Hola!

Paso por aquí con este pequeño two-shot.

Espero que les guste!

Regalo para Cereciito17-Song Hyo Woonk, porque me encantan sus fics ^^

Gracias por leer!


El sol, un cerezo, y una flor.

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Nunca fui una chica popular ni llamativa.

En el colegio, no tenía demasiadas amigas, sólo dos eran verdaderas. Sus nombres, Ino Yamanaka y Hinata Hyuga. Ellas eran mi soporte día a día.

La diferencia entre ambas era que la primera era más extrovertida, atrevida y desvergonzada. La segunda era más tímida y callada. Aun así, era como si las tres fuéramos hermanas, y no simples compañeras de curso.

Juntas, solíamos salir de compras, a jugar videojuegos, a discos por las noches, al parque a pasear a nuestras mascotas, a casa de alguna para hacer los deberes, e, incluso, a casa de los chicos que nos gustaban, para hacernos el aguante una a la otra. Éramos un trío inseparable.

También solíamos discutir, o pelear mal, pero al minuto de haberlo hecho, nos echábamos a reír de lo tontas que habíamos sido al enojarnos entre nosotras.

Ya, la palabra hermandad, nos quedaba corta.

Sabíamos los secretos de cada una, y…, la mayoría de ellos, eran con respecto al chico que nos movía el piso. Y, obviamente, intentábamos realizarnos la una a la otra el enganche con esa persona "especial".

A Ino Yamanaka, le gustaba un chico que iba un curso más avanzado que nosotras, su nombre era Sai… no recuerdo bien su apellido, él era bastante guapo, y, a pesar de ser bastante osado, era muy simpático.

Al principio, cuando teníamos como ocho años – porque sí, ya nos conocíamos de la infancia – Ino y yo gustábamos del mismo chico, Sasuke Uchiha – que por cierto a mí me seguía gustando – y siempre peleábamos por quién se quedaría con él. Con los años, mi amiga rubia dejó de darle importancia al Uchiha, y fue fijándose en Sai, para alivio mío.

Por el lado de Hinata, siempre estuvo – o al menos desde lo que yo recordaba – enamoradísima de mi mejor amigo hombre, tal vez el único, Naruto Uzumaki. Él, un rubio en todo sentido, era un tanto despistado y atolondrado, pero poseía un corazón de oro, y era la persona tal vez más alegre y perseverante que conocí en toda mi aún corta vida.

Y… con respecto a mi corazón – caprichoso y masoquista – aún no le es posible deshacerse de del patético sentimiento de amor infinito hacia Sasuke Uchiha, justamente, el chico más popular de todo el colegio, y mejor amigo de Naruto.

Ninguna de las tres era demasiado correspondida que digamos, aunque la más cercana de serlo completamente era Hinata. Ella y Naruto eran ex novios, y se separaron tontamente a causa de los celos de él, pero al parecer, estaban buscando volver. Ino y Sai solían salir y siempre había acción, pero, a tan sólo minutos de haberse separado, a él ya se lo veía con otra buscona colgándosele del cuello. Y yo..., bueno, Sasuke poco o nada me hablaba. Ni modo…

Y llorábamos juntas, y volvíamos a reír; y caíamos juntas, y nos poníamos de pie; y, si una perdía, todas perdíamos, pero juntas siempre lográbamos levantar cabeza y salir adelante, una y otra vez.

Y bueno, por diversas razones, aquel día, en el recreo ya nos encontrábamos maldiciendo nuevamente nuestra suerte, o, al menos, eso hacíamos Hinata y yo. Ino estaba en otro mundo, caminando inquieta de un lado a otro, frente al banco en el que solíamos frecuentar en los recesos.

"Me duele amarte así
Hasta morir
Lanzándome a la nada viéndote partir
Me duele aquel Abril
Cuando te vi –

-Ya estuvo.- chilló la rubia, interrumpiendo nuestro calvario, quitándonos de las manos el teléfono celular, y apagándolo al toque.

-¡Hey!- le reclamé, con Hinata acompañándome con el ceño fruncido. -¿Qué rayos te pasa?- inquirí con molestia.

-No vamos a deprimirnos como estúpidas viejas amargadas…- ordenó con la mirada llena de seguridad. –Oh no. No hoy

Rodé los ojos con fastidio y aparté velozmente la vista al recordar a qué se refería con aquel "hoy". Mi cumpleaños no era precisamente mi fecha favorita. Y menos cuando absolutamente nadie más que mis amigas en el curso, lo recordaba.

-Sakura, escúchame.- la mirada de la Yamanaka se volvió severa. Sin embargo, la observé con simple gesto de aburrimiento. –Necesitamos un lugar para tu fiesta de cumpleaños. El resto, me lo dejas a mí…- informó.

De inmediato negué con la cabeza.

-No, Ino. Me conoces…- dije con el semblante serio. –No quiero nada de festejos.

-Ay, vamos, Sakura…- insistió. –Hinata dice que podemos hacer la fiesta en su mansión, ¿verdad, Hinata?- la aludida se encogió de hombros con una sonrisita cómplice.

Le reproché con la mirada.

-Haruno…

Su voz a mis espaldas me paralizó completamente, y me erizó la piel en tan sólo cuestión de segundos. Me giré quedamente para observar que Sasuke Uchiha me regalaba una sensual y perfecta sonrisa torcida. A su lado, un compañero de curso, Suigetsu Hozuki.

Me ruboricé sin previo aviso, cuando sentí su mirada clavada en mi rostro.

-S…Sasuke-kun…- no pude ver las expresiones de mis amigas, pues no era capaz de mover si quiera un músculo, pero ya me imaginaba sus rostros de burla, por mi patético titubeo. -¿Si?

-Feliz cumpleaños…- la voz con la que pronunció aquella simple y estúpida frase me derritió todo el organismo. -¿Por qué no me lo comentaste antes?- cuestionó luego sin dejar de sonreírme.

Su blanca e impecable dentadura me recordó que nunca lo había visto sonreír tanto. Era… divinamente atractivo.

-Emh…- no éramos precisamente mejores amigos. –No lo sé…- no se me ocurría nada que decir. Era capaz de arrojarme a sus brazos en ese preciso momento. Me contuve.

Observé a Suigetsu para distraerme un poco.

-Happy Birthday…- mencionó el albino con una sonrisa. Escuché la risita de Ino a mis espaldas.

-Como sea, ¿tienes pensado hacer algo esta noche?- la repentina pregunta de Sasuke me descolocó. ¿Lo tenía?

-Estamos organizando una fiesta…- Ino contestó por mí. No sabía qué decir. Simplemente asentí dudosa.

-Ahh, ya veo. ¿En dónde?- inquirió él.

-En mi casa…- la suave vocecita de Hinata llamó enormemente nuestra atención. Ino rió a carcajadas. Yo, me lamenté interiormente. Odiaba las fiestas.

-Los espero a la diez…- la frase que lancé forzadamente tuvo su premio. Sasuke se despidió besando mi mejilla, dejándome atontada nuevamente durante varios minutos.

Oh, rayos. Juré que mataría a Ino, pero sería después de mi fiesta.

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Luces de colores, aperitivos, piscina, adornos innecesarios, bebidas por doquier…

La enorme mansión Hyuga de por sí ya era bella. ¿Había necesidad de todo aquello? Los faros de colores iluminaban dándole un brillo único al hermoso jardín de la residencia, el cual era tal vez más lujoso que el de una quinta privada. Tenía una enorme piscina de una profundidad impresionante, y hasta una fuente en forma de delfines cruzándose en el centro, sin mencionar los variados tipos de flores que se encontraban por todos los alrededores.

-Tú no sabes cómo divertirte.

-¡Claro que sé cómo divertirme!- reproché el cuestionamiento que me hizo Ino, mientras me llevaba a la boca el tercer vaso de tequila en la noche aún joven. La cabeza me daba vueltas, y no era totalmente consciente de mis actos. Yo nunca supe tomar.

Patética.

-Aquí estás…- murmuró una voz ronca a mis espaldas, que me paralizó en el acto. Granes brazos me tomaron de la cintura, y un mentón se apoyaba en mi hombro repentinamente.

-Sasuke…-

-Bailemos…-

No tuve tiempo de responder, ya que aquel azabache – que al parecer también estaba pasado de tragos – me tomó de la cintura, y estampó sus labios a los míos con brusquedad. Yo sólo le correspondí. Como siempre quise que pasara, pero al revés.

No entendía lo que sucedía… Pero era feliz.

La música electrónica a todo volumen martillaba mis oídos, y formaba un eco insoportable en mi cabeza. Me cubrí el rostro. Hasta la vista se me nublaba.

No debí beber así.

-Vamos a un lugar más tranquilo…- murmuró el Uchiha de mis sueños causándome un cosquilleo en la nuca, debido a su repentino acercamiento.

Asentí… Y me dejé llevar.

Nos besábamos eufóricamente a un costado de la fuente que se encontraba en el centro del jardín, cuando ya la mayoría de los invitados – y no tan invitados – ingresaban a la enorme piscina debido al calor que hacía esa noche.

-Me gustas, Sakura…

Su confesión hizo que se me erizara la piel, y no me dio tiempo de responderle, pues me había comenzado a besar… nuevamente, aún con más ímpetu.

Sasuke me recorría el cuerpo, aún cubierto por mi traje de baño, con sus expertas manos, causándome una sensación única, cada vez que nuestras pieles rozaban.

Nos separamos para recuperar el aire, y me di cuenta que aún llevaba en mi mano aquel vaso vacío. Quise arrojarlo, pero él me detuvo. Me sonrió de lado.

-Lo llenaré de tequila. Espérame.

Besó fugazmente la comisura de mis labios, para luego sonreírme nuevamente. Yo asentí rendida. Sólo él me dejaba atontada de ese modo. Una total humillación. Pero no tenía opción. Estaba enamorada.

Ridículamente enamorada.

Sola, recostada por la fría pared del pasillo que daba a la entrada a la sala de la mansión de los Hyuga, en la oscuridad. Los minutos se me hicieron más largos de lo normal, y la espera… eterna.

-Sakura-chan-

Reconocí la voz de Naruto en las penumbras, mas no era lo suficientemente consciente como para divisarlo completamente. La distorsionada imagen que tuve de su rubia cabellera me confirmó que era él. Intenté regalarle una sonrisa.

-¿Qué haces aquí?

-Espero a alguien…

Mi explicación fue demasiado corta y concisa. Ya tendría tiempo de contarle todo. Después de todo, él era mi mejor amigo. Y siempre le contaba todo.

Lo oí lanzar una risita baja, y vi que me tendió un vaso al acercarse más a mí.

-¿Bebes algo de vodka?- murmuró.

Dudé.

Sasuke se estaba tardando, y me ponía impaciente aquella espera ¿Qué tanto podía tardar en ir a buscar un poco de tequila? Me mordí el labio inferior, y tomé el vaso de Naruto.

Fondo blanco.

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Desperté en una habitación desconocida.

Abrí quedamente los ojos, y no pude reconocer nada de lo que observaba a mi alrededor. Pero todo se veía limpio y sumamente ordenado. Intenté incorporarme, pero la cabeza me pesó tanto, que volví a recostarme en aquella cómoda cama.

Esperé unos segundos, y al fin, logré sentarme en el lecho. Me di cuenta de que estaba completamente desnuda. Un ligero temor se apoderó de mí.

Observé a los lados de la cama, y me encontré con toda mi ropa – incluyendo la interior – tirada en el piso, acompañada de varias sábanas blancas revueltas y mi blackberry cerca. Era lo único desordenado…la cama. Y aquello… me asustó.

Ino no respondía mis llamadas, y me estaba comenzando a inquietar.

No lograba recordar absolutamente nada de lo que ocurrió en la noche anterior.

Intentaba por todos los medios de que algo, relativamente coherente, me viniera a la mente. Sin embargo, aún me atormentaba aquel molestoso zumbido en los oídos, y el ligero ardor en mi garganta, supuse – y rogaba que así fuera – que sólo se trataba del alcohol ingerido. Porque sabía que había sido demasiado.

Me levanté con pesar, y me apresuré en vestirme.

Ni siquiera sabía en donde me encontraba. Me aterraba pensar que me habían secuestrado, o que me había metido con alguien desconocido. Eso sería horrible.

Abrí los ojos sorprendida.

-Sasuke-

¿Me había acostado con Sasuke?

Una parte de mí saltaba de emoción pensando que así era, mientras la otra se lamentaba al pensar que él abusó de mí y me había dejado abandonada. No…

Él no era así. ¿Verdad?

Salí de la habitación lo más rápido que pude, casi derribando todo lo que tenía en frente. Abrí la puerta, y… reconocí aquel pasillo. Era la mansión Hyuga. Sí, y ese debía ser el cuarto de huéspedes… Pero ¿Qué cojones hacía yo ahí, sin ropa?

Caminé velozmente en dirección a la cocina, y encontré a Hanabi, la hermana menor de Hinata, preparando unos Hot Cakes con suma tranquilidad. Carraspeé desde la puerta, y ella me observó. Abrió sus aperlados ojos cuán grandes eran, como si estuviera sorprendida, y aquello me alertó. ¿Por qué me observaba con cautela?

-Sa…sakura…- dijo dejando de prestarle atención a lo que suponía era su desayuno. -¿Sigues aquí?- cuestionó. Levanté una ceja dudosa. Ella no era así. Solía ser más… habladora.

-Aquí me ves…- respondí intentando sonreír, pero ni yo sabía lo que sentía en ese momento, y la sonrisa no me surgió. -¿Y Hinata?- indagué luego fingiendo despreocupación.

Ella pareció sorprenderse aún más.

-Está afuera jugando con Tsuki- valga la redundancia, su pequeña cachorrita.

-Ah, ya veo…- no dije nada más.

Me dirigí hacia el jardín. ¿Estaría desordenado por la fiesta de anoche? Eso me haría sentir culpable.

-Ah…

Me había olvidado de los múltiples empleados de los Hyuga. El patio estaba impecable y se veía tan hermoso como siempre. Todo estaba en su lugar, y sumamente ordenado. Y Hinata… a un costado, tirada en el pasto con su pequeño bulldog encima de ella.

-¡Hey, Hina!- grité mientras corría hacia ella. Una suave brisa me acarició los brazos y me puso los pelos de punta. Empezaba a refrescar. –Hinata….- llegué hasta ella y la llamé nuevamente, al parecer no me había escuchado.

Ella me observó por unos segundos, con una intensidad que nunca creí que lo haría. Sus siempre brillantes ojos perlas se veían opacos y sin gracia. Su rostro denotaba amargura, y no sonreía para nada. Me extrañé enormemente.

-Vete.- ordenó evadiendo mi mirada velozmente, sentándose en el empastado, y acariciando el corto y sedoso pelaje de su mascota. Me sorprendí enormemente, al notar la frialdad con la que pronunció aquello. ¿Sería ella la verdadera Hinata?

-¿Qué?

-Que te vayas…

Aún no podía creer que aquella fuera mi dulce amiga. ¿Qué estaba pasando? ¿Sería una broma? Pues era de muy mal gusto. Sin saber por qué, una opresión en el pecho me comenzó a invadir.

-Hinata, ¿por qué dices eso? ¿No somos amigas?- aquella última palabra quemó mi garganta. Mucho peor que el tequila de la noche anterior.

Lanzó una risa irónica, y se giró bruscamente para observarme directamente a los ojos. Estaba llorando. ¿Por qué Hinata lloraba? Era… ¿mi culpa?

-Después de lo de anoche, no me vengas con eso de ser amigas…- masculló duramente entre dientes. Se cubrió el rostro, dejándome desconcertada con sus palabras.

-¿Lo…de anoche…?- me temblaba en labio inferior a más no poder. -¿Qué sucedió anoche?

-¿No lo recuerdas?- dijo rodando los ojos, intentando calmar su sollozo. Me sentí de lo peor por un momento.

-No.

-Naruto y tú…

-No…

Eso no podía ser verdad.

-¡Sí…!- reprochó. -¡Yo los vi! En el pasillo… Detrás de la fuente…

No podía creerlo.

-Oh, no…- me tomé el rostro, mientras los recuerdos venían a mí.

…-¡Ah, Naruto!…

…-Sakura-chan….

…-No te detengas…

Cerré los ojos con fuerza, y por un momento no creí que aquello fuera realidad. Comencé a sollozar mientras Hinata derramaba más y más lágrimas. Aquello me mataba por dentro. No podía ser tan mala persona.

-Ino-chan tampoco puede…- mencionó luego ella, con la voz entrecortada.

Fruncí el ceño, confundida, y me sequé las lágrimas.

-¿Ino?

-Te encontramos con Sai en el cuarto de huéspedes.

Podía jurar que aquello dolía mucho más que hasta una apuñalada en el pecho. Sí. Eso era aún peor.

-¿C-con Sai?

Ella asintió y tomó a su perrita en sus brazos. Yo no estaba cien por ciento en la Tierra. Las lágrimas salieron con mayor intensidad, y el corazón me dolía profundamente.

-S…sólo se estaban besando aún… pero…- aclaró luego. –Pero con Naruto-kun… iba más allá…

Me sentí la peor persona del mundo.

Caí de rodillas al empastado, y seguí lamentándome.

-Lo siento tanto, Hinata…

-Sasuke-kun también los vio…

Abrí los ojos enormemente.

…-Me gustas, Sakura…

Me sentí derrotada en sentido completo, y las palabras ya no me salían de la boca. Mi estado era lamentable. ¿Cómo pude haber besado a los que mis mejores amigas amaban? Era una mierda de persona.

-D…deberías irte…

Yo sabía lo mucho que a Hinata le dolía decir aquello, porque, por más de que estuviera herida, ella siempre trataba bien a la gente. Y bueno, me lo merecía.

-Lo siento…- era verdad, pero yo sabía que eso jamás bastaría.

Minutos después, empecé una corrida por las calles de la ciudad. No podía contener el llanto. ¿Cómo pude haberles hecho eso a mis dos pilares de vida? Ino y Hinata eran las únicas que siempre habían estado ahí para mí. Y yo… ya no merecía su perdón, pero lo anhelaba.

-Nunca pensé…- estúpidamente hablaba conmigo misma al correr por las frías calles de Tokio. –Que nos podíamos separar.

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Continuará...

¿Qué les pareció?

Espero sus reviews si les gustó. ^^

Nos leemos pronto!