Capitulo corregido u.u

Debo decir que Digimon no me pertenece. La trama y la historia son de mi autoría.

Sin más que agregar, disfruten -o no- mi fic.

Cualquier cosa allá abajo hay un cuadrito donde pueden dejar críticas o tal vez no. como sea...


"A veces en los desafíos que la vida nos lanza a diario, perdemos de vista lo que es verdaderamente importante y las personas que nos salvan en el momento oportuno sin que se lo pidamos…"
-Charles Plumb-


Capítulo I

No había podido dormir en toda la noche, tenía un trabajo de diseño para entregar ese día y si no lo terminaba su calificación final sería un enorme cero. Pero pasar la noche en vela había sido un total éxito, ya había culminado su maqueta y la llenaba de satisfacción su obra final, ahora solo se acostaría en su cama y dormiría al menos unas horas, para luego ir entregar y mostrar su entrega final de semestre. Vio el reloj que se situaba en la mesita de noche "5:30 a.m." se levantó del suelo donde trabajaba en su modelo y disponía a acostarse en su acolchonada cama cuando un sonido se escuchó, era el tono del teléfono avisándole que le había llegado un mensaje, sabía quién era, sabía lo que decía el mensaje, suspiro y leyó aquel texto solo por curiosidad, lo sabía… era él.

Se dirigió al baño de su recamara, se cepillo los dientes, coloco un poco de base en su cara, un tanto de rubor, levanto sus pestañas con rímel y se vacío medio frasco de perfume en su cuerpo salió y tomo un abrigo el cual le llegaba más debajo de las rodillas así quedaba cubriendo su pijama, se calzó los zapatos y se dirigió a la habitación del frente dentro de su apartamento, toco la puerta y luego entro diciendo, con una voz de felicidad y un tono juguetón.

―Amo-or ¿Adivina quién llego…? —Miró putrefacta y amplio sus ojos ámbares, vio una rubia levantarse bruscamente intentado tapar su cuerpo desnudo a su lado un moreno con los ojos súper enormemente abiertos y en calzones que repetía el mismo gesto que la rubia, pero este quedo de rodillas sobre la cama.—¡Tai! Pero ¿qué es esto?—dijo la pelirroja.

—Sora mi amor escúchame, no es lo que piensas…— se defendió Taichi aun en aquella posición y negando con ambas manos completamente estiradas.

—Eres un cínico, no es lo que pienso ¿Qué más puede ser? Si ambos están desnudos en NUESTRA cama, eres de lo peor ¡te odio!— dio media vuelta y trancó la puerta de un golpetazo. Salió de aquel lugar y toco la puerta del espacio que quedaba en frente al apartamento de Tai. Yamato la recibió, la estaba esperando y tenía una taza de café en sus manos, miró el reloj de su mano y este dijo:

—5:58… ¡Vaya! Justo a tiempo.

—Cállate Yama-san—dijo relajada y fue lo único que salió de la boca de la joven mientras le arrebataba la taza de café caliente a su amigo y se abría paso para pasar a aquel apartamento.

Yamato cerró la puerta y entró burlándose de Sora a medida que hablaba soltaba una risilla.

—Y esta vez ¿cómo era? ¿Morena? ¿Catira? Y tu ¿Quién fuiste esta vez?¿La hermana indignada o la novia celosa?—Sora negó con la cabeza mientras se sentaba y llevaba a su boca un sorbo de café a su vez contesto

—Novia tonta, rubia teñida—Se limitó a responder.

—Entonces, era rubia y tú la novia tonta que los encontró luego del coito— Sora bajo la taza y la posó en la mesa, entre cerró los ojos y miro con una mirada asesina a su hermoso amigo rubio, luego procedió a hablar:

—Aun no entiendo que estaba pensando cuando me mude con Tai… "Vamos Sora será divertido…"—remedo al castaño—"somos los mejores amigos, ¿Qué tiene de malo vivir juntos"?".—Yamato solo podía reír ante aquella cara de Sora, estar con Tai la había puesto muy infantil y sus gestos eran exactos a lo del estúpido moreno.

—No sé en qué momento el alumno superó al maestro —dijo el rubio vanagloriándose. Sora solo se limitó a verlo feo— Y pensar que era un despistado y tímido con las chicas, luego de mis grandes clases de cómo tratar a las mujeres y de cómo seducirlas, ahora es raro verlo con la misma chica más de dos veces

Un gran suspiro salió de la boca de Sora, esta volvió a hablar —Lo peor es que yo aun no entiendo por qué sigo haciendo esto.

Era un sábado por la mañana, Sora acababa de llegar de la casa de unos compañeros luego de hacer un trabajo que valía el 25% de la nota final, al entrar oyó los alaridos de una chica que llevaba puesta una camisa de Tai, unos pantalones que le llegaban antes de la rodilla y parecía recién levantada. La mujer morena dejo de gritar al ver a Sora entrar al apartamento

—¿Quién es ella?—dijo esta, señalando a Sora,.

Tai, que se encontraba en bóxer, sentado en el sofá apoyando la cabeza sobre sus manos, al parecer estaba tenso no sabía cómo responder, se le veía cansado, rápidamente dirigió la mirada hacia la recién llegada amiga y en ella pedía auxilio a Sora, tantos años de amistad eran suficiente para entender lo que la expresión del moreno decía, él pedía a gritos ayuda.

—¿Perdón? —Respondió con altanería Sora, levantando una ceja en señal de confusión— La pregunta aquí es ¿Quién eres tú?

Sabía que eso lo lamentaría luego, pero debía ayudar a su amigo, así que prosiguió.

—Yo soy la novia de Tai.

Tai la miro desentendido, Sora levanto ambas cejas y allí el moreno capto todo y dijo:

—Mi amor es solo una amiga… estábamos haciendo un trabajo y... y era muy tarde así que… así que se quedó a dormir ¿verdad Pao? —Giró a ver a la pelo negro. La muchacha que no entendía nada se giró hacia Tai y emitió un chillido.

— ¿¡UNA AMIGA!? —Se acercó hasta Tai y le dio una gran cachetada, luego tomo su bolso que yacía en el mueble de la sala y se aproximó hasta Sora— Solo soy su AMIGA —enfatizó— Pregúntale lo que hizo anoche conmigo.

Dicho esto se movió hacia la puerta para salir de aquel apartamento no sin antes decirle a Sora una vez más —Por si no te quedó claro ¡TUVIMOS SEXO! — salió y luego cerró la puerta con furia.

Un silencio quedó en aquella habitación, la pelirroja miraba aun hacia la puerta cuando sintió los fuertes brazos del moreno levantarla a su vez la llenaba de besos en su mejilla.

—Gracias, gracias, gracias. —Decía desenfrenado —ERES LA MEJOR AMIGA— La ojos rubí reía a carcajadas mientras que Tai aun le besaba, este la bajó pero aun así no soltó las caderas de su amiga. —Estaba como loca cuando le dije que debíamos dejar de vernos, pero llegaste tú y me salvaste ¡ERES GENIAL! —finalizó con un beso, pero esta vez fue dado en los labios de Sora, esta se reía y al sentir aquel beso lo empujó.

—¡IAKK! —Exclamó— que asqueroso eres Tai, sin saber dónde pusiste la boca anoche…

El moreno solo rio.

El joven Yamato, que acaba de escuchar la historia de cómo Sora cayó en los juegos sexuales de su castaño amigo habló con una expresión como de "tú te lo buscaste". —Pero eso fue tu culpa, si tu no accedieras a hacer todo lo que te pide Tai, no estarías en esta situación cada mañana, de jueves a domingo. —

―Sí, pero esta será la última vez —Se defendió la pelirroja.

El rubio soltó un gran resoplo seguido de un: "¡JAH!"

—Es en serio, ya no ayudare a sacar a las chicas de Tai, si es lo suficientemente bueno para meterlas en su cama, debería serlo para sacarla de su vida

―Vamos Sora por favor… ni tu misma te lo crees, cuantas veces te he escuchado decir lo mismo— Sora guardó silencio, luego se levantó y se dirigió a otra parte del apartamento de Ishida

—¿A dónde vas?— preguntó este.

—Iré a dormir en tu cama, no he pegado un ojo en toda la noche, cuando venga Tai dile que ni se le ocurra despertarme o lo mataré.

Yamato ladeo los labios casi en una sonrisa.

A los pocos minutos la puerta en el espacio de Yamato sonó –tocaban- este fue y la abrió y vio de quien se trataba -Tai- sin esperar invitación de parte del rubio paso, fue a la nevera y tomo un litro de leche, busco en la lacena y saco una caja de cereal, lo vacío en un bol y se sentó a comer su desayuno en la mesa de Yamato

—Y ¿Sora? —Preguntó Tai, el ojos azules lo miraba con cara de pocos amigos, que descarado venir y tomar su comida como si nada, eso era mucha confianza de su parte, expulsó un poco el aliento como señal de "qué demonios se le puede hacer así es Tai"

—Sora está tratando de dormir, me pidió que te dijera que no la molestara— Tai se hizo de oídos sordos, ignorando lo último que dijo su amigo, se levantó sin decir nada y se dirigió a la habitación de Matt dejando el plato de comida sobre la mesa, al entrar a la alcoba vio a Sora en su pijama, la componía un diminuto short negro y una playera blanca sin mangas, al lado de la cama estaba su abrigo, ella se encontraba con los ojos cerrados, parecía dormir, estaba de lado y descubierta, ambas manos estaban juntas y en ellas apoyaba su cabeza.

El joven rio maliciosamente, y se acercó hasta la cama, subió caminando como un león sigiloso colocando un pie y una mano de un lado del cuerpo de Sora y el otro pie y mano del otro lado, se acercó hasta su cuello y roso su nariz contra la piel de su amiga, en ello Sora se sacudió un poco, Tai se quedó inmóvil hasta que esta cesara de moverse, cuando ya no sintió movimiento alguno continuó rosando el cuello de la chica esta vez con sus labios; llego hasta el oído de Sora y le dijo en un susurro:

—Sora… —La joven abrió los ojos y le contestó algo adormilada.

—Déjame en paz Tai.

—Vine a agradecerte, Gin se marchó creyendo que eras mi novia, ya no me quiere ver —Aún mantenía el susurro.

—Te felicito, misión cumplida, ahora déjame dormir —Decía esta como en fastidio, entre dormida y despierta.

Tai sonrió y se acercó hasta la boca de Sora y se despidió en un beso corto, la estudiante de arquitectura ni se movió por la acción de su amigo. Este se levantó y se fue a terminar de desayunar.

—Te dije que no quería que la molestaran—frunció el ceño Yamato.

—No parecía molesta —Contestó con descaro Tai, tomó la cuchara y en unos pocos bocados termino su desayuno— Debo ir al campus nos vemos más tarde —concluyó para salir de allí.

El guitarrista solo lo miraba, jamás comprendería la relación de Sora y Tai.

*.*.*

Ella se encontraba en su tina sumergida en recuerdos, miraba hacia la nada, ¡¿en qué demonios estaba fallando?! Su vida era una total mentira, ya iba a cumplir los 22 años y solo estaba de fiesta en fiesta, de chico en chico y no solo eso, sino que su historial iba subiendo cada vez más y más,

¿Con cuántos hombres he estado? Se preguntaba mentalmente, seguido de eso soltó un gran alarido y hundió su cabeza entre las burbujas de su tina. Permaneció varios segundos debajo del agua, luego se levantó de un gran salto, no podía, simplemente no podía. Una joven tan bella como ella no podía caer en la depresión. Salió y se dirigió hacia la ducha, se quitó el agua enjabonada, fue hasta su alcoba y se encimo en su cama, tomó el teléfono que se encontraba debajo de su almohada y envió un mensaje de texto, el mismo para varias de sus amigas.

"Ya hace mucho tiempo no nos reunimos en una noche de solo chicas, por eso decidí invitarlas esta noche a mi casa, las espero, traigan bocadillos y algo fuerte para tomar, no vale negarse."

—Necesito que me suban el ánimo, chicas no me defrauden— gritaba la castaña para sí misma en su habitación mientras se estiraba en su cama.


Takeru y Hikari se encontraban desayunando, ya hace varios años que salían como novios, conversaban amenamente sobre cosas cotidianas, se reían parecían muy felices por algo, Hikari sintió el vibrar de su teléfono y al mirar el mensaje pegó un grito al cielo, elevó sus manos lo más alto mientras se levantaba de su silla.

—¡SIII!— dijo sin darse cuenta de que las miradas del lugar estaban sobre ella, miró hacia los lados y al darse cuenta que había llamado la atención de los presentes en la cafetería de la facultad de ciencias pidió disculpas y muy avergonzada se volvió a sentar, Takeru la veía divertido.

— ¿Qué sucede? —Indago el rubio —¿Por qué tan alegre?

—Mimí nos acaba de enviar un texto a las chicas —decía emocionada, sus labios se extendían en una sonrisa de oreja a oreja— Hoy habrá "noche de chicas".

—Creo que lo olvidaste ¿No?

—¿Qué cosa amor?

El chico de orbes claros la miro sin decir nada pero su expresión lo decía todo, la ojos carmesí cubrió su boca con su mano al darse cuenta de lo que decía su novio con aquella pregunta, había olvidado que esa noche iría a dormir en el apartamento del rubio

—Lo siento tanto… Le enviaré un mensaje a Mimí y le diré que no podre…

—Descuida, —Interrumpió— No pasa nada ya hace mucho no te veía así de feliz, además que tampoco has visto últimamente a las muchachas, dile que iras.

La morena se elevó de su asiento y con sumisa calma se colocó al lado de Takeru se inclinó y le dio un corto y simple beso en sus labios.

—Gracias —le dijo— eres el mejor.

Por otro lado, en la misma línea de tiempo, Miyako gritaba a los cuatro vientos un gran:

—¡BINGO! ¡BINGO, BINGO!

—Miyako ¿Qué haces? Estamos en un lugar público, compórtate —Le susurraba a gritos y avergonzado su amigo Daisuke a la pelimorada emocionada.

—Tu nunca me entenderás Dai —Contestó con clara muestra de alegría y acomodándose en un banco del parque de Odaiba— Desde que la universidad se apodero de nuestras vidas ya hace mucho que no veo a Mimí y a las demás —Juntó sus manos y envió su vista al cielo azul del día y en ellos se reflejaban unos ojos cristalinos y esperanzados al fin vería a su amiga Mimí, ya tanto tiempo de no verla y sin darse cuenta musito —Podre verte Mimí— Iori la miró extrañado

¿Qué se estaba imaginando Miyako? pensó, y de una manera audible solo para Daisuke se expresó.

—Las mujeres son raras— el pelimorado entre cerro los ojos y miró a su amiga que aún no despertaba de su ilusión con Mimí.

—Las mujeres no, ELLA es la rara —bufo.


—Pero… ¡QUE TARDE ESS!—gritaba la pelirroja mientras salía corriendo de la casa de Yamato, este solo la miraba desentendido mientras pensaba que "ella no dijo que la despertara" Tomó su guitarra y siguió tocando.

—Vaya es muy tarde, no creo llegar a tiempo a la facultad —escandalizaba, mientras intentaba vestirse, no se duchó eso la retrasaría, solo se vistió, tomo su maqueta y salió de prisa mientras pensaba que era tan injusto la vida del estudiante de arquitectura, era un desafío y controlar el tiempo era una materia extra y sin créditos.

Al salir del apartamento que compartía con su amigo Tai vio a Yamato sonriente, este le hizo una seña y prosiguió a bajar las escaleras que quedaban en el medio del pasillo y era la que dividía ambos apartamentos.

—¿Qué esperas? Ven te auxiliaré hasta la facultad, pero me debes una —dijo sin parar de caminar, Sora rio, su amigo era genial, aunque intentaba parecer desinteresado sabía que este en el fondo la quería mucho, bueno eso era obvio, claro que la quería mucho por algo salieron un tiempo en la preparatoria, pero eso ya estaba en el pasado.

— ¿Qué? ¿No vienes?—se escuchó en un piso más abajo desde las escaleras.

—Sí, es cierto, ¡LLEGARE TARDE!— dicho esto corrió hasta Yamato.

Ya en el auto del rubio Sora sacó su teléfono para ver la hora, allí vio el mensaje de Mimí, una sonrisa se dibujó mientras guardaba otra vez el teléfono en su abrigo. —Yama-san, necesito un favor tuyo —el joven volteo a verla.

—Ya serán dos que me deberás, habla— encendió el auto y lo puso en marcha.

—¿Podrías buscarme hoy a las tres de la tarde?

— ¿A las tres? ¿No puede ser más tarde? A esa hora estaré reunido con mi madre y Takeru.

—No, no puede ser más tarde —ladeo la boca e hizo un pucherito— no importa. ¡Odio tener mi auto descompuesto!—

—Pero pídele el favor a Tai, ese vago los viernes tiene las tardes libres.

—No lo sé, creo que aún tiene el auto en el taller, hablaré con Mimí, ella tampoco tiene clases a esa hora.


Un joven alto, de melena alborotada y castaña, de rasgos finos, tez bronceada y ojos cafés, se encontraba firmando los papeles de propiedad de un nuevo vehículo, ya hace tiempo que reunía para comprar su tan deseada motocicleta. Una Honda cbr1 100xxx black bird, había dado un adelanto, el resto lo pagaría por partes, pero ese mismo día la podría estrenar y guardar en su garaje. Miró el reloj justo la hora del almuerzo seguro Sora ya habría salido de clases. Tomó las llaves de su nueva moto y salió de prisa de aquel lugar.

12:00m.

Había salido más temprano de lo esperado y sabía que esperar el autobús había sido mala idea, Sora se encontraba cansada y fastidiada de su día, el profesor le había puesto un 6 de 10 puntos ¡Tanto sacrificio y él solo le puso un 6! Bueno por lo menos la había pasado, solo 4 pasaron esa materia, no tenía por qué quejarse... En realidad sí, ya hace 20 minutos esperaba el bus y nada aun, decidió irse en el metro tenía que caminar tres cuadras hasta llegar a aquel lugar, pero la impaciencia la mataba dio tres paso camino a la estación cuando escuchó su nombre, giró a ver quién la llamaba.

—¿Tai? Pensé que no tenías clases hoy.

—No, no tengo pero un pajarito rubio (no te diré su nombre) me dijo que necesitabas un aventón.

—Ese Matt es un tonto. ― dijo en broma.

—¿Matt? ¿Cómo lo supiste? ― rió― Bueno en fin ¿Nos vamos?

—Tai tú no tienes carro. ―dijo muy seria la pelirroja.

Tai rió con descaro, luego elevó su mano e hizo sonar la alarma de su moto. Sora lo miró de reojo su amigo si era arrogante, volteo a verlo e hizo la pregunta que el moreno quería escuchar.

—¿Es tuya? ―con una enorme línea en su boca en forma de sonrisa, Yagami, asintió con la cabeza— Y ¿piensas que yo me subiré allí contigo?

—Esa es la idea original.

—¡Estás loco Tai! No quiero morirme, eso es un ataúd rodante, ni loca me subo allí.

—No seas exagerada, además iré con lentitud, no dejare que mi más preciado tesoro se lastime.

Sora rió y comenzó a caminar, sentía esa sensación otra vez, cada vez que Tai le decía algo en ese estilo ella caía redondita y no podía seguir peleándole, por algo eran ya los acostumbrados besos robados de parte de Tai, por algo vivía con él, interiormente suspiraba, Tai era su debilidad y ya se había acostumbrado a decirle que sí. Tai le entrego un casco mientras mantenía la risa de idiota.

—No veo que te causa gracia Yagami.

—Nada, es que me encanta que seas la primera en mi vida.

—¿A qué se debe ese comentario? ―reprochó Sora.

—Es que serás la primera chica en ir en esta moto y me encantará sentir tus brazos rodear mi cuerpo, ya hace mucho que no lo haces. ― dijo en forma de broma.

Sora se sentía tan apenada, la picardía de Tai la hacía sonrojar, sabía a qué se refería con que ella era "la Primera" y con el "me encantará sentir tus brazos rodear mi cuerpo, ya hace mucho que no lo haces". Ese idiota, habían quedado en no decir ni insinuar nada y el viene y…

—¿Pensaras subirte alguna vez?—dijo Tai interrumpiendo los pensamientos de Sora— No tengo todo el día— la chica lo vio con el ceño fruncido y los labios ladeados.

—Estúpido Tai— bufo mientras subía, Tai solo reía ante aquel puchero, amaba verla enojada.

—Sujétate fuerte Sora —sugirió el moreno, esta no le hizo caso. Viendo eso el castaño hizo rugir la moto y a su vez acelero de golpe frenando casi al instante, la reacción de Sora fue apegarse y agarrarse con fuerza al cuerpo de su amigo, se le notaba lo divertido que estaba Tai con aquella situación.

—No es gracioso —se quejaba Sora

—Bueno, sino te quieres caer agárrate fuerte. —ahora si acelero la moto y la puso a andar, no iba rápido pero tampoco lento, la orbe rubí mantenía sus ojos cerrados, poco a poco los fue abriendo hasta darse cuenta que no se sentía tan mal ir en aquel vehículo, luego recordó.

—¡Tai !—gritó— necesito que me lleves a comprar unas cosas. —El moreno hizo caso omiso. —¡Tai!—volvió a gritar Sora —¡¿Me escuchaste?!

—Sii, te escuché, pero no vamos a ir a comprar nada, ni mucho menos al apartamento.

En efecto el joven no tomó rumbo ni al apartamento ni a un abasto cercano, es más parecía salir de la ciudad, la pelirroja se quejaba, pero este no le hacía caso, desde un principio tenía un plan para secuestrar toda la tarde a su chica favorita.

Luego de tres horas de camino, al fin se detuvieron, se encontraban en un pueblo, Atami de Fukushima-ken, muy bonito, la brisa del mar se hacía sentir en cada soplo y ni hablar del cantar de las gaviotas y el sol enardecido.

—¿Qué hacemos aquí? —Preguntó algo molesta― ¿Te has dado cuenta que me has secuestrado?

—Esa era la idea. ―Respondió con arrogancia.

—¿Ahora qué? ¿Pedirás una recompensa? ― Sora contestó en otra pregunta, en realidad usando un tono sarcástico.

—No lo creo, no creo que en el mundo exista algo con mayor valor que tú. ―Coqueteo el moreno.

Y allí estaba otra vez, estúpido y sensual Tai, hacia una vez más de las suyas. Sora sentía su corazón latir locamente, ¿Por qué? Si ella misma había jurado no volver a sentirse así con él, ya no era esa joven que terminaba cayendo en los brazos de Tai, ya no podía, tenía que pensar en un futuro y en alguien estable para vivir juntos y él había demostrado no ser el indicado. Fue sacada una vez más de sus pensamientos, cuando sintió que rodeaban su cuello y hombros al voltear era obvio quién lo hacía – Tai- él la envolvía con su brazo.

—Ven, vayamos a caminar. —Sonreía mientras la guiaba a la playa cercana. Su sonrisa era tan excitante, la ojos ámbares sabía que lo lamentaría luego, pero… ¡Al Diablo con el futuro! si el plan de Tai era pasarla bien esa tarde, bienvenido seas plan.

—Está bien, pero debes de dejarme en la ciudad antes de las 9. ― dijo la chica con voz firme.

—¿Aun crees que llegaras esta noche a lo de Mimí? —Yagami la observaba con una mirada profunda, una sonrisa de medio lado, ambos gesto con mucha picardía. Sora solo se coloró ante dichos gestos, seguro la próxima vez que renaciera elegiría a un mejor amigo para nada encantador y mucho menos sexi. Pensaba la pelirroja.

—Tai… sabes que hace mucho no veo a Mimí y a las demás —Intentó apelar al corazón de su amigo rogando un poco.

—Yo no te prometeré nada, tal vez me quede sin gasolina en la moto —no funcionó.

—¡Tai! No es broma— insistía la pelirroja.

—Y ¿si llueve que?— volvió a rehuir a la respuesta.

—No seas infantil, prométeme que llegaremos a Tokio antes de las nueve.

—¡MIRA!—dijo señalando la playa y corriendo hacia esta—¡La playa ya se puede divisar!

De alguna forma u otra el moreno logró evadir la respuesta, Sora caminaba mientras movía su cabeza de lado, pedía paciencia ya que si le daban fuerzas, capaz y lo mataba.

Salió tras Tai, cuando llegó vio al castaño sin su camisa, ni pantalones, ni zapatos; andaba en plena ropa interior, miro a los lados estaba la playa vacía, era obvio ya que no era época para estar en una playa, giro su mirada hacia Tai, de seguro estaba viendo todo en cámara lenta, el moreno ya había entrado en la playa y pasaba sus manos por sus cabellos ya húmedos, se encontraba de espalda, Sora se deleitaba con ese cuerpo bronceado y sublime, esa espalda ancha que era acariciada por las gotas de agua que se negaban a abandonar ese cuerpo, y ¿quién no? Sin darse cuenta mordió su labio inferior, Sora no podía por nada del mundo quitar su mirada de este, el castaño giró y la vio, no pudo evitar sonreír y disimular que no la había visto, su amiga lo miraba con deseo, le encantaba verla así.

—¡Hey Sora!—Por fin se decidió llamarla― Ven ― hizo una seña con su mano para que la chica se acercara, esta se cruzó de brazos y negó con la cabeza, pensaba que Tai estaba loco ¿Cómo podía meterse al agua si estaba haciendo un frio de los mil demonios? El joven salía del agua y parecía ligeramente distraído con las olas que rompían en su cuerpo.

—Y de nuevo en cámara lenta —Ironizó para sí misma, es que ¡Qué cosa! Tai la traía babeada. Sumergida en sus pensamientos no se dio cuenta que el chico ya estaba frente a ella.

—Ven, métete conmigo al agua. ―Tai la volvió a invitar a adentrarse al mar. —Estás loco— Sora se rehusó.

—Sí, pero por ti. —El moreno contestó una vez más con picardía y soltó una sonrisa con ello —Vamos Sora ¿desde cuándo te volviste tan aburrida?

—No es ser aburrida es que maduré Tai.

—Yo igual pero eso no tiene nada que ver, o sea, ¿ya nunca te bañaras en el mar solo porque eres "madura"?—hizo el gesto de comillas con sus dedo.

—No es eso. Es que… hace mucho frio y aparte no tengo traje de baño. ―La excusa de la joven no detuvieron al muchacho. De hecho era el pretexto perfecto para proponerle algo un tanto atrevido, pero divertido.

—Pero traes un short, podrías solo quitarte los zapatos y si prefieres la blusa, yo no me molestaré.

—Eres un cerdo Tai. No lo haré. ― El comentario de Tai no le pareció gracioso, al menos eso insinuó Sora, ya que en el fondo reía por el asunto.

—Okey, si no me dejas otra opción, será por las malas. ―Dicho esto el morenazo camino aún más cerca de donde estaba Sora. —¡¿Qué haces…?! —Antes de poder articular otra palabra Sora era levantada por Tai y llevada hacia aquella playa, esta se retorcía y golpeaba intentando librarse pero ya era tarde, ya habían llegado a la orilla del mar y estaba a punto de ser zambullida por Tai cuando…

—¡ESTA BIEN!— dijo la pelirroja —Tu ganas déjame quitarme los tenis, guardar el teléfono y el bolso.

—También la blusa —agregó Tai, aun la tenía entre sus brazos.

—Estas lo…— Taichi se inclinó para soltarla una vez más cuando volvió a escuchar.

—Está bien, la camisa también.

Se dio media vuelta y la coloco en la arena, esta sacó su teléfono, guardó el bolso y se descalzó, quedo mirando a Tai, este la veía embobado y risueño.

—La camisa…—El futbolista se mantenía divertido, con su sonrisa de galán y sugerente, a su vez se encontraba de brazos cruzados y con una mano hizo señas de que se la quitara, también, levantaba ambas cejas para agregar vileza al asunto. Sora emitió un gran soplido y mantuvo los labios torcidos.

—Me las pagaras Yagami LO JURO —Sus ojos emitían venganza, pero era obvio que la situación era graciosa y algo sexy. Se quitó la blusa rosada que tenía, el brasier era del mismo color -rosado- y estos hacían ver más grandes y firmes los pechos de la chica, Tai por momento hizo volar su imaginación, movió la cabeza a los lados, no podía incomodar a Sora con esa mirada de pervertido, luego de ello una carcajada de victoria salió de parte del moreno, tomo nuevamente a la pelirroja en sus brazos y sin previo aviso la mojó con el agua salada del mar.

—Esta fría—se quejaba Sora.

—Si un poco, si quieres te doy de mi calor corporal. ― El coqueteo se volvió a sentir por parte de Tai.

—Idiota— insultó luego comenzó a lanzarle agua a su galante amigo.

—¿Ah sí? Acabas de cometer un error.

Los ojos color ámbar de la chica se abrieron a mas no poder, Tai se acercaba seguro le haría una maldad intento retroceder y huir pero era tarde una vez que su sexy amigo la tuviese entre sus brazos, esta no podría zafarse de él, ya entre sus regazos y como lo sospechó Sora, Tai se vengó empapándola aún más de agua.

Los juegos terminaron y ambos se encontraban en la arena sentados intentando que el poco sol que quedaba los hiciese entrar en calor, era más o menos las 5 de la tarde. Tai buscó su chaqueta de cuero negra y la posó sobre los hombros de su amiga que tiritaba del frio. El cielo se pintó de un anaranjado, las olas rugían y se escuchaba el chapoteo del mar ante las imponentes rocas de la costa, las aves se encontraban en un alto vuelo, buscando un sitio donde refugiarse aún se escuchaba los graznidos de algunas gaviotas que revoleteaban el lugar.

—Tai… debemos irnos ya—

—Sora… ¿Crees que la locura existe? ―Sin previo aviso el joven moreno hablo y soltó una pregunta que para la pelirroja era algo absurda. ¿Qué clase de pregunta es esa? definitivamente su amigo estaba loco.

—Obvio que existe… ¿Por qué preguntas?

—Solo quería estar seguro de mis palabras.

Que extraño se había puesto Tai, seguro que solo intentaba que ella olvidara que ya era tarde y debían irse, era eso quería retrasarla. Pensaba Sora.

—¿Recuerdas la primera vez? ―La joven abrió sus ojos de tal forma que parecía demente, un nerviosismo comenzó a rondar en el cuerpo de la chica, solo pudo decir…

—Prometimos no hablar de eso. ― Dijo en voz baja.

—sí, pero se me hace imposible, cada noche al cerrar los ojos lo recuerdo, lucias tan hermosa con ese ligero sonrosar en tu rostro. ―Un semblante de nostalgia se dibujó en el rostro del joven deportista.

—Tai… —Sora recogió sus pies y los abrazó y luego escondió su cabeza entre el espacio vacío de sus piernas y brazos —no deseo hablar de ello. ―agregó.

—¡¿Por qué no?!— Él alzo un poco la voz, no tanto como para que se oyera como un grito sino, como para que se oyera más bien como una exigencia.

—No quiero Tai —La voz de Sora se encontraba entristecida, entre cortada y ahogada. Tai lo sabía, la situación era incomoda, pero debían de hablar sobre ello. — Eso paso hace mucho olvídalo ya. ―De nuevo Sora intento finalizar aquella conversación prohibida.

—Lo he intentado, en cada mujer he intentado borrar tus caricias, olvidar tus besos, eliminar tu olor… Pero ¡No puedo¡ ¡Simplemente no lo logro Sora!

—Pues disimulas muy bien. Cada noche llegas con una diferente y la restriegas en mi rostro.

Tai enmudeció por un instante, ella tenía razón.

—¿Quieres irte ya? —preguntó, intentando no seguir con aquella discusión que él había generado, su amiga asintió. El castaño se levantó sin decir más y se dirigió hasta su moto. Sora lo siguió no sin antes limpiar unas lágrimas que habían escapado.

—¿Podemos pasar por una tienda a ver si compro algo de ropa?

—¿Con que dinero? Si esperabas al medio día un bus porque no tenías para el taxi dudo mucho que tengas para comprar "algo" de ropa.

—Traigo mi tarjeta de débito, allí tengo varios ahorros y… ― fue interrumpida.

—No, yo pagaré es lo menos que puedo hacer por haberte arruinado la tarde.

― No te pongas así… sabes que me gustó estar esta tarde junto a ti

El ojos cafés estiro su mano y le entrego el casco a Sora, esta lo tomo, él se subió al vehículo seguido de Sora, encendió la moto y partió hasta la tienda más cercana. Dieron varia vueltas hasta encontrar un comercio, se sentía la tensión, la cara de Tai reflejaba seriedad, ya no esa sonrisa que había mantenido durante casi 5 horas. Llegaron a una pequeña tienda, ella eligió un pantalón pescador azul, de esos que parecen desgastados y rotos, también compró un brasier y unas panty, los cuales aún estaban húmedos y eran tres horas de camino, podría resfriarse. Él pagó y luego de Sora cambiarse salieron, en la calle se pudo visualizar un carrito de hot dog.

—¿Quieres comer algo? Será un viaje largo. —dijo el moreno, aun manteniendo su seriedad. La chica asintió con la cabeza, por alguna extraña razón se sentía culpable y comenzó a pensar.

"¿Pero de qué…? ¿Por qué siento culpa? ¡Tonta! Tu amigo tan lindo te secuestro para hacerte pasar una buena tarde y tú permaneces histérica y te reúsas a todo, por eso esta así, bueno la verdad no, esta así porque le dije una verdad que duele, pero a mí también me duele, ¡cállate Sora! Ya deja de pensar cosas estúpidas..."

— ¿Te encuentras bien?—preguntó.

—Si ¿Por qué?

―Bueno porque ya te he preguntado tres veces como deseas tu hot dog y no respondes. ¿Seguro te encuentras bien?

―Tai… he estado pensando y quiero decirte algo.

―Si es con respecto a lo que sucedió hace rato, olvídalo. Tienes razón Sora, el pasado es mejor olvidarlo, las cosas son como son, no vamos a perder una gran amistad solo por eso. Ahora dime ¿Con papas y queso nada mas no?

―Sí, ¿Por qué preguntas? Si sabes la respuesta ― fue suficiente, Tai evito que Sora dijese lo que sentía y para ella era mejor así.

Pidieron la comida y se sentaron en una mesa, allí ambos permanecían distraídos, Sora miraba para los lados y Tai no dejaba de textear en su teléfono, cosa que irritaba mucho a la chica pelirroja.

―¿Recuerdas aquella pijamada en tu casa? ― dijo Sora para romper el hielo de aquella situación tan pesada.

― ¿eh? La de hace 5 años ¿No? Obvio que la recuerdo.

―Ese día fue genial, recuerdo la cara del superior Joe cuando encontró en su almohada el medio tarro de mantequilla de maní que Mimí le puso, fue tan gracioso.

Él rió ―sí, esa vez Joe se vengó de Mimí dándole un beso en los labios, creo que fue la más grande sorpresa. ―pensó un segundo y luego siguió― Mimí ha sido besada por casi todos los del grupo ¿No? Está Joe, Daisuke y el malhumorado de Matt.

―Es cierto, Mimí salió con el superior Joe y con Matt.

—Y con medio equipo de natación y un cuarto del equipo de fútbol, eso solo en el último año de la preparatoria. ― ironizaba el joven.

―No lo digas así. Mimí esa muy tierna, solo que le gusta probar antes de decidirse por el indicado, no le da miedo arriesgarse.

―Deberías seguir su ejemplo. No el de irte de flor en flor, pero sí de arriesgarte un poco más.

―Yo soy arriesgada. ― una vez más actuó como niña malcriada e hizo un puchero.

―Vamos Sora, ¿cuándo fue la última vez que saliste con un chico en plan de cita?

Tenía razón en cuanto a preguntar eso, pero no era porque no quisiera sino, por razones que ella misma desconocía, ¿Por Tai? ¿Por la universidad?...

―Es que estoy muy ocupada con la universidad y…

―Esa no es excusa, crees que no sé qué hay una gran cantidad de chicos tras de ti.

―¡Uy! El delantero del súper equipo Suena como celoso. ―Comenzó a juguetear.

―Celoso ¿yo? Ja-ja-ja no me hagas reír Sora, por favor mira a tu alrededor, no te das cuenta que tus únicas citas son con el odontólogo y conmigo, ya ni sales con tus amigas.

―Y ¿A dónde quieres llegar?

―Eres una chica muy linda Sora, sabes que si la situación se hubiese dado serias hoy mi novia, pero solo somos amigos y espero que siempre sea así. ―El chico había cambiado completamente, hace un rato parecía disgustado, ahora, parecía que nada hubiese ocurrido, siempre fue así, en un segundo intentaban ligar, luego se daban cuenta de que mejor era ser solo amigos.

―Y si eso esperas ¿Por qué hace rato sacaste la conversación "prohibida"? ―Aunque para Sora entender esa parte de Tai era un tanto ambiguo.

―No lo sé, la verdad que a veces pienso que tú y yo somos más pareja de lo que son muchas otras, es decir, Sora ¿Te has dado cuenta que muchas personas piensan que somos novios? Creo que me deje llevar por esas personas y sus comentarios, no quiero que nada cambie, quiero que estés conmigo hasta mi último exhale de aire.

―Eres el mejor amigo que una pelirroja puede tener. ―Sora lo abrazó y produjo una enorme sonrisa en su rostro.

―¿Pelirroja? ¿Tu? Al menos no natural. ― dijo con sarcasmo y comenzó a bromear como ya era costumbre entre él y ella.


―Pues sí, esa Sora es una traidora ― decía una castaña de hermosa cabellera. ― se fue con su estúpido Tai y me dejó sola con mis pesares.

―Mimí no seas dramática ― se expresó Hikari. ― sabes que Tai es muy espontáneo y Sora es su amiga fiel, que siempre le sigue los pasos.

―Pero es… ¡nNoche de chicas! ― grito Miyako.― Mimí tiene una crisis y su mejor amiga no está para apoyarla.

―¿Ves Hikari? Mi gran amiga Miyako tiene razón Sora es una traidora, me está dejando aquí con mi desgracia.

―A todas estas Mimí, ¿De que "desgracia"… ―hizo el gesto de comillas con los dedos― estás hablando? ― preguntó Hikari.

―¿No lo has leído? ―Mimí, busco una revista y la mostró ―Mira este articulo ― señaló el pedazo de papel― allí dice que según estudios las mujeres con más de 20 parejas en su vida quedan solas y viejas y ¡SIN MARIDO! Y según cuentas he estado con más de…

Miyako y Hikari la observaban y miraban atentamente esperando a que Mimí pronunciara el número de amantes que había tenido.

―Necesito un trago ― dijo Mimí evitando dar respuesta alguna, se levantó y dirigió hacia la cocina por unas copas y un poco de licor.

―Mimí una vez más estas sobreactuando, antes de Takeru yo había estado con un par de chicos y…

―¡Lo ves! Un "paaarr de chicos",―Mimí la interrumpió― son solo dos o tres amiga, nada comparado a mi historial.

― ¿Con cuántos chicos te has acostado Mimí?

― ¡Miyako! ― la pelo corto reprochó a la pelimorada― eres muy indiscreta.

― ¿Qué? ¿De qué hablas? ― dijo desentendida Mimí.

―El artículo habla de parejas sexuales, ¿Has tenido más de 20 hombres en tu cuerpo?

― ¡¿Quéee?! ―la castaña buscó entre líneas del artículo lo que decía Miyako― la verdad, no, pero ¿segunda base cuenta? Pensé que el artículo trataba de relaciones de pareja, no de hacer "cositas".

Hikari miraba a su amiga, lo sabía, Mimí siempre veía lo que quería ver, se ahogaba en un vaso de agua, la verdad no era de extrañarse que Mimí hubiera tenido muchos amores, pero sabía comportarse… bueno casi.

La noche pasaba y al cabo de media hora ya las chicas se encontraban más desenvueltas a causa del licor que consumían.

―¿Números de amantes Mimí? ―esta vez era Hikari -acompañada del licor- la que preguntaba.

―Si contamos a tu cuñadito… —Comenzó a contar con sus dedos y entre dientes— a ver… creo que solo uno.

―¿Solo uno? ―pregunto extrañada.

―Si Miyako, mi cuenta es uno, soy más bien de la que calientan el banquillo y luego sale corriendo. ― se pusieron a reír a causa de aquel comentario.

Y así La charla continuó, al final y para ser exactos a las 10 y media de la noche habían sacado cuentas…. Hikari había salido con 7 chicos allí se incluía Daisuke y Takeru, y se había acostado sexualmente con 3 -el tercer chico no lo quiso nombrar-. Mimí anduvo con un total de 35 hombres en toda su vida y su record en la cama con un hombre era de uno, si no incluían a los chicos que llegaron a la segunda base, y Miyako pues… a pesar de solo haber tenido un novio en toda su vida Miyako aún permanecía pura. Antes de continuar con la plática una moto se hizo escuchar al frente de la casa de la castaña, la joven salió a ver que sucedía, seguro eran unos vándalos y debía ponerlos en su lugar ya que el vecindario era de gente refinada y con clase, para su sorpresa era Tai y Sora.

"¿Tai y Sora? -pensaba Mimí- Eso no es raro, lo raro es… ¿Tai en una motocicleta? vaya luce genial y no está nada mal, de hecho se ve más rebelde y sexi.

La última vez que Mimí vio a su amigo fue en la fiesta de despedida que ella le hizo a su ex –Michel- de estados unidos, y eso fue en el último año.

Era raro pero desde que culminó su último año en la preparatoria de Odaiba la hermosa ex-porrista no frecuentaba a sus viejos amigos, a duras penas lograba ver a Sora y a las muchachas, eso se debía a que luego de romper con Matt se alejó de sus viejos amigos hombres, en realidad no le gustaba estar cerca del rubio, no luego de que este le pegara unos cuernos del tamaño de la torre Eiffel y por acción y reacción eso perjudicó que viera con regularidad a Tai ya que estas dos son uña y mugre. Verlo allí encima de su moto, apoyando un pie en el piso el otro sobre el vehículo, sosteniendo su casco entre su rodilla y sus dos manos que se encontraban cruzadas encima de este, con esa camiseta blanca que apenas era visible a causa de la chaqueta de cuero que portaba encima, sin duda aprendió a vestir bien y era tan sexi verlo así…

Un momento ¿Desde cuándo ver al inmaduro e ingenuo de Tai era sexi? ¡No! Tai es de Sora, seguro que el alcohol tiene que ver con esta situación para nada agradable-pensaba la joven para sus adentros- decidió dejar de pensar en cosas absurdas, salió de la casa debía saludar a su viejo amigo, después de todo Matt no estaba a su lado y ya hace varios años que no lo veía, además debía de armarle un lio por llevarse a su amiga.

―¡Tai Yagami! ―vocifero.

―Mimí Tachikawa, años sin verte. ― dijo Tai en un intento de saludo.

―Digo lo mismo. ― Dicho esto le echó una mirada a su amiga pelirroja― Veo que andabas de paseo con mi amiga ¿Acaso no te dijo que hoy era noche de chicas?

―Sigues siendo la misma Mimí. Te haces de rogar, ¡Vaya! ni saludas de la forma correcta ― Sora contemplaba las miradas que ambos se echaban, no decían nada relevante pero sospechó que para ambos haberse visto de nuevo fue muy grato.

―Yo no me hago de rogar ―Aún mantenía su mirada intratable y arrogante, aunque dejaba escapar cierta sonrisa que intentaba disimular. ―Pero no veo ¿Qué estas esperando? bájate de la moto y saluda tú como se debe, después de todo se supone que eres un caballero.

―¿Qué te hace pensar que me he convertido en un caballero? ―dijo con odiosidad el moreno.

―Tienes razón no perderé mi tiempo contigo, veo que has aprendido muy bien a imitar la arrogancia de tu amigo Matt ―Agregó la joven castaña. Tai se limitó a sonreírle con un toque de petulancia.

―¡Vamos Sora! No te juntes con este fantoche ―Esta vez lo dijo con un tanto de altivez y orgullo. Aun manteniendo ese pequeño juego que ambos habían comenzado sin darse cuenta.

―No seas boba Tachikawa ―Tai se bajó de la moto y abrió sus brazos para que la pequeña Mimí lo abrazase ―Ven a mí.

―Ni loca ¿Crees que abrazaría a un fanfarrón como tú? ―Se dio media vuelta y se cruzó de brazos.

―Tú te lo pierdes por odiosa ―el juego había terminado. Tai no insistiría más.

―Mimí no seas vanidosa, Tai solo jugaba contigo ― Sora decidió participar.

Al final, Tai se acercó a la castaña mal criada y la abrazó, esta se rehusaba era muy orgullosa como para salirse de aquel personaje que acababa de crear para con Tai, luego, se adentró a su casa, exactamente al frente de la puerta, esperando a Sora que hablaba con el castaño. El moreno le decía a su mejor amiga que Mimí estaba cambiada, que lucía muy bonita y sexi. La castaña tenía un suéter rosado que dejaba en descubierto cierta parte de los hombros y una bermuda un tanto holgada de color beige. Era obvio que la pequeña Mimí tenía lo suyo, era alta y muy esbelta aun con esa camiseta y pantalón suelto se dejaba ver y lucir muy llamativa ante los ojos de un chico.

Sora solo le dijo que si pensaba acercarse a Mimí de otra manera diferente a un amigo que lo pensara dos veces ya que si hacia sufrir a su amiga pagaría las consecuencias.

―Descuida Sora, y deja de adelantarte tanto a los hechos ¿Quién dice que Mimí sufrirá? ―Añadió el futbolero. ― Y solo era un comentario, sabes que mi corazón pertenece solo a ti ― el moreno dio su ultimo piropo de la noche para luego retirarse hacia su apartamento.


Del diario de Sora, la mañana siguiente luego de la "noche de chicas" en casa de Mimí.

La verdad no puedo decir que mi día ayer estuvo terrible, en realidad fue todo lo contrario, Salí con mi mejor amigo, una tarde en la playa ¡Excelente manera de terminar una semana! Pero, los fantasmas de nuestro pasado se hacen notar, no nos dejan en paz, por más que insista en que todo es como en un principio, no es verdad. Entre ambos sucedió algo que es tan difícil de explicar como de recordar, lo quiero, no, ¡lo adoro! Pero la verdad del asunto es que vinimos al mundo solo con un propósito: ser amigos.

Hablando de amigos, también me reuní con Mimí, Miyako y Hikari. Ya hace mucho que no me reunía con estas últimas dos. Hablamos un poco, bebimos y bailamos; incluso, jugamos un juego que ya hace mucho que no lo jugábamos "verdad o reto" ya somos maduras y ni el más fuerte de los licores pudieron hacer que digamos "reto" todo se trató de la "verdad".

A muchos le sorprendería saber los secretos que una mujer puede guardar, por cierto, luego de que pudiésemos quedar un instante a solas –Mimí y yo- ya que Hikari y Miyako salieron a fumarse un cigarrillo, Mimí me hizo un comentario muy parecido al de Tai "Tai ha cambiado"

Dijo ella y la cito:

"Se ve más maduro y ese aire de chico misterioso le sienta bien, ¿Te molesta si… - hizo una pausa, yo continué su pregunta— (…) "sales con él?" negué con la cabeza. La verdad no me molesta en absoluto, si ellos llegan a relacionarse y si resulta que todo sale bien, les deseare la mejor de las suertes, pero, ¿Si no es así? No quisiera quedar en el medio, no quiero que pase lo que pasó entre Mimí, Tai y Matt, ya que a causa de su ruptura, Tai tuvo que elegir entre Mimí o Matt, era obvio a quién elegiría, aunque aquella decisión no le gustase.

Pero mi caso no es el mismo amo a Tai como mi mejor amigo -diría como un hermano, pero si así fuese no hubiese ocurrido nada aquel final de primavera- y amo a Mimí como la hermana que nunca tuve, si tuviera que elegir... ¡Ya basta Sora! Como siempre te adelanta a los hechos, pero, si ese fuese el caso algún día mi alma no estaría de acuerdo en elegir un bando por ello tendría que alejarme de ambos y no quiero que eso suceda. Es eso lo que me preocupa o tal vez… ¿Estaré celosa? No, eso no es así, pero si lo fuese, seguro serian celos de mejor amiga –por ambos-. Ya no me adelantare al futuro, estoy segura que nada de ello se concretará, solo serán amigos.

No tengo nada más que agregar, salvo que espero algún día volver a la normalidad y poder ver a mi mejor amigo, tal cual, aquella primera vez que nos vimos "como un amigo y ya", espero borrar aquel día, si bien, fue el más hermoso de todos los días de mi vida, pero, también me traen dolores al corazón.


Ojala les haya gustado este primer capítulo, la verdad que a mí me gustó.

Se aproximaran varias sorpresas y nada en esta historia está definido, sé que no fue revelador y no deja mucho que decir, pero mi principal idea es darle más sabor a medida que pase la historia. no tengo más que decir, salvo que se sientan libre de criticar-de buena o mala manera- como deseen, si lo desean.