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DEEP PASSION
PREFACIO
EL GOCE DE LO ABSOLUTO
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Isabella giró dos o tres veces sobre su propio eje para apreciar el resultado de sus órdenes. El salón lucía impecable, las paredes que hacían perfecta armonía con la pulcra alfombra estaba recién peinada, las molduras doradas parecían brillar con luz propia, los muebles recién pulidos, los lustrosos vidrios, las cortinas impecables y los tapizados que invitaban a ser delicadamente acariciados. Sí, Isabella había logrado que sus nuevas sirvientas dejaran todo impecable y perfecto.
— ¿Desea algo más?— preguntó Maggie con la cabeza agachada, apenas mirando a Isabella.
—No, Maggie, nada más— respondió dando vuelta, caminando de manera delicada y grácil hacia su piano–. Puedes retirarte.
—Claro, señorita— dijo inclinándose con una leve reverencia.
Nadie se sentía con la suficiente confianza como para mirar a su señorita directo a los ojos. Desde que había llegado a la gran casa con su presencia casi impetuosa, su rostro siempre severo y crítico y su porte sumamente elegante; había provocado tal efecto en todos los sirvientes, incluso los más viejos, que no podían más que inclinar la cabeza y obedecer a sus órdenes. Ninguno olvidaría la gran humillación que se había llevado una de las sirvientas más jóvenes el mismo día que Isabella llegó a la casa, la pobre muchacha sólo sugirió a su señorita que ocupara una habitación más amplia a la que había elegido; no hubo terminado su última frase cuando cayó al piso a causa de la sonora bofetada que Isabella le propinó, le dijo que no volviera a debatir ninguna de sus decisiones, que no podía olvidar su lugar, sólo una más de sus empleadas; que podía prescindir de sus servicios en el momento en el que a ella le diera la gana y que sólo ella era la señorita de la casa, la que podía decidir.
De ahí el que todos le respetaran y obedecieran al son de su campana, que hacía sonar cada que necesitara cualquier nimiedad. Por más insignificante que ésta fuera.
Isabella levantó la tapa del hermoso piano negro, pasó un dedo por las teclas, presionó una y se observó el índice con detenimiento.
—Espera— ordenó a la humilde sirvienta.
— ¿Dígame, señorita?
—Acércate— ordenó con firmeza. La pobre mujer dio varios pasitos titubeantes hacia ella hasta que pudo instalarse a un lado—. ¿Qué significa esto?— dijo mostrando la leve capa de polvo que había capturado en su dedo.
Maggie abrió los ojos como platos, casi a punto de salirse por sus cuencas, dio una leve mirada al rostro severo de Isabella, luego a las teclas del piano y se concentró de nuevo en lo que veía sobre la piel de su señora.
—S…señorita…yo…n…no…sé…— dijo Maggie temerosa.
— ¿Cuáles fueron mis órdenes?
—Lo siento, señorita. Yo no…
— ¿¡Cuáles fueron mis órdenes!?— interrumpió con un tono de voz severo y dos octavas más alto.
—Que el salón y las habitaciones principales estuvieran impecables.
— ¿Qué estuvieran cómo?
—Impecables.
—Exacto. Háganse cargo del piano y de todo aquel rincón que pueda albergar cualquier tipo de suciedad. Limpien una o dos veces más si es necesario y si para la hora de la cena no está todo perfecto, aténganse a las consecuencias.
—Sí, señorita— murmuró Maggie bajando la mirada al piso. Isabella asintió y caminó hacia la puerta que daba al corredor.
—Por cierto, mande llamar a Tanya y dígale que la espero en la sala de mi habitación.
—Sí, señorita— dijo de nuevo.
En cuanto los pasos de Isabella se perdieron escaleras arriba, Maggie corrió a reunir de nuevo a las personas del servicio para contarles lo que acababa de ocurrir y advertirlos de las órdenes de la señorita Isabella.
El extenuante trabajo realizado tendría que volver a realizarse.
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Hola por acá! les traigo una nueva historia a mis lectoras/es de aquí, de FF.
¿Cómo están hoy?
Como saben, he decidido guiarme por las estadísticas, pero agradecería enormemente si también me dejan algún comentario?
Sé que son muuuy bien portadas/os y pronto llegarán a esas 50 lecturas que para mí significarán mi banderazo de salida para actualizarles de nuevo. Éste bebé en específico ya lo tengo escrito... así que sólo es cuestión de ver qué tal le va para seguir subiendo.
Ustedes marcan el ritmo.
De igual forma les invito a leer "Buenos días Mr. Cullen" al que ya le quedan sólo tres capis
y "Las alas del cisne" mi bebé más pequeño.
Nos leemos!
Besitos de bombón!
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Fb: Vicko TeamEc
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