Es una historia sasuhina completamente centrada en esos dos personajes años después de finalizar la guerra y acabar con Madara etc... El título de este fic se lo he puesto gracias a la película The vow aunque la trama no tiene nada que ver. La cita con la que inicio este primer capítulo penternece a dicha película.

La cacilificación del contenido es M, y contiene material sensible al final del capítulo. Denle una oportunidad.

Sin más que deciros, espero que disfrutéis de la lectura y review.


"Mi teoría es sobre los momentos, los momentos que impactan. Mi teoria es, que esos momentos impactantes, esos destellos de gran intensidad que ponen patas arriba nuestras vidas, son los que acaban definiendo quienes somos. La cuestión es que cada uno de nosotros es la suma de todos los momentos que hemos experimentado, con todas las personas que hemos conocido, y son esos momentos los que conforman nuestra historia, como nuestra lista de grandes exitos particular que reproducimos y volvemos a reproducir en nuestra mente, una y otra vez… pues esta es mi teoría, que esos momentos impactantes definen quienes somos, pero lo que nunca me había planteado era ¿y si un día ya no pudieras recordar ninguno de ellos? Un momento impactante…un momento impactante cuya capacidad de cambio tiene un efecto expansivo que va mucho más alla de lo predecible, que hace que algunas partículas choquen entre sí y acaben acercándose más que antes, y que manda a otras, girando sin parar, hacia nuevas aventuras, aterrizando donde jamás pensaste encontrarlas… Eso es lo que pasa con esa clase de momentos, que no puedes, por más que lo intentes, controlar como te pueden afectar, sólo puedes dejar que esas partículas que colisionan, aterricen donde puedan, y esperar hasta la siguiente colisión."

— The vow

Desde que mis dos compañeros de equipo se hubieran convertido varios meses atrás en miembros Anbu, no era muy frecuente que nos enviaran juntos a una misión. Podría decirse, que salvo esas raras excepciones, mi carrera como kunoichi se hubo reducido a dar clases en una academia en la que, decenas de niños no paraban de chillar y gritar intentando reclamar mi atención, consiguiendo llevar mi paciencia hasta límites que jamás hubiera sospechado que tenía. Si era sincera, mi sueño siempre fue el de formar una familia, un marido y una casa llena de niños, pero después de enfrentar a esos pequeños monstruos, si monstruos, durante cada día en los últimos seis meses, habían conseguido que me replantease mi mas ansiada meta. La posibilidad de una versión en miniatura de mi misma o de mi inexistente marido corriendo y gritando sin parar, me producía escalofríos.

Nunca fui una ninja que destacase por sus grandes habilidades, no era la más fuerte pero tampoco mediocre, por mucho que mi familia tratase de 'ayudarme' a hacerme más fuerte, si es que a los duros entrenamientos y las palabras humillantes de mi padre que cada día me veía obligada a escuchar, podrían calificarse de 'ayuda', jamás obtuve resultados, dándome todo el mundo por un caso perdido. A día de hoy sigo siendo un chunin a pesar de que el resto de mis compañeros son Jounin o Anbus y en el caso de Naruto que alcanzó su sueño, Hokage.

Cuando me designaron como sensei me sentí verdaderamente frustrada, el simple hecho de ver como todos tus compañeros y amigos avanzaban en sus carreras como ninjas y yo en cambio no daba ni el más ligero avance, me enfurecía.

Daban por hecho, que siempre era a mi a quien debían proteger, que era la más débil y no ayudaba a aumentar mi autoestima, más bien lo minaba completamente haciéndome parecer peor ninja de lo que realmente era. A pesar del caótico flujo de sentimientos en mi interior jamás protesté, me quejé o me impuse, mi naturaleza tímida me frenaba y aún lo sigue haciendo hoy en día. Era de sentido común que más tarde o mas temprano yo también me diese por un caso perido. Por eso, me he resignado a vivir de la manera más feliz que pueda y si es trabajando en la academia con esos mocosos insufribles, que así sea. Lo que me consuela es la idea de que al menos de vez en cuando se me permitiese ir en alguna misión, ya que junto con mis dos antiguos compañeros, formamos el mejor equipo de rastreo de todo Konoha.

Otro día como sensei llegó a su fin, estaba deseando llegar a mi pequeño apartamento y poder disfrutar de un relajante y merecido baño. Durante los próximos dos días no tendría que lidiar con esos críos y podría dedicar ese tiempo a disfrutar de mis amigos, pero el sonido de un Puf enfrente mía desechó por completo cualquier plan que pudiera tener.

-Hokage-sama solicita su presencia inmediatamente- la figura de un Anbu con la máscara de serpiente me entregó el mensaje y desapareció de la misma forma en que se presentó.

Recé a los Kamis por que fuese una misión y estuviese una larga temporada alejada de las clases. Nunca imaginé que mis deseos se convertirían en realidad aunque no de la forma que esperaba.

Cuando llegué al despacho donde sé encontraba el Hokage, mis dos compañeros esperaban por mi llegada enfrente de él.

-Kiba, Shino e Hinata partirán inmediatamente al país del hierro. Necesito que recolecten toda la información que sea posible sobre un grupo de ninjas renegados que están aterrorizando las pequeñas aldeas.

-Hai Hokage-sama- respondimos los tres al unísono.

-¿Cuántas veces os he dicho que no me llaméis así?- se sonrojó el rubio de ojos azules- Todavía no soy capaz de acostumbrarme al título- se rascó la cabeza y sonrió, tratando de ocultar la vergüenza que le provocaba tal honorífico -De todas formas, no hace falta que os recuerde que evitéis cualquier confrontación, no quiero tener un conflicto con nuestra aldea- sonrió radiando optimismo- ¿alguna pregunta?

-¿Cuánto tiempo durará la misión?- se decidió a hablar Shino. Podría jurar que sabía que tanto a Kiba como a mi ni se nos habría pasado por la cabeza el preguntar por un detalle tan esencial.

-El que sea necesario- Esta vez frunció el ceño el Hokage tornando su expresión un tanto seria -las relaciones entre nuestros países no están en su mejor momento. Podéis iros.

Entendiendo la gravedad de la situación los tres asentimos y cuando nos disponíamos a marcharnos nos vimos interrumpidos por otro comentario de Naruto.

-Hinata, aún sigues siendo un chunin...- viéndome tensarme ante el comentario que acababa de hacer, sabía que estaba molesta -sólo ten cuidado, esta probablemente sea tú última misión- murmuró casi para sí mismo pensando que durante los últimos días había tenido una sensación extraña que le oprimía el pecho y eso no presagiaba nada bueno.


-¡Hinata otra vez como en los viejos tiempos!- pasó un brazo por encima de mis hombros acercándome más a su cuerpo.

-Hai Kiba-kun, Os echaba de menos- le sonreí de manera muy sincera ganándome un gran abrazo por parte de mi compañero.

-Me alegro que pienses así. Nosotros también te echábamos de menos, ¿verdad Shino?

-Por supuesto, siempre seremos un equipo- Pude distinguir el amago de una sonrisa en las facciones estoicas de mi callado amigo.

Llevábamos varios días de viaje hasta que por fin llegamos a nuestro destino.

-Debemos camuflarnos en la aldea más cercana haciéndonos pasar por simples aldeanos y trataremos de encontrar alguna pista que nos guíe hacia nuestro objetivo- el líder del equipo, Shino, ya tenía ideado un plan.

-De acuerdo... Hinata tu deberías quedarte vigilando los alrededores...- dijo Kiba en un tono de preocupación.

-D-Demo. Yo puedo hacerlo igual que ustedes- repliqué pareciendo casi indignada.

-Kiba tiene razón Hinata, tu Byakugan es perfecto para esa tarea y es una ventaja que no podemos desaprovechar.

-Hai- asentí mirando con resignación hacia el suelo.

Era medio día cuando comenzamos la incursión en la aldea. Kiba y Shino durante horas caminaron por sus calles, analizando cada posible ruta de escape en caso de que hubiera problemas y localizando los lugares más frecuentados por los shinobis. Mientras tanto, me dediqué a patrullar a una distancia lo suficientemente alejada de la aldea para evitar ser detectada por sus fuerzas de seguridad, sin perder de vista a mis dos compañeros.

Al atardecer en una pequeña cueva a unas pocas millas de distancia el equipo 8 se encontraba reunido, discutiendo los detalles de la misión.

-¿Habéis encontrado algo?- les pregunté a mis compañeros.

-En uno de los restaurantes escuché a un grupo de shinobis hablando sobre ciertos rumores. Los causantes de los asaltos a las ciudades en el país del hierro se encuentran en la ciudad de Toke a unas cien millas al este desde aquí- fue Shino el que primero habló de los dos.

-Ese mismo rumor se ha extendido por toda la ciudad, parece ser que es el principal tema de conversación de los aldeanos...

-Ese deberá ser nuestro próximo destino. Probablemente tardaremos cinco días en llegar hasta allí. Si dicen que están establecidos en una aldea, la seguridad será elevada y puesto que es un terreno que desconocemos nos llevará al menos otra semana hasta que podamos infiltrarmos de forma segura- juntó a ellos sea cual fuere la misión siempre se sentía libre de expresar mis opiniones. Eran las únicas personas con las que mi carácter tímido no salía a relucir.

-Hmm..Tendremos cinco días para planear una buena estrategia. Casi ha anochecido, pasemos la noche aquí ya que partiremos mañana por la mañana. Hinata vigila con tu Byakugan los alrededores mientras que tu, Kiba,buscas algo para cenar.


Cinco días habían pasado y ya teníamos nuestra estrategia preparada. Durante los próximos días nos dedicaríamos a observar los exteriores de Toke, horas y rutas de los ninjas encargados de la seguridad, caminos más frecuentados por los aldeanos para la entrada a la Villa, entradas ocultas si las hubiera...

-¿Creéis que mañana podamos infiltrarnos?- preguntó Kiba mientras que le daba de comer a Akamaru.

-Deberíamos esperar un par de días más sólo por asegurarnos Kiba-Kun- contesté.

-Hinata, creo que estamos suficiente preparados. Realizan cinco rondas diarias en patrullas de tres ninjas. Solo existen dos accesos principales más un tercero que está oculto. También hemos encontrado varias salidas camufladas que probablemente conduzcan a pasadizos subterráneos que llevan a varios puntos de la ciudad. Tenemos todo cubierto. ¿Verdad Akamaru?- El perro afirmó con un ladrido mientras meneaba su cola.

-Esta vez estoy de acuerdo con Hinata nunca está demás asegurarse y estamos en una misión de rastreo y espionaje.

-Hai Hai... Supongo que lleváis razón, después de todo siempre fui el más impaciente de los tres.

Transcurridos los días acordados, Shino era el encargado de infiltrarse en Toke sólo durante unas horas. Kiba rastrearía los alrededores de la aldea mientras que yo con el Byakugan me mantendría oculta y en alerta sin perder de vista a Shino. Durante los días siguientes llevamos a cabo la misma rutina sin mayores contratiempos.

-Hemos conseguido información suficiente. Si nos marchásemos ahora...- Shino no me permitió terminar la frase. La verdad, quería irme de allí, estaba agotaba de la constante vigilancia a la que nos sometíamos y cuanto más tiempo pasaba cerca de esa aldea mas insegura me sentía. Tenía la impresión de que nada bueno podría resultar de aquello, era como sí una voz en mi interior me gritara constantemente que me alejase de allí.

-Todavía no podemos marcharnos. Tenemos suficiente información pero no la necesaria.

-Shino lleva razón. Aún tenemos que averiguar los nombres de los que dirigen al grupo de shinobis.

-Sin esos nombres, no podríamos asegurar el éxito de la misión- se recolocó sus gafas con su mano derecha.

-Pero tenemos las localizaciones de los siguientes ataques durante los próximos meses. Con eso bastaría para interceptar y eliminar a los integrantes de la organización, ¿no?

-Hinata, pero ¿y si no funciona? Eso no evitaría que los líderes busquen nuevos aliados y formen otra nueva agrupación de shinobis renegados. ¿Si lo hicieron una vez por qué no hacerlo una segunda?

-Esta vez estoy con Shino. Seguramente en unos días encontremos a esos bastardos y podamos regresar a la Hoja- trató de animarla el Inuzuka.

-¿Algo te inquieta Hinata?- me preguntó Shino.

-Es sólo una sensación. Todos mis instintos me dicen que nos alejemos cuanto antes de aquí. La información recogida ha sido casi demasiado fácil... Es como si... Bueno da igual, quizás se deba al cansancio, he perdido la costumbre de pasar tanto tiempo en una misión.

-Descansa, yo haré la primera guardia.

Otra semana había transcurrido y seguíamos sin conseguir esos malditos nombres. Como cada mañana me ocultaba y activaba el Byakugan esperando a que Shino realizase el reconocimiento por la ciudad. Todo estaba extrañamente tranquilo tanto en los bosques como en la aldea. Realicé un escaneo más a fondo de toda la zona tratando de encontrar alguna pista que indicase alguna amenaza. Puesto que no noté nada, dí por hecho que sólo eran suposiciones mías.

Cuando Shino empezaba a retirarse de la aldea, era mi señal para dirigirme al punto de encuentro con él y con Kiba. Siempre el mismo sitio al anochecer. En cuanto llegué allí supe instintivamente que algo andaba mal. Como de costumbre, Kiba se encontraría sentado en una roca junto a Akamaru con los ojos cerrados escuchándonos llegar. Esta vez se encontraba recostado sobre un árbol.

Ni si quiera tuve que activar mi Byakugan para reconocer que los chakras que emanaban tanto de Akamaru como de Kiba no eran los suyos. Nos habían descubierto. En cuestión de segundos el pánico me invadió y paralizó mi cuerpo. Daba por hecho que si el shinobi que se hacía pasar por ellos los había derrotado, probablemente pudiera vencerme.

Me acerqué caminando hacia de ellos despacio, cuando me encontraba a tan sólo unos metros ataqué a la mayor velocidad que pude lanzando varios kunais y sellos explosivos que impactaron sobre el árbol. Sentí demasiado tarde su presencia cuando recibí por detrás una patada en mi costado, con tal fuerza, que salí disparada contra las rocas.

Sin darme tiempo a reaccionar, el shinobi se encontraba junto a mi. Noté un golpe en la nuca y mi visión comenzó a nublarse.

El fuerte olor a sangre me devolvió a la realidad. Me encontraba en una celda oscura junto a mis dos compañeros que aún se encontraban inconscientes. Me acerqué hasta ellos, aún respiraban, activé mi Byakugan y lo que vi me cortó la respiración. Tenían múltiples huesos fracturados por todo su cuerpo y varias hemorragias internas. Sí no recibían atención médica de inmediato morirían. No había sido inteligente por mi parte haber activado el jutsu de mi familia sin haberme dado cuenta de que apenas me quedaba chakra.

Las lágrimas pronto empezaron a cubrirme el rostro, la imagen ante mi era devastadora y ser consciente del peligro en el que nos encontrábamos no ayudaba. Escuché pasos que se acercaban hasta nuestra celda, mi cuerpo se tensó y por puro instinto sin desactivar el Byakugan memoricé en tiempo récord las posibles vías de escape de aquella prisión.

-Por fin la bella durmiente ha despertado. Esos dos no creo que logren volver a despertarse por lo que nos entretendremos contigo- tres shinobis entraron en la celda, mi mente no era capaz de pensar en otra cosa que no fuera en todas las formas posibles en que podía asesinarlos y huir de allí.

-A mi no me importa... Eres toda una preciosidad- dijo otro de ellos mientras pasaba una mano por mis labios, sin pensar, le mordí la mano.

-¡Puta!- me gritó al mismo tiempo que me daba una bofetada y caía al suelo.

-Parece que tenemos a toda una perra en celo ante nosotros. Creo que es nuestro día de suerte cabelleros.

-Aquí no hay ningún caballero - contesté con acidez y ganandome un golpe ante mi desafortunado comentario.

-Te diremos lo que vamos a hacer contigo. Primero te torturaremos y seré yo el que me encargue de eso. No debiste haberme mordido. Después mataremos a tus amigos delante de ti y por último y mi parte favorita... Nos divertiremos con tu cuerpo hasta que mueras...

No me moví, ni si quiera escuché todo lo que dijeron, tampoco noté cuando uno de ellos se puso encima de mi y comenzó a darme golpes por todo mi cuerpo mientras trataba de aplicarme un jutsu sobre mi cabeza, quería invadir mi mente y sacarme información. Tenía que hacer algo, lo que fuera, al menos si no podía salvarme a mi misma podría salvar a mis compañeros.

No se de dónde saque las fuerzas pero con las manos atadas a mi espalda, me hice una pequeña herida y realicé los sellos de invocación. Dos tigres blancos aparecieron junto a mis compañeros y de pronto los golpes a mi alrededor cesaron. Los tigres me miraron, no hacía falta que hablásemos pues teníamos una conexión mental.

-Coged a Kiba y a Shino y llevarlos a la mansión Hyuga.

-No podemos dejarte aquí...

-¡NO! ES UNA ORDEN. Son demasiado fuertes como para que podáis vencerlos antes de que se me agote el chakra. Al menos ellos podrán sobrevivir.

-No podemos dejarla...

-No podéis negaros. Nos volveremos a ver lo prometo.

-Las promesas deben cumplirse.

Ambos tigres dieron un último rugido y con el Aburame y el Inuzuka a sus espaldas desaparecieron.


En uno de los jardines de la mansión principal de los Hyuga aparecieron los dos tigres con los inconscientes shinobis. Neji se encontraba entrenando cuando sintió una cantidad masiva de chakra aparecer de la nada. En cuanto llegó no pudo salir de su asombro al ver a los tigres. Una de las legendarias invocaciones de los Hyuga. Desde hacía cientos de años ningún miembro del clan había firmado el contrato de invocación con los Tigres Blancos. En cuanto vio al Inuzuka supo que su prima era la responsable.

-Avisen al Hokage y a Hiashi-sama y llévenlos al hospital ¡YA!- si dos miembros del equipo ocho estaban allí sólo significaba que su prima se encontraba en peligro.


Nunca dejé de entrenar a pesar de que todos pensaran que nunca llegaría a ser fuerte. Al menos he conseguido salvarlos aunque no hubiese podido salvarme a mi. Ese pensamiento me hacia sentir satisfecha.

No se el tiempo que transcurrió, en mi mente ya no existía ese concepto, no sabía si había pasado una hora un minuto o si era de noche o de día. Para mi todo era la misma pesadilla que se repetía una y otra vez y no dejaba de atormentarme.

Me torturaban sin cesar, me rompían huesos, me herían para después curar todas mis heridas y empezar el proceso una y otra vez, hasta que me rindiese. Lo que mis captores no sabían es que siempre fui muy obstinada y mi mente se rehusaba a rendirse. Mi cuerpo dejó de sentir dolor o al menos es lo que me obligué a pensar.

Cuando creía que mi situación no podía empeorar, pasó algo para lo que jamás estuve preparada. Estaba dormida en uno de los procesos de curación antes de que mi tortura volviese a comenzar, esos momentos eran los únicos que tenía de paz en aquella celda.

Sin estar apenas consciente, sentí como unas manos recorrían todo mi cuerpo. Parpadeé varias veces tratando de enfocar mi visión. En seguida reconocí a los mismos ninjas del primer día, pero esta vez con un brillo distinto en su mirada y no supe reconocerlo hasta que fue demasiado tarde.

Me ataron de pies y manos a los extremos de la cama. Grité, pataleé, pero 3 pares de fuertes brazos me sujetaban impidiendo que luchara. Con un kunai desgarraron todas mis ropas hasta dejarme totalmente desnuda. Me besaron, me mordieron y golpearon cada parte de mi cuerpo mientras se jactaban y se burlaban de lo que estaban a punto de hacerme.

Seguía gritando pidiendo auxilio con la garganta totalmente desgarrada, a pesar de todo tenía la esperanza de que alguien me rescataria, pero nadie venía en mi ayuda. A pesar de las punzadas de dolor que recorrían mi cuerpo, no podía dejar de luchar, no podía dejar que esos bastardos me violaran. Pero un sonido muy característico hizo que perdiera toda esperanza y que lo inevitable estuviese a punto de pasar.

Escuché el sonido de las cremalleras de sus pantalones bajarse, instintivamente cerré los ojos y me preparé para lo que vendría. Un cuerpo encima de mi, colocado entre mis piernas. De una sola y fuerte envestida mi tortura comenzó.

Durante horas poseyeron mi cuerpo y me sometieron a todo tipo de vejaciones. En la academia siempre nos habían explicado que podría ocurrirnos a las kunoichi en caso de ser capturadas. Pero para esto nunca se está lo suficientemente preparado.

Cuando se cansaron, me apuñalaron, perdí la cuenta del número de veces porque estaba entrando en el mundo de la inconsciencia. Querían que muriese desangrada y yo gustosamente lo haría. No sin antes hacer una promesa silenciosa. Venganza.

Continuará...


Déjenme un Review y espero que os haya gustado!

Editado 14/01/14