y esperan el sonido del silbato.

Bella se siente confiada.

- Maldito niño egocéntrico – piensa.

En cuanto se escucha el sonido de salida los dos caen al agua. Bella controla su respiración, no se molesta siquiera en mirar al otro carril para ver quién va ganando. Se concentra en su braceado y en jalar aire.

Toca la pared y sale del agua con una gran sonrisa. Está segura de que fue la vencedora.

Dirige su mirada hacia su padre y ve cómo Edward se posiciona entre ellos.

¿Cómo fue que le ganó?

Bella se sumerge y hace una rabieta bajo el agua.

- Maldito niño egocéntrico – piensa de nuevo – Te odio.

Cuando regresa a donde se encuentran todos, Edward se inclina en su oído y susurra:

- Te lo dije – para después dedicarle una sonrisa burlona.

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Bella's POV

Han pasado poco más de 10 años desde que conocí a Edward Cullen. Aún sigo pensando que hizo trampa en esa prueba de natación.

Trato de quitar los recuerdos de mi cabeza, son las 7 de la mañana y ya se me ha hecho tarde. Estoy a punto de cursar mi último año de preparatoria.

Mi padre se ha retirado y mi madre, por fin, decidió dedicarse plenamente al hogar.

En estos años, hemos tenido rachas económicas duras. Y más cuando me obstiné en entrar al Internado "EF" (Education First) que es uno de los colegios más caros y prestigiosos de Nueva York.

Afortunadamente, me ofrecieron una beca completa por mis altas calificaciones por lo que fue más fácil que mis padres accedieran a inscribirme.

Cambio con rapidez mi piyama por mi uniforme azul marino, aplico un poco de maquillaje y cepillo mi cabello castaño.

Recojo mi computadora, mi iPod y mi celular para meterlos en mi maleta. Cuando bajo mi madre me mira con los ojos llorosos. Llevo más de 2 años en el Internado y mi madre aún no se acostumbra a no verme diario.

He disfrutado bastante mis vacaciones, visité a mis viejos amigos de Forks, pero es tiempo de volver a la escuela.

- ¿Segura que no olvidas nada, cariño? – pregunta mi madre con tristeza.

- Segura – sonrío – Te extrañaré.

Nos fundimos en un eterno abrazo. Beso su frente y sus dos mejillas.

- Cuídate mucho. ¿De acuerdo? – dice entre lágrimas

- Nos veremos de nuevo. No te preocupes, mamá. Todo está bien.

Me despido una última vez de ella. Mi padre y yo partimos hacia la carretera. Vivimos en el centro de la ciudad, nos espera un viaje de 35 minutos para llegar a nuestro destino.

- Aún no logro entender por qué te obstinaste tanto en entrar a esta escuela – comenta Charlie en el camino.

- Ya te lo dije – digo sonriendo. – El sistema de educación es excelente, me ofrecieron una beca del 100%. No podía negarme. Además, allí están todos mis amigos.

Tal vez no estoy diciendo toda la verdad… Pero, ¿quién necesita saber mis verdaderos motivos por los que entré a "EF"?

Pasa el tiempo hasta que finalmente aparcamos frente a las dos grandes rejas del colegio.

- Que tengas un excelente inicio de semestre, hija. Diviértete, aprende y échale todas las ganas.

- Lo haré. Te quiero, papá.

Le doy un abrazo rápido y saco mi maleta. Un "asistente" de dirección se me acerca, me dice que se encargará de mi equipaje y me desea un buen día.

Suspiro al darme cuenta que todo sigue exactamente igual.

Los alumnos continúan llegando, lo único que nos diferencia es que ellos portan un uniforme marrón distinto al mío.

- ¡Bella! – gritan detrás de mi - Por dios, mira tu cabello. Ha crecido muchísimo. ¡Maldición! Debo admitir que tengo envidia, tu uniforme es hermoso en comparación del de nosotras – balbucea Jessica, una chica de estatura mediana y cabello castaño claro.

- ¿Estás lista para regresar al lujo? – bromea Ángela - ¿Viste las nuevas instalaciones? Eres afortunada, amiga.

Suspiro por sus comentarios. No fue el lujo lo que me trajo a este colegio. No me siento con ganas de dar explicaciones, así que sólo asiento y les dedico una sonrisa.

De repente, una limosina llama nuestra atención. Ángela y Jessica buscan al misterioso pasajero. Yo sé exactamente quién es.

El chofer abre la puerta con delicadeza y desciende Alice Brandon, mi mejor amiga.

Su padre es dueño de una aerolínea internacional. Porta también un uniforme idéntico al mío. Su cabello negro ha crecido un poco, ahora luce más rebelde.

- ¡BELLA! – grita ella con entusiasmo cuando me ve - ¡Amiga! Te extrañé muchísimo.

La rodeo en mis brazos y nos quedamos así por un rato.

- ¡Vamos! Los demás ya deben de estar en el salón – me jala del brazo y entramos al colegio.

Jessica y Ángela se han quedado paralizadas en su lugar. Las miro apenada. Ellas agitan la mano en mi dirección y yo hago lo mismo.

El colegio, hace algunos semestres, integró un sistema de recompensas para los alumnos. Creó un grupo llamado "C1" (Class 1) los 6 mejores estudiantes que lo conformaran gozarían de privilegios en el colegio, entre ellos, tomar clase en un hermoso salón de cristal que cuenta con un invernadero, fuentes, una sala de estar y una alberca privada.

Quedé seleccionada. La verdad no veía el punto de crear este grupo. Yo no tenía buenas calificaciones para obtener una recompensa, lo hacía para conservar mi beca y que mis padres no tuvieran que pagar mis colegiaturas.

Caminamos por los pasillos del colegio, los alumnos nos veían raro. Éramos las únicas con uniforme distinto ahí. Me sentía cohibida por las miradas, en cambio Alice parecía que las disfrutaba.

Subimos las escaleras y aparece nuestro "lujoso" salón.

Alice me pide que me adelante, el chef que tenemos designado en C1 la ha detenido para preguntarle qué queremos para almorzar.

¿En serio es necesario tanto lujo?

Me abro paso entre el invernadero y me encuentro con Rosalie y Emmett que descansan abrazados en la sala de estar.

- ¡Chicos! ¿Cómo están? – pregunto entusiasmada.

Emmett McCarthy es hijo del presidente de una marca reconocida de automóviles. Es alto, fornido, su piel es blanca pero ahora luce un poco bronceado.

- De seguro pasó sus vacaciones en la playa privada de sus padres – pienso.

Sus ojos son marrones y su cabello corto negro. Porta el uniforme azul marino con elegancia.

- Qué bueno que llegas, estamos muy bien. ¿Cómo te fue en vacaciones?

Rosalie me mira y me dedica una gran sonrisa.

Ella es rubia, su melena toca su cintura. Es alta, tiene un cuerpo escultural. El uniforme azul le queda como si hubiese sido diseñado especialmente para ella.

Su padre, Ryan Hale es un productor musical muy reconocido, desafortunadamente ella perdió a su madre cuando era muy pequeña en un accidente automovilístico. El impacto fue tan grande que nunca volvió a hablar.

Ella y Emmett han sido pareja desde hace mucho tiempo. Sus padres son amigos por lo que les es fácil pasar tiempo juntos.

Él es muy sobreprotector con ella. No cabe duda que están enamorados.

Beso la mejilla de Emmett y abrazo a Rose.

Me siento junto a ellos y les platico lo que hice en vacaciones, Alice se nos une al poco tiempo.

- Ya ordené nuestra comida – dice victoriosa - ¿Dónde están los demás?

Jasper aparece casi por arte de magia. Él es el hijo de la directora del colegio. Es más alto en comparación a Alice pero bajo en comparación de Emmett. Rubio, delgado. Su uniforme está desarreglado.

Se deja caer a mi lado y besa mi mejilla.

- ¿Por qué luces así? – pregunta Alice con asco.

- ¿A qué te refieres? – dice Jasper divertido.

- Tu uniforme… ¿Qué acaso no te han enseñado nada de etiqueta?

- Pfff… mujeres – masculla con una risotada.

Alice se molesta con su reacción y sin más comienzan a pelear. Ellos siempre han tenido una relación de perros y gatos. Emmett, Rose y yo presenciamos el show divertidos.

Los meseros llegan al poco tiempo con las órdenes de comida: Sándwiches vegetarianos, pay de queso y té.

- ¿Vegetarianos? – pregunta Jasper molesto - ¿A quién se le ocurre ordenar esto?

- ¡A mi! ¿Algún problema? – grita Alice.

Jasper alza las manos resignado y mete un sándwich entero en su boca.

Los demás comemos en silencio. Pero algo llama mi atención, el asiento vacío frente a mi.

- ¿Dónde está Cullen? – pregunto extrañada.

- Recibió una llamada y fue al centro de cómputo. No debe tardar – contesta Emmett y le da un sorbo a su taza de té.

Estoy dispuesta a darle una mordida a mi pay cuando escucho una voz conocida.

- ¿Qué pasa, Swan? ¿Te sientes sola cuando no estoy contigo?

Jadeo por la cercanía a la que se encuentra. Evito con todas mis fuerzas sonrojarme.

Él me mira fijamente, como solía hacerlo cuando éramos niños.

Trae puesto el uniforme azul marino, su cabello cobrizo está despeinado, sus ojos verdes lucen cansados, su tez pálida no ha cambiado.

Noto que en sus manos trae su lap-top, por alguna extraña razón jamás se separa de ella.

Es fornido, pero delgado. Podría hacerse pasar fácil por un modelo, al igual que el resto de mis amigos.

- No digas tonterías – digo molesta – Es sólo que…

Rebusqué en mi mente cualquier excusa, pero entre más segundos pasaban Cullen se acercaba más.

- ¿No viste tu horario? – dije por fin – En la segunda clase tenemos deportes… Sabes lo que significa.

Sonríe y pasa sus dedos entre su cabello, apartándolo de su frente.

- Si eso es lo que quieres – dice en tono burlón – Espero que tu padre te haya puesto a entrenar en vacaciones.

Sus comentario arrogantes hacen hervir mis venas.

- Estoy lista – jadeo.

- De acuerdo – responde de inmediato – Entonces nos vemos en la alberca… Número Dos.

Gemí al escucharme así. En los exámenes finales del semestre pasado, una vez más pese a todos mis esfuerzos, quedé en segundo lugar en calificaciones.

Cullen no paró de restregármelo en la cara. A Alice y los demás no parecía importarles.

Oficialmente estábamos así:

6. Emmett McCarthy

5. Jasper Whitlock.

4. Rosalie Hale

3. Alice Brandon

2. Isabella Swan

1. Edward Cullen.

Lo peor de todo fue que expusieron las calificaciones en la entrada del colegio. Me sentía tan humillada.

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Sentí que el tiempo pasó demasiado lento pero por fin llegó la clase de deportes.

- ¿Bella? ¿No crees que estás llevando esto al extremo? – preguntó Alice preocupada.

Estábamos en los vestidores. Rose me ayudaba a anudar mi cabello mientras que yo acomodaba mi traje de baño.

- Sabes que Cullen y yo siempre estamos jugando… Nos gusta competir, ¿verdad Rose?

Ella nos sonrió a las dos y asintió con la cabeza.

Al salir, nos encontramos a Emmett y Jasper en traje de baño calentando cerca de la alberca.

Cullen ya se encontraba dentro. Al verme, se apresuró a salir del agua. No pude evitar quedarme embobada con su forma de caminar, sin mencionar también que sus pectorales y sus abdominales estaban muy bien marcados.

- ¿Lista? – preguntó con indiferencia.

No dije nada y seguí caminando para posicionarme en la tan conocida plataforma.

Pude escuchar a Cullen reír. Inconscientemente sonreí al oírlo.

- A la cuenta de tres… - anuncia Jasper.

- Suerte… Número Dos – me susurra en el oído.

Su voz me causa calosfríos.

Jalo aire y me preparo para saltar, ignorando la mirada fija que me dedica mi contrincante.

- 1… 2… ¡3!

Me zambullo en el agua y comienzo a bracear y patalear. Levanto la cabeza, jalo aire y continuo con la rutina.

Voy por la segunda vuelta… Después por la tercera. Pongo toda mi energía en aumentar de velocidad y toco la pared a los pocos segundos.

Mi cuerpo se tensa por el esfuerzo tan grande que hice, pero sé que valió la pena.

Levanto la cabeza para celebrar mi victoria pero Cullen me recibe con una sonrisa. Está sentado en las butacas junto a los demás.

- ¡¿Qué…?! – mascullo incrédula – Pero… Pero. Tú. ¡¿Cómo?!

- Bien hecho, Número Dos – toma su toalla y camina hasta el vestidor.

- ¡NO ME LLAMES ASÍ! – grito furiosa.

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Al día siguiente, después de desayunar, Alice y yo paseamos por los jardines de "EF" no tardamos mucho en encontrar a Rose y Emmett que descansan bajo de un gran roble y compartían besos rápidos.

- Buenos días – los saluda Alice con una sonrisa.

Nos sentamos con ellos y comenzamos a conversar. Emmett nos cuenta que el padre de Rose está organizando un festival de música en el Madison Square Garden; varios artistas internacionales están contemplados para que asistan y el Sr. Hale espera que asistamos.

- Pero, los exámenes son la siguiente semana. Lo lamento, no creo poder asistir – digo apenada.

Rose hace una mueca triste.

¡Bien hecho, Bella! – me recrimina mi subconsciente.

- Quiero decir – corrijo de inmediato – Podemos aplicarnos todos juntos para estudiar y así ir todos al concierto.

El rostro de la rubia cambia totalmente y asiente con entusiasmo.

- ¡Vaya! Ahora resulta que los niños ricos hacen lo que se les pega la gana – murmura una voz desconocida.

Todos al mismo tiempo buscamos al dueño de esas palabras. Es Mike Newton. Recuerdo haber compartido una o dos clases con él antes de C1. Junto a él está una chica de cabello rojizo.. Lauren, creo que se llama y otros dos tipos altos.

- ¿Disculpa? ¿Qué dijiste? – pregunto extrañada.

- Ustedes los de C1 siempre se están tomando libertades que no les corresponden. Humillando y despreciando a los demás.

- ¿Despreciando? – dije con una risotada – Disculpa pero, ¿cuándo te hemos despreciado?

- Lo estás haciendo justo ahora – me contesta molesto – Siempre con sus aires de grandeza, ¿quién se creen que son?

Me paro para enfrentarlo cara a cara, noto que Emmett se coloca tras de mi.

- Disculpa pero los privilegios nos le hemos ganado a pulso…

Newton suelta un gemido y se aparta de nosotros para mirar a Rose.

- ¿Qué pasa Hale? ¿No dirás nada? – los tipos y Lauren se echan a reír.

Escucho cómo gruñe Emmett y se prepara para soltar un golpe.

De repente, Cullen se interpone entre ellos y nosotros.

- No traten de lidiar con… estas personas – nos dice – No ganarán nada.

- ¿Quién te crees que eres? No te queda hacerla de héroe – responde el rubio.

- ¡Ha! Créeme si fueras mejor que alguno de nosotros estarías en C1. Pero no es así. Vete y deja de molestar – masculla Cullen con tono frío.

Newton echa su cuerpo para adelante y le lanza un golpe a Cullen. Él rápidamente lo esquiva y clava su puño en las costillas del rubio.

Los tipos y la chica lo miran llenos de miedo y se lo llevan.

Mi respiración es agitada. Quiero decirle algo a Cullen pero nada sale de mi boca.

Me fulmina con la mirada y se va caminando.

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Después de clases, me dirijo a la biblioteca para estudiar.

Estoy concentrada en los tres libros que están abiertos ante mi, pero el pequeño calendario llama mi atención.

- Mañana es 20 – susurro.

Organizo mis notas y continuo estudiando.

Cuando cae la noche, regreso a mi habitación. Me encuentro a Rose en el pasillo, le doy un abrazo y le deseo buenas noches. Estoy a punto de irme pero ella me toma del brazo y me entrega un sobre.

Son dos boletos para el festival de su padre. Le doy las gracias y sigo mi camino. Tomo una ducha rápida y me preparo para dormir.

Me siento muy cansada, más físicamente que mentalmente. No debí haberme exigido tanto en el agua. Mi padre ya me había regañado al respecto, diciéndome que podría desgarrarme los músculos. Pero en cuanto nos referíamos a una prueba en contra de Cullen no había nada que pudiese detenerme.

Contemplo el techo unos minutos para luego caer profundamente dormida.

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Es mi tercer día de clases y el tiempo pasa volando, antes de que me de cuenta ya estamos los 5 tomando café en la sala de estar.

Cullen no aparece por ningún lado. Necesito hablar con él.

Me disculpo con mis amigos y salgo del salón para buscarlo.

En los pasillos, no tardo mucho en encontrarlo. Está sentado en las escaleras y sostiene un libro con la mano y otra la apoya en su barbilla.

- Aquí estás – digo con una sonrisa – No te vi en clase todo el día.

- Estaba ocupado, ¿qué pasa?

Le hago una señal para que se pare, él me mira extrañado pero me obedece.

Subo un par de escalones para estar más alta que él. Él sigue viéndome como quien no quiere la cosa. Aprovecho este momento para pasar mis manos por su cuello y abrazarlo. Puedo sentir cómo Cullen se paraliza con mi gesto, pero no me importa. Lo estrecho un par de segundos más.

- Feliz Cumpleaños – susurro en su oído.

Él emite un ligero jadeo. Lo zafo de mi abrazo y lo miro detenidamente. Emboza una ligera sonrisa.

- Gracias – responde también con un susurro.

Saco de mi bolso el sobre que la noche anterior me dio Rose.

- Espero que te guste, es para que vayamos a un festiva de música – digo apenada.

- ¿Sólo tú y yo?

Juraría que vi iluminada su mirada, aunque podrían haber sido sólo mis nervios.

- No – río – Alice, Jasper, Emmett y Rose también vendrán con nosotros.

Él agacha su mirada y niega con la cabeza.

- Gracias de nuevo – me dice y sube las escaleras. Supongo que para dirigirse a su habitación.

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La semana de exámenes ha terminado. Nos han enviado nuestras calificaciones impresas a las habitaciones. Abro decidida mi sobre sólo para encontrarme con dieces en todas mis materias.

Doy brinquitos de felicidad. No puedo esperar para restregárselo a Cullen en la cara.

Por fin, soy la número uno – pienso en voz alta.

Corro hacia nuestro salón de cristal. Todos están allí, abrazo a Alice por la espalda. Estoy que no paro de felicidad.

- ¡Mira, mira, mira! – le entrego la hoja membretada a mi amiga y ella me dedica una enorme sonrisa.

- Lo lograste, Bella. Estoy muy orgullosa de ti. Finalmente lograste vencer a Edward.

- ¿Vencerme? – dice Cullen sentándose junto a Rose – Falta mucho para que Bella logre derrotarme.

Él deja su hoja membretada en el centro de la mesa.

No puedo creer lo que ven mis ojos.

- ¿Qué? Pero, ¿cómo es posible que…? – masculla Emmett.

- La maestra de cálculo planteó mal uno de sus problemas. Me dio puntos extra por haber encontrado el error – contesta el muy fantoche.

- Eso significa que… - dice Jasper boquiabierto.

- Que Bella sigue siendo la Srita. Número Dos.

- ¡NO ME LLAMES ASÍ! – grito furiosa.

Él me dedica una sonrisa torcida que, por un momento, me hace olvidar por qué estaba molesta en primer lugar.


Nos leemos pronto.

- Cezi